Lenguaje y Comunicación

Documentos curriculares

Eje

Lectura - Comprensión

Es prioridad de la escuela formar lectores activos y críticos, que acudan a la lectura como medio de información, aprendizaje y recreación en múltiples ámbitos de la vida, para que, al terminar su etapa escolar, sean capaces de disfrutar de esta actividad, informarse y aprender a partir de ella, y formarse sus propias opiniones. Esta experiencia marca la diferencia en su desarrollo integral, ya que los lectores entusiastas se dan a sí mismos oportunidades de aprendizaje que son equivalentes a muchos años de enseñanza . 

Leer en forma habitual permite ampliar el conocimiento del mundo, reflexionar sobre diferentes temas, formar la sensibilidad estética, alcanzar una mayor comprensión de sí mismo y aprender a ponerse en el lugar de los demás. Por medio de la lectura, los estudiantes participan de una herencia cultural que se conserva y a la vez se transforma, se actualiza y se reinterpreta. Así, adquieren conciencia de ser miembros de una comunidad de lectores con la que comparten un bagaje común, conversan acerca de sus descubrimientos y opiniones y colaboran para crear significados. 

Abordar la lectura de manera comunicativa implica que debe existir un espacio importante de diálogo en torno a los textos para que los estudiantes expresen sus apreciaciones, formulen preguntas, compartan estrategias para solucionar problemas de comprensión y, así, establezcan una comunidad de lectores que se compromete en la construcción de sentido y disfruta de este proceso. En este contexto, la elección de las lecturas es de gran relevancia, por lo que es necesario entregar a los alumnos textos de calidad, variados, que presenten desafíos acordes a su edad y madurez y que contribuyan a incrementar su vocabulario, su conocimiento del mundo y su comprensión de sí mismos. En cada unidad de este programa, se incorpora un listado de títulos para que el profesor trabaje en conjunto con sus estudiantes y actividades que los abordan de manera analítica y creativa. Estos títulos son una muestra de textos apropiados para cada nivel, ya que al elegirlos se ha considerado la calidad de la escritura, una variedad de temas, los intereses de los alumnos y el nivel de complejidad léxica y gramatical que los conforman. Por lo tanto, para complementar dicha selección, el docente puede elegir textos que sean de similar dificultad y calidad, y que estén de acuerdo con las necesidades y los intereses de sus alumnos. 

Comprender un texto implica extraer información, inferir o interpretar aspectos que no están expresamente dichos y evaluarlo críticamente, asumiendo un papel activo durante la lectura. De acuerdo con esta visión, la enseñanza en la educación básica debe asegurar que el niño está en las mejores condiciones para comprender un texto. Esto implica considerar aquellas dimensiones que la literatura reciente reconoce como las más relevantes en el desarrollo de esta competencia, y que se explican a continuación: 

CONCIENCIA FONOLÓGICA Y DECODIFICACIÓN

Hoy se sabe que la iniciación a la lectura comienza en el hogar y durante los años de educación preescolar. En esta etapa se produce un crecimiento significativo del vocabulario, se inicia la conciencia fonológica, se adquieren las primeras experiencias con textos impresos, se empieza a comprender el principio alfabético y se estimula el interés por aprender a leer. En primero básico, los niños adquieren el conocimiento del código escrito y aprenden a leer y a comprender los textos de manera independiente. 

La conciencia fonológica se aborda principalmente en primero básico y consiste en comprender que las palabras se componen de sonidos y que se descomponen en unidades más pequeñas, como las sílabas y los fonemas. Los niños no cuentan con esta habilidad en las etapas iniciales de su desarrollo, dado que en el lenguaje oral estas unidades tienden a superponerse, lo que dificulta percibir los límites de cada una dentro de la continuidad del discurso. La conciencia fonológica es un importante predictor del aprendizaje de la lectura, ya que es necesaria para desarrollar la decodificación. De acuerdo con lo anterior, en este Programa de Estudio se incluyen actividades graduadas necesarias para desarrollarla: segmentación fonológica, conteo de unidades, identificación de sonido inicial y final y manipulación de fonemas para formar diferentes palabras. Se recomienda que esta habilidad se ejercite como parte del proceso de comprensión o escritura de un texto y al leer canciones, rimas y textos que promueven el juego con el lenguaje. 

