Objetivos
Objetivos
Objetivos
Objetivos
Grupo: Título del recurso
Priorización 2023-2025: Aprendizajes Basales
LE2M OA 08
Formular una interpretación de los textos literarios leídos o vistos, que sea coherente con su análisis, considerando:
- Una hipótesis sobre el sentido de la obra, que muestre un punto de vista personal, histórico, social o universal.
- Una crítica de la obra sustentada en citas o ejemplos.
- Los antecedentes culturales que influyen en la visión que refleja la obra sobre temas como el destino, la muerte, la trascendencia, la guerra u otros.
- La relación de la obra con la visión de mundo y el contexto histórico en el que se ambienta y/o en el que fue creada, ejemplificando dicha relación.
Clasificaciones
Curso: 2° Medio
Asignatura: Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura
Textos Escolares oficiales 2023

Lengua y Literatura 2° Medio, Santillana, Texto del estudiante

Lengua y Literatura 2° medio, Santillana, Guía didáctica del docente Tomo 1

Lengua y Literatura 2° medio, Santillana, Guía didáctica del docente Tomo 2
Material didáctico
Evaluaciones del programa

Evaluación Programas - LE2M OA08 - OA12 - U4 - ELABORANDO UN TEXTO DRAMÁTICO
Lecturas
Unidad 0
Unidad 0
Unidad 1Unidad 2Unidad 3Unidad 4
PriorizaciónUnidad 1Unidad 2Unidad 3Unidad 4
PriorizaciónUnidad 1Unidad 2Unidad 3Unidad 4
Indicadores
Indicadores unidades 1, 2, 3 y4
- Interpretan los textos literarios leídos, considerando su análisis literario, la visión de mundo reflejada en ellos y las características culturales de su contexto de producción.
- Evalúan las obras leídas o vistas, considerando criterios estéticos surgidos de su análisis literario.
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Preguntas
Lo que importa es la obra
Enunciado
Lo que importa es la obra.
Se desarrolla en un castillo junto a la playa en Italia.
PRIMER ACTO
Un cuarto de huéspedes ornamentado en un precioso castillo a la orilla del mar. Puertas a la derecha y a la izquierda. Sala de estar a la mitad del escenario: sofá, mesa y dos sillones. Grandes ventanas en la parte posterior. Noche estrellada. El escenario está oscuro. Cuando sube el telón, se oye que unos hombres conversan en voz alta detrás de la puerta, a la izquierda. La puerta se abre y entran tres señores de esmoquin. Uno de ellos enciende la luz de inmediato. Caminan al centro en silencio y se paran alrededor de la mesa. Se sientan a la vez, Gál en el sillón de la izquierda, Turai en el que está a la derecha y Ádám en el sofá, en medio. Se hace un silencio muy largo, casi incómodo. Se estiran cómodamente. Silencio. Y luego:
GÁL
¿Por qué estás tan pensativo?
TURAI
Estoy pensando en lo difícil que es empezar una obra. Presentar a todos los personajes principales al principio, cuando todo comienza.
ÁDÁM
Supongo que debe de ser difícil.
TURAI
Lo es - endiabladamente difícil. La obra comienza. El público se calla. Los actores entran en el escenario y el tormento comienza. Es una eternidad, a veces pasa hasta un cuarto de hora antes de que el público descubra quién es quién y qué están por hacer.
GÁL
¡Qué cerebro tan peculiar tienes! ¿No puedes olvidarte de tu profesión ni por un solo momento?
TURAI
No puedo hacer eso.
GÁL
No pasa ni media hora sin que hables de teatro, de actores, de obras. Hay otras cosas en el mundo.
TURAI
No, no las hay. Soy un dramaturgo. Ésa es mi maldición.
GÁL
No debes convertirte en un esclavo de tu profesión.
TURAI
Si no la dominas, tú eres su esclavo. No hay término medio. Créeme que no es broma comenzar bien una obra. Es uno de los problemas más arduos de la técnica teatral. Presentar a tus personajes rápidamente. Veamos esta escena de nosotros tres aquí. Tres señores en traje de esmoquin. Digamos que entran no en este cuarto en este castillo señorial, sino más bien en un escenario, justo cuando empieza una obra. Tendrían que hablar sobre una gran cantidad de temas poco interesantes hasta que saliera a la luz quiénes somos. ¿No sería mucho más fácil empezar todo esto parándonos y presentándonos? Se para . Buenas noches. Nosotros tres somos invitados en este castillo. Acabamos de llegar del comedor donde tuvimos una cena excelente y nos bebimos dos botellas de champaña. Me llamo Sándor Turai, soy dramaturgo, he estado escribiendo obras de teatro durante treinta años, ésa es mi profesión. Punto aparte. Tu turno.
GÁL
Se para . Me llamo Gál, también soy dramaturgo. También escribo obras de teatro, todas en colaboración con este caballero aquí presente. Somos un dúo de famosos dramaturgos. Todos los programas de teatro de buenas comedias y operetas dicen: escrita por Gál y Turai.
Evidentemente, ésta también es mi profesión.
GÁL y TURAI
Juntos. Y este muchacho ...
ÁDÁM
Se para. Este muchacho, si me lo permiten, es Albert Ádám, compositor de veinticinco años. Escribí la música para estos señores, para su última opereta. Éste es mi primer trabajo para el teatro. Estos dos ángeles de avanzada edad me han descubierto y ahora, con su ayuda, me gustaría volverme famoso. Hicieron que me invitaran a este castillo. Me mandaron hacer mi frac y mi traje de etiqueta. En otras palabras, por ahora soy pobre y desconocido. Además, soy huérfano y mi abuela me crió. Mi abuela ya murió. Estoy solo en este mundo. No tengo nombre ni dinero.
TURAI
Pero eres joven.
GÁL
Y talentoso.
ÁDÁM
Y estoy enamorado de la solista.
TURAI
No debiste haber agregado eso. Todos en el público lo habrían deducido de todas formas.
Todos se sientan.
TURAI
Ahora bien, ¿no sería ésta la forma más fácilde comenzar una obra?
GÁL
Si se nos permitiera hacer esto, sería fácil escribir obras.
TURAI
Créanme que no es tan arduo. Sólo piensen en todo esto como ...
GÁL
Muy bien, muy bien, muy bien, no empiecen a hablar del teatro otra vez. Estoy harto. Hablaremos mañana, si ustedes quieren.
"Lo que importa es la obra" es el comienzo de una obra del dramaturgo húngaro Ferenc Molnár.
"Es una eternidad, a veces pasa hasta un cuarto de hora..."
Según Turai, ¿por qué un cuarto de hora es "una eternidad"?
Alternativas
A) Es mucho tiempo para esperar que el público se quede quieto en un teatro lleno.
B) Parece que pasarán años antes de que, al principio de una obra, se aclare la situación.
C) Siempre parece que le toma mucho tiempo al dramaturgo escribir el principio de una obra.
D) Parece que el tiempo avanza lentamente cuando sucede un acontecimiento importante en una obra.
Respuesta
B
Se actualizará pronto.
Lo que importa es la obra
Enunciado
Lo que importa es la obra.
Se desarrolla en un castillo junto a la playa en Italia.
PRIMER ACTO
Un cuarto de huéspedes ornamentado en un precioso castillo a la orilla del mar. Puertas a la derecha y a la izquierda. Sala de estar a la mitad del escenario: sofá, mesa y dos sillones. Grandes ventanas en la parte posterior. Noche estrellada. El escenario está oscuro. Cuando sube el telón, se oye que unos hombres conversan en voz alta detrás de la puerta, a la izquierda. La puerta se abre y entran tres señores de esmoquin. Uno de ellos enciende la luz de inmediato. Caminan al centro en silencio y se paran alrededor de la mesa. Se sientan a la vez, Gál en el sillón de la izquierda, Turai en el que está a la derecha y Ádám en el sofá, en medio. Se hace un silencio muy largo, casi incómodo. Se estiran cómodamente. Silencio. Y luego:
GÁL
¿Por qué estás tan pensativo?
TURAI
Estoy pensando en lo difícil que es empezar una obra. Presentar a todos los personajes principales al principio, cuando todo comienza.
ÁDÁM
Supongo que debe de ser difícil.
TURAI
Lo es - endiabladamente difícil. La obra comienza. El público se calla. Los actores entran en el escenario y el tormento comienza. Es una eternidad, a veces pasa hasta un cuarto de hora antes de que el público descubra quién es quién y qué están por hacer.
GÁL
¡Qué cerebro tan peculiar tienes! ¿No puedes olvidarte de tu profesión ni por un solo momento?
TURAI
No puedo hacer eso.
