Hubo una vez en El Cairo un boticario que era casi tan famoso por su riqueza como por su tacañería. De Abu Kásim se decía que había nacido con los brazos demasiado cortos, porque las manos nunca le llegaban a los bolsillos. «¿Para qué sirve el dinero si no es para gastarlo y dárselo a quienes no lo tienen?», piensa la mayoría de la gente. Sin embargo, Abu Kásim prefería enterrar su dinero o esconderlo en los armarios. Tal vez creía que, si el dinero se entierra, germina en un árbol que da monedas en lugar de frutos, o quizá pensaba que el oro sirve para perfumar la ropa guardada en los cajones...
Descripción
Las babuchas inservibles (Las babuchas fatídicas)
Clasificaciones
Tipo de actividad
Lecturas
Formato
Libros Biblioteca UCE