Objetivos
Objetivos
Objetivos
Actitudes
Grupo: Título del recurso
Priorización 2023-2025: Aprendizajes Basales
LE05 OA 04
Analizar aspectos relevantes de narraciones leídas para profundizar su comprensión:
- interpretando el lenguaje figurado presente en el texto
- expresando opiniones sobre las actitudes y acciones de los personajes y fundamentándolas con ejemplos del texto
- determinando las consecuencias de hechos o acciones
- describiendo el ambiente y las costumbres representadas en el texto
- explicando las características físicas y sicológicas de los personajes que son relevantes para el desarrollo de la historia
- comparando textos de autores diferentes y justificando su preferencia por alguno.
Clasificaciones
Curso: 5° básico
Asignatura: Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura
Textos Escolares oficiales 2023

Lenguaje y Comunicación 5º Básico, Universidad San Sebastián, Texto del estudiante

Lenguaje y Comunicación 5° básico, U. San Sebastián, Guía didáctica del docente Tomo 1

Lenguaje y Comunicación 5° básico, U. San Sebastián, Guía didáctica del docente Tomo 2
Actividades de apoyo pedagógico

Charlie y la fábrica de chocolates: Comparación entre la novela y la película

Comentario sobre Charlie y la fábrica de chocolates de Roald Dahl

Comprensión de lectura "Cómo el rinoceronte consiguió su piel"

Comprensión de lectura: "Cuando Shlemel fue a Varsovia", de Isaac Bashevis Singer

Comprensión de lectura del cómic "Asterix, el combate de los jefes"

Comprensión de lectura "El hijo del elefante", de Rudyard Kipling

Comprensión de lectura: "El romance de la doncella guerrera"

Descripción de un personaje de "Charlie y la fábrica de chocolate"

Ponerse en lugar de los personajes del cuento "Alí Babá y los cuarenta ladrones"

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 5° básico - Módulo N°1. Amistad y solidaridad

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 5° básico - Módulo N°2. Voces de mi tierra
Material didáctico
Actividades de evaluación formativa
Lecturas
Lecturas sugeridas y bibliografía
Indicadores
Indicadores Unidad 1
- Explican, oralmente o por escrito, expresiones de un texto leído que usen lenguaje figurado.
- Relacionan aspectos del texto con sus experiencias y conocimientos.
- Expresan, oralmente o por escrito, una postura frente a la acción de un personaje y la fundamentan con ejemplos del texto.
- Explican qué consecuencia tiene determinada acción para un personaje.
- Describen o recrean visualmente el lugar donde ocurre el relato.
- Comparan sus costumbres con las de los personajes.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas a los cuales se enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Describen a los personajes de acuerdo con las actitudes que toman en el relato y sus reacciones frente a los problemas.
- Explican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar del personaje.
- Comparan, en un organizador gráfico, cuentos que tratan un mismo tema, pero escritos por diferentes autores.
Indicadores Unidad 2
- Explican, oralmente o por escrito, expresiones de un texto leído que usen lenguaje figurado.
- Relacionan aspectos del texto con sus experiencias y conocimientos.
- Expresan, oralmente o por escrito, una postura frente a la acción de un personaje y la fundamentan con ejemplos del texto.
- Explican qué consecuencia tiene determinada acción para un personaje.
- Describen o recrean visualmente el lugar donde ocurre el relato.
- Comparan sus costumbres con las de los personajes.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas a los cuales se enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Describen a los personajes de acuerdo con las actitudes que toman en el relato y sus reacciones frente a los problemas.
- Explican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar del personaje.
- Comparan, en un organizador gráfico, cuentos que tratan un mismo tema, pero escritos por diferentes autores.
- Explican cuáles son los temas que generalmente aborda un autor que hayan leído a lo largo del semestre.
Indicadores Unidad 3
- Explican qué consecuencia tiene determinada acción para un personaje.
- Describen las características físicas y sicológicas de los personajes.
- Dibujan a los personajes de un texto leído, destacando sus principales características.
- Caracterizan a los personajes mediante dramatizaciones.
- Explican, oralmente o por escrito, cómo ayuda o perjudica a un personaje determinada característica.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas que enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Explican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar de un personaje.
- Describen o recrean visualmente el lugar donde ocurre el relato.
- Subrayan adjetivos o frases en el texto que describen el ambiente o costumbres.
- Comparan sus costumbres con las de los personajes.
- Explican, oralmente o por escrito, expresiones de un texto leído que tengan lenguaje figurado.
- Expresan, oralmente o por escrito, una postura frente a una acción o actitud de un personaje y la fundamentan con ejemplos del texto.
- Explican cuáles son los temas o géneros (ciencia ficción, policial, aventuras, etc.) que generalmente aborda su autor favorito o un autor que hayan leído a lo largo del semestre.
- Comparan, en un organizador gráfico, cuentos de autores diferentes que tratan un mismo tema.
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Preguntas
El Camahueto
Enunciado
El Camahueto
El Camahueto es una criatura mitológica de leyenda que, según la descripción de los lugareños, se parece a un ternero. Su apariencia es muy hermosa porque su pelaje es de color verde brillante.
Quizás la mayor de sus particularidades es que tiene un cuerno situado justo al medio de la frente, de la misma manera que el unicornio. Las leyendas que se cuentan en Chiloé aseguran que los Camahuetos nacen en las capas subterráneas de la tierra, a partir de los restos de uno de esos cuernos.
También se cuenta que las curanderas usaban el cuerno de estos animales como ingrediente principal en sus brebajes. Ya fuera para curar cosas tan simples como leves infecciones en la piel o enfermedades degenerativas, como, por ejemplo, el reumatismo.
Sin embargo, había que tener un especial cuidado al momento de utilizar tan poderoso ingrediente, puesto que, si se usa demasiado, el paciente corría el riesgo de sufrir dolores crónicos de cabeza y, en casos extremos, episodios de locura permanentes.
En la actualidad, en algunos mercados de Chiloé se ofrece a los turistas la "raspadura de Camahueto", esto para aliviar cualquier tipo de malestar. A pesar de esto, lo que verdaderamente están ofertando es ralladura de conchas de mar.
Historias de terror. (s.f.). El Camahueto. Recuperado el 11 de enero 2021 de https://www.historiasde.info/el-camahueto/ (Adaptación).
De acuerdo al texto, ¿qué es un Camahueto?
Alternativas
A) Una criatura típica.
B) Una criatura terrenal.
B) Una criatura ancestral.
D) Una criatura mitológica.
Respuesta
C
En el relato, específicamente en el primer párrafo, se describe al Camahueto como una criatura mitológica. De esta manera, la alternativa correcta es C.
El Camahueto
Enunciado
El Camahueto
El Camahueto es una criatura mitológica de leyenda que, según la descripción de los lugareños, se parece a un ternero. Su apariencia es muy hermosa porque su pelaje es de color verde brillante.
Quizás la mayor de sus particularidades es que tiene un cuerno situado justo al medio de la frente, de la misma manera que el unicornio. Las leyendas que se cuentan en Chiloé aseguran que los Camahuetos nacen en las capas subterráneas de la tierra, a partir de los restos de uno de esos cuernos.
También se cuenta que las curanderas usaban el cuerno de estos animales como ingrediente principal en sus brebajes. Ya fuera para curar cosas tan simples como leves infecciones en la piel o enfermedades degenerativas, como, por ejemplo, el reumatismo.
Sin embargo, había que tener un especial cuidado al momento de utilizar tan poderoso ingrediente, puesto que, si se usa demasiado, el paciente corría el riesgo de sufrir dolores crónicos de cabeza y, en casos extremos, episodios de locura permanentes.
En la actualidad, en algunos mercados de Chiloé se ofrece a los turistas la "raspadura de Camahueto", esto para aliviar cualquier tipo de malestar. A pesar de esto, lo que verdaderamente están ofertando es ralladura de conchas de mar.
Historias de terror. (s.f.). El Camahueto. Recuperado el 11 de enero 2021 de https://www.historiasde.info/el-camahueto/ (Adaptación).
Según el texto, en Chiloé hay personas que venden ralladura de conchas de mar como si fuera del cuerno de un camahueto. A partir del texto, se puede inferir que las personas que compran ese producto, creen que con él podrán:
Alternativas
A) crear un nuevo camahueto.
B) curar la locura permanente.
C) aliviar todo tipo de malestares.
D) mejorar los dolores crónicos de cabeza.
Respuesta
C
En el texto dice en su último párrafo lo siguiente: "En la actualidad, en algunos mercados de Chiloé se ofrece a los turistas la "raspadura de Camahueto", esto para aliviar cualquier tipo de malestar. A pesar de esto, lo que verdaderamente están ofertando es ralladura de conchas de mar." De eta forma, podemos afirmar que la alternativa correcta es C.
Explicación oral o escrita
Enunciado
¿Cuál es el significado de la siguiente expresión escrita en sentido figurado?
"El niño está hecho polvo"
Alternativas
A) El niño está sucio.
B) El niño es un empolvado.
C) El niño está destrozado.
D) El niño es una persona renovada.
Respuesta
C
Hablar en sentido figurado significa que una expresión determinada tiene un significado distinto al que en forma habitual se lo asigna. La oración hace referencia a que el chico por alguna razón está destruido agotado destrozado.
Ideas relevantes
Enunciado
El conejito soñador
Había una vez un conejito soñador que vivía en una casita en medio del bosque rodeado de libros y fantasía pero no tenía amigos. Todos le habían dado de lado porque se pasaba el día contando historias imaginarias sobre hazañas caballerescas aventuras submarinas y expediciones extraterrestres. Siempre estaba inventando aventuras como si las hubiera vivido de verdad hasta que sus amigos se cansaron de escucharle y acabó quedándose solo.
Al principio el conejito se sintió muy triste y empezó a pensar que sus historias eran muy aburridas y por eso nadie las quería escuchar. Pero pese a eso continuó escribiendo.
Las historias del conejito eran increíbles y le permitían vivir todo tipo de aventuras. Se imaginaba vestido de caballero salvando a inocentes princesas o sintiendo el frío del mar sobre su traje de buzo mientras exploraba las profundidades del océano.
Se pasaba el día escribiendo historias y dibujando los lugares que imaginaba. De vez en cuando salía al bosque a leer en voz alta por si alguien estaba interesado en compartir sus relatos.
Un día mientras el conejito soñador leía entusiasmado su último relato apareció por allí una hermosa conejita que parecía perdida. Pero nuestro amigo estaba tan entregado a la interpretación de sus propios cuentos que ni se enteró de que alguien lo escuchaba. Cuando acabó la conejita le aplaudió con entusiasmo.
-Vaya no sabía que tenía público- dijo el conejito soñador a la recién llegada -. ¿Te ha gustado mi historia?
-Ha sido muy emocionante -respondió ella-. ¿Sabes más historias?
-¡Claro!- dijo emocionado el conejito -. Yo mismo las escribo.
- ¿De verdad? ¿Y son todas tan apasionantes?
- ¿Tu crees que son apasionantes? Todo el mundo dice que son aburridísimas…
- Pues eso no es cierto a mi me ha gustado mucho. Ojalá yo supiera saber escribir historias como la tuya pero no se...
El conejito se dio cuenta de que la conejita se había puesto de repente muy triste así que se acercó y pasándole la patita por encima del hombro le dijo con dulzura:
- Yo puedo enseñarte si quieres a escribirlas. Seguro que aprendes muy rápido
- ¿Sí? ¿Me lo dices en serio?
- ¡Claro que sí! ¡Hasta podríamos escribirlas juntos!
- ¡Genial! Estoy deseando explorar esos lugares viajar a esos mundos y conocer a todos esos villanos y malandrines -dijo la conejita-
Los conejitos se hicieron muy amigos y compartieron juegos y escribieron cientos de libros que leyeron a niños de todo el mundo.
Eva María Rodríguez El conejito soñador.
¿Qué valor se encuentra inmerso en el cuento?
Alternativas
A) La solidaridad
B) La autocompasión
C) El amor
D) La amistad
Respuesta
D
El relato hace alusión a la amistad por lo tanto ese es el valor que no enseña.
El vendedor de lluvias
Enunciado
El vendedor de lluvias
La tienda se encontraba al fondo de una calle serpenteante, escondida y sin salida, ubicada en la zona vieja de la ciudad. Era uno de esos lugares que, sin buscarse, se encuentran, y cuando aparecen así, tan inesperadamente, se adueñan de la situación como si siempre hubieran estado entre nuestras preocupaciones.
En la vitrina había una gruesa pátina de polvo, color ladrillo molido, que también se pegaba en los frascos que exhibían una curiosa mercancía, y para qué decir al interior de la tienda; parecía que por allí había pasado una tormenta de arena como esas fabulosas del desierto del Sahara.
Antes de entrar me volví a fijar en la frasquería de la vitrina: ¿Qué podría significar esa extraña cantidad de frascos cubiertos con polvo viejo? ¿Por qué tenían esas etiquetitas escritas a mano y en su interior brumas azules verdes amarillas rojas? ¿Por qué esas brumas se desplazaban como si lo hicieran de acuerdo a la acción de minúsculos vientos invisibles?
Los frascos estaban llenos y sellados a excepción de uno que se encontraba abierto y con su tapa en el piso de la vitrina. Muy cerca del frasco vacío había un letrero donde se podía leer: "Vendo todo tipo de lluvias".
En el interior de la tienda vi a un anciano sonriente, envuelto en un largo abrigo oscuro y con una bufanda enrollada hasta las orejas.
- ¿Es verdad que vende lluvias? -dije como saludo incrédulo-. Pero también pensando en mi pueblo que sufría una sequía de meses.
- Lo estaba esperando. Como ya es tarde, después de atenderlo a usted cerraré. ¿Cuánta lluvia necesita? Dígamelo de una vez, que para eso se requiere hacer un trabajo muy especial.
El cielo estaba arrebolado con los tintes rojizos propios del atardecer y se apreciaba prácticamente despejado, como hacía tanto tiempo en todos estos lugares y también en mi pueblo. "¿Esperando?", pensé. "¿De dónde, si ni siquiera tenía la intención de llegar a este callejón sin salida?". Pero como creo en los momentos mágicos, en esos instantes que surgen inesperadamente y que generan territorios nuevos por explorar, le respondí como si estuviera diciendo la cosa más natural del mundo:
- Necesito suficiente lluvia como para apagar la sed de mi pueblo, de los animales, de las plantas, en fin, de la gente…
- Sí. Ya lo sé. Todos andan en lo mismo. No se imagina cuánto trabajo he tenido últimamente.
El anciano se desprendió del abrigo y de la bufanda ¡Y me pareció tan delgado y con tantos años a cuestas!
Enseguida se restregó los dedos e hizo un gesto como si hubiera pronunciado: ¡Manos a la obra!