La decodificación es el proceso mediante el cual se descifra el código escrito para acceder al significado de los textos. Para aprender a leer, se necesita conocer la correspondencia entre grafema y fonema; es decir, comprender el principio alfabético. En español, la relación entre estos elementos es regular: cada letra, por lo general, representa siempre el mismo sonido, por lo que, para facilitar el aprendizaje de la decodificación, es necesario abordar esta correspondencia de manera explícita. Las Bases Curriculares y, en consecuencia, este Programa de Estudio, apuntan al desarrollo de la conciencia fonológica y definen el logro de la decodificación como objetivo para el primer año de enseñanza básica. Este logro requiere, a la vez, que los alumnos estén insertos en un ambiente letrado, donde los textos tengan un sentido, y que la aproximación a la lectura sea hecha de manera estimulante y motivadora. 

FLUIDEZ

La fluidez lectora consiste en leer de manera precisa, sin conciencia del esfuerzo y con una entonación o prosodia que exprese el sentido del texto. Un requisito para que los estudiantes se conviertan en buenos lectores es lograr que lean fluidamente, tanto en silencio como en voz alta. El lector que alcanza la fluidez deja de centrar sus esfuerzos en la decodificación y puede enfocar su atención en lo que el texto comunica. Por este motivo, la fluidez es una herramienta que contribuye a la comprensión lectora y no un fin en sí mismo. De acuerdo con las investigaciones, los criterios en torno a los cuales mejora la fluidez de lectura son precisión, velocidad y prosodia. Según estos criterios, los estudiantes progresan de 1° a 6° básico desde una lectura en la que se permiten autocorrecciones (precisión), decodifican haciendo pausas entre cada palabra (velocidad) y respetan solo los puntos y signos de interrogación (prosodia), hasta una lectura en que decodifican con precisión cada término, leen de manera automática todas los palabras del texto (velocidad) y respetan la prosodia indicada por todos los signos de puntuación. 

Es importante ayudar a los estudiantes a desarrollar la fluidez durante los primeros años de la enseñanza escolar y existe hoy el consenso de que esto se logra, sobre todo, mediante la lectura abundante de textos reales, actividad que se complementa con la práctica de lectura en voz alta.

VOCABULARIO

El vocabulario juega un papel determinante en la comprensión de lectura, ya que, si los estudiantes desconocen las palabras, es difícil que accedan al significado del texto. Por otra parte, si conocen más palabras, pueden leer textos de mayor complejidad, lo que a su vez les permite acceder a más palabras y adquirir nuevos conceptos. Así se genera un círculo virtuoso: quienes dominan mayor cantidad de palabras están capacitados para leer y escuchar materiales más sofisticados, comprenderlos mejor y acceder a más fuentes de información. También en la producción oral y escrita, quien tiene un amplio repertorio de palabras puede referirse con mayor precisión a la realidad que lo rodea y expresar con mayor riqueza lo que desea comunicar.

Hay dos maneras a través de las cuales se aumenta el vocabulario: el aprendizaje incidental y la instrucción directa. El primero tiene lugar durante la interacción oral y en la lectura: las personas son capaces de aprender una gran cantidad de palabras cuando las encuentran en diversas situaciones comunicativas. Por su parte, la instrucción directa de vocabulario aborda, por un lado, la enseñanza de estrategias para inferir el significado de las palabras desconocidas y, por otro, la enseñanza de aquellas palabras que tienen mayor complejidad semántica y que son relevantes para la comprensión de los textos apropiados al nivel de los estudiantes. De igual relevancia para el aprendizaje de vocabulario son las acciones encaminadas a hacer que los estudiantes utilicen en su producción oral y escrita los nuevos vocablos aprendidos, ya que el alumno retiene mejor el significado de las palabras si las encuentra y utiliza en repetidas ocasiones y en diferentes contextos. 