GÁL
No pasa ni media hora sin que hables de teatro, de actores, de obras. Hay otras cosas en el mundo.
TURAI
No, no las hay. Soy un dramaturgo. Ésa es mi maldición.
GÁL
No debes convertirte en un esclavo de tu profesión.
TURAI
Si no la dominas, tú eres su esclavo. No hay término medio. Créeme que no es broma comenzar bien una obra. Es uno de los problemas más arduos de la técnica teatral. Presentar a tus personajes rápidamente. Veamos esta escena de nosotros tres aquí. Tres señores en traje de esmoquin. Digamos que entran no en este cuarto en este castillo señorial, sino más bien en un escenario, justo cuando empieza una obra. Tendrían que hablar sobre una gran cantidad de temas poco interesantes hasta que saliera a la luz quiénes somos. ¿No sería mucho más fácil empezar todo esto parándonos y presentándonos? Se para . Buenas noches. Nosotros tres somos invitados en este castillo. Acabamos de llegar del comedor donde tuvimos una cena excelente y nos bebimos dos botellas de champaña. Me llamo Sándor Turai, soy dramaturgo, he estado escribiendo obras de teatro durante treinta años, ésa es mi profesión. Punto aparte. Tu turno.
GÁL
Se para . Me llamo Gál, también soy dramaturgo. También escribo obras de teatro, todas en colaboración con este caballero aquí presente. Somos un dúo de famosos dramaturgos. Todos los programas de teatro de buenas comedias y operetas dicen: escrita por Gál y Turai.
Evidentemente, ésta también es mi profesión.
GÁL y TURAI
Juntos. Y este muchacho ...
ÁDÁM
Se para. Este muchacho, si me lo permiten, es Albert Ádám, compositor de veinticinco años. Escribí la música para estos señores, para su última opereta. Éste es mi primer trabajo para el teatro. Estos dos ángeles de avanzada edad me han descubierto y ahora, con su ayuda, me gustaría volverme famoso. Hicieron que me invitaran a este castillo. Me mandaron hacer mi frac y mi traje de etiqueta. En otras palabras, por ahora soy pobre y desconocido. Además, soy huérfano y mi abuela me crió. Mi abuela ya murió. Estoy solo en este mundo. No tengo nombre ni dinero.
TURAI
Pero eres joven.
GÁL
Y talentoso.
ÁDÁM
Y estoy enamorado de la solista.
TURAI
No debiste haber agregado eso. Todos en el público lo habrían deducido de todas formas.
Todos se sientan.
TURAI
Ahora bien, ¿no sería ésta la forma más fácilde comenzar una obra?
GÁL
Si se nos permitiera hacer esto, sería fácil escribir obras.
TURAI
Créanme que no es tan arduo. Sólo piensen en todo esto como ...
GÁL
Muy bien, muy bien, muy bien, no empiecen a hablar del teatro otra vez. Estoy harto. Hablaremos mañana, si ustedes quieren.
"Lo que importa es la obra" es el comienzo de una obra del dramaturgo húngaro Ferenc Molnár.
En general, ¿qué está haciendo el dramaturgo Molnár en este extracto?
Alternativas
A) Está mostrando la forma en que cada personaje resolverá sus propios problemas.
B) Está haciendo que sus personajes demuestren cómo es una eternidad en una obra de teatro.
C) Está dando un ejemplo de una típica y tradicional escena inicial de una obra de teatro.
D) Está utilizando a los personajes para que representen uno de sus propios problemas creativos.
Respuesta
D
Se actualizará pronto.
La democracia en Atenas
Enunciado
LA DEMOCRACIA EN ATENAS
PARTE A
Tucídides fue un historiador y militar que vivió en el siglo V a.C, durante el período de la Grecia clásica. Nació en Atenas. Durante la Guerra del Peloponeso (431 a 404 a.C) entre Atenas y Esparta estuvo al mando de una flota cuya misión era proteger la ciudad de Anfípolis en Tracia. No logró llegar a tiempo a la ciudad. Cayó en las manos de Brasidas, el general espartano, quien obligó a Tucídides a vivir 20 años en el exilio. Esto le dio la oportunidad de obtener información detallada de los dos bandos en guerra y de realizar una investigación para su trabajo "Historia de la Guerra del Peloponeso".
Tucídides es considerado uno de los grandes historiadores de los tiempos antiguos. Para explicar la evolución de la Historia, concentró su atención en las causas naturales y el comportamiento de cada individuo en lugar del destino o la intervención de las divinidades. En su trabajo, los hechos no se presentan como meras anécdotas, sino, más bien, se explican en un intento por encontrar la razones que llevaron a los personajes principales a actuar de la forma en que lo hicieron. El énfasis de Tucídides en el comportamiento de los individuos explica por qué algunas veces introduce discursos ficticios: éstos le ayudan a explicar las motivaciones de los personajes históricos.
PARTE B
Tucídides atribuye a Pericles (siglo V a.C), el gobernante ateniense, el siguiente discurso para honrar a los soldados que cayeron el primer año de la Guerra del Peloponeso.
Tenemos una Constitución que no envidia las leyes de los vecinos, sino que, más bien, es ella modelo para algunas ciudades y no imitadora de los otros. Y su nombre, por atribuirse no a unos pocos, sino a los más, es Democracia. A todo el mundo asiste, de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de derechos en las disensiones particulares, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una clase social sino el mérito lo que hace acceder a ellos.
La clase social no impide que una persona ocupe algún cargo público (…). Y, al tratar los asuntos privados sin molestarnos, tampoco transgredimos la ley respecto de los asuntos públicos, por obediencia a los que en cada ocasión desempeñan cargos públicos y a las leyes, entre ellas, sobre todo a las que protegen a los injustamente tratados y a las no escritas que sería una vergüenza infringir.
Y también nos hemos procurado frecuentes descansos para nuestro espíritu, sirviéndonos de certámenes y sacrificios celebrados a lo largo del año, y de decorosas casas particulares cuyo disfrute diario aleja las penas. Y a causa de su grandeza entran en Atenas toda clase de productos de la tierra, por lo que, para los atenienses, los frutos de otros países son tan familiares como los propios.
¿Por qué Tucídides fue obligado a vivir en el exilio?
Alternativas
A) No fue capaz de lograr la victoria para los atenienses en Anfípolis.
B) Se apoderó de una flota en Anfípolis.
C) Recopiló información de los dos bandos en guerra.
D) Desertó de las filas atenienses para luchar con los espartanos.
Respuesta
A
La democracia en Atenas
Enunciado
LA DEMOCRACIA EN ATENAS
PARTE A
Tucídides fue un historiador y militar que vivió en el siglo V a.C, durante el período de la Grecia clásica. Nació en Atenas. Durante la Guerra del Peloponeso (431 a 404 a.C) entre Atenas y Esparta estuvo al mando de una flota cuya misión era proteger la ciudad de Anfípolis en Tracia. No logró llegar a tiempo a la ciudad. Cayó en las manos de Brasidas, el general espartano, quien obligó a Tucídides a vivir 20 años en el exilio. Esto le dio la oportunidad de obtener información detallada de los dos bandos en guerra y de realizar una investigación para su trabajo "Historia de la Guerra del Peloponeso".
Tucídides es considerado uno de los grandes historiadores de los tiempos antiguos. Para explicar la evolución de la Historia, concentró su atención en las causas naturales y el comportamiento de cada individuo en lugar del destino o la intervención de las divinidades. En su trabajo, los hechos no se presentan como meras anécdotas, sino, más bien, se explican en un intento por encontrar la razones que llevaron a los personajes principales a actuar de la forma en que lo hicieron. El énfasis de Tucídides en el comportamiento de los individuos explica por qué algunas veces introduce discursos ficticios: éstos le ayudan a explicar las motivaciones de los personajes históricos.
PARTE B
Tucídides atribuye a Pericles (siglo V a.C), el gobernante ateniense, el siguiente discurso para honrar a los soldados que cayeron el primer año de la Guerra del Peloponeso.
Tenemos una Constitución que no envidia las leyes de los vecinos, sino que, más bien, es ella modelo para algunas ciudades y no imitadora de los otros. Y su nombre, por atribuirse no a unos pocos, sino a los más, es Democracia. A todo el mundo asiste, de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de derechos en las disensiones particulares, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una clase social sino el mérito lo que hace acceder a ellos.
La clase social no impide que una persona ocupe algún cargo público (…). Y, al tratar los asuntos privados sin molestarnos, tampoco transgredimos la ley respecto de los asuntos públicos, por obediencia a los que en cada ocasión desempeñan cargos públicos y a las leyes, entre ellas, sobre todo a las que protegen a los injustamente tratados y a las no escritas que sería una vergüenza infringir.