Yo abrí tamaños ojos cuando vi que tomó una gran caja y, abriendo la puerta interior de la vitrina que daba a la calle, comenzó a tomar algunos de los frascos que allí se exhibían, mientras murmuraba entre dientes como esas personas que están acostumbradas a vivir en soledad y hablan solas:
- Hum lluvia intensa, restablecedora, recuperadora, ¡revitalizadora!
Para ello tomaré este frasco que tiene una buena porción de nimbus. A propósito, ¿sabe qué significa nimbus?
- Ni idea -le dije un poco avergonzado de mi ignorancia-.
-No hay problema. Nimbus, en latín, significa nube de precipitación.
Se entiende entonces que le eche un frasco concentrado de nimbus ¿verdad? Pero no sólo eso necesita.
En la vitrina había tantos frascos recubiertos con ese polvo amarillento y también el que estaba vacío, que antes me había llamado la atención. Entonces, no resistí en avisarle al anciano con la intención de advertirle, que tal vez se le hubiera escapado alguno de sus vapores. Pero él, con una sonrisa socarrona, me dijo:
- Tranquilo, que allí duermo yo.
Después, siguió seleccionando frascos y mientras lo hacía iba remarcando sus actos como si estuviera dictando la receta más sabrosa y exclusiva.
- También necesitará estratonimbus y aire caliente para formar cumulonimbus, con ello tendrá la tormenta más hermosa, con truenos y relámpagos por añadidura, y este frasco con mucho viento norte, este otro con algo de sur, y unos cuantos más con vientos cordilleranos que saben de historias de nieves glaciares y del juguetón granizo, y además, este otro con un poco del cálido viento puelche que siempre avisa la llegada de la lluvia.
- ¿Y qué más? -Mi pregunta debió haberle sonado tan estúpida, pero quise asegurarme-; es que estaba tan entusiasmado con todo eso de los vientos y las nubes.
El anciano sonrió mientras echaba los frascos en la caja y me pasaba la boleta de pago.
- ¿Qué más? -repitió mi tonta pregunta-, un paraguas pues lo necesitará muy pronto. Ah, se me olvidaba. Destape los frascos en el cerro más alto de su pueblo y después… a esperar los resultados.
Cuando en el cielo ya aparecían las primeras estrellas, salí de la tienda, cargando una enorme caja. Tenía que apresurarme para tomar el último bus que me llevaría a mi pueblo. Mientras sentía en mi pecho un arrobamiento, como los que experimenté siendo niño cuando apresuré el sueño para despertar con la Navidad a la mañana siguiente, o cuando me instalé en el tren que me llevaría por primera vez a ver el mar, o cuando llegó mi padre con una canasta repleta con frutas, y además todos esos otros "cuandos", que guardaba en mi alma como el mejor de los tesoros.
De pronto, no sé por qué se me ocurrió mirar hacía la tienda, y juraría que un vapor azulino se metía en el frasco vacío, ese que estaba olvidado en un rincón de la vitrina, muy cerca de donde se encontraba el letrero que anunciaba la venta de lluvias.
Hidalgo H. (2013). El vendedor de lluvias. En Miguel Ángel Viejo (Ed.) Un cuento al día. Antología. (pp.11-135). Santiago Chile: Publicaciones Cultura.
Bruma | Niebla de menor densidad que la neblina, especialmente la que se forma sobre el mar. |
Arrebolado | Conjunto de nubes enrojecidas por los rayos del sol. |
Restregar | Frotar o pasar repetidamente y con fuerza una cosa generalmente áspera sobre otra. |
Restablecer | Establecer de nuevo una cosa, ponerla en el estado que había tenido antes. |
Revitalizar | Dar a algo nueva vida o actividad, especialmente después de un período de deterioro o inactividad. |
Socarronería | Modo de expresarse de la persona que se burla de los demás de manera irónica y con apariencia de ingenuidad. |
¿Qué actitud tiene el anciano a lo largo de la historia?
Alternativas
A) Impaciente.
B) Indiferente.
C) Amable.
D) Relajado.
Respuesta
C
El/la estudiante interpreta la actitud de un personaje, a partir de varias marcas textuales que permiten inferir su estado de ánimo.
Las dos ranas
Enunciado
Las dos ranas
Había una vez una rana que siempre se sentía feliz porque, por fortuna, sus padres la habían traído al mundo muy cerca del mar ¿Acaso había un lugar mejor para vivir?
Una maravillosa mañana de primavera, como cada día se despertó y se acercó a la orilla para disfrutar del bello espectáculo que ofrecían las olas. Podía pasarse horas mirando la espuma y dejando que la brisa y las pequeñas gotitas saladas salpicaran sus mejillas.
Después de un buen rato, la juguetona ranita pensó que era hora de dar una vuelta por los alrededores.
- Seguro que mis amigos los sapos están jugando al escondite junto al estanque. ¡Iré hasta allí a echar un vistazo!
Se alejó del agua y se adentró en el campo dando saltitos entre las flores. En uno de esos brincos, calculó mal la distancia, y sin querer cayó en un pozo oscuro y profundo.
- Pero… ¿Dónde estoy? ¡Qué sitio tan oscuro! ¿Hay alguien por aquí?
De repente oyó una voz. Entre la penumbra distinguió una rana. Era verde como ella y calculó que más o menos tendría su misma edad, a pesar de que estaba más sucia y se veía más avejentada. La desconocida le habló con personalidad.
- ¡Hola amiga! ¡Qué bien que hayas venido! ¡Me hace mucha ilusión recibir visitas!
- Bueno… En realidad, he caído sin querer, pero gracias por tu cálida acogida.
- Dime… ¿De dónde vienes? ¿Vives por aquí cerca?
- No, vivo demasiado lejos… Si sales del pozo y tomas el primer sendero a la izquierda, hay una arboleda donde suelo echar la siesta. Al fondo, unos doscientos saltos más allá está la playa. ¡Ahí vivo yo!
- Entonces… ¿Tu casa está cerca del mar?
- ¡Sí claro, justo al lado!
La rana del pozo nunca había visto el mar. En realidad, la pobre jamás había salido de ese agujero donde había nacido y le entró una curiosidad tremenda.
- Dime… ¿Es grande el mar?
La rana saltarina abrió los ojos como platos y puso una cara que reflejaba extrañeza y sorpresa a la vez.
- ¿Bromeas?… ¡Decir que es grande es quedarse corto! El mar es enorme… ¡Qué digo enorme!… ¡Es inmenso!
La rana del pozo se quedó callada, tratando de imaginarse cuán grande era. Tras unos segundos en silencio, sumida en sus pensamientos, volvió a preguntar:
- Pero… ¿El mar es tan grande como mi pozo?
La otra no daba crédito a lo que estaba escuchando.
- ¡Qué dices! ¡Pues claro que es más grande que tu pozo, muchísimo más! Este lugar es muy pequeño y el mar parece… ¡Parece infinito!
A la rana del pozo se le arrugó la cara y se puso a la defensiva.
- ¡Eres una mentirosa! ¿Cómo te atreves a decir algo así en mi propia casa? ¡No hay nada más grande que mi pozo!
- ¡Yo no soy una mentirosa! ¡Te estoy diciendo la verdad!
La rana del pozo se enfadó y roja de ira gritó a su perpleja invitada.
- ¡Vete no quiero que vengas nunca más por aquí!
La ranita, asustada, dio un salto con doble pirueta y salió del agujero. La repentina luz le deslumbró y enseguida notó el calor de los rayos del sol resbalando por su piel.
Mientras regresaba a su casa, sin ni siquiera mirar atrás, sintió algo de pena en el corazón. Conocer a la rana del pozo le había hecho darse cuenta de que hay quien sólo piensa en lo suyo y no quiere ver más allá de sí mismo y de lo que le rodea. A la ranita saltarina le parecía muy triste esa actitud, pero en cuanto divisó el mar, una sonrisa se dibujó en su rostro y se dijo a sí misma:
- Una pena, pero qué le vamos a hacer… ¡Ella se lo pierde!
Y saltando y saltando llegó hasta la orilla y se sentó a mirar los peces de colores, meciéndose al balanceo de las olas.
Fuente: Las dos ranas (Adaptación de una antigua fábula de la India)
GLOSARIO |
|
Aventajada |
Que sobresale a lo que es común en su clase. |
Perpleja |
Que está confundida sin saber qué pensar hacer o decir. |
Meciéndose |
Mover algo de un lado a otro, sin cambiarlo de lugar. |
¿Cuál es la enseñanza del texto?
Alternativas
A) Debemos ir por la vida con la mente abierta.
B) Hay que aprender a mirar más allá del propio mundo.
C) Existen personas mal agradecidas en la vida a las cuales no hay que visitar.
D) No se debe confiar en personas desconocidas.
Respuesta
B
El/la estudiante interpreta la información global del texto para reconocer el mensaje que este entrega.
La calzada del gigante
Enunciado
La calzada del gigante (Leyenda irlandesa)
Hace mucho tiempo un gigante irlandés llamado Finn MacCool deambulaba por la costa norte desde donde podía ver Escocia a través del estrecho mar de Moyle. Un gigante escocés Benandonner era el mayor rival de Finn de gran fuerza y terrible reputación. Como los dos gigantes nunca se habían conocido Finn decidió desafiar a Benandonner e invitarlo a Irlanda para comenzar una batalla decisiva. No había barco lo suficientemente grande que pudiera transportar al gigante por lo que Finn construyó una calzada de enormes piedras a través del agua para que el gigante escocés pudiera viajar sobre terreno seco; así no tendría excusas para evitar la confrontación.
Sin embargo al verlo acercándose se dio cuenta de que su rival era mucho más grande de lo que pensaba y se le heló la sangre en las venas. Regresó a su hogar cerca de las rocas y como cualquier hombre inteligente le pidió consejo a su mujer. Bláithin una mujer muy práctica ideó un plan para ayudar a su marido. Primero le dijo:
―Tráeme un saco de harina y nueve rocas planas.
Finn hizo lo que le pidió aunque ella no le reveló su plan. Bláithin estuvo toda la noche cocinando diez pasteles de harina. En cada uno de ellos puso una de las rocas planas excepto en el último que marcó con su pulgar. A la mañana siguiente disfrazó a Finn de bebé con su babero y su camisón. Le puso en una enorme y tosca cuna diciéndole que se estuviera quieto y fingiera estar dormido mientras la enorme sombra de Benandonner aparecía por la puerta.
Bláithin invitó al gigante escocés a tomar el té sirviéndole los pasteles de harina que había cocinado la noche anterior. Benandonner hambriento dio un gran mordisco a uno de los pasteles. Al instante lanzó un alarido de dolor mientras escupía un par de dientes rotos.
―¿Qué clase de pasteles son estos? ¡Me he roto los dientes! ―se lamentó.
―Oh lo siento mucho ―dijo Bláithin―. Finn siempre los come. ¡Incluso nuestro hijo los come!―añadió y le dio a Finn quien estaba oculto en la cuna el pastel que había marcado con su pulgar la noche anterior. Su marido lo comió con gusto haciendo ruidos de niño. Viendo el enorme bebé que había en la cuna Benandonner se asustó diciendo que si ese era el hijo prefería no conocer al padre. Regresó a Escocia destrozando la calzada tras él aterrado por la idea de que el terrible Finn pudiera seguirle a casa.
Esta es la leyenda de La Calzada de los Gigantes. Aquellos que son escépticos van a ver el mar abierto con Escocia de fondo y una gran cantidad de columnas rotas de la Calzada que muestran la prisa que tuvo el gigante al destrozarla.
Adaptado de: http://www.book-eater.net/2010/10/la-leyenda-de-la-calzada-de-los.html
De acuerdo a la leyenda leída ¿Cómo era Finn MacCool?
Alternativas
A) Fuerte porque era un gigante.
B) Ingenioso porque ideó un plan para librarse del gigante.
C) Valiente porque se atrevió a enfrentar al gigante Benandonner.
D) Precipitado porque desafió al gigante sin pensar en las consecuencias.
Respuesta
D
Según se muestra en el texto las decisiones que toma Finn lo hacen un personaje impulsivo al desafiar al gigante sin pensar en las consecuencias que le traería.
La calzada del gigante
Enunciado
La calzada del gigante (Leyenda irlandesa)
Hace mucho tiempo un gigante irlandés llamado Finn MacCool deambulaba por la costa norte desde donde podía ver Escocia a través del estrecho mar de Moyle. Un gigante escocés Benandonner era el mayor rival de Finn de gran fuerza y terrible reputación. Como los dos gigantes nunca se habían conocido Finn decidió desafiar a Benandonner e invitarlo a Irlanda para comenzar una batalla decisiva. No había barco lo suficientemente grande que pudiera transportar al gigante por lo que Finn construyó una calzada de enormes piedras a través del agua para que el gigante escocés pudiera viajar sobre terreno seco; así no tendría excusas para evitar la confrontación.
Sin embargo al verlo acercándose se dio cuenta de que su rival era mucho más grande de lo que pensaba y se le heló la sangre en las venas. Regresó a su hogar cerca de las rocas y como cualquier hombre inteligente le pidió consejo a su mujer. Bláithin una mujer muy práctica ideó un plan para ayudar a su marido. Primero le dijo:
―Tráeme un saco de harina y nueve rocas planas.
Finn hizo lo que le pidió aunque ella no le reveló su plan. Bláithin estuvo toda la noche cocinando diez pasteles de harina. En cada uno de ellos puso una de las rocas planas excepto en el último que marcó con su pulgar. A la mañana siguiente disfrazó a Finn de bebé con su babero y su camisón. Le puso en una enorme y tosca cuna diciéndole que se estuviera quieto y fingiera estar dormido mientras la enorme sombra de Benandonner aparecía por la puerta.
Bláithin invitó al gigante escocés a tomar el té sirviéndole los pasteles de harina que había cocinado la noche anterior. Benandonner hambriento dio un gran mordisco a uno de los pasteles. Al instante lanzó un alarido de dolor mientras escupía un par de dientes rotos.
―¿Qué clase de pasteles son estos? ¡Me he roto los dientes! ―se lamentó.
―Oh lo siento mucho ―dijo Bláithin―. Finn siempre los come. ¡Incluso nuestro hijo los come!―añadió y le dio a Finn quien estaba oculto en la cuna el pastel que había marcado con su pulgar la noche anterior. Su marido lo comió con gusto haciendo ruidos de niño. Viendo el enorme bebé que había en la cuna Benandonner se asustó diciendo que si ese era el hijo prefería no conocer al padre. Regresó a Escocia destrozando la calzada tras él aterrado por la idea de que el terrible Finn pudiera seguirle a casa.
Esta es la leyenda de La Calzada de los Gigantes. Aquellos que son escépticos van a ver el mar abierto con Escocia de fondo y una gran cantidad de columnas rotas de la Calzada que muestran la prisa que tuvo el gigante al destrozarla.