CONOCIMIENTOS PREVIOS

El concepto de conocimientos previos, en relación con la lectura, se refiere a la información que tiene el estudiante sobre el mundo y a su dominio del vocabulario específico del tema del texto. También incluye la familiaridad que tiene el alumno con la estructura de los textos y sus experiencias previas con diferentes géneros discursivos. Los conocimientos previos que tienen los estudiantes influyen directamente en la comprensión de lectura, ya que el lector comprende un texto en la medida en que conecta la información que lee con lo que ya sabe para construir activamente el significado. En directa relación con lo anterior, la cantidad de conocimientos previos que los estudiantes tienen sobre un tema es un poderoso indicador de cuánto podrán aprender sobre el mismo. Una práctica que se desprende de lo anterior es la activación de conocimientos previos antes de leer. Esto es una estrategia metacognitiva eficaz; sin embargo, debe evitarse el hábito de que sea el profesor el que permanentemente recuerde a los alumnos estos conocimientos antes de emprender una nueva lectura. Los que deben activar sus conocimientos son los lectores; es decir, los alumnos en forma autónoma. La labor del docente aquí es más bien modelar la estrategia y recordar a los alumnos que la pueden utilizar. Por otra parte, el profesor debe planificar instancias para que los estudiantes construyan los conocimientos necesarios para comprender un texto, práctica que resulta en un aumento significativo de sus conocimientos sobre el mundo. Por esta razón, esta propuesta curricular enfatiza la importancia de que los alumnos lean en abundancia y adquieran el hábito de informarse autónomamente, como un modo de incrementar sus conocimientos y su familiaridad con los textos. Esto los llevará a una mejor comprensión de la lectura y, a la vez, a incrementar sus conocimientos en todas las áreas. 

MOTIVACIÓN HACIA LA LECTURA

Ser un buen lector es más que tener la habilidad de construir significados de una variedad de textos, también implica mostrar actitudes y comportamientos que son el sustento para continuar una vida de lectura. La actitud de los estudiantes frente a la lectura es un factor que debe tenerse en cuenta cuando se los quiere hacer progresar en la comprensión de los textos escritos. La motivación por leer supone la percepción de que es posible tener éxito en las tareas de lectura, lo que permite enfrentar con una actitud positiva textos cada vez más desafiantes. Como se ha dicho, dedicar mucho tiempo a la lectura aporta más vocabulario y más conocimiento del mundo; esto, a su vez, lleva a una mejor comprensión y, por lo tanto, a mayor motivación por leer. De esta manera, para desarrollar la habilidad de comprensión de lectura, es deseable que los alumnos adquieran desde temprana edad el gusto por leer y que tengan abundantes oportunidades de hacerlo. Desde esta perspectiva, la selección adecuada de las obras y el acceso a numerosos textos, aprender a utilizar las bibliotecas y los recursos propios de las TICs, constituyen elementos que se destacan en esta propuesta curricular. 

Por otra parte, el ejemplo dado por el docente influye directamente en la motivación de los alumnos frente a la lectura. El profesor que lee a sus alumnos una obra que le interesa, que demuestra con sus comentarios y sus actos que es un lector activo, que destina tiempo a la lectura, que tiene sus preferencias y sus opiniones y que usa la lectura para diversos propósitos, encarna un modelo de lector involucrado y atractivo para los estudiantes. Finalmente, cabe mencionar la importancia de las preguntas que hace el docente sobre una lectura. Un interrogatorio exhaustivo sobre cada detalle del texto no hace más que desanimar e intimidar al lector. En estos programas se proponen preguntas abiertas, que invitan a la reflexión sobre aspectos centrales del texto y que exigen del alumno una respuesta personal, que puede ser diferente entre un estudiante y otro. Así, se estimula el diálogo a partir de las lecturas y también se da la posibilidad de que los alumnos desarrollen su capacidad expresiva y crítica a partir de lo leído. 