Y también nos hemos procurado frecuentes descansos para nuestro espíritu, sirviéndonos de certámenes y sacrificios celebrados a lo largo del año, y de decorosas casas particulares cuyo disfrute diario aleja las penas. Y a causa de su grandeza entran en Atenas toda clase de productos de la tierra, por lo que, para los atenienses, los frutos de otros países son tan familiares como los propios.
De acuerdo con el texto, ¿qué hizo que Tucídides fuera diferente a los otros historiadores de su tiempo?
Alternativas
A) Escribió sobre la gente común y corriente, no sobre héroes.
B) Usó anécdotas en lugar de sólo hechos.
C) Explicó los eventos históricos al referirse a sus causas sobrenaturales.
D) Se concentró en qué hacía que la gente actuara de la forma en que lo hizo.
Respuesta
D
La democracia en Atenas
Enunciado
LA DEMOCRACIA EN ATENAS
PARTE A
Tucídides fue un historiador y militar que vivió en el siglo V a.C, durante el período de la Grecia clásica. Nació en Atenas. Durante la Guerra del Peloponeso (431 a 404 a.C) entre Atenas y Esparta estuvo al mando de una flota cuya misión era proteger la ciudad de Anfípolis en Tracia. No logró llegar a tiempo a la ciudad. Cayó en las manos de Brasidas, el general espartano, quien obligó a Tucídides a vivir 20 años en el exilio. Esto le dio la oportunidad de obtener información detallada de los dos bandos en guerra y de realizar una investigación para su trabajo "Historia de la Guerra del Peloponeso".
Tucídides es considerado uno de los grandes historiadores de los tiempos antiguos. Para explicar la evolución de la Historia, concentró su atención en las causas naturales y el comportamiento de cada individuo en lugar del destino o la intervención de las divinidades. En su trabajo, los hechos no se presentan como meras anécdotas, sino, más bien, se explican en un intento por encontrar la razones que llevaron a los personajes principales a actuar de la forma en que lo hicieron. El énfasis de Tucídides en el comportamiento de los individuos explica por qué algunas veces introduce discursos ficticios: éstos le ayudan a explicar las motivaciones de los personajes históricos.
PARTE B
Tucídides atribuye a Pericles (siglo V a.C), el gobernante ateniense, el siguiente discurso para honrar a los soldados que cayeron el primer año de la Guerra del Peloponeso.
Tenemos una Constitución que no envidia las leyes de los vecinos, sino que, más bien, es ella modelo para algunas ciudades y no imitadora de los otros. Y su nombre, por atribuirse no a unos pocos, sino a los más, es Democracia. A todo el mundo asiste, de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de derechos en las disensiones particulares, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una clase social sino el mérito lo que hace acceder a ellos.
La clase social no impide que una persona ocupe algún cargo público (…). Y, al tratar los asuntos privados sin molestarnos, tampoco transgredimos la ley respecto de los asuntos públicos, por obediencia a los que en cada ocasión desempeñan cargos públicos y a las leyes, entre ellas, sobre todo a las que protegen a los injustamente tratados y a las no escritas que sería una vergüenza infringir.
Y también nos hemos procurado frecuentes descansos para nuestro espíritu, sirviéndonos de certámenes y sacrificios celebrados a lo largo del año, y de decorosas casas particulares cuyo disfrute diario aleja las penas. Y a causa de su grandeza entran en Atenas toda clase de productos de la tierra, por lo que, para los atenienses, los frutos de otros países son tan familiares como los propios.
Lee esta parte del texto, cerca del final de la Parte B:
"Y también nos hemos procurado frecuentes descansos para nuestro espíritu, sirviéndonos de certámenes y sacrificios celebrados a lo largo del año, y de decorosas casas particulares cuyo disfrute diario aleja las penas".
¿Cuál de las siguientes oraciones resume mejor esta parte del texto?
Alternativas
A) El sistema de gobierno en Atenas permite que cualquier persona pueda crear leyes.
B) La entretención y la belleza son parte de la buena vida que se puede tener en Atenas.
C) Los atenienses viven con demasiado lujo y no pueden tomarse la vida en serio.
D) La vida pública y privada son consideradas la misma cosa.
Respuesta
B
Destino Buenos Aires
Enunciado
DESTINO BUENOS AIRES
Y así fue como los tres aviones de correo provenientes de la Patagonia$^1$, Chile y Paraguay volvían desde el Sur, el Oeste y el Norte hacia Buenos Aires. Allí esperaban su carga para que el avión hacia Europa pudiera despegar alrededor de la medianoche.
Los tres pilotos, cada uno detrás de una máquina que pesaba como una barcaza, meditaban su vuelo perdidos en la noche. Luego descenderían lentamente desde su cielo tormentoso o tranquilo hacia la enorme ciudad, como campesinos extraños que descienden de sus montañas.
Rivière, que era el responsable de toda la operación, caminaba de un lado a otro en la pista de aterrizaje de Buenos Aires. Permanecía en silencio, pues hasta que los tres aviones hubieran llegado, la jornada era temible. Minuto tras minuto, a medida que los telegramas le iban llegando, Rivière estaba consciente de arrancarle algo al destino, de ganarle un trozo a lo desconocido, de rescatar de la noche a sus tripulaciones y dejarlas a salvo en la costa.
Uno de los hombres vino hacia Rivière para entregarle un mensaje por radio:
El correo de Chile informa que puede ver las luces de Buenos Aires.
Bien.
Al poco rato, Rivière oiría el avión; la noche lo arrojaba ya, tal como el mar lleno de flujos, reflujos y misterios arroja a la playa un tesoro largamente bamboleado. Más tarde devolvería a los otros dos.
Sólo entonces la jornada habría terminado. Cuando las tripulaciones agotadas se fueran a dormir y hubieran sido reemplazadas por nuevas tripulaciones. Pero tampoco Rivière podría descansar todavía: el correo desde Europa, a su vez, lo cargaría de inquietudes. Y siempre sería así. Siempre.
Antoine de Saint Exupéry. Vol de Nuit, Ediciones Gallimard.
$^1$Región ubicada al sur de Chile y Argentina.
¿Qué sucede con el personaje principal de este texto?
Alternativas
A) Recibe una sorpresa desagradable.
B) Decide cambiar de trabajo.
C) Espera que algo suceda.
D) Aprende a escuchar a otros.
Respuesta
C
Se actualizará pronto.
Destino Buenos Aires
Enunciado
DESTINO BUENOS AIRES
Y así fue como los tres aviones de correo provenientes de la Patagonia$^1$, Chile y Paraguay volvían desde el Sur, el Oeste y el Norte hacia Buenos Aires. Allí esperaban su carga para que el avión hacia Europa pudiera despegar alrededor de la medianoche.
Los tres pilotos, cada uno detrás de una máquina que pesaba como una barcaza, meditaban su vuelo perdidos en la noche. Luego descenderían lentamente desde su cielo tormentoso o tranquilo hacia la enorme ciudad, como campesinos extraños que descienden de sus montañas.
Rivière, que era el responsable de toda la operación, caminaba de un lado a otro en la pista de aterrizaje de Buenos Aires. Permanecía en silencio, pues hasta que los tres aviones hubieran llegado, la jornada era temible. Minuto tras minuto, a medida que los telegramas le iban llegando, Rivière estaba consciente de arrancarle algo al destino, de ganarle un trozo a lo desconocido, de rescatar de la noche a sus tripulaciones y dejarlas a salvo en la costa.
Uno de los hombres vino hacia Rivière para entregarle un mensaje por radio:
El correo de Chile informa que puede ver las luces de Buenos Aires.
Bien.
Al poco rato, Rivière oiría el avión; la noche lo arrojaba ya, tal como el mar lleno de flujos, reflujos y misterios arroja a la playa un tesoro largamente bamboleado. Más tarde devolvería a los otros dos.
Sólo entonces la jornada habría terminado. Cuando las tripulaciones agotadas se fueran a dormir y hubieran sido reemplazadas por nuevas tripulaciones. Pero tampoco Rivière podría descansar todavía: el correo desde Europa, a su vez, lo cargaría de inquietudes. Y siempre sería así. Siempre.
Antoine de Saint Exupéry. Vol de Nuit, Ediciones Gallimard.
$^1$Región ubicada al sur de Chile y Argentina.
De acuerdo con el penúltimo párrafo ("Al poco rato…"), ¿en qué se parecen la noche y el mar?
Alternativas
A) Ambos esconden lo que tienen en su interior.
B) Ambos son ruidosos.
C) Ambos han sido conquistados por los humanos.
D) Ambos son peligrosos para los humanos.
Respuesta
A
Se actualizará pronto.