Adaptado de: http://www.book-eater.net/2010/10/la-leyenda-de-la-calzada-de-los.html
¿Cómo se sintió el gigante Benandonner después de visitar la casa de Finn?
Alternativas
A) Enojado porque descubrió que fue engañado.
B) Frustrado porque no pudo enfrentarse a Finn MacCool.
C) Asustado porque pensó que Finn era más poderoso que él.
D) Ofendido porque descubrió que le habían metido piedras a los pasteles.
Respuesta
C
Porque como señala el texto "...Benandonner se asustó
diciendo que si ese era el hijo prefería no conocer al padre. Regresó a Escocia
destrozando la calzada tras él aterrado por la idea de que el terrible Finn pudiera
seguirle a casa."
Banco de Preguntas [Banco de preguntas-LE5 OA04-100312] Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura 5
Enunciado
Instrucciones: Lee el siguiente texto y responde las preguntas.
La calzada del gigante.
Leyenda irlandesa
Hace mucho tiempo, un gigante irlandés llamado Finn MacCool deambulaba por la costa norte, desde donde podía ver Escocia a través del estrecho mar de Moyle. Un gigante escocés, Benandonner, era el mayor rival de Finn, de gran fuerza y terrible reputación. Como los dos gigantes nunca se habían conocido, Finn decidió desafiar a Benandonner e invitarlo a Irlanda para comenzar una batalla decisiva. No había barco lo suficientemente grande que pudiera transportar al gigante, por lo que Finn construyó una calzada de enormes piedras a través del agua para que el gigante escocés pudiera viajar sobre terreno seco; así no tendría excusas para evitar la confrontación.
Sin embargo, al verlo acercándose, se dio cuenta de que su rival era mucho más grande de lo que pensaba y se le heló la sangre en las venas. Regresó a su hogar cerca de las rocas y como cualquier hombre inteligente, le pidió consejo a su mujer. Bláithin, una mujer muy práctica, ideó un plan para ayudar a su marido. Primero le dijo:
―Tráeme un saco de harina y nueve rocas planas.
Finn hizo lo que le pidió, aunque ella no le reveló su plan. Bláithin estuvo toda la noche cocinando diez pasteles de harina. En cada uno de ellos puso una de las rocas planas, excepto en el último que marcó con su pulgar. A la mañana siguiente, disfrazó a Finn de bebé con su babero y su camisón. Le puso en una enorme y tosca cuna, diciéndole que se estuviera quieto y fingiera estar dormido, mientras la enorme sombra de Benandonner aparecía por la puerta.
Bláithin invitó al gigante escocés a tomar el té, sirviéndole los pasteles de harina que había cocinado la noche anterior. Benandonner, hambriento, dio un gran mordisco a uno de los pasteles. Al instante lanzó un alarido de dolor, mientras escupía un par de dientes rotos.
―¿Qué clase de pasteles son estos? ¡Me he roto los dientes! ―se lamentó.
―Oh lo siento mucho ―dijo Bláithin― Finn siempre los come ¡Incluso nuestro hijo los come!―añadió― y le dio a Finn, quien estaba oculto en la cuna, el pastel que había marcado con su pulgar la noche anterior. Su marido lo comió con gusto, haciendo ruidos de niño. Viendo el enorme bebé que había en la cuna, Benandonner se asustó, diciendo que si ese era el hijo, prefería no conocer al padre. Regresó a Escocia destrozando la calzada tras él, aterrado por la idea de que el terrible Finn pudiera seguirle a casa.
Esta es la leyenda de La Calzada de los Gigantes. Aquellos que son escépticos van a ver el mar abierto, con Escocia de fondo, y una gran cantidad de columnas rotas de la Calzada, que muestran la prisa que tuvo el gigante al destrozarla.
Adaptado de: http://www.book-eater.net/2010/10/la-leyenda-de-la-calzada-de-los.html
De acuerdo a la leyenda leída, ¿cuál es la principal característica psicológica de Finn MacCool en la historia?.
Alternativas
A) INfantil, porque se disfrazó de bebé para eviar a Benandonner..
B) Ingenioso, porque ideó un plan para librarse del gigante.
C) Valiente, porque se atrevió a enfrentar al gigante Benandonner.
D) Impulsivo, porque desafió al gigante sin conocerlo.
Respuesta
D
La característica que define a Finn es impulsivo pues desafió al gigante a luchar con él sin pensar en que Bennandoner sería más fuerte y poderoso que él.
La calzada del gigante, leyenda irlandesa
Enunciado
Instrucciones: Lee el siguiente texto y responde las preguntas.
La calzada del gigante.
Leyenda irlandesa
Hace mucho tiempo un gigante irlandés llamado Finn MacCool deambulaba por la costa norte desde donde podía ver Escocia a través del estrecho mar de Moyle. Un gigante escocés Benandonner era el mayor rival de Finn de gran fuerza y terrible reputación. Como los dos gigantes nunca se habían conocido Finn decidió desafiar a Benandonner e invitarlo a Irlanda para comenzar una batalla decisiva. No había barco lo suficientemente grande que pudiera transportar al gigante por lo que Finn construyó una calzada de enormes piedras a través del agua para que el gigante escocés pudiera viajar sobre terreno seco; así no tendría excusas para evitar la confrontación.
Sin embargo al verlo acercándose se dio cuenta de que su rival era mucho más grande de lo que pensaba y se le heló la sangre en las venas. Regresó a su hogar cerca de las rocas y como cualquier hombre inteligente le pidió consejo a su mujer. Bláithin una mujer muy práctica ideó un plan para ayudar a su marido. Primero le dijo:
―Tráeme un saco de harina y nueve rocas planas.
Finn hizo lo que le pidió aunque ella no le reveló su plan. Bláithin estuvo toda la noche cocinando diez pasteles de harina. En cada uno de ellos puso una de las rocas planas excepto en el último que marcó con su pulgar. A la mañana siguiente disfrazó a Finn de bebé con su babero y su camisón. Le puso en una enorme y tosca cuna diciéndole que se estuviera quieto y fingiera estar dormido mientras la enorme sombra de Benandonner aparecía por la puerta.
Bláithin invitó al gigante escocés a tomar el té sirviéndole los pasteles de harina que había cocinado la noche anterior. Benandonner hambriento dio un gran mordisco a uno de los pasteles. Al instante lanzó un alarido de dolor mientras escupía un par de dientes rotos.
―¿Qué clase de pasteles son estos? ¡Me he roto los dientes! ―se lamentó.
―Oh lo siento mucho ―dijo Bláithin―. Finn siempre los come. ¡Incluso nuestro hijo los come!―añadió y le dio a Finn quien estaba oculto en la cuna el pastel que había marcado con su pulgar la noche anterior. Su marido lo comió con gusto haciendo ruidos de niño. Viendo el enorme bebé que había en la cuna Benandonner se asustó diciendo que si ese era el hijo prefería no conocer al padre. Regresó a Escocia destrozando la calzada tras él aterrado por la idea de que el terrible Finn pudiera seguirle a casa.
Esta es la leyenda de La Calzada de los Gigantes. Aquellos que son escépticos van a ver el mar abierto con Escocia de fondo y una gran cantidad de columnas rotas de la Calzada que muestran la prisa que tuvo el gigante al destrozarla.
Adaptado de: http://www.book-eater.net/2010/10/la-leyenda-de-la-calzada-de-los.html
¿En qué consistía el plan de Bláithin?.
Alternativas
A) Disfrazar a Finn de bebé y esconderlo en una cuna para que el gigante no lo viera.
B) Hacerle creer a Benandonner que Finn era mucho más grande fuerte y poderoso que él.
C) Romperle los dientes al gigante para que sintiera mucho dolor y no quisiera pelear con Finn.
D) Que el gigante se enojara y rompiera la calzada que Finn había construido porque no le gustaba.
Respuesta
B
El plan de la esposa de Finn era engañar a Bennandoner para que creyera que Finn era mucho más fuerte y poderoso que él. Por eso lo disfrazó de bebé y le hizo creer que Finn comía esos pasteles tan duros.
Estoy creciendo
Enunciado
"Estoy creciendo
Abrí mi clóset y ahí estaba: era mi polera favorita roja y con una mancha café por atrás. Mi madre siempre decía: "Hijo deja de usar esa polera ya está muy rota y vieja" pero yo no la pesqué. Un día cuando volví del colegio mi madre estaba limpiando el piso. Miré bien y vi mi polera que estaba siendo usada como trapero.
Benjamín Castro 11 años"
Extraído de Santiago en 100 palabras.
Según el texto ¿por qué la madre del protagonista usó su polera como trapero?
Alternativas
A) Porque al protagonista le quedaba chica la polera
B) Porque a la madre del protagonista nunca le gustó
C) Porque la polera del protagonista estaba vieja y rota
D) Porque tenía muchas y la mamá le faltaba un trapero
Respuesta
C
Para descubrir la respuesta correcta es importante centrarse en la información explícita que se entrega en el texto ya que al comienzo la madre le dijo a su hijo que su polera favorita ya estaba vieja y rota por lo que la usó de trapero. Siendo la C) la respuesta correcta
Banco de Preguntas [Banco de preguntas-LE5 OA04-1031553] Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura 5
Enunciado
El gigante tragón
Érase una vez una abuelita que vivía con sus tres nietas. Las tres niñas ayudaban en las tareas del hogar por el cariño que sentían por su abuela.
Un día, la abuelita les dijo que en cuanto acabaran su faena de la casa, podían bajar a la bodega a merendar pan con miel. Al poco rato, la pequeña de las tres hermanas acabó su labor y marchó a la bodega. Nada más llegar, en la puerta y sin llegar a entrar, escuchó una voz que cantaba:
- Pequeña, pequeñita, no vengas acá, tralará, tralará...
-¿De dónde ha salido esa voz?, se preguntó la pequeña, y decidió entrar. Zas!! En ese mismo momento el gigante Tragón la metió en un saco y lo cerró.
Al cabo de media hora, la hermana mediana acabó su labor y le dijo a su abuelita que marchaba a merendar pan con miel a la bodega.
-Está bien - le dijo la abuelita- y de paso dile a tu hermana que está tardando demasiado en volver a casa.
-Muy bien abuela, se lo diré. En cuanto llegó a la puerta de la bodega, justo antes de entrar, escuchó una voz que cantaba:
-Mediana, medianita, no vengas acá, tralará, tralará...
-¿Quién anda ahí? Preguntó la niña y, aunque no escuchó respuesta, decidió entrar. Zas!! De nuevo el gigante Tragón encerró a la hermana mediana en el saco, junto a la pequeña.
Pasado ya mediodía, la abuela se acercó a la hermana mayor y le preguntó:
-¿Todavía no has acabado?
-Me falta poco, abuelita, ya voy.
-Hazme un favor, déjalo ya, acércate a la bodega a ver qué hacen tus hermanas, se está haciendo muy tarde... Y así lo hizo, pero cuando llegó a la puerta de la bodega, pudo oír a alguien cantar:
-Mayor, mayorcita, no vengas acá, tralará, tralará... Con toda curiosidad se acercó y… Zas!!! Las tres hermanas acabaron en el saco del gigante Tragón.
Con toda la preocupación del mundo, la abuelita salió a buscar a sus nietas y, al llegar a la puerta de la bodega, escuchó cantar:
-Abuela, abuelita, no vengas acá, tralará, tralará...
-Ay Dios mío, mis niñas, seguro que ese gigante Tragón las ha cogido... - Pues la abuelita ya conocía al malvado gigante.
Corrió y corrió en busca de ayuda, pero no encontró a nadie y, sentada en una roca llorando por sus nietas, se le acercó una avispa a preguntar:
-Ancianita, ¿qué le sucede? ¿Se encuentra usted bien?
-Mis nietas, las ha raptado el gigante Tragón, pobrecitas mías.
-No se preocupe abuelita, ese malvado tendrá su merecido. Enseguida la avispa avisó a todas sus amigas del enjambre y con voz de ataque gritaron:
-Vamos a por ese gigante malvado, hay que darle su merecido, ¡¡¡adelante compañeras!!!!
En el momento en que el gigante Tragón salía de la bodega camino al bosque, todas las avispas empezaron a picotearle sin parar. Este salió corriendo, temeroso de los picotazos y olvidándose allá mismo del saco con las tres pequeñas.
Las niñas pudieron salvarse de las garras del gigante Tragón gracias a unas avispas muy avispadas. Finalmente, la abuelita y sus tres adorables nietas marcharon a casa para merendar un rico pan con miel.
FIN
Núñez Martínez Ileana P. "Técnicas de animación a la lectura para la formación de lectores en el Sistema de Bibliotecas Infantiles de la municipalidad de San José." (1998).
¿Qué actitud de la primera nieta hizo que el gigante pudiera atraparla?
Alternativas
A) La esperanza de encontrar a su hermana.
B) La faena de la casa que la abuela le asignó.
C) Las ganas de ayudar a su abuelita.
D) La curiosidad al escuchar una voz en la bodega.
Respuesta
D
La respuesta correcta a esta pregunta se logra identificar tras reconocer cuál es el conflicto de esta historia narrativa. Se aprecia que el problema que se les presenta a las tres hermanitas y sus abuelas es que un gigante tragón se tragó a las tres niñas debido a la curiosidad de estas. Por lo tanto la alternativa correcta es la D).
El gigante tragón
Enunciado
El Gigante Tragón
Érase una vez una abuelita que vivía con sus tres nietas. Las tres niñas ayudaban en las tareas del hogar por el cariño que sentían por su abuela. Un día la abuelita les dijo que en cuanto acabaran cada una de ellas su faena de la casa podían bajar a la bodega a merendar pan con miel. Al poco rato la pequeña de las tres hermanas acabó su labor y se marchó a la bodega. Nada más llegar en la puerta y sin llegar a entrar escuchó una voz que cantaba:
- Pequeña pequeñita no vengas acá tralará tralará...
- ¿De dónde ha salido esa voz? se preguntó la pequeña y decidió entrar. Zas!! En ese mismo momento el gigante Tragón la metió en un saco y lo cerró.
Al cabo de media hora la hermana mediana acabó su labor y le dijo a su abuelita que marchaba a merendar pan con miel a la bodega.
- Está bien - le dijo la abuelita - y de paso dile a tu hermana que está tardando demasiado en volver a casa.
- Muy bien abuela se lo diré. En cuanto llegó a la puerta de la bodega justo antes de entrar escuchó una voz que cantaba:
- Mediona medianita no vengas acá tralará tralará...
- ¿Quién anda ahí? Preguntó la niña y aunque no escuchó respuesta decidió entrar. Zas!! De nuevo el gigante Tragón encerró a la hermana mediana en el saco junto a la pequeña.
Pasado ya mediodía la abuela se acercó a la hermana mayor y le preguntó
- ¿Todavía no has acabado?
- Me falta poco abuelita ya voy.