ESTRATEGIAS DE COMPRENSIÓN LECTORA

El aprendizaje de estrategias de comprensión permite enfrentarse a la lectura de manera metacognitiva y reflexionar sobre las dificultades que surgen al leer. Las estrategias cumplen una doble función en la lectura: por un lado, permiten subsanar problemas de comprensión y, por otro, contribuyen a construir una interpretación profunda de los textos. Existe el consenso de que los lectores que utilizan flexiblemente las estrategias de comprensión son más activos en la elaboración de significados, lo que redunda en que retienen mejor lo que leen y son capaces de aplicar lo aprendido a nuevos contextos. En consecuencia, esta propuesta curricular incluye Objetivos de Aprendizaje para desarrollar estrategias que contribuyen a la autonomía y al espíritu crítico. 

Las actividades propuestas en estos programas se orientan a que los estudiantes internalicen estas estrategias. La metodología utilizada consiste en la enseñanza explícita y sistemática, que empieza por lograr que los alumnos se hagan conscientes de sus dificultades de comprensión. La enseñanza de las estrategias debe considerar las etapas de modelamiento realizado por el docente, práctica guiada de los alumnos y práctica independiente, hasta que aprendan a aplicarlas autónomamente. 

IMPORTANCIA DE LA SELECCIÓN DE LOS TEXTOS

Formar lectores activos y competentes, capaces de recurrir a la lectura para satisfacer múltiples propósitos y para hacer uso de ella en la vida cultural y social, requiere familiarizar a los alumnos con un amplio repertorio de textos literarios y no literarios. El conocimiento y la familiaridad que tenga el estudiante con textos de múltiples ámbitos contribuye decisivamente a su formación integral. 

Las obras literarias, además de ser una forma de recreación, constituyen un testimonio de la experiencia humana, que abre un espacio a la reflexión sobre aspectos personales, valóricos y sociales, lo que da lugar a la discusión y el análisis de estos temas con los estudiantes. Frente a la experiencia literaria, esta propuesta busca que el alumno elabore una respuesta personal, por lo que resulta inconveniente abordar los textos como medios para ejemplificar teorías o clasificaciones. Las tareas de comprensión propuestas avanzan gradualmente desde la relación con las vivencias propias hasta profundizar en el contexto de la obra, para aportar al estudiante una posibilidad de enriquecer su mundo personal. 

Por su parte, la lectura de textos no literarios abre la posibilidad de comunicarse y conocer lo que piensan los demás, aprender sobre diversos ámbitos y acceder a informaciones de interés para satisfacer una variedad de propósitos. La lectura informativa, además, es una actividad de fuerte presencia en la vida escolar, ya que constituye el medio por el que se comunica a los estudiantes gran parte de los conocimientos propios de las asignaturas. De acuerdo con lo anterior, los Objetivos de Aprendizaje consideran el análisis de una variedad de textos, que progresa desde la obtención de información hasta la evaluación crítica de la intención y la confiabilidad de la información proporcionada. 

Se considera que, para lograr los Objetivos de Aprendizaje de Lenguaje y Comunicación, la selección de los textos es de gran relevancia, debido a que las habilidades de lectura se desarrollan progresivamente cuando los estudiantes se enfrentan a textos de complejidad creciente. La dificultad de estos se establece a partir de criterios que consideran su forma y contenido. Desde el punto de la vista de la forma, la complejidad de los textos aumenta por una mayor extensión de las oraciones, un uso más frecuente de subordinaciones o porque su estructura es menos familiar para los estudiantes. En cuanto al contenido, los textos progresan al abordar temas cada vez más abstractos o que requieren mayor conocimiento del mundo y al incluir un léxico de uso poco habitual. Tomando en cuenta estos aspectos, los textos seleccionados para desarrollar los objetivos de lectura deben presentar un equilibrio entre ser comprensibles –para que los alumnos se consideren competentes frente a la tarea– y, a la vez, lo suficientemente desafiantes como para hacer que los estudiantes progresen y se sientan estimulados por ellos. 

La planificación didáctica que hace el docente para abordar los textos seleccionados debe considerar una variedad de actividades que ayuden progresivamente a la comprensión y guíen a los estudiantes en la construcción de su significado. En los programas se sugiere una diversidad de acciones que se pueden realizar con los textos, como comentar con todo el curso, discutir en pequeños grupos, interpretar en forma individual, escribir o usar otras formas de expresión artística en respuesta a lo leído, aplicar estrategias de comprensión, investigar sobre un tema, entre otras. De esta forma, además, se realiza un desarrollo integrado y significativo de las habilidades de los tres ejes.