El regalo
Enunciado
EL REGALO
¿Cuántos días -se preguntaba- había permanecido así sentada, mirando subir el nivel de las frías aguas turbias por la pendiente que se desmoronaba? Ella sólo podía recordar vagamente el comienzo de la lluvia, que se dirigía desde el sur a través del pantano y golpeaba contra el exterior de su casa. Después, el mismo río empezó a subir, despacio al principio, hasta que al fin se detuvo y empezó a descender. Hora tras hora se deslizó, abriendo arroyos y zanjas, desbordándose por terrenos planos. Por la noche, mientras ella dormía, se apoderó del camino y la rodeó, así es que ella se sentó sola, con su barca perdida y su casa como un objeto que la corriente había abandonado en la quebrada del río. Ahora, el agua tocaba incluso las tablas alquitranadas de los pilares. Y todavía subía.
Hasta donde ella podía ver, por sobre las copas de los árboles donde había estado la otra orilla, el pantano era un mar vacío, inundado por cortinas de lluvia; el río se perdía en alguna parte de esa inmensidad. Su casa, con piso de barca, había sido construida para que pudiera soportar justamente esa inundación, si ésta sucedía alguna vez, pero ya era vieja. Quizá los tablones de abajo estuviesen en parte podridos. Quizá el cable que amarraba la casa al enorme roble podría soltarse de repente y dejarla a merced de la corriente, como había ocurrido con la barca.
Ahora nadie podía llegar. Podía gritar, pero sería inútil, porque nadie la oiría. A todo lo largo y ancho del pantano, otros luchaban por salvar lo poco que podían, tal vez incluso sus vidas. Ella había visto pasar flotando una casa entera en un silencio tal, que le pareció estar asistiendo a un funeral. Cuando la vio, pensó que sabía de quién era la casa. Había sido horrible verla pasar a la deriva, pero sus moradores debían haber escapado a tierras más altas. Más tarde, cuando la lluvia y la oscuridad apremiaban, ella había oído río arriba el rugido de una pantera.
Ahora la casa a su alrededor parecía temblar como algo vivo. Alargó la mano para coger una lámpara que se deslizaba por la mesa al lado de su cama y se la puso entre los pies, para sujetarla firmemente. Después, chirriando y quejándose, la casa luchó con esfuerzo, soltándose del barro, y flotó libre como un corcho, meciéndose lentamente, empujada por la corriente del río. Se aferró al borde de la cama. Balanceándose de un lado a otro, la casa se movió hasta donde dio la amarra. Hubo una sacudida y un quejido de maderas viejas y luego una pausa. Lentamente, la corriente la soltó y dejó que se balanceara hacia atrás, arrastrándose, hasta su ubicación inicial. Ella aguantó la respiración y se sentó por un largo rato, sintiendo los lentos vaivenes. La oscuridad se colaba a través de la incesante lluvia y se durmió agarrada a la cama, con la cabeza apoyada en un brazo.
En algún momento, durante la noche, el grito la despertó, un sonido tan angustioso que se puso de pie antes de haberse despertado. En la oscuridad, tropezó contra la cama. Eso venía de afuera, del río. Podía oír algo que se movía, algo grande que hacía un ruido como una draga arrastrándose. Podía ser otra casa. Entonces algo chocó, no de frente, sino resbalando y deslizándose a lo largo de su casa. Era un árbol. Escuchó cómo las ramas y las hojas se desprendían y seguían corriente abajo, dejando sólo la lluvia y los remolinos de la inundación, sonidos ya tan constantes, que parecían formar parte del silencio. Encogida en la cama, estaba casi dormida de nuevo, cuando se escuchó un segundo grito y esta vez tan cerca que podría haber sido en la habitación. Escudriñando en la oscuridad, retrocedió en la cama hasta que su mano agarró la fría figura del rifle. Después, acurrucada sobre la almohada, meció el arma sobre las rodillas. "¿Quién anda ahí?" - dijo ella.
La respuesta fue otro grito, pero menos estridente, que sonaba a cansado; después llegó el silencio vacío que se adueñó de todo. Se apoyó contra el respaldo de la cama. Lo que fuera que estaba allí, lo podía oír moviéndose cerca de la entrada. Las tablas crujían y ella pudo distinguir el sonido de los objetos al ser derribados. Hubo un arañazo en la pared, como si rompiéndola alguien quisiera abrirse paso. Ahora sabía qué era eso, un enorme felino que el árbol arrancado de raíz le dejó al pasar. Había llegado con la inundación: un regalo.
Inconscientemente, apretó una mano contra su cara y su garganta anudada. El rifle se movió sobre sus rodillas. Nunca había visto una pantera en su vida. Había oído hablar de ellas y había oído de lejos sus rugidos, como de sufrimiento. El felino estaba arañando el muro otra vez, golpeando en la ventana de al lado de la puerta. Mientras vigilara la ventana y mantuviera cercado al felino entre el muro y el agua, enjaulado, ella estaría bien. Afuera, el animal se detuvo para raspar sus garras contra el mosquitero oxidado. De vez en cuando, gemía y gruñía.
Cuando por fin se filtró la luz a través de la lluvia, como otra especie de oscuridad, ella estaba aún sentada en la cama, tiesa y helada. Sus brazos, acostumbrados a remar en el río, le dolían de tenerlos quietos sujetando el rifle. Casi no se había permitido moverse por temor a que cualquier sonido animara al felino. Rígida, se balanceaba con el movimiento de la casa. La lluvia todavía caía como si no fuese a parar nunca. A través de la luz gris, finalmente, pudo ver la inundación y, a lo lejos, las formas nebulosas de las copas sumergidas de los árboles. El felino ahora no se movía. Quizá se había ido. Dejando a un lado el arma, se deslizó fuera de la cama y fue hasta la ventana sin hacer ruido. Ahí estaba todavía, agazapado al borde de la entrada, mirando hacia el roble, el punto de amarra de la casa, como si evaluara las posibilidades de saltar a una rama sobresaliente. No parecía tan aterrador ahora que podía verlo, con su pelaje áspero y apelotonado y sus costados enflaquecidos, mostrando las costillas. Sería fácil dispararle donde estaba sentado, moviendo la larga cola hacia delante y hacia atrás. Ella retrocedía para coger el arma, cuando el animal se dio vuelta. Sin ningún aviso, sin arquearse ni tensar los músculos, saltó hacía la ventana y rompió uno de los cristales. Ella cayó hacia atrás; sofocando un grito y cogiendo el rifle, disparó a la ventana. No podía ver a la pantera ahora, pero había fallado el tiro. Ésta empezó a ir y venir otra vez. Podía ver fugazmente su cabeza y el arco del lomo, al pasar por delante de la ventana.
Temblando, volvió a la cama y se tendió. El arrullador y constante sonido del río y la lluvia y el frío penetrante, la disuadieron de su propósito. Observaba la ventana y mantenía el arma preparada. Después de esperar un buen rato, volvió a mirar. La pantera se había dormido con la cabeza sobre las patas, como un gato doméstico. Por primera vez, desde que habían comenzado las lluvias, quiso llorar por ella misma, por toda la gente, por todo lo de la inundación. Deslizándose en la cama, se puso la colcha sobre los hombros. Debería haberse ido cuando pudo, mientras los caminos todavía estaban abiertos, o antes de que se hundiera su barca. Al bambolearse con el movimiento de la casa, un fuerte dolor de estómago le recordó que no había comido. No se podía acordar desde cuándo. Estaba muerta de hambre, como el felino. Pausadamente, fue a la cocina y encendió el fuego con los pocos leños que quedaban. Si la inundación continuaba, ella tendría que quemar la silla y quizá incluso la mesa. Descolgando del techo los restos de un jamón ahumado, cortó gruesas rebanadas de la carne rojiza y las puso en un sartén. Se mareó con el olor de la carne que se freía. Había unas galletas rancias de la última vez que cocinó y podía hacer un poco de café. Tenía agua de sobra.
Mientras preparaba su comida, casi se había olvidado del felino, hasta que éste gimió. También estaba hambriento. "Déjame comer" -ella le dijo-, "y luego me encargaré de ti". Y rió para sus adentros. Mientras colgaba en el clavo el resto del jamón, el felino emitió un gruñido gutural que hizo temblar su mano.
Después de haber comido, volvió a la cama y cogió el rifle. La casa había subido tanto, que ya no rozaba la pendiente cuando el río la empujaba hacia su lugar habitual.