- Hazme un favor déjalo ya acércate a la bodega a ver que hacen tus hermanas se está haciendo muy tarde... Y así lo hizo pero cuando llegó a la puerta de la bodega pudo oír a alguien cantar:
- Mayor mayorcita no vengas acá tralará tralará... Con toda curiosidad se acercó y Zas!!! Las tres hermanas acabaron en el saco del gigante Tragón.
Con toda la preocupación del mundo la abuelita salió a buscar a sus nietas y al llegar a la puerta de la bodega escuchó cantar:
- Abuela abuelita no vengas acá tralará tralará...
- Ay Dios mío mis niñas seguro que ese gigante Tragón las ha cogido... - Pues la abuelita ya conocía al malvado gigante.
Corrió y corrió en busca de ayuda pero no encontró a nadie y sentada en una roca llorando por sus nietas se le acercó una avispa a preguntar:
- Ancianita ¿qué le sucede? ¿Se encuentra usted bien?
- Mis nietas las ha raptado el gigante Tragón pobrecitas mías.
- No se preocupe abuelita ese malvado tendrá su merecido. Enseguida la avispa avisó a todas sus amigas del enjambre y con voz de ataque gritaron:
- Vamos por ese gigante malvado hay que darle su merecido ¡¡¡adelante compañeras!!!!
En el momento que el gigante Tragón salía de la bodega camino al bosque todas las avispas empezaron a picotearle sin parar. Éste salió corriendo temeroso de los picotazos y olvidándose allá mismo del saco con las tres pequeñas. Las niñas pudieron salvarse de las garras del gigante Tragón gracias a unas avispas muy avispadas. Finalmente la abuelita y sus tres adorables nietas marcharon a casa para merendar un rico pan con miel.
Núñez Martínez Ileana P. "Técnicas de animación a la lectura para la formación de lectores en el Sistema de Bibliotecas Infantiles de la municipalidad de San José." (1998).
Enjambre | Grupo numeroso de abejas moscas u otros insectos especialmente cuando se dirigen hacia un lugar. |
Avispadas | Que es vivo y despierto para entender las cosas y actuar en consecuencia |
Según el relato ¿dónde desaparecieron las tres nietecitas?
Alternativas
A) En los alrededores de la casa del gigante.
B) En la entrada de la bodega.
C) En el bosque del gigante tragón.
D) En el camino hacia la bodega.
Respuesta
B
La respuesta correcta a esta pregunta se puede reconocer tras identificar claves textuales que se entregan en la narración. En ellas se aprecian los lugares donde se desarrollaban las acciones y uno de esos fue la bodega. Es decir las tres nietecitas desaparecieron justo antes de entrar a la bodega cuando escucharon una voz. Por lo tanto la alternativa correcta es la D).
El peral de la Tía Miseria
Enunciado
El peral de la Tía Miseria
Hace mucho mucho tiempo vivía en un pueblo una mujer anciana y vagabunda andrajosa y sucia a la que la gente conocía como la Tía Miseria. Esta mujer vivía únicamente con las limosnas que los lugareños le daban y con los frutos de un peral el único árbol que existía cercano a la cueva donde vivía. La mayoría de las veces podía subsistir con las limosnas que recogía pero otras veces eran insuficientes y tenía que alimentarse con las peras de su preciado árbol. La vieja pasaba desapercibida y no se metía con nadie pero eran muchos los niños que se acercaban hasta su cueva para molestarla y sobre todo robar las peras del frutal con las que se alimentaba la pobre Tía Miseria. Eso cansaba mucho a la vagabunda anciana y la hacía pasar incluso días sin comer.
Una noche de gran tormenta sobre la población de Altea la Tía Miseria recibió una visita muy especial. Empapado y chorreando agua un anciano vagabundo apareció ante su cueva para pedirle refugio y alimento. La anciana que estaba haciendo un caldo con alguna de las limosnas que había conseguido en el pueblo accedió gustosamente a hospedar al vagabundo y le ofreció un plato de alimento. Tras una noche de charla y compañía ambos quedaron agotados y dormidos en la cueva.
Al día siguiente el vagabundo anciano confesó a la Tía Miseria que en realidad era San Antonio y que debido al humano acto que tuvo con él la noche anterior resguardándolo de la tormenta y dándole alimento y hospedaje en la cueva le concedería aquello que más quisiera. La anciana le dijo que no le hacía falta más que lo que tenía pero ante la insistencia del Santo accedió a realizar la petición y suplicó que todo aquel que cogiera sus peras quedara pegado al árbol hasta que ella lo dejase bajar. Así fue como desde ese momento todo aquel que iba a robar las frutas del peral de la Tía Miseria se quedaba pegado al árbol colgando como las peras y no podía bajar hasta que la andrajosa anciana lo permitía.
Así pasaron unos años en los que la Tía Miseria vivió plácidamente en su cueva y no pasó hambre jamás hasta que un día llegó a buscarla la Muerte. La vieja muy astuta le pidió a la Muerte que subiera al árbol para recoger unas cuantas peras y poderlas llevar con ella. La Muerte pensando que era el último deseo de la anciana se encaramó al frutal y allí quedó pegada.
Lógicamente la vagabunda no permitió que la Muerte bajase del árbol. De esta manera comenzó una época en la que ni la anciana ni ningún ciudadano murió. Ni epidemias ni guerras lograban acabar con la población algo que a los más ancianos del pueblo les comenzó a molestar. Cansados de una vida larga y eterna decidieron armarse e ir a derribar el peral. No obstante ellos también quedaron pegados a modo de fruto.
El enorme peral plagado de personas pegadas se tambaleaba de un lado a otro pero no caía. Todos empezaron a implorar a la Tía Miseria que los dejase bajar y la vieja mujer muy astuta nuevamente dijo que los dejaría bajar con una condición: que la Muerte no fuera a buscarla hasta que ella la llamara por tres veces. La Muerte accedió y fue así como la Miseria siguió viviendo en este mundo escondida en una cueva junto a su peral eterno.
Anónimo (cuento tradicional español). Adaptado de http://elrincondemispasiones.blogspot.cl/2012/07/leyenda-del-peral-de-la-tia-miseria.html
De acuerdo al texto ¿por qué San Antonio quiso concederle a la anciana lo que más deseara?
Alternativas
A) Porque no quería que se la llevara la Muerte.
B) Porque estaba muy agradecido por haberlo acogido.
C) Porque le daba pena que fuera tan pobre y vagabunda.
D) Porque no le gustaba que los niños le robaran las peras.
Respuesta
B
De acuerdo al texto San Antonio se sentía muy agradecido porque la anciana lo alimentó y lo resguardó de la tormenta por eso le dijo que le concedería lo que ella quisiera.
El peral de la tía miseria
Enunciado
El peral de la Tía Miseria
Hace mucho mucho tiempo vivía en un pueblo una mujer anciana y vagabunda andrajosa y sucia a la que la gente conocía como la Tía Miseria. Esta mujer vivía únicamente con las limosnas que los lugareños le daban y con los frutos de un peral el único árbol que existía cercano a la cueva donde vivía. La mayoría de las veces podía subsistir con las limosnas que recogía pero otras veces eran insuficientes y tenía que alimentarse con las peras de su preciado árbol. La vieja pasaba desapercibida y no se metía con nadie pero eran muchos los niños que se acercaban hasta su cueva para molestarla y sobre todo robar las peras del frutal con las que se alimentaba la pobre Tía Miseria. Eso cansaba mucho a la vagabunda anciana y la hacía pasar incluso días sin comer.
Una noche de gran tormenta sobre la población de Altea la Tía Miseria recibió una visita muy especial. Empapado y chorreando agua un anciano vagabundo apareció ante su cueva para pedirle refugio y alimento. La anciana que estaba haciendo un caldo con alguna de las limosnas que había conseguido en el pueblo accedió gustosamente a hospedar al vagabundo y le ofreció un plato de alimento. Tras una noche de charla y compañía ambos quedaron agotados y dormidos en la cueva.
Al día siguiente el vagabundo anciano confesó a la Tía Miseria que en realidad era San Antonio y que debido al humano acto que tuvo con él la noche anterior resguardándolo de la tormenta y dándole alimento y hospedaje en la cueva le concedería aquello que más quisiera. La anciana le dijo que no le hacía falta más que lo que tenía pero ante la insistencia del Santo accedió a realizar la petición y suplicó que todo aquel que cogiera sus peras quedara pegado al árbol hasta que ella lo dejase bajar. Así fue como desde ese momento todo aquel que iba a robar las frutas del peral de la Tía Miseria se quedaba pegado al árbol colgando como las peras y no podía bajar hasta que la andrajosa anciana lo permitía.
Así pasaron unos años en los que la Tía Miseria vivió plácidamente en su cueva y no pasó hambre jamás hasta que un día llegó a buscarla la Muerte. La vieja muy astuta le pidió a la Muerte que subiera al árbol para recoger unas cuantas peras y poderlas llevar con ella. La Muerte pensando que era el último deseo de la anciana se encaramó al frutal y allí quedó pegada.
Lógicamente la vagabunda no permitió que la Muerte bajase del árbol. De esta manera comenzó una época en la que ni la anciana ni ningún ciudadano murió. Ni epidemias ni guerras lograban acabar con la población algo que a los más ancianos del pueblo les comenzó a molestar. Cansados de una vida larga y eterna decidieron armarse e ir a derribar el peral. No obstante ellos también quedaron pegados a modo de fruto.
El enorme peral plagado de personas pegadas se tambaleaba de un lado a otro pero no caía. Todos empezaron a implorar a la Tía Miseria que los dejase bajar y la vieja mujer muy astuta nuevamente dijo que los dejaría bajar con una condición: que la Muerte no fuera a buscarla hasta que ella la llamara por tres veces. La Muerte accedió y fue así como la Miseria siguió viviendo en este mundo escondida en una cueva junto a su peral eterno.
Anónimo (cuento tradicional español). Adaptado de http://elrincondemispasiones.blogspot.cl/2012/07/leyenda-del-peral-de-la-tia-miseria.html
La Muerte todavía no se ha llevado a la anciana porque:
Alternativas
A) sigue atrapada en el peral.
B) no ha sido llamada tres veces.
C) no puede encontrar a la Tía Miseria.
D) está ocupada con las otras personas del pueblo.
Respuesta
B
De acuerdo al final del texto el trato que la Tía Miseria hizo con la gente del pueblo es que los dejaría bajar siempre y cuando la Muerte prometiera que no iría a buscarla hasta que ella la llamara tres veces. Si la ancianita sigue viva se deduce que todavía no ha llamado a la Muerte.
Heidi (Fragmento)
Enunciado
Heidi
(Fragmento)
- Nos hemos olvidado de algo, abuelo, -dijo ella después de un corto silencio-.
- ¿De qué? -preguntó él-.
- Una frazada; cuando vas a la cama te tienes que meter entre las sábanas y la frazada.
- Oh, ¿así se hace entonces? Pero suponte que no tengo una frazada, -dijo el viejo-.
- Bueno, no importa abuelo, -dijo Heidi con un tono de voz consolador-. Puedo tomar un poco más de paja para cubrirme, -y ella se dio la vuelta rápidamente para buscar otro manojo del montón, cuando su abuelo la detuvo-
- Espera un momento, -le dijo- bajó por la escalera de nuevo, yendo hacia su cama. Regresó al altillo con un saco largo y grueso, hecho de lino, que colocó encima, exclamando -Ahí, ¿eso es mejor que la paja, o no?
Heidi comenzó a tirar del saco con su pequeña fuerza diminuta en un esfuerzo por alisarla y arreglarla, pero sus pequeñas manos no estaban hechas para un trabajo tan pesado. Su abuelo vino en su ayuda y, cuando ellos lo tendieron perfectamente sobre la cama, todo quedó tan bonito, cálido y confortable, que Heidi se ensimismó, admirándolo encantada.
- Esta es una espléndida frazada -dijo ella-, y la cama se vio preciosa, toda junta.
- ¡Ojalá fuera de noche para que pudiera meterme en ella al instante!
Johanna Spyri.
Cuándo Heidi y su abuelo comienzan a armar la cama, ¿cuál es la actitud de Heidi?
Alternativas
A) Comprensiva, porque no le importa cubrirse con paja.
B) Caprichosa, porque quiere dormir en una cama con sábanas y frazadas.
C) Desinteresada, porque quiere estar con su abuelito aunque no tenga cama.
D) Agradecida, porque sabe que con la paja igual podrá abirigarse.
Respuesta
A
Una de las características que es posible reconocer de Heidi en el relato es su comprensión ya que entiende que su abuelito no tiene una frazada para cubrirse y por lo tanto propone una manera de solucionarlo.
Heidi (Fragmento)
Enunciado
Heidi
(Fragmento)
- Nos hemos olvidado de algo, abuelo, -dijo ella después de un corto silencio-.
- ¿De qué? -preguntó él-.
- Una frazada; cuando vas a la cama te tienes que meter entre las sábanas y la frazada.
- Oh, ¿así se hace entonces? Pero suponte que no tengo una frazada, -dijo el viejo-.
- Bueno, no importa abuelo, -dijo Heidi con un tono de voz consolador-. Puedo tomar un poco más de paja para cubrirme, -y ella se dio la vuelta rápidamente para buscar otro manojo del montón, cuando su abuelo la detuvo-
- Espera un momento, -le dijo- bajó por la escalera de nuevo, yendo hacia su cama. Regresó al altillo con un saco largo y grueso, hecho de lino, que colocó encima, exclamando -Ahí, ¿eso es mejor que la paja, o no?
Heidi comenzó a tirar del saco con su pequeña fuerza diminuta en un esfuerzo por alisarla y arreglarla, pero sus pequeñas manos no estaban hechas para un trabajo tan pesado. Su abuelo vino en su ayuda y, cuando ellos lo tendieron perfectamente sobre la cama, todo quedó tan bonito, cálido y confortable, que Heidi se ensimismó, admirándolo encantada.
- Esta es una espléndida frazada -dijo ella-, y la cama se vio preciosa, toda junta.
- ¡Ojalá fuera de noche para que pudiera meterme en ella al instante!
Johanna Spyri.
Según el texto, ¿de qué se olvidaron Heidi y su abuelo?
Alternativas
A) De hacer la cama.
B) De poner la paja.
C) De la frazada.
D) De la sábana.
Respuesta
C
La respuesta correcta a esta pregunta es posible identificarla, de forma textual, al inicio de la narración; ya que se menciona que mientras preparan la cama, Heidi le señala al abuelo que han olvidado la frazada. Por lo tanto, la alternativa correcta es la C.
El Leñador Honrado
Enunciado
El Leñador Honrado
Érase una vez un leñador humilde y bueno que después de trabajar todo el día en el campo regresaba a casa a reunirse con los suyos. Por el camino se dispuso a cruzar un puente pequeño cuando de repente se cayó su hacha en el río.