Escritura - Producción

La asignatura de Lenguaje y Comunicación busca que los estudiantes dominen las habilidades necesarias para expresarse eficazmente y usen la escritura como herramienta para aprender. La escritura satisface múltiples necesidades: permite reunir, preservar y transmitir información de todo tipo, es una instancia para expresar la interioridad y desarrollar la creatividad, abre la posibilidad de comunicarse sin importar el tiempo y la distancia, es un instrumento eficaz para convencer a otros, y es un medio a través del cual las sociedades construyen una memoria y una herencia común. 

Escribir es una de las mejores maneras de aclarar y ordenar nuestro pensamiento. A diferencia de la comunicación cara a cara, lo que se busca en la escritura es comunicar algo a un interlocutor que no está presente, por lo que se necesita un esfuerzo especial para que las ideas se expresen de manera coherente. En el texto escrito, es necesario explicar y describir elementos que en la comunicación oral se pueden deducir de claves no verbales –como el tono de voz y el volumen– o del contexto mismo. Esto exige al escritor ponerse en el lugar del destinatario, lo que significa un gran desafío para los alumnos de los primeros años. La idea de que se escribe para algo y para alguien es un principio que orienta al estudiante sobre cómo realizar la tarea. 

Por otra parte, el acto de escribir obliga a reflexionar sobre el tema en cuestión y, de esta manera, se modifica, precisa y aclara las ideas y los conocimientos que se tenía previamente. Al redactar, el estudiante resuelve problemas, se pregunta, identifica elementos conflictivos, reconsidera aspectos que creía tener resueltos y reelabora sus conocimientos. Así, al aprender a escribir, también se aprende a organizar y elaborar el pensamiento, a reflexionar sobre el contenido de lo que se va a comunicar y a estructurar las ideas de manera que otros las puedan comprender. En conclusión, al escribir, el estudiante no solo comunica ideas, sino también aprende durante el proceso. 

El aprendizaje de la escritura considera varios procesos, situaciones y conocimientos, que se describen a continuación: 

ESCRITURA LIBRE Y ESCRITURA GUIADA

En el presente Programa de Estudio se incorporan dos aproximaciones para que los alumnos desarrollen las habilidades de escritura. La escritura libre promueve la experimentación con diversos formatos, estructuras, soportes y registros que los alumnos pueden elegir y utilizar de acuerdo con sus propósitos comunicativos. Mediante esta práctica, se promueve la idea de que la escritura es una herramienta eficaz para reflexionar, comunicarse con los demás y participar de la vida social de la comunidad. Por este motivo, se han incluido actividades que abordan la escritura libre para que los alumnos adquieran flexibilidad, descubran un estilo personal y desarrollen el gusto y la necesidad de escribir con diversos propósitos.

La escritura guiada, por su parte, contribuye a que los estudiantes aprendan diferentes maneras de ordenar y estructurar sus ideas de acuerdo con sus propósitos y el género discursivo en estudio. Los alumnos aprenden a escribir cuando trabajan en tareas que les hacen sentido y son relevantes para ellos. Entender para qué y para quién se escribe es un principio que orienta al estudiante sobre cómo realizar la tarea. Por ende, resulta adecuado proponer tareas de redacción relacionadas con proyectos, comunicación interpersonal, transmisión de conocimientos aprendidos en otras asignaturas, entre otros. 

La escritura guiada permite que los alumnos se familiaricen con las ventajas y los desafíos que presenta la estructura de cada género. Para lograr lo anterior, se requiere incorporar las etapas de modelado, práctica guiada y práctica independiente, de modo que los estudiantes aprendan a usar los recursos para mejorar su escritura. 

