El campesino y la fortuna

Enunciado

El campesino y la fortuna
Félix María de Samaniego


Era pleno verano y hacía mucho calor, y debajo de un árbol descansaba tranquilamente un joven campesino.
Miraba a su alrededor y agradecía cómo la tierra le había premiado, pues había recogido todo lo que con su esfuerzo había sembrado.
Veía lindos zapallos esparcidos por el suelo, y fragantes melones y sandías perfumaban el campo.
Y decíase a sí mismo: ¿Por qué será que en vez de producir nueces este árbol que me da sombra no produce zapallos, sandías o melones?
Y cuando en esos pensamientos divagaba, le cayó una dura nuez que le pegó justo en la nariz, y entonces, el campesino reflexionó: ¡Bien sabia es la madre naturaleza, pues si un enorme zapallo me hubiera caído encima, no estaría ahora yo vivo!
Sabia es la naturaleza que ha sabido poner cada cosa en su lugar.

¿Por qué se sentía agradecido el campesino?

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