La comida la había repuesto. Podía deshacerse del felino mientras se filtrara luz entre la lluvia. Ella se arrastró lentamente hasta la ventana. Allí estaba todavía gimiendo, empezando a moverse cerca de la entrada. Ella lo miró fijamente largo rato, sin miedo. Entonces, sin pensar en lo que hacía, dejó el rifle a un lado y bordeó la cama para dirigirse a la cocina. Detrás de ella, el felino se movía, impacientándose.
Descolgó lo que quedaba del jamón y regresando por el suelo bamboleante hasta la ventana, lo arrojó por el hueco del cristal roto. Al otro lado, hubo un rugido hambriento y una especie de corriente pasó desde el animal hacia ella. Asombrada de lo que había hecho, retrocedió hasta la cama. Podía oír los sonidos de la pantera desgarrando la carne. La casa se sacudió a su alrededor.
Cuando nuevamente se despertó, supo de inmediato que todo había cambiado. La lluvia había parado. Esperaba sentir el movimiento de la casa, pero ésta había dejado de flotar sobre el agua. Abriendo su puerta, vio un mundo diferente a través de la mosquitera rasgada. La casa reposaba en la pendiente donde siempre había estado. Unos cuantos metros más abajo, el río aún corría como un torrente, pero ya no ocupaba los escasos metros entre la casa y el roble. Y el felino había desaparecido. Desde la entrada hasta el roble y, sin duda, hacia el pantano, había huellas, casi imperceptibles, que ya desaparecían en el barro blando. Y ahí en la entrada, roído hasta los huesos, estaba lo que había quedado del jamón.
¿Cuál es la situación de la mujer al comienzo del cuento?
Alternativas
A) Está demasiado débil para dejar la casa después de días sin comida.
B) Se está defendiendo de un animal salvaje.
C) Su casa ha quedado rodeada por una inundación.
D) Un río desbordado ha arrasado con su casa.
Respuesta
C
Se actualizará pronto.
El regalo
Enunciado
EL REGALO
¿Cuántos días -se preguntaba- había permanecido así sentada, mirando subir el nivel de las frías aguas turbias por la pendiente que se desmoronaba? Ella sólo podía recordar vagamente el comienzo de la lluvia, que se dirigía desde el sur a través del pantano y golpeaba contra el exterior de su casa. Después, el mismo río empezó a subir, despacio al principio, hasta que al fin se detuvo y empezó a descender. Hora tras hora se deslizó, abriendo arroyos y zanjas, desbordándose por terrenos planos. Por la noche, mientras ella dormía, se apoderó del camino y la rodeó, así es que ella se sentó sola, con su barca perdida y su casa como un objeto que la corriente había abandonado en la quebrada del río. Ahora, el agua tocaba incluso las tablas alquitranadas de los pilares. Y todavía subía.
Hasta donde ella podía ver, por sobre las copas de los árboles donde había estado la otra orilla, el pantano era un mar vacío, inundado por cortinas de lluvia; el río se perdía en alguna parte de esa inmensidad. Su casa, con piso de barca, había sido construida para que pudiera soportar justamente esa inundación, si ésta sucedía alguna vez, pero ya era vieja. Quizá los tablones de abajo estuviesen en parte podridos. Quizá el cable que amarraba la casa al enorme roble podría soltarse de repente y dejarla a merced de la corriente, como había ocurrido con la barca.
Ahora nadie podía llegar. Podía gritar, pero sería inútil, porque nadie la oiría. A todo lo largo y ancho del pantano, otros luchaban por salvar lo poco que podían, tal vez incluso sus vidas. Ella había visto pasar flotando una casa entera en un silencio tal, que le pareció estar asistiendo a un funeral. Cuando la vio, pensó que sabía de quién era la casa. Había sido horrible verla pasar a la deriva, pero sus moradores debían haber escapado a tierras más altas. Más tarde, cuando la lluvia y la oscuridad apremiaban, ella había oído río arriba el rugido de una pantera.
Ahora la casa a su alrededor parecía temblar como algo vivo. Alargó la mano para coger una lámpara que se deslizaba por la mesa al lado de su cama y se la puso entre los pies, para sujetarla firmemente. Después, chirriando y quejándose, la casa luchó con esfuerzo, soltándose del barro, y flotó libre como un corcho, meciéndose lentamente, empujada por la corriente del río. Se aferró al borde de la cama. Balanceándose de un lado a otro, la casa se movió hasta donde dio la amarra. Hubo una sacudida y un quejido de maderas viejas y luego una pausa. Lentamente, la corriente la soltó y dejó que se balanceara hacia atrás, arrastrándose, hasta su ubicación inicial. Ella aguantó la respiración y se sentó por un largo rato, sintiendo los lentos vaivenes. La oscuridad se colaba a través de la incesante lluvia y se durmió agarrada a la cama, con la cabeza apoyada en un brazo.
En algún momento, durante la noche, el grito la despertó, un sonido tan angustioso que se puso de pie antes de haberse despertado. En la oscuridad, tropezó contra la cama. Eso venía de afuera, del río. Podía oír algo que se movía, algo grande que hacía un ruido como una draga arrastrándose. Podía ser otra casa. Entonces algo chocó, no de frente, sino resbalando y deslizándose a lo largo de su casa. Era un árbol. Escuchó cómo las ramas y las hojas se desprendían y seguían corriente abajo, dejando sólo la lluvia y los remolinos de la inundación, sonidos ya tan constantes, que parecían formar parte del silencio. Encogida en la cama, estaba casi dormida de nuevo, cuando se escuchó un segundo grito y esta vez tan cerca que podría haber sido en la habitación. Escudriñando en la oscuridad, retrocedió en la cama hasta que su mano agarró la fría figura del rifle. Después, acurrucada sobre la almohada, meció el arma sobre las rodillas. "¿Quién anda ahí?" - dijo ella.
La respuesta fue otro grito, pero menos estridente, que sonaba a cansado; después llegó el silencio vacío que se adueñó de todo. Se apoyó contra el respaldo de la cama. Lo que fuera que estaba allí, lo podía oír moviéndose cerca de la entrada. Las tablas crujían y ella pudo distinguir el sonido de los objetos al ser derribados. Hubo un arañazo en la pared, como si rompiéndola alguien quisiera abrirse paso. Ahora sabía qué era eso, un enorme felino que el árbol arrancado de raíz le dejó al pasar. Había llegado con la inundación: un regalo.
Inconscientemente, apretó una mano contra su cara y su garganta anudada. El rifle se movió sobre sus rodillas. Nunca había visto una pantera en su vida. Había oído hablar de ellas y había oído de lejos sus rugidos, como de sufrimiento. El felino estaba arañando el muro otra vez, golpeando en la ventana de al lado de la puerta. Mientras vigilara la ventana y mantuviera cercado al felino entre el muro y el agua, enjaulado, ella estaría bien. Afuera, el animal se detuvo para raspar sus garras contra el mosquitero oxidado. De vez en cuando, gemía y gruñía.
Cuando por fin se filtró la luz a través de la lluvia, como otra especie de oscuridad, ella estaba aún sentada en la cama, tiesa y helada. Sus brazos, acostumbrados a remar en el río, le dolían de tenerlos quietos sujetando el rifle. Casi no se había permitido moverse por temor a que cualquier sonido animara al felino. Rígida, se balanceaba con el movimiento de la casa. La lluvia todavía caía como si no fuese a parar nunca. A través de la luz gris, finalmente, pudo ver la inundación y, a lo lejos, las formas nebulosas de las copas sumergidas de los árboles. El felino ahora no se movía. Quizá se había ido. Dejando a un lado el arma, se deslizó fuera de la cama y fue hasta la ventana sin hacer ruido. Ahí estaba todavía, agazapado al borde de la entrada, mirando hacia el roble, el punto de amarra de la casa, como si evaluara las posibilidades de saltar a una rama sobresaliente. No parecía tan aterrador ahora que podía verlo, con su pelaje áspero y apelotonado y sus costados enflaquecidos, mostrando las costillas. Sería fácil dispararle donde estaba sentado, moviendo la larga cola hacia delante y hacia atrás. Ella retrocedía para coger el arma, cuando el animal se dio vuelta. Sin ningún aviso, sin arquearse ni tensar los músculos, saltó hacía la ventana y rompió uno de los cristales. Ella cayó hacia atrás; sofocando un grito y cogiendo el rifle, disparó a la ventana. No podía ver a la pantera ahora, pero había fallado el tiro. Ésta empezó a ir y venir otra vez. Podía ver fugazmente su cabeza y el arco del lomo, al pasar por delante de la ventana.