"¿Cómo haré ahora para trabajar y poder dar de comer a mis hijos?" exclamaba angustiado y preocupado el leñador. Entonces ante los ojos del pobre hombre apareció desde el fondo del río una ninfa hermosa y centelleante. "No te lamentes buen hombre. Traeré devuelta tu hacha en este instante" le dijo la criatura mágica al leñador y se sumergió rápidamente en las aguas del río.
Poco después la ninfa reapareció con un hacha de oro para mostrarle al leñador pero este contestó que esa no era su hacha. Nuevamente la ninfa se sumergió en el río y trajo un hacha de plata entre sus manos. "No. Esa tampoco es mi hacha" dijo el leñador con voz penosa.
Al tercer intento de la ninfa apareció con un hacha de hierro. "¡Esa sí es mi hacha! Muchas gracias" gritó el leñador con profunda alegría. Pero la ninfa quiso premiarlo por no haber dicho mentiras y le dijo "Te regalaré además las dos hachas de oro y de plata por haber sido tan honrado".
Fuente: https://club-de-pedagogia.webnode.cl/l/un-articulo-sencillo-de-ejemplo2/
Según el relato; ¿qué perdió el leñador?
Alternativas
A) Un hacha de oro
B) Un hacha de plata
C) Un hacha de metal
D) Un hacha de hierro
Respuesta
D
En el texto se refleja "Al tercer intento de la ninfa apareció con un hacha de hierro. "¡Esa sí es mi hacha!".
El picador de piedra
Enunciado
EL PICADOR DE PIEDRA
Érase una vez un picador de piedra que desde hacía años y años picaba y picaba una montaña para sacar piedras. En esa misma montaña, también vivía un geniecillo travieso que, de vez en cuando, concedía deseos a la gente. ¡Pero no lo sabía el picador de piedra!
El picador de piedra vivía contento, hasta que, un día, fue a entregar unas piedras al palacio de un príncipe riquísimo. Al ver las camas de oro, los criados y las sombrillas que protegían al príncipe del sol, el picador de piedra suspiró:
- ¡Ah…! Si yo fuera un príncipe, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un príncipe y serás feliz!
Y de repente… ¡el picador de piedra se transformó en un príncipe! Tenía un palacio precioso y se paseaba muy contento por todas partes bajo su sombrilla.
Hasta que, un día, se dio cuenta de que el sol secaba la hierba e incluso traspasaba su sombrilla. Eso le extrañó mucho y dijo:
¿Cómo? ¿El Sol es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera el sol, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás el sol y serás feliz.
Y de repente… ¡el picador de piedra se convirtió en sol!
Muy contento de ser tan poderoso, lanzaba tanto calor sobre la tierra que la resecaba completamente. Hasta que, un día, una nube se puso delante del sol y lo tapó. Eso lo enfadó mucho y dijo:
- ¿Cómo? ¿Una nube es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una nube, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás una nube y serás feliz.
Entonces el picador de piedra se convirtió en nube. Muy contento, tapó al sol y desparramó lluvia y más lluvia. Los ríos se desbordaron y el agua arrancó los árboles, pero la montaña no se movió ni un poquito. Al verla, el picador de piedra gritó muy enfadado:
- ¿Cómo? ¿La montaña es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una montaña, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
Tu deseo ha sido escuchado. Serás una montaña y serás feliz.
Y el picador de piedra se convirtió en una montaña. Y ahí se quedó, muy orgulloso, sin moverse. Hasta que, un día, oyó un ruidito muy molesto: "toc, toc, toc". Era el ruidito que hacía otro picador de piedra. Y, después, se oyó el ruido de una gran piedra que rodaba por la montaña. El picador de piedra, muy inquieto, exclamó:
- ¿Cómo? ¿Un simple hombrecillo es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera un picador de piedra, ¡qué feliz sería!
Entonces, la voz del genio dijo por última vez:
Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un picador de piedra y serás verdaderamente feliz!
Anónimo. (s. f). Texto tradicional japonés adaptado. Extraído de Revista Caracola
Antes de volver a ser un picador de piedra, ¿cuál era la actitud del picador frente a su vida?
Alternativas
A) De aceptación.
B) De superación.
C) De gratitud.
D) De inconformidad.
Respuesta
D
El/la estudiante realiza una inferencia a partir de la información del texto que expresa la actitud del persdonaje principal respecto de su vida.
El picador de piedra
Enunciado
EL PICADOR DE PIEDRA
Érase una vez un picador de piedra que desde hacía años y años picaba y picaba una montaña para sacar piedras. En esa misma montaña, también vivía un geniecillo travieso que, de vez en cuando, concedía deseos a la gente. ¡Pero no lo sabía el picador de piedra!
El picador de piedra vivía contento, hasta que, un día, fue a entregar unas piedras al palacio de un príncipe riquísimo. Al ver las camas de oro, los criados y las sombrillas que protegían al príncipe del sol, el picador de piedra suspiró:
- ¡Ah…! Si yo fuera un príncipe, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un príncipe y serás feliz!
Y de repente… ¡el picador de piedra se transformó en un príncipe! Tenía un palacio precioso y se paseaba muy contento por todas partes bajo su sombrilla.
Hasta que, un día, se dio cuenta de que el sol secaba la hierba e incluso traspasaba su sombrilla. Eso le extrañó mucho y dijo:
¿Cómo? ¿El Sol es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera el sol, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás el sol y serás feliz.
Y de repente… ¡el picador de piedra se convirtió en sol!
Muy contento de ser tan poderoso, lanzaba tanto calor sobre la tierra que la resecaba completamente. Hasta que, un día, una nube se puso delante del sol y lo tapó. Eso lo enfadó mucho y dijo:
- ¿Cómo? ¿Una nube es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una nube, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás una nube y serás feliz.
Entonces el picador de piedra se convirtió en nube. Muy contento, tapó al sol y desparramó lluvia y más lluvia. Los ríos se desbordaron y el agua arrancó los árboles, pero la montaña no se movió ni un poquito. Al verla, el picador de piedra gritó muy enfadado:
- ¿Cómo? ¿La montaña es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una montaña, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
Tu deseo ha sido escuchado. Serás una montaña y serás feliz.
Y el picador de piedra se convirtió en una montaña. Y ahí se quedó, muy orgulloso, sin moverse. Hasta que, un día, oyó un ruidito muy molesto: "toc, toc, toc". Era el ruidito que hacía otro picador de piedra. Y, después, se oyó el ruido de una gran piedra que rodaba por la montaña. El picador de piedra, muy inquieto, exclamó:
- ¿Cómo? ¿Un simple hombrecillo es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera un picador de piedra, ¡qué feliz sería!
Entonces, la voz del genio dijo por última vez:
Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un picador de piedra y serás verdaderamente feliz!
Anónimo. (s. f). Texto tradicional japonés adaptado. Extraído de Revista Caracola
¿Cuál es el conflicto que se presenta en la historia?
Alternativas
A) Una nube se puso delante del sol y lo tapó.
B) El picador de piedra trabajaba sin descanso.
C) El picador de piedra quería ser cada vez más poderoso.
D) El genio era un bromista y no hacía lo que le pedían.
Respuesta
C
La alternativa C es la alternativa correcta ya que a lo largo de la historia se puede verificar que el picador de piedra constantemente deseaba ser otra cosa y nunca estaba conforme con lo que el geniecillo le concedía.
El picador de piedra
Enunciado
EL PICADOR DE PIEDRA
Érase una vez un picador de piedra que desde hacía años y años picaba y picaba una montaña para sacar piedras. En esa misma montaña, también vivía un geniecillo travieso que, de vez en cuando, concedía deseos a la gente. ¡Pero no lo sabía el picador de piedra!
El picador de piedra vivía contento, hasta que, un día, fue a entregar unas piedras al palacio de un príncipe riquísimo. Al ver las camas de oro, los criados y las sombrillas que protegían al príncipe del sol, el picador de piedra suspiró:
- ¡Ah…! Si yo fuera un príncipe, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un príncipe y serás feliz!
Y de repente… ¡el picador de piedra se transformó en un príncipe! Tenía un palacio precioso y se paseaba muy contento por todas partes bajo su sombrilla.
Hasta que, un día, se dio cuenta de que el sol secaba la hierba e incluso traspasaba su sombrilla. Eso le extrañó mucho y dijo:
¿Cómo? ¿El Sol es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera el sol, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás el sol y serás feliz.
Y de repente… ¡el picador de piedra se convirtió en sol!
Muy contento de ser tan poderoso, lanzaba tanto calor sobre la tierra que la resecaba completamente. Hasta que, un día, una nube se puso delante del sol y lo tapó. Eso lo enfadó mucho y dijo:
- ¿Cómo? ¿Una nube es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una nube, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás una nube y serás feliz.
Entonces el picador de piedra se convirtió en nube. Muy contento, tapó al sol y desparramó lluvia y más lluvia. Los ríos se desbordaron y el agua arrancó los árboles, pero la montaña no se movió ni un poquito. Al verla, el picador de piedra gritó muy enfadado:
- ¿Cómo? ¿La montaña es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una montaña, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
Tu deseo ha sido escuchado. Serás una montaña y serás feliz.
Y el picador de piedra se convirtió en una montaña. Y ahí se quedó, muy orgulloso, sin moverse. Hasta que, un día, oyó un ruidito muy molesto: "toc, toc, toc". Era el ruidito que hacía otro picador de piedra. Y, después, se oyó el ruido de una gran piedra que rodaba por la montaña. El picador de piedra, muy inquieto, exclamó:
- ¿Cómo? ¿Un simple hombrecillo es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera un picador de piedra, ¡qué feliz sería!
Entonces, la voz del genio dijo por última vez:
Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un picador de piedra y serás verdaderamente feliz!
Anónimo. (s. f). Texto tradicional japonés adaptado. Extraído de Revista Caracola
¿Qué sucede con el picador de piedra al final de la historia?
Alternativas
A) Se convierte en un príncipe.
B) Se convierte en montaña.
C) Pelea con el genio.
D) Regresa a su vida anterior.
Respuesta
D
El/la estudiante, reconoce la resolución del conflicto presentado en la narración. Al leer el final de la historia el picador de piedra desea ser un picador de piedra y el geniecillo se lo concede.
El picador de piedra
Enunciado
EL PICADOR DE PIEDRA
Érase una vez un picador de piedra que desde hacía años y años picaba y picaba una montaña para sacar piedras. En esa misma montaña, también vivía un geniecillo travieso que, de vez en cuando, concedía deseos a la gente. ¡Pero no lo sabía el picador de piedra!
El picador de piedra vivía contento, hasta que, un día, fue a entregar unas piedras al palacio de un príncipe riquísimo. Al ver las camas de oro, los criados y las sombrillas que protegían al príncipe del sol, el picador de piedra suspiró:
- ¡Ah…! Si yo fuera un príncipe, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un príncipe y serás feliz!
Y de repente… ¡el picador de piedra se transformó en un príncipe! Tenía un palacio precioso y se paseaba muy contento por todas partes bajo su sombrilla.
Hasta que, un día, se dio cuenta de que el sol secaba la hierba e incluso traspasaba su sombrilla. Eso le extrañó mucho y dijo:
¿Cómo? ¿El Sol es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera el sol, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás el sol y serás feliz.
Y de repente… ¡el picador de piedra se convirtió en sol!
Muy contento de ser tan poderoso, lanzaba tanto calor sobre la tierra que la resecaba completamente. Hasta que, un día, una nube se puso delante del sol y lo tapó. Eso lo enfadó mucho y dijo:
- ¿Cómo? ¿Una nube es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una nube, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás una nube y serás feliz.
Entonces el picador de piedra se convirtió en nube. Muy contento, tapó al sol y desparramó lluvia y más lluvia. Los ríos se desbordaron y el agua arrancó los árboles, pero la montaña no se movió ni un poquito. Al verla, el picador de piedra gritó muy enfadado:
- ¿Cómo? ¿La montaña es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una montaña, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
Tu deseo ha sido escuchado. Serás una montaña y serás feliz.
Y el picador de piedra se convirtió en una montaña. Y ahí se quedó, muy orgulloso, sin moverse. Hasta que, un día, oyó un ruidito muy molesto: "toc, toc, toc". Era el ruidito que hacía otro picador de piedra. Y, después, se oyó el ruido de una gran piedra que rodaba por la montaña. El picador de piedra, muy inquieto, exclamó:
- ¿Cómo? ¿Un simple hombrecillo es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera un picador de piedra, ¡qué feliz sería!
Entonces, la voz del genio dijo por última vez:
Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un picador de piedra y serás verdaderamente feliz!
Anónimo. (s. f). Texto tradicional japonés adaptado. Extraído de Revista Caracola
¿Cuál es el primer deseo que le concede el genio al picador de piedra?
Alternativas
A) Ser el sol.
B) Ser un príncipe.
C) Ser una montaña.
D) Ser un picador de piedra.
Respuesta
B
En el segundo párrafo el picador de piedra expresa que quisiera ser un príncipe a lo que enseguida el geniecillo le concede el deseo.
El picador de piedra
Enunciado
EL PICADOR DE PIEDRA
Érase una vez un picador de piedra que desde hacía años y años picaba y picaba una montaña para sacar piedras. En esa misma montaña, también vivía un geniecillo travieso que, de vez en cuando, concedía deseos a la gente. ¡Pero no lo sabía el picador de piedra!
El picador de piedra vivía contento, hasta que, un día, fue a entregar unas piedras al palacio de un príncipe riquísimo. Al ver las camas de oro, los criados y las sombrillas que protegían al príncipe del sol, el picador de piedra suspiró:
- ¡Ah…! Si yo fuera un príncipe, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un príncipe y serás feliz!
Y de repente… ¡el picador de piedra se transformó en un príncipe! Tenía un palacio precioso y se paseaba muy contento por todas partes bajo su sombrilla.
Hasta que, un día, se dio cuenta de que el sol secaba la hierba e incluso traspasaba su sombrilla. Eso le extrañó mucho y dijo:
¿Cómo? ¿El Sol es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera el sol, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás el sol y serás feliz.
Y de repente… ¡el picador de piedra se convirtió en sol!
Muy contento de ser tan poderoso, lanzaba tanto calor sobre la tierra que la resecaba completamente. Hasta que, un día, una nube se puso delante del sol y lo tapó. Eso lo enfadó mucho y dijo:
- ¿Cómo? ¿Una nube es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una nube, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
- Tu deseo ha sido escuchado. Serás una nube y serás feliz.
Entonces el picador de piedra se convirtió en nube. Muy contento, tapó al sol y desparramó lluvia y más lluvia. Los ríos se desbordaron y el agua arrancó los árboles, pero la montaña no se movió ni un poquito. Al verla, el picador de piedra gritó muy enfadado:
- ¿Cómo? ¿La montaña es más poderosa que yo? ¡Ah…! Si yo fuera una montaña, ¡qué feliz sería!