Lograr que los estudiantes sean escritores entusiastas y creativos también depende de la cultura que se genere en torno a esta actividad. Para estimular la escritura de los alumnos en la escuela, la sala de clases debe ser un lugar donde puedan compartir sus escritos, lo que les permite dar sentido a sus textos y experimentar el efecto que tienen en los demás. En otras palabras, los alumnos constituyen una comunidad de escritores en la cual todos participan activamente, no solo creando mensajes, sino aportando constructivamente a los textos de otros. 

Una manera de contextualizar y dar significación a los escritos de los estudiantes es relacionarlos con las vivencias y los conocimientos que traen de sus hogares, o establecer puentes con las lecturas y las conversaciones realizadas durante el horario escolar. Además, de esta manera, se potencia el desarrollo de un conjunto de habilidades. 

LA ESCRITURA COMO PROCESO

Al leer un texto, el lector se enfrenta a un producto terminado. Sin embargo, entender realmente lo que hace un escritor significa mirar más allá del texto final. Un escritor pone en práctica acciones complejas que implican una reflexión constante durante todo el proceso de escritura. La perspectiva de la escritura como proceso permite al alumno establecer propósitos, profundizar las ideas, trabajar con otros, compartir sus creaciones y centrarse en diferentes tareas necesarias para la producción. De este modo, aprende que hay múltiples oportunidades de intervenir y modificar un texto antes de publicarlo y que cuenta con la posibilidad de obtener retroalimentación de los demás antes de lograr una versión final. En consecuencia, las actividades sugeridas para abordar el proceso de escritura están orientadas a que el alumno adquiera las herramientas para convertirse en un escritor cada vez más independiente, capaz de usar la escritura de manera eficaz para lograr diversos propósitos y expresar su creatividad, su mundo interior, sus ideas y sus conocimientos. 

MANEJO DE LA LENGUAJE

El aprendizaje de las normas y convenciones ortográficas solo adquiere sentido si se aborda como un elemento necesario para transmitir mensajes escritos con eficacia y claridad; es decir, los conocimientos ortográficos facilitan la comunicación por escrito, no son un fin en sí mismo. Esta aproximación contribuye a que los alumnos desarrollen, por una parte, la noción de que, para comunicar mejor un mensaje, la ortografía correcta es indispensable y, por otra, el hábito de prestar atención a este aspecto y revisar los textos con el fin de facilitar su lectura y su comprensión. 

Por otro lado, el enfoque comunicativo que sustenta esta propuesta curricular considera que los conocimientos gramaticales son una herramienta para reflexionar sobre el lenguaje y sus posibilidades en contextos concretos de comunicación. Al comprender la función de las unidades de la lengua y cómo se relacionan entre sí para dar significado, los estudiantes son capaces de experimentar con ellas y, de esta manera, ampliar su comprensión y su capacidad expresiva. Por otro lado, el estudio de la gramática permite adquirir un metalenguaje que facilita la conversación sobre los textos y la revisión de los mismos. Los objetivos de la asignatura en relación con la gramática apuntan a poner estos conocimientos al servicio de la comunicación, y a inducir a los estudiantes a ampliar los recursos utilizados en sus producciones escritas y orales. 

En cuanto al vocabulario, es necesario crear en los estudiantes la inquietud por realizar una selección léxica que les permita lograr sus propósitos por medio de la escritura. Una forma de fomentar esta inquietud es el juego: el docente muestra cómo se modifica un mensaje al cambiar algunas palabras o cómo se pierde el sentido al usar otras y luego los estudiantes experimentan de manera independiente. 

La escritura, además, potencia la asimilación de léxico nuevo, especialmente cuando los estudiantes escriben sobre textos que han leído, ya que, al comentar o usar la información de una lectura, utilizan el vocabulario o conceptos que han aprendido ahí y, de esa manera, construyen el significado de cada palabra y la fijan en su memoria a largo plazo.

Comunicación oral

Un hablante competente es capaz de comunicar un mismo mensaje de diversas maneras: quienes usan exitosamente el lenguaje manejan un repertorio de recursos que les permite elegir la manera óptima para concretar sus propósitos y, a la vez, mantener relaciones sociales positivas con otros. Esta propuesta curricular considera que el desarrollo de la comunicación oral es un objetivo central en la educación y pone en relieve que, en la sala de clases, el estudiante es un actor protagónico que utiliza el lenguaje oral como vehículo para comunicar conocimientos, explorar ideas, analizar el mundo que lo rodea y compartir opiniones. 