Temblando, volvió a la cama y se tendió. El arrullador y constante sonido del río y la lluvia y el frío penetrante, la disuadieron de su propósito. Observaba la ventana y mantenía el arma preparada. Después de esperar un buen rato, volvió a mirar. La pantera se había dormido con la cabeza sobre las patas, como un gato doméstico. Por primera vez, desde que habían comenzado las lluvias, quiso llorar por ella misma, por toda la gente, por todo lo de la inundación. Deslizándose en la cama, se puso la colcha sobre los hombros. Debería haberse ido cuando pudo, mientras los caminos todavía estaban abiertos, o antes de que se hundiera su barca. Al bambolearse con el movimiento de la casa, un fuerte dolor de estómago le recordó que no había comido. No se podía acordar desde cuándo. Estaba muerta de hambre, como el felino. Pausadamente, fue a la cocina y encendió el fuego con los pocos leños que quedaban. Si la inundación continuaba, ella tendría que quemar la silla y quizá incluso la mesa. Descolgando del techo los restos de un jamón ahumado, cortó gruesas rebanadas de la carne rojiza y las puso en un sartén. Se mareó con el olor de la carne que se freía. Había unas galletas rancias de la última vez que cocinó y podía hacer un poco de café. Tenía agua de sobra.
Mientras preparaba su comida, casi se había olvidado del felino, hasta que éste gimió. También estaba hambriento. "Déjame comer" -ella le dijo-, "y luego me encargaré de ti". Y rió para sus adentros. Mientras colgaba en el clavo el resto del jamón, el felino emitió un gruñido gutural que hizo temblar su mano.
Después de haber comido, volvió a la cama y cogió el rifle. La casa había subido tanto, que ya no rozaba la pendiente cuando el río la empujaba hacia su lugar habitual.
La comida la había repuesto. Podía deshacerse del felino mientras se filtrara luz entre la lluvia. Ella se arrastró lentamente hasta la ventana. Allí estaba todavía gimiendo, empezando a moverse cerca de la entrada. Ella lo miró fijamente largo rato, sin miedo. Entonces, sin pensar en lo que hacía, dejó el rifle a un lado y bordeó la cama para dirigirse a la cocina. Detrás de ella, el felino se movía, impacientándose.
Descolgó lo que quedaba del jamón y regresando por el suelo bamboleante hasta la ventana, lo arrojó por el hueco del cristal roto. Al otro lado, hubo un rugido hambriento y una especie de corriente pasó desde el animal hacia ella. Asombrada de lo que había hecho, retrocedió hasta la cama. Podía oír los sonidos de la pantera desgarrando la carne. La casa se sacudió a su alrededor.
Cuando nuevamente se despertó, supo de inmediato que todo había cambiado. La lluvia había parado. Esperaba sentir el movimiento de la casa, pero ésta había dejado de flotar sobre el agua. Abriendo su puerta, vio un mundo diferente a través de la mosquitera rasgada. La casa reposaba en la pendiente donde siempre había estado. Unos cuantos metros más abajo, el río aún corría como un torrente, pero ya no ocupaba los escasos metros entre la casa y el roble. Y el felino había desaparecido. Desde la entrada hasta el roble y, sin duda, hacia el pantano, había huellas, casi imperceptibles, que ya desaparecían en el barro blando. Y ahí en la entrada, roído hasta los huesos, estaba lo que había quedado del jamón.
``Después, chirriando y quejándose, la casa luchó con esfuerzo, soltándose..."
¿Qué le ocurrió a la casa en esta parte del cuento?
Alternativas
A) Se derrumbó.
B) Empezó a flotar.
C) Chocó contra el roble.
D) Se hundió hasta el fondo del río.
Respuesta
B
Se actualizará pronto.
El regalo
Enunciado
EL REGALO
¿Cuántos días -se preguntaba- había permanecido así sentada, mirando subir el nivel de las frías aguas turbias por la pendiente que se desmoronaba? Ella sólo podía recordar vagamente el comienzo de la lluvia, que se dirigía desde el sur a través del pantano y golpeaba contra el exterior de su casa. Después, el mismo río empezó a subir, despacio al principio, hasta que al fin se detuvo y empezó a descender. Hora tras hora se deslizó, abriendo arroyos y zanjas, desbordándose por terrenos planos. Por la noche, mientras ella dormía, se apoderó del camino y la rodeó, así es que ella se sentó sola, con su barca perdida y su casa como un objeto que la corriente había abandonado en la quebrada del río. Ahora, el agua tocaba incluso las tablas alquitranadas de los pilares. Y todavía subía.
Hasta donde ella podía ver, por sobre las copas de los árboles donde había estado la otra orilla, el pantano era un mar vacío, inundado por cortinas de lluvia; el río se perdía en alguna parte de esa inmensidad. Su casa, con piso de barca, había sido construida para que pudiera soportar justamente esa inundación, si ésta sucedía alguna vez, pero ya era vieja. Quizá los tablones de abajo estuviesen en parte podridos. Quizá el cable que amarraba la casa al enorme roble podría soltarse de repente y dejarla a merced de la corriente, como había ocurrido con la barca.
Ahora nadie podía llegar. Podía gritar, pero sería inútil, porque nadie la oiría. A todo lo largo y ancho del pantano, otros luchaban por salvar lo poco que podían, tal vez incluso sus vidas. Ella había visto pasar flotando una casa entera en un silencio tal, que le pareció estar asistiendo a un funeral. Cuando la vio, pensó que sabía de quién era la casa. Había sido horrible verla pasar a la deriva, pero sus moradores debían haber escapado a tierras más altas. Más tarde, cuando la lluvia y la oscuridad apremiaban, ella había oído río arriba el rugido de una pantera.
Ahora la casa a su alrededor parecía temblar como algo vivo. Alargó la mano para coger una lámpara que se deslizaba por la mesa al lado de su cama y se la puso entre los pies, para sujetarla firmemente. Después, chirriando y quejándose, la casa luchó con esfuerzo, soltándose del barro, y flotó libre como un corcho, meciéndose lentamente, empujada por la corriente del río. Se aferró al borde de la cama. Balanceándose de un lado a otro, la casa se movió hasta donde dio la amarra. Hubo una sacudida y un quejido de maderas viejas y luego una pausa. Lentamente, la corriente la soltó y dejó que se balanceara hacia atrás, arrastrándose, hasta su ubicación inicial. Ella aguantó la respiración y se sentó por un largo rato, sintiendo los lentos vaivenes. La oscuridad se colaba a través de la incesante lluvia y se durmió agarrada a la cama, con la cabeza apoyada en un brazo.
En algún momento, durante la noche, el grito la despertó, un sonido tan angustioso que se puso de pie antes de haberse despertado. En la oscuridad, tropezó contra la cama. Eso venía de afuera, del río. Podía oír algo que se movía, algo grande que hacía un ruido como una draga arrastrándose. Podía ser otra casa. Entonces algo chocó, no de frente, sino resbalando y deslizándose a lo largo de su casa. Era un árbol. Escuchó cómo las ramas y las hojas se desprendían y seguían corriente abajo, dejando sólo la lluvia y los remolinos de la inundación, sonidos ya tan constantes, que parecían formar parte del silencio. Encogida en la cama, estaba casi dormida de nuevo, cuando se escuchó un segundo grito y esta vez tan cerca que podría haber sido en la habitación. Escudriñando en la oscuridad, retrocedió en la cama hasta que su mano agarró la fría figura del rifle. Después, acurrucada sobre la almohada, meció el arma sobre las rodillas. "¿Quién anda ahí?" - dijo ella.
La respuesta fue otro grito, pero menos estridente, que sonaba a cansado; después llegó el silencio vacío que se adueñó de todo. Se apoyó contra el respaldo de la cama. Lo que fuera que estaba allí, lo podía oír moviéndose cerca de la entrada. Las tablas crujían y ella pudo distinguir el sonido de los objetos al ser derribados. Hubo un arañazo en la pared, como si rompiéndola alguien quisiera abrirse paso. Ahora sabía qué era eso, un enorme felino que el árbol arrancado de raíz le dejó al pasar. Había llegado con la inundación: un regalo.
Inconscientemente, apretó una mano contra su cara y su garganta anudada. El rifle se movió sobre sus rodillas. Nunca había visto una pantera en su vida. Había oído hablar de ellas y había oído de lejos sus rugidos, como de sufrimiento. El felino estaba arañando el muro otra vez, golpeando en la ventana de al lado de la puerta. Mientras vigilara la ventana y mantuviera cercado al felino entre el muro y el agua, enjaulado, ella estaría bien. Afuera, el animal se detuvo para raspar sus garras contra el mosquitero oxidado. De vez en cuando, gemía y gruñía.