La voz del genio le respondió:
Tu deseo ha sido escuchado. Serás una montaña y serás feliz.
Y el picador de piedra se convirtió en una montaña. Y ahí se quedó, muy orgulloso, sin moverse. Hasta que, un día, oyó un ruidito muy molesto: "toc, toc, toc". Era el ruidito que hacía otro picador de piedra. Y, después, se oyó el ruido de una gran piedra que rodaba por la montaña. El picador de piedra, muy inquieto, exclamó:
- ¿Cómo? ¿Un simple hombrecillo es más poderoso que yo? ¡Ah…! Si yo fuera un picador de piedra, ¡qué feliz sería!
Entonces, la voz del genio dijo por última vez:
Tu deseo ha sido escuchado. ¡Serás un picador de piedra y serás verdaderamente feliz!
Anónimo. (s. f). Texto tradicional japonés adaptado. Extraído de Revista Caracola
Cuando el picador de piedras es convertido en nube, ¿por qué desea dejar de ser nube?
Alternativas
A) Porque se aburrió de tapar al sol.
B) Porque se arrepintió de los estragos que causó.
C) Porque se dio cuenta de que la montaña era más poderosa.
D) Porque se aburrió de estar suspendida en el cielo.
Respuesta
C
Dentro del antepenúltimo párrafo todo lo que realizó el picador de piedra convertido en nube no tuvo efectos en la montaña y es por ello que desea ser una ya que era más fuerte que él.
El vendedor de lluvias
Enunciado
El vendedor de lluvias
La tienda se encontraba al fondo de una calle serpenteante, escondida y sin salida, ubicada en la zona vieja de la ciudad. Era uno de esos lugares que, sin buscarse, se encuentran, y cuando aparecen así, tan inesperadamente, se adueñan de la situación como si siempre hubieran estado entre nuestras preocupaciones.
En la vitrina había una gruesa pátina de polvo, color ladrillo molido, que también se pegaba en los frascos que exhibían una curiosa mercancía, y para qué decir al interior de la tienda; parecía que por allí había pasado una tormenta de arena como esas fabulosas del desierto del Sahara.
Antes de entrar me volví a fijar en la frasquería de la vitrina: ¿Qué podría significar esa extraña cantidad de frascos cubiertos con polvo viejo? ¿Por qué tenían esas etiquetitas escritas a mano y en su interior brumas azules verdes amarillas rojas? ¿Por qué esas brumas se desplazaban como si lo hicieran de acuerdo a la acción de minúsculos vientos invisibles?
Los frascos estaban llenos y sellados a excepción de uno que se encontraba abierto y con su tapa en el piso de la vitrina. Muy cerca del frasco vacío había un letrero donde se podía leer: "Vendo todo tipo de lluvias".
En el interior de la tienda vi a un anciano sonriente, envuelto en un largo abrigo oscuro y con una bufanda enrollada hasta las orejas.
- ¿Es verdad que vende lluvias? -dije como saludo incrédulo-. Pero también pensando en mi pueblo que sufría una sequía de meses.
- Lo estaba esperando. Como ya es tarde, después de atenderlo a usted cerraré. ¿Cuánta lluvia necesita? Dígamelo de una vez, que para eso se requiere hacer un trabajo muy especial.
El cielo estaba arrebolado con los tintes rojizos propios del atardecer y se apreciaba prácticamente despejado, como hacía tanto tiempo en todos estos lugares y también en mi pueblo. "¿Esperando?", pensé. "¿De dónde, si ni siquiera tenía la intención de llegar a este callejón sin salida?". Pero como creo en los momentos mágicos, en esos instantes que surgen inesperadamente y que generan territorios nuevos por explorar, le respondí como si estuviera diciendo la cosa más natural del mundo:
- Necesito suficiente lluvia como para apagar la sed de mi pueblo, de los animales, de las plantas, en fin, de la gente…
- Sí. Ya lo sé. Todos andan en lo mismo. No se imagina cuánto trabajo he tenido últimamente.
El anciano se desprendió del abrigo y de la bufanda ¡Y me pareció tan delgado y con tantos años a cuestas!
Enseguida se restregó los dedos e hizo un gesto como si hubiera pronunciado: ¡Manos a la obra!
Yo abrí tamaños ojos cuando vi que tomó una gran caja y, abriendo la puerta interior de la vitrina que daba a la calle, comenzó a tomar algunos de los frascos que allí se exhibían, mientras murmuraba entre dientes como esas personas que están acostumbradas a vivir en soledad y hablan solas:
- Hum lluvia intensa, restablecedora, recuperadora, ¡revitalizadora!
Para ello tomaré este frasco que tiene una buena porción de nimbus. A propósito, ¿sabe qué significa nimbus?
- Ni idea -le dije un poco avergonzado de mi ignorancia-.
-No hay problema. Nimbus, en latín, significa nube de precipitación.
Se entiende entonces que le eche un frasco concentrado de nimbus ¿verdad? Pero no sólo eso necesita.
En la vitrina había tantos frascos recubiertos con ese polvo amarillento y también el que estaba vacío, que antes me había llamado la atención. Entonces, no resistí en avisarle al anciano con la intención de advertirle, que tal vez se le hubiera escapado alguno de sus vapores. Pero él, con una sonrisa socarrona, me dijo:
- Tranquilo, que allí duermo yo.
Después, siguió seleccionando frascos y mientras lo hacía iba remarcando sus actos como si estuviera dictando la receta más sabrosa y exclusiva.
- También necesitará estratonimbus y aire caliente para formar cumulonimbus, con ello tendrá la tormenta más hermosa, con truenos y relámpagos por añadidura, y este frasco con mucho viento norte, este otro con algo de sur, y unos cuantos más con vientos cordilleranos que saben de historias de nieves glaciares y del juguetón granizo, y además, este otro con un poco del cálido viento puelche que siempre avisa la llegada de la lluvia.
- ¿Y qué más? -Mi pregunta debió haberle sonado tan estúpida, pero quise asegurarme-; es que estaba tan entusiasmado con todo eso de los vientos y las nubes.
El anciano sonrió mientras echaba los frascos en la caja y me pasaba la boleta de pago.
- ¿Qué más? -repitió mi tonta pregunta-, un paraguas pues lo necesitará muy pronto. Ah, se me olvidaba. Destape los frascos en el cerro más alto de su pueblo y después… a esperar los resultados.
Cuando en el cielo ya aparecían las primeras estrellas, salí de la tienda, cargando una enorme caja. Tenía que apresurarme para tomar el último bus que me llevaría a mi pueblo. Mientras sentía en mi pecho un arrobamiento, como los que experimenté siendo niño cuando apresuré el sueño para despertar con la Navidad a la mañana siguiente, o cuando me instalé en el tren que me llevaría por primera vez a ver el mar, o cuando llegó mi padre con una canasta repleta con frutas, y además todos esos otros "cuandos", que guardaba en mi alma como el mejor de los tesoros.
De pronto, no sé por qué se me ocurrió mirar hacía la tienda, y juraría que un vapor azulino se metía en el frasco vacío, ese que estaba olvidado en un rincón de la vitrina, muy cerca de donde se encontraba el letrero que anunciaba la venta de lluvias.
Hidalgo H. (2013). El vendedor de lluvias. En Miguel Ángel Viejo (Ed.) Un cuento al día. Antología. (pp.11-135). Santiago Chile: Publicaciones Cultura.
Bruma | Niebla de menor densidad que la neblina, especialmente la que se forma sobre el mar. |
Arrebolado | Conjunto de nubes enrojecidas por los rayos del sol. |
Restregar | Frotar o pasar repetidamente y con fuerza una cosa generalmente áspera sobre otra. |
Restablecer | Establecer de nuevo una cosa, ponerla en el estado que había tenido antes. |
Revitalizar | Dar a algo nueva vida o actividad, especialmente después de un período de deterioro o inactividad. |
Socarronería | Modo de expresarse de la persona que se burla de los demás de manera irónica y con apariencia de ingenuidad. |
¿Dónde recomendó el anciano destapar los frascos?
Alternativas
A) En algún callejón sin salida.
B) En el cerro más alto del pueblo.
C) En la zona más vieja de la ciudad.
D) En un rincón de la vitrina.
Respuesta
B
El último diálogo del penúltimo párrafo el hombre y el anciano conversan y este ultimo le dice explícitamente que destape los frascos en el cerro más alto de su pueblo.
El vendedor de lluvias
Enunciado
El vendedor de lluvias
La tienda se encontraba al fondo de una calle serpenteante, escondida y sin salida, ubicada en la zona vieja de la ciudad. Era uno de esos lugares que, sin buscarse, se encuentran, y cuando aparecen así, tan inesperadamente, se adueñan de la situación como si siempre hubieran estado entre nuestras preocupaciones.
En la vitrina había una gruesa pátina de polvo, color ladrillo molido, que también se pegaba en los frascos que exhibían una curiosa mercancía, y para qué decir al interior de la tienda; parecía que por allí había pasado una tormenta de arena como esas fabulosas del desierto del Sahara.
Antes de entrar me volví a fijar en la frasquería de la vitrina: ¿Qué podría significar esa extraña cantidad de frascos cubiertos con polvo viejo? ¿Por qué tenían esas etiquetitas escritas a mano y en su interior brumas azules verdes amarillas rojas? ¿Por qué esas brumas se desplazaban como si lo hicieran de acuerdo a la acción de minúsculos vientos invisibles?
Los frascos estaban llenos y sellados a excepción de uno que se encontraba abierto y con su tapa en el piso de la vitrina. Muy cerca del frasco vacío había un letrero donde se podía leer: "Vendo todo tipo de lluvias".
En el interior de la tienda vi a un anciano sonriente, envuelto en un largo abrigo oscuro y con una bufanda enrollada hasta las orejas.
- ¿Es verdad que vende lluvias? -dije como saludo incrédulo-. Pero también pensando en mi pueblo que sufría una sequía de meses.
- Lo estaba esperando. Como ya es tarde, después de atenderlo a usted cerraré. ¿Cuánta lluvia necesita? Dígamelo de una vez, que para eso se requiere hacer un trabajo muy especial.
El cielo estaba arrebolado con los tintes rojizos propios del atardecer y se apreciaba prácticamente despejado, como hacía tanto tiempo en todos estos lugares y también en mi pueblo. "¿Esperando?", pensé. "¿De dónde, si ni siquiera tenía la intención de llegar a este callejón sin salida?". Pero como creo en los momentos mágicos, en esos instantes que surgen inesperadamente y que generan territorios nuevos por explorar, le respondí como si estuviera diciendo la cosa más natural del mundo:
- Necesito suficiente lluvia como para apagar la sed de mi pueblo, de los animales, de las plantas, en fin, de la gente…
- Sí. Ya lo sé. Todos andan en lo mismo. No se imagina cuánto trabajo he tenido últimamente.
El anciano se desprendió del abrigo y de la bufanda ¡Y me pareció tan delgado y con tantos años a cuestas!
Enseguida se restregó los dedos e hizo un gesto como si hubiera pronunciado: ¡Manos a la obra!
Yo abrí tamaños ojos cuando vi que tomó una gran caja y, abriendo la puerta interior de la vitrina que daba a la calle, comenzó a tomar algunos de los frascos que allí se exhibían, mientras murmuraba entre dientes como esas personas que están acostumbradas a vivir en soledad y hablan solas:
- Hum lluvia intensa, restablecedora, recuperadora, ¡revitalizadora!
Para ello tomaré este frasco que tiene una buena porción de nimbus. A propósito, ¿sabe qué significa nimbus?
- Ni idea -le dije un poco avergonzado de mi ignorancia-.
-No hay problema. Nimbus, en latín, significa nube de precipitación.
Se entiende entonces que le eche un frasco concentrado de nimbus ¿verdad? Pero no sólo eso necesita.
En la vitrina había tantos frascos recubiertos con ese polvo amarillento y también el que estaba vacío, que antes me había llamado la atención. Entonces, no resistí en avisarle al anciano con la intención de advertirle, que tal vez se le hubiera escapado alguno de sus vapores. Pero él, con una sonrisa socarrona, me dijo:
- Tranquilo, que allí duermo yo.
Después, siguió seleccionando frascos y mientras lo hacía iba remarcando sus actos como si estuviera dictando la receta más sabrosa y exclusiva.
- También necesitará estratonimbus y aire caliente para formar cumulonimbus, con ello tendrá la tormenta más hermosa, con truenos y relámpagos por añadidura, y este frasco con mucho viento norte, este otro con algo de sur, y unos cuantos más con vientos cordilleranos que saben de historias de nieves glaciares y del juguetón granizo, y además, este otro con un poco del cálido viento puelche que siempre avisa la llegada de la lluvia.
- ¿Y qué más? -Mi pregunta debió haberle sonado tan estúpida, pero quise asegurarme-; es que estaba tan entusiasmado con todo eso de los vientos y las nubes.
El anciano sonrió mientras echaba los frascos en la caja y me pasaba la boleta de pago.
- ¿Qué más? -repitió mi tonta pregunta-, un paraguas pues lo necesitará muy pronto. Ah, se me olvidaba. Destape los frascos en el cerro más alto de su pueblo y después… a esperar los resultados.
Cuando en el cielo ya aparecían las primeras estrellas, salí de la tienda, cargando una enorme caja. Tenía que apresurarme para tomar el último bus que me llevaría a mi pueblo. Mientras sentía en mi pecho un arrobamiento, como los que experimenté siendo niño cuando apresuré el sueño para despertar con la Navidad a la mañana siguiente, o cuando me instalé en el tren que me llevaría por primera vez a ver el mar, o cuando llegó mi padre con una canasta repleta con frutas, y además todos esos otros "cuandos", que guardaba en mi alma como el mejor de los tesoros.
De pronto, no sé por qué se me ocurrió mirar hacía la tienda, y juraría que un vapor azulino se metía en el frasco vacío, ese que estaba olvidado en un rincón de la vitrina, muy cerca de donde se encontraba el letrero que anunciaba la venta de lluvias.
Hidalgo H. (2013). El vendedor de lluvias. En Miguel Ángel Viejo (Ed.) Un cuento al día. Antología. (pp.11-135). Santiago Chile: Publicaciones Cultura.
Bruma | Niebla de menor densidad que la neblina, especialmente la que se forma sobre el mar. |
Arrebolado | Conjunto de nubes enrojecidas por los rayos del sol. |
Restregar | Frotar o pasar repetidamente y con fuerza una cosa generalmente áspera sobre otra. |
Restablecer | Establecer de nuevo una cosa, ponerla en el estado que había tenido antes. |
Revitalizar | Dar a algo nueva vida o actividad, especialmente después de un período de deterioro o inactividad. |
Socarronería | Modo de expresarse de la persona que se burla de los demás de manera irónica y con apariencia de ingenuidad. |
¿Por qué uno de los frascos estaba abierto en la vitrina?