Durante los primeros años de escolaridad, la interacción con los adultos y entre los estudiantes toma especial relevancia como medio para adquirir vocabulario y conocimientos. Mediante la exposición oral y la discusión en clases, los alumnos se expresan y toman conciencia de que el conocimiento se construye también en la interacción, cuando responden con coherencia a lo expresado por otro, amplían lo dicho y aceptan argumentos o los contradicen; es decir, aprenden a dialogar abiertos a las ideas de otros. 

Además, es necesario que los estudiantes aprendan a adecuarse a cualquier situación comunicativa, lo que implica que sean capaces de interactuar competentemente, usando tanto la norma informal como la formal. Aunque se espera que el alumno tome conciencia de cómo cada individuo adecua su lenguaje según el contexto y de que no existe solo una forma correcta de comunicarse, debe comprender también que es importante desenvolverse adecuadamente en todas las situaciones que se presentan en la vida. El manejo de la norma culta formal determina el acceso a nuevos conocimientos, promueve la movilidad social y da acceso a mayores oportunidades laborales.

Dado que esta norma es la menos familiar para los estudiantes, es tarea de la escuela poner especial énfasis en que los alumnos adquieran la capacidad para emplearla de manera competente. 

Por otra parte, los objetivos de este programa apuntan a enriquecer el vocabulario y la capacidad de comprensión y expresión en una variedad de situaciones, en concordancia con los requisitos que, de acuerdo con las investigaciones, son necesarios para desarrollar la competencia comunicativa. 

Para desarrollar el lenguaje oral de los alumnos, se debe tener en cuenta las siguientes dimensiones: 

COMPRENSIÓN

En la vida cotidiana, los estudiantes están expuestos a una variedad de discursos orales provenientes de su vida privada, de los medios de comunicación masiva y del ámbito escolar. Para que los alumnos puedan integrarse efectivamente en la sociedad, es necesario que puedan comprender y evaluar estos discursos críticamente. Comprender implica ser capaz de asimilar el conocimiento y utilizarlo de una forma innovadora; es decir, quien comprende demuestra que entiende el tópico de un texto y, al mismo tiempo, puede discutirlo, ampliarlo y utilizar lo aprendido en diversas situaciones. Comprender, además, es un requisito para evaluar un texto. Así, la comprensión oral efectiva constituye la base para el desarrollo de las competencias comunicativas y para el aprendizaje y la generación de nuevos conocimientos. 

La comprensión oral de los alumnos se desarrolla al exponerlos semanalmente a interacciones y textos de variada procedencia para luego generar instancias de discusión sobre ellos. Esto puede realizarse a partir de conversaciones interesantes, escuchando la lectura de algún texto literario o no literario, documentales, películas y una variedad de textos orales provenientes de los medios de comunicación. Esta práctica exige desarrollar la atención y la concentración, incrementa el vocabulario de los alumnos y amplía su conocimiento del mundo y su capacidad de comprender un lenguaje progresivamente más abstracto, lo que permite acceder a textos de mayor complejidad, tanto orales como escritos. El docente puede ayudar a sus estudiantes a desarrollar la comprensión a través de acciones como: 

  • Establecer un propósito antes de escuchar un texto: cuando los estudiantes saben para qué están escuchando o qué tendrán que hacer luego con la información escuchada, les es más fácil retener y movilizar estrategias que les permitan comprender. 

  • Activar conocimientos previos sobre lo que van a escuchar y luego guiar a los estudiantes para que los relacionen con la información nueva. 

  • Formular preguntas abiertas y dirigir conversaciones sobre lo escuchado, de manera que los estudiantes puedan conectar diferentes partes del texto oral. 

  • Recapitular: los estudiantes deben desarrollar la capacidad de reflexionar sobre cuánto han comprendido y preguntar sobre lo que no comprenden. Para lograr esto, es necesario que el docente los ayude a recapitular o resumir lo que han escuchado, de manera que los mismos alumnos comprueben qué han comprendido. 