Cuando por fin se filtró la luz a través de la lluvia, como otra especie de oscuridad, ella estaba aún sentada en la cama, tiesa y helada. Sus brazos, acostumbrados a remar en el río, le dolían de tenerlos quietos sujetando el rifle. Casi no se había permitido moverse por temor a que cualquier sonido animara al felino. Rígida, se balanceaba con el movimiento de la casa. La lluvia todavía caía como si no fuese a parar nunca. A través de la luz gris, finalmente, pudo ver la inundación y, a lo lejos, las formas nebulosas de las copas sumergidas de los árboles. El felino ahora no se movía. Quizá se había ido. Dejando a un lado el arma, se deslizó fuera de la cama y fue hasta la ventana sin hacer ruido. Ahí estaba todavía, agazapado al borde de la entrada, mirando hacia el roble, el punto de amarra de la casa, como si evaluara las posibilidades de saltar a una rama sobresaliente. No parecía tan aterrador ahora que podía verlo, con su pelaje áspero y apelotonado y sus costados enflaquecidos, mostrando las costillas. Sería fácil dispararle donde estaba sentado, moviendo la larga cola hacia delante y hacia atrás. Ella retrocedía para coger el arma, cuando el animal se dio vuelta. Sin ningún aviso, sin arquearse ni tensar los músculos, saltó hacía la ventana y rompió uno de los cristales. Ella cayó hacia atrás; sofocando un grito y cogiendo el rifle, disparó a la ventana. No podía ver a la pantera ahora, pero había fallado el tiro. Ésta empezó a ir y venir otra vez. Podía ver fugazmente su cabeza y el arco del lomo, al pasar por delante de la ventana.
Temblando, volvió a la cama y se tendió. El arrullador y constante sonido del río y la lluvia y el frío penetrante, la disuadieron de su propósito. Observaba la ventana y mantenía el arma preparada. Después de esperar un buen rato, volvió a mirar. La pantera se había dormido con la cabeza sobre las patas, como un gato doméstico. Por primera vez, desde que habían comenzado las lluvias, quiso llorar por ella misma, por toda la gente, por todo lo de la inundación. Deslizándose en la cama, se puso la colcha sobre los hombros. Debería haberse ido cuando pudo, mientras los caminos todavía estaban abiertos, o antes de que se hundiera su barca. Al bambolearse con el movimiento de la casa, un fuerte dolor de estómago le recordó que no había comido. No se podía acordar desde cuándo. Estaba muerta de hambre, como el felino. Pausadamente, fue a la cocina y encendió el fuego con los pocos leños que quedaban. Si la inundación continuaba, ella tendría que quemar la silla y quizá incluso la mesa. Descolgando del techo los restos de un jamón ahumado, cortó gruesas rebanadas de la carne rojiza y las puso en un sartén. Se mareó con el olor de la carne que se freía. Había unas galletas rancias de la última vez que cocinó y podía hacer un poco de café. Tenía agua de sobra.
Mientras preparaba su comida, casi se había olvidado del felino, hasta que éste gimió. También estaba hambriento. "Déjame comer" -ella le dijo-, "y luego me encargaré de ti". Y rió para sus adentros. Mientras colgaba en el clavo el resto del jamón, el felino emitió un gruñido gutural que hizo temblar su mano.
Después de haber comido, volvió a la cama y cogió el rifle. La casa había subido tanto, que ya no rozaba la pendiente cuando el río la empujaba hacia su lugar habitual.
La comida la había repuesto. Podía deshacerse del felino mientras se filtrara luz entre la lluvia. Ella se arrastró lentamente hasta la ventana. Allí estaba todavía gimiendo, empezando a moverse cerca de la entrada. Ella lo miró fijamente largo rato, sin miedo. Entonces, sin pensar en lo que hacía, dejó el rifle a un lado y bordeó la cama para dirigirse a la cocina. Detrás de ella, el felino se movía, impacientándose.
Descolgó lo que quedaba del jamón y regresando por el suelo bamboleante hasta la ventana, lo arrojó por el hueco del cristal roto. Al otro lado, hubo un rugido hambriento y una especie de corriente pasó desde el animal hacia ella. Asombrada de lo que había hecho, retrocedió hasta la cama. Podía oír los sonidos de la pantera desgarrando la carne. La casa se sacudió a su alrededor.
Cuando nuevamente se despertó, supo de inmediato que todo había cambiado. La lluvia había parado. Esperaba sentir el movimiento de la casa, pero ésta había dejado de flotar sobre el agua. Abriendo su puerta, vio un mundo diferente a través de la mosquitera rasgada. La casa reposaba en la pendiente donde siempre había estado. Unos cuantos metros más abajo, el río aún corría como un torrente, pero ya no ocupaba los escasos metros entre la casa y el roble. Y el felino había desaparecido. Desde la entrada hasta el roble y, sin duda, hacia el pantano, había huellas, casi imperceptibles, que ya desaparecían en el barro blando. Y ahí en la entrada, roído hasta los huesos, estaba lo que había quedado del jamón.
Cuando la mujer dice "y luego me encargaré de ti", quiere decir...
Alternativas
A) que está segura de que el felino no la dañará.
B) que está tratando de asustar al felino.
C) que tiene la intención de disparar al felino.
D) que está planeando alimentar al felino.
Respuesta
C
Se actualizará pronto.
Amanda y la duquesa
Enunciado
AMANDA Y LA DUQUESA
TEXTO 1
AMANDA Y LA DUQUESA
Resumen:
Desde la muerte de Leocadia, el Príncipe, que estaba enamorado de ella, no ha tenido consuelo. En una tienda llamada Réséda Soeurs, la Duquesa, que es tía del Príncipe, ha encontrado a una joven vendedora, Amanda, que se parece increíblemente a Leocadia. La Duquesa desea que Amanda la ayude a liberar al Príncipe de los recuerdos que lo persiguen.
Un cruce de caminos en los jardines del castillo, un banco circular alrededor de un pequeño obelisco... cae la tarde.
AMANDA
Todavía no entiendo. ¿Qué puedo hacer yo por él, señora? No puedo creer que haya pensado en la posibilidad... y ¿por qué yo? No soy especialmente bella. E incluso si alguien fuera muy bella, ¿quién podría interponerse de repente entre él y sus recuerdos?
LA DUQUESA
Nadie excepto usted.
AMANDA, sinceramente sorprendida
¿Yo?
LA DUQUESA
El mundo es tan tonto, hija mía. Sólo ve desfiles, gestos, insignias oficiales… debe ser por eso que nunca se lo han dicho. Pero mi corazón no me engaña. Casi grité en Réséda Soeurs la primera vez que la vi. Para alguien que conocía de ella más que sólo su imagen pública, usted es el vivo retrato de Leocadia.
Un silencio. Los pájaros nocturnos han tomado ya el lugar de los de la tarde. Los patios se han llenado de sombras y gorjeos.
AMANDA, muy amablemente
Realmente no creo que pueda, señora. No tengo nada, no soy nadie, y esos enamorados... ésa era mi fantasía. ¿Me entiende?
Se levanta. Como si estuviera a punto de irse, toma su pequeña maleta.
LA DUQUESA, también amablemente y muy desanimada
Por supuesto, querida. Discúlpeme.
Ella, a su vez, se levanta con dificultad, como una anciana. Se oye la campanilla de una bicicleta en el aire de la noche; ella se sobresalta.
¡Escuche…es él! Sólo deje que la vea, apoyada en este pequeño obelisco donde la conoció. Deje que la vea, aunque sólo sea esta única vez, deje que le grite algo, que se interese de repente por su parecido, mediante esta estratagema que le confesaré mañana y por la que me odiará; cualquier cosa antes de que esta muerta me lo arrebate con seguridad uno de estos días... (la coge por el brazo). Lo hará, ¿verdad? Se lo suplico humildemente, señorita. (La mira implorándole y añade enseguida:) Y entonces, de esa manera, usted lo verá también. Y… siento cómo me ruborizo de nuevo al decirle esto. -¡La vida es tan loca! Ésta es la tercera vez que me ruborizo en sesenta años y la segunda, en diez minutos- lo verá y si él pudiera alguna vez (¿por qué no él, si es guapo, encantador y no sería el primero?), si él pudiera tener la buena suerte, para él y para mí, de ser por un instante su fantasía… La campanilla suena otra vez en las sombras, pero ahora muy cerca.
AMANDA, en un susurro
¿Qué debo decirle?
LA DUQUESA, apretándole el brazo
Dígale simplemente: "Perdone, señor, ¿puede decirme por dónde se va al mar?"
Se apresura hacia las sombras más oscuras de los árboles. Justo a tiempo. Aparece una pálida mancha borrosa. Es el Príncipe en su bicicleta. Pasa muy cerca de la borrosa mancha de Amanda junto al obelisco. Ella murmura.
AMANDA
Perdone, señor…
Él se detiene, baja de la bicicleta, se quita el sombrero y la mira.