Alternativas
A) Porque el anciano dormía allí.
B) Porque se habían arrancado los vapores.
C) Porque allí pondrían la lluvia.
D) Porque se había llenado de polvo amarillento.
Respuesta
A
Si lees el momento de la historia, posterior a la explicación que le da el anciano al hombre sobre la nimbus, podrás notar que cuando el hombre le avisa sobre el frasco vacío al anciano, este le responde con una sonrisa que allí dormía él.
El vendedor de lluvias
Enunciado
El vendedor de lluvias
La tienda se encontraba al fondo de una calle serpenteante, escondida y sin salida, ubicada en la zona vieja de la ciudad. Era uno de esos lugares que, sin buscarse, se encuentran, y cuando aparecen así, tan inesperadamente, se adueñan de la situación como si siempre hubieran estado entre nuestras preocupaciones.
En la vitrina había una gruesa pátina de polvo, color ladrillo molido, que también se pegaba en los frascos que exhibían una curiosa mercancía, y para qué decir al interior de la tienda; parecía que por allí había pasado una tormenta de arena como esas fabulosas del desierto del Sahara.
Antes de entrar me volví a fijar en la frasquería de la vitrina: ¿Qué podría significar esa extraña cantidad de frascos cubiertos con polvo viejo? ¿Por qué tenían esas etiquetitas escritas a mano y en su interior brumas azules verdes amarillas rojas? ¿Por qué esas brumas se desplazaban como si lo hicieran de acuerdo a la acción de minúsculos vientos invisibles?
Los frascos estaban llenos y sellados a excepción de uno que se encontraba abierto y con su tapa en el piso de la vitrina. Muy cerca del frasco vacío había un letrero donde se podía leer: "Vendo todo tipo de lluvias".
En el interior de la tienda vi a un anciano sonriente, envuelto en un largo abrigo oscuro y con una bufanda enrollada hasta las orejas.
- ¿Es verdad que vende lluvias? -dije como saludo incrédulo-. Pero también pensando en mi pueblo que sufría una sequía de meses.
- Lo estaba esperando. Como ya es tarde, después de atenderlo a usted cerraré. ¿Cuánta lluvia necesita? Dígamelo de una vez, que para eso se requiere hacer un trabajo muy especial.
El cielo estaba arrebolado con los tintes rojizos propios del atardecer y se apreciaba prácticamente despejado, como hacía tanto tiempo en todos estos lugares y también en mi pueblo. "¿Esperando?", pensé. "¿De dónde, si ni siquiera tenía la intención de llegar a este callejón sin salida?". Pero como creo en los momentos mágicos, en esos instantes que surgen inesperadamente y que generan territorios nuevos por explorar, le respondí como si estuviera diciendo la cosa más natural del mundo:
- Necesito suficiente lluvia como para apagar la sed de mi pueblo, de los animales, de las plantas, en fin, de la gente…
- Sí. Ya lo sé. Todos andan en lo mismo. No se imagina cuánto trabajo he tenido últimamente.
El anciano se desprendió del abrigo y de la bufanda ¡Y me pareció tan delgado y con tantos años a cuestas!
Enseguida se restregó los dedos e hizo un gesto como si hubiera pronunciado: ¡Manos a la obra!
Yo abrí tamaños ojos cuando vi que tomó una gran caja y, abriendo la puerta interior de la vitrina que daba a la calle, comenzó a tomar algunos de los frascos que allí se exhibían, mientras murmuraba entre dientes como esas personas que están acostumbradas a vivir en soledad y hablan solas:
- Hum lluvia intensa, restablecedora, recuperadora, ¡revitalizadora!
Para ello tomaré este frasco que tiene una buena porción de nimbus. A propósito, ¿sabe qué significa nimbus?
- Ni idea -le dije un poco avergonzado de mi ignorancia-.
-No hay problema. Nimbus, en latín, significa nube de precipitación.
Se entiende entonces que le eche un frasco concentrado de nimbus ¿verdad? Pero no sólo eso necesita.
En la vitrina había tantos frascos recubiertos con ese polvo amarillento y también el que estaba vacío, que antes me había llamado la atención. Entonces, no resistí en avisarle al anciano con la intención de advertirle, que tal vez se le hubiera escapado alguno de sus vapores. Pero él, con una sonrisa socarrona, me dijo:
- Tranquilo, que allí duermo yo.
Después, siguió seleccionando frascos y mientras lo hacía iba remarcando sus actos como si estuviera dictando la receta más sabrosa y exclusiva.
- También necesitará estratonimbus y aire caliente para formar cumulonimbus, con ello tendrá la tormenta más hermosa, con truenos y relámpagos por añadidura, y este frasco con mucho viento norte, este otro con algo de sur, y unos cuantos más con vientos cordilleranos que saben de historias de nieves glaciares y del juguetón granizo, y además, este otro con un poco del cálido viento puelche que siempre avisa la llegada de la lluvia.
- ¿Y qué más? -Mi pregunta debió haberle sonado tan estúpida, pero quise asegurarme-; es que estaba tan entusiasmado con todo eso de los vientos y las nubes.
El anciano sonrió mientras echaba los frascos en la caja y me pasaba la boleta de pago.
- ¿Qué más? -repitió mi tonta pregunta-, un paraguas pues lo necesitará muy pronto. Ah, se me olvidaba. Destape los frascos en el cerro más alto de su pueblo y después… a esperar los resultados.
Cuando en el cielo ya aparecían las primeras estrellas, salí de la tienda, cargando una enorme caja. Tenía que apresurarme para tomar el último bus que me llevaría a mi pueblo. Mientras sentía en mi pecho un arrobamiento, como los que experimenté siendo niño cuando apresuré el sueño para despertar con la Navidad a la mañana siguiente, o cuando me instalé en el tren que me llevaría por primera vez a ver el mar, o cuando llegó mi padre con una canasta repleta con frutas, y además todos esos otros "cuandos", que guardaba en mi alma como el mejor de los tesoros.
De pronto, no sé por qué se me ocurrió mirar hacía la tienda, y juraría que un vapor azulino se metía en el frasco vacío, ese que estaba olvidado en un rincón de la vitrina, muy cerca de donde se encontraba el letrero que anunciaba la venta de lluvias.
Hidalgo H. (2013). El vendedor de lluvias. En Miguel Ángel Viejo (Ed.) Un cuento al día. Antología. (pp.11-135). Santiago Chile: Publicaciones Cultura.
Bruma | Niebla de menor densidad que la neblina, especialmente la que se forma sobre el mar. |
Arrebolado | Conjunto de nubes enrojecidas por los rayos del sol. |
Restregar | Frotar o pasar repetidamente y con fuerza una cosa generalmente áspera sobre otra. |
Restablecer | Establecer de nuevo una cosa, ponerla en el estado que había tenido antes. |
Revitalizar | Dar a algo nueva vida o actividad, especialmente después de un período de deterioro o inactividad. |
Socarronería | Modo de expresarse de la persona que se burla de los demás de manera irónica y con apariencia de ingenuidad. |
Según el anciano ¿qué significa nimbus?
Alternativas
A) Lluvia intensa.
B) Polvo amarillento.
C) Tormenta hermosa.
D) Nube de precipitación.
Respuesta
D
Si lees el diálogo que tiene el anciano con el nombre luego de que comienza a hacer la poción el anciano le explica que nimbus en latín significa nube de precipitación.
El vendedor de lluvias
Enunciado
El vendedor de lluvias
La tienda se encontraba al fondo de una calle serpenteante, escondida y sin salida, ubicada en la zona vieja de la ciudad. Era uno de esos lugares que, sin buscarse, se encuentran, y cuando aparecen así, tan inesperadamente, se adueñan de la situación como si siempre hubieran estado entre nuestras preocupaciones.
En la vitrina había una gruesa pátina de polvo, color ladrillo molido, que también se pegaba en los frascos que exhibían una curiosa mercancía, y para qué decir al interior de la tienda; parecía que por allí había pasado una tormenta de arena como esas fabulosas del desierto del Sahara.
Antes de entrar me volví a fijar en la frasquería de la vitrina: ¿Qué podría significar esa extraña cantidad de frascos cubiertos con polvo viejo? ¿Por qué tenían esas etiquetitas escritas a mano y en su interior brumas azules verdes amarillas rojas? ¿Por qué esas brumas se desplazaban como si lo hicieran de acuerdo a la acción de minúsculos vientos invisibles?
Los frascos estaban llenos y sellados a excepción de uno que se encontraba abierto y con su tapa en el piso de la vitrina. Muy cerca del frasco vacío había un letrero donde se podía leer: "Vendo todo tipo de lluvias".
En el interior de la tienda vi a un anciano sonriente, envuelto en un largo abrigo oscuro y con una bufanda enrollada hasta las orejas.
- ¿Es verdad que vende lluvias? -dije como saludo incrédulo-. Pero también pensando en mi pueblo que sufría una sequía de meses.
- Lo estaba esperando. Como ya es tarde, después de atenderlo a usted cerraré. ¿Cuánta lluvia necesita? Dígamelo de una vez, que para eso se requiere hacer un trabajo muy especial.
El cielo estaba arrebolado con los tintes rojizos propios del atardecer y se apreciaba prácticamente despejado, como hacía tanto tiempo en todos estos lugares y también en mi pueblo. "¿Esperando?", pensé. "¿De dónde, si ni siquiera tenía la intención de llegar a este callejón sin salida?". Pero como creo en los momentos mágicos, en esos instantes que surgen inesperadamente y que generan territorios nuevos por explorar, le respondí como si estuviera diciendo la cosa más natural del mundo:
- Necesito suficiente lluvia como para apagar la sed de mi pueblo, de los animales, de las plantas, en fin, de la gente…
- Sí. Ya lo sé. Todos andan en lo mismo. No se imagina cuánto trabajo he tenido últimamente.
El anciano se desprendió del abrigo y de la bufanda ¡Y me pareció tan delgado y con tantos años a cuestas!
Enseguida se restregó los dedos e hizo un gesto como si hubiera pronunciado: ¡Manos a la obra!
Yo abrí tamaños ojos cuando vi que tomó una gran caja y, abriendo la puerta interior de la vitrina que daba a la calle, comenzó a tomar algunos de los frascos que allí se exhibían, mientras murmuraba entre dientes como esas personas que están acostumbradas a vivir en soledad y hablan solas:
- Hum lluvia intensa, restablecedora, recuperadora, ¡revitalizadora!
Para ello tomaré este frasco que tiene una buena porción de nimbus. A propósito, ¿sabe qué significa nimbus?
- Ni idea -le dije un poco avergonzado de mi ignorancia-.
-No hay problema. Nimbus, en latín, significa nube de precipitación.
Se entiende entonces que le eche un frasco concentrado de nimbus ¿verdad? Pero no sólo eso necesita.
En la vitrina había tantos frascos recubiertos con ese polvo amarillento y también el que estaba vacío, que antes me había llamado la atención. Entonces, no resistí en avisarle al anciano con la intención de advertirle, que tal vez se le hubiera escapado alguno de sus vapores. Pero él, con una sonrisa socarrona, me dijo:
- Tranquilo, que allí duermo yo.
Después, siguió seleccionando frascos y mientras lo hacía iba remarcando sus actos como si estuviera dictando la receta más sabrosa y exclusiva.
- También necesitará estratonimbus y aire caliente para formar cumulonimbus, con ello tendrá la tormenta más hermosa, con truenos y relámpagos por añadidura, y este frasco con mucho viento norte, este otro con algo de sur, y unos cuantos más con vientos cordilleranos que saben de historias de nieves glaciares y del juguetón granizo, y además, este otro con un poco del cálido viento puelche que siempre avisa la llegada de la lluvia.
- ¿Y qué más? -Mi pregunta debió haberle sonado tan estúpida, pero quise asegurarme-; es que estaba tan entusiasmado con todo eso de los vientos y las nubes.
El anciano sonrió mientras echaba los frascos en la caja y me pasaba la boleta de pago.
- ¿Qué más? -repitió mi tonta pregunta-, un paraguas pues lo necesitará muy pronto. Ah, se me olvidaba. Destape los frascos en el cerro más alto de su pueblo y después… a esperar los resultados.
Cuando en el cielo ya aparecían las primeras estrellas, salí de la tienda, cargando una enorme caja. Tenía que apresurarme para tomar el último bus que me llevaría a mi pueblo. Mientras sentía en mi pecho un arrobamiento, como los que experimenté siendo niño cuando apresuré el sueño para despertar con la Navidad a la mañana siguiente, o cuando me instalé en el tren que me llevaría por primera vez a ver el mar, o cuando llegó mi padre con una canasta repleta con frutas, y además todos esos otros "cuandos", que guardaba en mi alma como el mejor de los tesoros.
De pronto, no sé por qué se me ocurrió mirar hacía la tienda, y juraría que un vapor azulino se metía en el frasco vacío, ese que estaba olvidado en un rincón de la vitrina, muy cerca de donde se encontraba el letrero que anunciaba la venta de lluvias.
Hidalgo H. (2013). El vendedor de lluvias. En Miguel Ángel Viejo (Ed.) Un cuento al día. Antología. (pp.11-135). Santiago Chile: Publicaciones Cultura.
Bruma | Niebla de menor densidad que la neblina, especialmente la que se forma sobre el mar. |
Arrebolado | Conjunto de nubes enrojecidas por los rayos del sol. |
Restregar | Frotar o pasar repetidamente y con fuerza una cosa generalmente áspera sobre otra. |
Restablecer | Establecer de nuevo una cosa, ponerla en el estado que había tenido antes. |
Revitalizar | Dar a algo nueva vida o actividad, especialmente después de un período de deterioro o inactividad. |
Socarronería | Modo de expresarse de la persona que se burla de los demás, de manera irónica y con apariencia de ingenuidad. |
De acuerdo a lo que expresa el texto, ¿por qué el abuelo había tenido tanto trabajo útimamente?
Alternativas
A) Porque había escrito a mano las etiquetas de los frascos.
B) Porque tuvo que apagar la sed de todo el pueblo.
C) Porque había muchos lugares con sequía.
D) Porque tuvo que buscar los vapores que se habían escapado.
Respuesta
C
El/la estudiante realiza una inferencia a partir de información del texto (todos andan en lo mismo/los pueblos estaban con sequía) para esdtablecer una relación de causa-efecto.
El vendedor de lluvias
Enunciado
El vendedor de lluvias
La tienda se encontraba al fondo de una calle serpenteante, escondida y sin salida, ubicada en la zona vieja de la ciudad. Era uno de esos lugares que, sin buscarse, se encuentran, y cuando aparecen así, tan inesperadamente, se adueñan de la situación como si siempre hubieran estado entre nuestras preocupaciones.
