- La flexibilidad curricular es un principio presente en las Bases Curriculares vigentes, que puede abordarse a través de diversas herramientas normativas y pedagógicas que permiten a los establecimientos contextualizar los aprendizajes según su realidad y necesidades, sin renunciar a las expectativas formativas del Currículum Nacional.
Durante el año 2026 la gestión curricular y pedagógica de los aprendizajes podrá seguir fortaleciéndose a partir de la experiencia acumulada por los equipos técnico-pedagógicos en los últimos años, lo que les permitirá planificar y tomar decisiones curriculares consolidando estrategias para avanzar en flexibilidad y contextualización, estableciendo vínculos con sus propias necesidades y realidades, y abordando aspectos socioemocionales y otros desafíos, teniendo como foco el fortalecimiento de los aprendizajes de las y los estudiantes.
El trabajo sostenido de equipos directivos, docentes y asistentes de la educación ha demostrado importantes avances en los últimos años, como la mejora en la asistencia, y permanencia y avances en los aprendizajes tras la Pandemia. Durante la vigencia de la priorización, que llega a su fin este 2025, fue necesario adaptar metodologías de enseñanza, articular aprendizajes prioritarios y desarrollar capacidades claves para una gestión curricular flexible, situada y pertinente a las características de los establecimientos educacionales.
En esta línea, el investigador de la Universidad de Chile y del Centro de Investigación para la Educación Inclusiva, Luis Osandón Millavil, comenta que “en el último tiempo he estado entrevistando a profesores de distintos SLEP [Servicios Locales de Educación Pública] a través del país, y hay una valoración transversal a la priorización, pero más que eso, creo que se ha producido un aprendizaje más amplio sobre la cualidad flexible de las Bases Curriculares”.
Junto con esto, añade que “hoy en día se entiende que se requiere siempre de un grado de autonomía en el establecimiento para tomar decisiones sobre el currículum, el que no es uniforme en sus Objetivos de Aprendizaje y, por tanto, requiere de esfuerzos e intensidades de trabajo distintos para obtener los logros fundamentales en cada nivel y asignatura. En esto son clave los jefes de Unidad Técnico-Pedagógica, ellos marcan la diferencia".
En esta línea, resulta relevante destacar que la apropiación y gestión curricular es parte fundamental del quehacer de la escuela ya que permite abordar la gestión de los aprendizajes. Este proceso debe considerar el currículum vigente como fuente principal, además de otros instrumentos curriculares como programas y planes de estudio, la vinculación con los proyectos educativos institucionales, planes de mejoramiento y otros instrumentos de gestión.
Si bien las Bases Curriculares se han mantenido vigentes durante la etapa de la Priorización Curricular, es relevante abordar sus sentidos y características de forma de fortalecer su apropiación y contextualización en este nuevo contexto de cambio que inicia durante 2026.
En esta línea, la Coordinadora Nacional de la UCE, Viviana Castillo, explica que “algunos de los principales desafíos que el sistema escolar debió enfrentar desde la pandemia, fueron el aseguramiento de la continuidad en los aprendizajes y el sentido de la experiencia formativa, frente a lo cual la Priorización Curricular ha sido una estrategia para orientar y apoyar el trabajo pedagógico en un escenario altamente inestable”. Junto con esto, puntualiza que, para el desarrollo del próximo año escolar “el objetivo es lograr avanzar en estrategias de gestión curricular y pedagógica que pongan al centro el aprendizaje, que rescaten la experiencia institucional acumulada y que permitan dotar de sentido y pertinencia al currículum escolar, considerando su flexibilidad y la diversidad de contextos educativos”.
Por otro lado, existe un proceso de Actualización de las Bases Curriculares de los niveles de 1° a 6° Básico que está llevando a cabo el Ministerio de Educación, siendo liderado por la UCE, y que actualmente está en revisión del Consejo Nacional de Educación. Este proceso ha estado acompañado de espacios de reflexión curricular en las comunidades educativas, por lo que es relevante continuar y fortalecer dichos espacios de trabajo colaborativo, que permitan la apropiación de los instrumentos curriculares y su vinculación con los contextos específicos de enseñanza de cada escuela.
Es fundamental que cada comunidad educativa desarrolle una reflexión colectiva orientada a reconocer, valorar y seguir incorporando de manera sistemática aquellas prácticas que demostraron efectividad en el marco de la Priorización Curricular: la lectura situada del currículum, la planificación flexible, la integración curricular, las metodologías activas y los mecanismos de acompañamiento docente, entre otros.