EL PRÍNCIPE
¿Sí?
AMANDA
¿Puede decirme por dónde se va al mar?
EL PRÍNCIPE
Tome la segunda calle a la izquierda.
Hace una reverencia triste y cortésmente, vuelve a montar la bicicleta y se aleja. La campanilla vuelve a oírse en la distancia. La Duquesa sale de las sombras, mucho más envejecida.
AMANDA, suavemente, después de un momento
No me reconoció…
LA DUQUESA
Estaba oscuro…Y además, ¿quién sabe qué rostro le atribuye él a ella ahora en sus sueños? (Pregunta tímidamente). El último tren ya ha partido, señorita. En todo caso, ¿no le gustaría quedarse en el castillo esta noche?
AMANDA, con voz extraña
Sí, señora.
Está completamente oscuro. Ya no se las puede ver entre las sombras y sólo se oye el viento entre los enormes árboles de los jardines.
CAE EL TELÓN
TEXTO 2
DEFINICIONES DE ALGUNOS OFICIOS DEL TEATRO
Actor: interpreta el papel de un personaje en escena.
Director: dirige y supervisa todos los aspectos de una obra. No sólo ubica a los actores, coordina sus entradas y salidas y dirige su actuación, sino que también sugiere el modo de interpretar el guión.
Encargados de vestuario: fabrican el vestuario a partir de un modelo.
Diseñador de escenografía: diseña modelos de escenografías y vestuario. Después, estos modelos son fabricados a medida en los talleres.
Productor escénico: se encarga de buscar la utilería necesaria. La palabra "utilería" se usa para designar todo lo que se puede mover: sillones, cartas, lámparas, ramos de flores, etc. La escenografía y el vestuario no forman parte de la utilería.
Técnico de sonido: se encarga de todos los efectos de sonido necesarios para la producción. Permanece en los controles durante la representación.
Asistente o técnico de iluminación: se encarga de la iluminación. También permanece en los controles durante la representación. La iluminación es tan sofisticada, que un teatro bien equipado puede ocupar a más de diez técnicos de iluminación.
¿De qué se trata este fragmento de la obra de teatro?
La Duquesa planea un truco:
Alternativas
A) para hacer que el Príncipe vaya a verla más a menudo.
B) para hacer que el Príncipe tome finalmente la decisión de casarse.
C) para hacer que Amanda logre que el Príncipe olvide su dolor.
D) para hacer que Amanda se vaya a vivir al castillo con ella.
Respuesta
C
Se actualizará pronto.
Amanda y la duquesa
Enunciado
AMANDA Y LA DUQUESA
TEXTO 1
AMANDA Y LA DUQUESA
Resumen:
Desde la muerte de Leocadia, el Príncipe, que estaba enamorado de ella, no ha tenido consuelo. En una tienda llamada Réséda Soeurs, la Duquesa, que es tía del Príncipe, ha encontrado a una joven vendedora, Amanda, que se parece increíblemente a Leocadia. La Duquesa desea que Amanda la ayude a liberar al Príncipe de los recuerdos que lo persiguen.
Un cruce de caminos en los jardines del castillo, un banco circular alrededor de un pequeño obelisco... cae la tarde.
AMANDA
Todavía no entiendo. ¿Qué puedo hacer yo por él, señora? No puedo creer que haya pensado en la posibilidad... y ¿por qué yo? No soy especialmente bella. E incluso si alguien fuera muy bella, ¿quién podría interponerse de repente entre él y sus recuerdos?
LA DUQUESA
Nadie excepto usted.
AMANDA, sinceramente sorprendida
¿Yo?
LA DUQUESA
El mundo es tan tonto, hija mía. Sólo ve desfiles, gestos, insignias oficiales… debe ser por eso que nunca se lo han dicho. Pero mi corazón no me engaña. Casi grité en Réséda Soeurs la primera vez que la vi. Para alguien que conocía de ella más que sólo su imagen pública, usted es el vivo retrato de Leocadia.
Un silencio. Los pájaros nocturnos han tomado ya el lugar de los de la tarde. Los patios se han llenado de sombras y gorjeos.
AMANDA, muy amablemente
Realmente no creo que pueda, señora. No tengo nada, no soy nadie, y esos enamorados... ésa era mi fantasía. ¿Me entiende?
Se levanta. Como si estuviera a punto de irse, toma su pequeña maleta.
LA DUQUESA, también amablemente y muy desanimada
Por supuesto, querida. Discúlpeme.
Ella, a su vez, se levanta con dificultad, como una anciana. Se oye la campanilla de una bicicleta en el aire de la noche; ella se sobresalta.
¡Escuche…es él! Sólo deje que la vea, apoyada en este pequeño obelisco donde la conoció. Deje que la vea, aunque sólo sea esta única vez, deje que le grite algo, que se interese de repente por su parecido, mediante esta estratagema que le confesaré mañana y por la que me odiará; cualquier cosa antes de que esta muerta me lo arrebate con seguridad uno de estos días... (la coge por el brazo). Lo hará, ¿verdad? Se lo suplico humildemente, señorita. (La mira implorándole y añade enseguida:) Y entonces, de esa manera, usted lo verá también. Y… siento cómo me ruborizo de nuevo al decirle esto. -¡La vida es tan loca! Ésta es la tercera vez que me ruborizo en sesenta años y la segunda, en diez minutos- lo verá y si él pudiera alguna vez (¿por qué no él, si es guapo, encantador y no sería el primero?), si él pudiera tener la buena suerte, para él y para mí, de ser por un instante su fantasía… La campanilla suena otra vez en las sombras, pero ahora muy cerca.
AMANDA, en un susurro
¿Qué debo decirle?
LA DUQUESA, apretándole el brazo
Dígale simplemente: "Perdone, señor, ¿puede decirme por dónde se va al mar?"
Se apresura hacia las sombras más oscuras de los árboles. Justo a tiempo. Aparece una pálida mancha borrosa. Es el Príncipe en su bicicleta. Pasa muy cerca de la borrosa mancha de Amanda junto al obelisco. Ella murmura.
AMANDA
Perdone, señor…
Él se detiene, baja de la bicicleta, se quita el sombrero y la mira.
EL PRÍNCIPE
¿Sí?
AMANDA
¿Puede decirme por dónde se va al mar?
EL PRÍNCIPE
Tome la segunda calle a la izquierda.
Hace una reverencia triste y cortésmente, vuelve a montar la bicicleta y se aleja. La campanilla vuelve a oírse en la distancia. La Duquesa sale de las sombras, mucho más envejecida.
AMANDA, suavemente, después de un momento
No me reconoció…
LA DUQUESA
Estaba oscuro…Y además, ¿quién sabe qué rostro le atribuye él a ella ahora en sus sueños? (Pregunta tímidamente). El último tren ya ha partido, señorita. En todo caso, ¿no le gustaría quedarse en el castillo esta noche?
AMANDA, con voz extraña
Sí, señora.
Está completamente oscuro. Ya no se las puede ver entre las sombras y sólo se oye el viento entre los enormes árboles de los jardines.
CAE EL TELÓN
TEXTO 2
DEFINICIONES DE ALGUNOS OFICIOS DEL TEATRO
Actor: interpreta el papel de un personaje en escena.
Director: dirige y supervisa todos los aspectos de una obra. No sólo ubica a los actores, coordina sus entradas y salidas y dirige su actuación, sino que también sugiere el modo de interpretar el guión.
Encargados de vestuario: fabrican el vestuario a partir de un modelo.
Diseñador de escenografía: diseña modelos de escenografías y vestuario. Después, estos modelos son fabricados a medida en los talleres.
Productor escénico: se encarga de buscar la utilería necesaria. La palabra "utilería" se usa para designar todo lo que se puede mover: sillones, cartas, lámparas, ramos de flores, etc. La escenografía y el vestuario no forman parte de la utilería.
Técnico de sonido: se encarga de todos los efectos de sonido necesarios para la producción. Permanece en los controles durante la representación.
Asistente o técnico de iluminación: se encarga de la iluminación. También permanece en los controles durante la representación. La iluminación es tan sofisticada, que un teatro bien equipado puede ocupar a más de diez técnicos de iluminación.
Casi al final del fragmento de la obra, Amanda dice: "No me reconoció…".
¿Qué quiere decir con eso?
Alternativas
A) Que el Príncipe no miró a Amanda.
B) Que el Príncipe no se dio cuenta de que Amanda era vendedora de tienda.
C) Que el Príncipe no se dio cuenta de que ya conocía a Amanda.
D) Que el Príncipe no advirtió de que Amanda se parecía a Leocadia.
Respuesta
D
Se actualizará pronto.