  • Habituar a los alumnos a escuchar un discurso elaborado: es necesario que el profesor narre y exponga hechos interesantes, usando una sintaxis elaborada y un vocabulario amplio, que sirvan como modelo de expresión. 

INTERACCIÓN

Para dialogar de manera efectiva y propositiva, los estudiantes deben aprender una serie de estrategias que les permiten participar adecuadamente en la conversación: quién inicia el diálogo, cómo mantener y cambiar los temas, cuánta información entregar, cómo se intercambian los turnos de habla y cómo se pone en práctica la cortesía. Los objetivos de este eje apuntan a desarrollar una buena interacción, de manera que los alumnos se conviertan en interlocutores capaces de expresar claramente lo que quieren comunicar y lograr distintos propósitos a través de un diálogo constructivo que permita enfrentar proyectos, crear soluciones a problemas reales y resolver conflictos. La sala de clases es un espacio donde el docente puede modelar cómo llevar a cabo una buena conversación para que los interlocutores expresen con claridad lo que quieren comunicar, logren sus propósitos y se sientan valorados y escuchados por los demás. En este sentido, es necesario aprovechar al máximo cada interacción que se tiene con los estudiantes dentro y fuera del aula para ayudarlos a fortalecer sus habilidades de diálogo, ayudándolos a que escuchen con atención y respeto, respondan con coherencia a lo expresado por otro, amplíen lo dicho, acepten argumentos o los contradigan y aprendan a dialogar con apertura a las ideas de otros. 

El docente puede ayudar a los estudiantes a potenciar sus interacciones orales a través de acciones como: 

  • Dar espacio para que los alumnos den sus opiniones: en la sala de clases hay una gran cantidad de personas y el tiempo no alcanza para que todos intervengan cuando se trabaja con todo el curso. Por esto, se hace necesario planificar actividades en las cuales los estudiantes interactúen con otros para que puedan comunicarse entre ellos. La comunicación entre pares en torno a un proyecto de trabajo se presta especialmente para practicar sus destrezas comunicativas.

EXPRESIÓN ORAL

Si bien los niños aprenden a hablar sin una educación formal, para que sean comunicadores efectivos es necesario estimularlos por medio de interacciones enriquecedoras, diversas y significativas. Además del trabajo que se hace cotidianamente durante la jornada escolar, es necesario intencionar el desarrollo de la capacidad expresiva de los estudiantes mediante la enseñanza explícita y de buenos modelos de expresión oral. Lo que se busca es ampliar los recursos expresivos de los alumnos para que sean capaces de comunicar ideas sin depender de los elementos de la situación (gestos, miradas, movimientos o deícticos). Para lograr este propósito, es necesario que el profesor estimule a los alumnos a ampliar sus intervenciones, pidiéndoles que precisen ciertos términos, ayudándolos a reflexionar sobre fenómenos y procesos, haciéndoles preguntas para que amplíen lo dicho y solicitando que compartan observaciones y experiencias. Cuando se estimula a las personas a ampliar su discurso, estas deben usar un vocabulario preciso, usar estructuras sintácticas más complejas y explicar de mejor manera las ideas, lo que impacta positivamente en su capacidad de expresión oral y escrita. 

El docente puede ayudar a los estudiantes a desarrollar la exposición oral a través de acciones como: 

  • Hacer sugerencias oportunas y en contexto: es útil comunicar a los alumnos, con respeto y de manera constructiva, qué aspectos deben mejorar apenas estos se detectan o anotar la intervención hecha por algún alumno y comentarla luego con él. Esto les permitirá reflexionar sobre sus propias intervenciones para mejorarlas y hacerlas más efectivas. 

  • Planificar actividades de exposición oral: la práctica de exponer un tema frente a una audiencia, además de construir autoestima en los estudiantes, contribuye a crear el hábito de cuestionarse sobre el mundo, preguntarse qué opinión tienen sobre lo que los rodea y buscar la explicación a fenómenos de la vida cotidiana.