En la vitrina había una gruesa pátina de polvo, color ladrillo molido, que también se pegaba en los frascos que exhibían una curiosa mercancía, y para qué decir al interior de la tienda; parecía que por allí había pasado una tormenta de arena como esas fabulosas del desierto del Sahara.
Antes de entrar me volví a fijar en la frasquería de la vitrina: ¿Qué podría significar esa extraña cantidad de frascos cubiertos con polvo viejo? ¿Por qué tenían esas etiquetitas escritas a mano y en su interior brumas azules verdes amarillas rojas? ¿Por qué esas brumas se desplazaban como si lo hicieran de acuerdo a la acción de minúsculos vientos invisibles?
Los frascos estaban llenos y sellados a excepción de uno que se encontraba abierto y con su tapa en el piso de la vitrina. Muy cerca del frasco vacío había un letrero donde se podía leer: "Vendo todo tipo de lluvias".
En el interior de la tienda vi a un anciano sonriente, envuelto en un largo abrigo oscuro y con una bufanda enrollada hasta las orejas.
- ¿Es verdad que vende lluvias? -dije como saludo incrédulo-. Pero también pensando en mi pueblo que sufría una sequía de meses.
- Lo estaba esperando. Como ya es tarde, después de atenderlo a usted cerraré. ¿Cuánta lluvia necesita? Dígamelo de una vez, que para eso se requiere hacer un trabajo muy especial.
El cielo estaba arrebolado con los tintes rojizos propios del atardecer y se apreciaba prácticamente despejado, como hacía tanto tiempo en todos estos lugares y también en mi pueblo. "¿Esperando?", pensé. "¿De dónde, si ni siquiera tenía la intención de llegar a este callejón sin salida?". Pero como creo en los momentos mágicos, en esos instantes que surgen inesperadamente y que generan territorios nuevos por explorar, le respondí como si estuviera diciendo la cosa más natural del mundo:
- Necesito suficiente lluvia como para apagar la sed de mi pueblo, de los animales, de las plantas, en fin, de la gente…
- Sí. Ya lo sé. Todos andan en lo mismo. No se imagina cuánto trabajo he tenido últimamente.
El anciano se desprendió del abrigo y de la bufanda ¡Y me pareció tan delgado y con tantos años a cuestas!
Enseguida se restregó los dedos e hizo un gesto como si hubiera pronunciado: ¡Manos a la obra!
Yo abrí tamaños ojos cuando vi que tomó una gran caja y, abriendo la puerta interior de la vitrina que daba a la calle, comenzó a tomar algunos de los frascos que allí se exhibían, mientras murmuraba entre dientes como esas personas que están acostumbradas a vivir en soledad y hablan solas:
- Hum lluvia intensa, restablecedora, recuperadora, ¡revitalizadora!
Para ello tomaré este frasco que tiene una buena porción de nimbus. A propósito, ¿sabe qué significa nimbus?
- Ni idea -le dije un poco avergonzado de mi ignorancia-.
-No hay problema. Nimbus, en latín, significa nube de precipitación.
Se entiende entonces que le eche un frasco concentrado de nimbus ¿verdad? Pero no sólo eso necesita.
En la vitrina había tantos frascos recubiertos con ese polvo amarillento y también el que estaba vacío, que antes me había llamado la atención. Entonces, no resistí en avisarle al anciano con la intención de advertirle, que tal vez se le hubiera escapado alguno de sus vapores. Pero él, con una sonrisa socarrona, me dijo:
- Tranquilo, que allí duermo yo.
Después, siguió seleccionando frascos y mientras lo hacía iba remarcando sus actos como si estuviera dictando la receta más sabrosa y exclusiva.
- También necesitará estratonimbus y aire caliente para formar cumulonimbus, con ello tendrá la tormenta más hermosa, con truenos y relámpagos por añadidura, y este frasco con mucho viento norte, este otro con algo de sur, y unos cuantos más con vientos cordilleranos que saben de historias de nieves glaciares y del juguetón granizo, y además, este otro con un poco del cálido viento puelche que siempre avisa la llegada de la lluvia.
- ¿Y qué más? -Mi pregunta debió haberle sonado tan estúpida, pero quise asegurarme-; es que estaba tan entusiasmado con todo eso de los vientos y las nubes.
El anciano sonrió mientras echaba los frascos en la caja y me pasaba la boleta de pago.
- ¿Qué más? -repitió mi tonta pregunta-, un paraguas pues lo necesitará muy pronto. Ah, se me olvidaba. Destape los frascos en el cerro más alto de su pueblo y después… a esperar los resultados.
Cuando en el cielo ya aparecían las primeras estrellas, salí de la tienda, cargando una enorme caja. Tenía que apresurarme para tomar el último bus que me llevaría a mi pueblo. Mientras sentía en mi pecho un arrobamiento, como los que experimenté siendo niño cuando apresuré el sueño para despertar con la Navidad a la mañana siguiente, o cuando me instalé en el tren que me llevaría por primera vez a ver el mar, o cuando llegó mi padre con una canasta repleta con frutas, y además todos esos otros "cuandos", que guardaba en mi alma como el mejor de los tesoros.
De pronto, no sé por qué se me ocurrió mirar hacía la tienda, y juraría que un vapor azulino se metía en el frasco vacío, ese que estaba olvidado en un rincón de la vitrina, muy cerca de donde se encontraba el letrero que anunciaba la venta de lluvias.
Hidalgo H. (2013). El vendedor de lluvias. En Miguel Ángel Viejo (Ed.) Un cuento al día. Antología. (pp.11-135). Santiago Chile: Publicaciones Cultura.
Bruma | Niebla de menor densidad que la neblina, especialmente la que se forma sobre el mar. |
Arrebolado | Conjunto de nubes enrojecidas por los rayos del sol. |
Restregar | Frotar o pasar repetidamente y con fuerza una cosa generalmente áspera sobre otra. |
Restablecer | Establecer de nuevo una cosa, ponerla en el estado que había tenido antes. |
Revitalizar | Dar a algo nueva vida o actividad, especialmente después de un período de deterioro o inactividad. |
Socarronería | Modo de expresarse de la persona que se burla de los demás de manera irónica y con apariencia de ingenuidad. |
El hombre que cuenta la historia entró a esa tienda porque:
Alternativas
A) estaba perdido.
B) el anciano que estaba adentro lo llamó.
C) quería descubrir qué contenían los frascos.
D) vio un letrero que decía "Vendo todo tipo de lluvias".
Respuesta
D
En el cuarto párrafo del texto al leer el letrero el hombre miró hacia la tienda y entró para preguntar al anciano si era verdad que vendía lluvias. Por ello se puede inferir que el hombre entró porque el aviso le llamó la atención.
El vendedor de lluvias
Enunciado
El vendedor de lluvias
La tienda se encontraba al fondo de una calle serpenteante, escondida y sin salida, ubicada en la zona vieja de la ciudad. Era uno de esos lugares que, sin buscarse, se encuentran, y cuando aparecen así, tan inesperadamente, se adueñan de la situación como si siempre hubieran estado entre nuestras preocupaciones.
En la vitrina había una gruesa pátina de polvo, color ladrillo molido, que también se pegaba en los frascos que exhibían una curiosa mercancía, y para qué decir al interior de la tienda; parecía que por allí había pasado una tormenta de arena como esas fabulosas del desierto del Sahara.
Antes de entrar me volví a fijar en la frasquería de la vitrina: ¿Qué podría significar esa extraña cantidad de frascos cubiertos con polvo viejo? ¿Por qué tenían esas etiquetitas escritas a mano y en su interior brumas azules verdes amarillas rojas? ¿Por qué esas brumas se desplazaban como si lo hicieran de acuerdo a la acción de minúsculos vientos invisibles?
Los frascos estaban llenos y sellados a excepción de uno que se encontraba abierto y con su tapa en el piso de la vitrina. Muy cerca del frasco vacío había un letrero donde se podía leer: "Vendo todo tipo de lluvias".
En el interior de la tienda vi a un anciano sonriente, envuelto en un largo abrigo oscuro y con una bufanda enrollada hasta las orejas.
- ¿Es verdad que vende lluvias? -dije como saludo incrédulo-. Pero también pensando en mi pueblo que sufría una sequía de meses.
- Lo estaba esperando. Como ya es tarde, después de atenderlo a usted cerraré. ¿Cuánta lluvia necesita? Dígamelo de una vez, que para eso se requiere hacer un trabajo muy especial.
El cielo estaba arrebolado con los tintes rojizos propios del atardecer y se apreciaba prácticamente despejado, como hacía tanto tiempo en todos estos lugares y también en mi pueblo. "¿Esperando?", pensé. "¿De dónde, si ni siquiera tenía la intención de llegar a este callejón sin salida?". Pero como creo en los momentos mágicos, en esos instantes que surgen inesperadamente y que generan territorios nuevos por explorar, le respondí como si estuviera diciendo la cosa más natural del mundo:
- Necesito suficiente lluvia como para apagar la sed de mi pueblo, de los animales, de las plantas, en fin, de la gente…
- Sí. Ya lo sé. Todos andan en lo mismo. No se imagina cuánto trabajo he tenido últimamente.
El anciano se desprendió del abrigo y de la bufanda ¡Y me pareció tan delgado y con tantos años a cuestas!
Enseguida se restregó los dedos e hizo un gesto como si hubiera pronunciado: ¡Manos a la obra!
Yo abrí tamaños ojos cuando vi que tomó una gran caja y, abriendo la puerta interior de la vitrina que daba a la calle, comenzó a tomar algunos de los frascos que allí se exhibían, mientras murmuraba entre dientes como esas personas que están acostumbradas a vivir en soledad y hablan solas:
- Hum lluvia intensa, restablecedora, recuperadora, ¡revitalizadora!
Para ello tomaré este frasco que tiene una buena porción de nimbus. A propósito, ¿sabe qué significa nimbus?
- Ni idea -le dije un poco avergonzado de mi ignorancia-.
-No hay problema. Nimbus, en latín, significa nube de precipitación.
Se entiende entonces que le eche un frasco concentrado de nimbus ¿verdad? Pero no sólo eso necesita.
En la vitrina había tantos frascos recubiertos con ese polvo amarillento y también el que estaba vacío, que antes me había llamado la atención. Entonces, no resistí en avisarle al anciano con la intención de advertirle, que tal vez se le hubiera escapado alguno de sus vapores. Pero él, con una sonrisa socarrona, me dijo:
- Tranquilo, que allí duermo yo.
Después, siguió seleccionando frascos y mientras lo hacía iba remarcando sus actos como si estuviera dictando la receta más sabrosa y exclusiva.
- También necesitará estratonimbus y aire caliente para formar cumulonimbus, con ello tendrá la tormenta más hermosa, con truenos y relámpagos por añadidura, y este frasco con mucho viento norte, este otro con algo de sur, y unos cuantos más con vientos cordilleranos que saben de historias de nieves glaciares y del juguetón granizo, y además, este otro con un poco del cálido viento puelche que siempre avisa la llegada de la lluvia.
- ¿Y qué más? -Mi pregunta debió haberle sonado tan estúpida, pero quise asegurarme-; es que estaba tan entusiasmado con todo eso de los vientos y las nubes.
El anciano sonrió mientras echaba los frascos en la caja y me pasaba la boleta de pago.
- ¿Qué más? -repitió mi tonta pregunta-, un paraguas pues lo necesitará muy pronto. Ah, se me olvidaba. Destape los frascos en el cerro más alto de su pueblo y después… a esperar los resultados.
Cuando en el cielo ya aparecían las primeras estrellas, salí de la tienda, cargando una enorme caja. Tenía que apresurarme para tomar el último bus que me llevaría a mi pueblo. Mientras sentía en mi pecho un arrobamiento, como los que experimenté siendo niño cuando apresuré el sueño para despertar con la Navidad a la mañana siguiente, o cuando me instalé en el tren que me llevaría por primera vez a ver el mar, o cuando llegó mi padre con una canasta repleta con frutas, y además todos esos otros "cuandos", que guardaba en mi alma como el mejor de los tesoros.
De pronto, no sé por qué se me ocurrió mirar hacía la tienda, y juraría que un vapor azulino se metía en el frasco vacío, ese que estaba olvidado en un rincón de la vitrina, muy cerca de donde se encontraba el letrero que anunciaba la venta de lluvias.
Hidalgo H. (2013). El vendedor de lluvias. En Miguel Ángel Viejo (Ed.) Un cuento al día. Antología. (pp.11-135). Santiago Chile: Publicaciones Cultura.
Hidalgo H. (2013). El vendedor de lluvias. En Miguel Ángel Viejo (Ed.) Un cuento al día. Antología. (pp.11-135). Santiago Chile: Publicaciones Cultura.
Bruma | Niebla de menor densidad que la neblina, especialmente la que se forma sobre el mar. |
Arrebolado | Conjunto de nubes enrojecidas por los rayos del sol. |
Restregar | Frotar o pasar repetidamente y con fuerza una cosa generalmente áspera sobre otra. |
Restablecer | Establecer de nuevo una cosa, ponerla en el estado que había tenido antes. |
Revitalizar | Dar a algo nueva vida o actividad, especialmente después de un período de deterioro o inactividad. |
Socarronería | Modo de expresarse de la persona que se burla de los demás de manera irónica y con apariencia de ingenuidad. |
El hombre que fue donde el abuelo, ¿por qué quería comprar lluvia?
Alternativas
A) Porque le gustaba el invierno.
B) Porque quería aliviar la sequía en su pueblo.
C) Porque le traía recuerdos de cuando era niño.
D) Porque quería conocer las nimbus.
Respuesta
C
El/la estudiante realiza una inferencia que el texto sugiere claramente para establecer una relación de causa-efecto presente en el texto.
Episodio de los molinos de viento
Enunciado
Episodio de los molinos de viento
En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y así como don Quijote los vio dijo a su escudero:
- La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear porque ves allí amigo Sancho Panza donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
- ¿Qué gigantes? - dijo Sancho Panza.
- Aquellos que allí ves - respondió su amo - de los brazos largos que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
- Mire vuestra merced - respondió Sancho - que aquellos que allí se parecen no son gigantes sino molinos de viento y lo que en ellos parecen brazos son las aspas que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino.
- Bien parece - respondió don Quijote - que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y diciendo esto dio de espuelas a su caballo Rocinante sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento y no gigantes aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver aunque estaba ya bien cerca lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:
- Non fuyades cobardes y viles criaturas que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse lo cual visto por don Quijote dijo:
- Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo me lo habéis de pagar.
Y en diciendo esto y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea pidiéndole que en tal trance le socorriese bien cubierto de su rodela con la lanza en el ristre arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos llevándose tras sí al caballo y al caballero que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle a todo el correr de su asno y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.
El Quijote de la Mancha capítulo VIII Miguel de Cervantes
¿Por qué don Quijote considera que encontrarse con los molinos de viento es "una buena guerra"?
Alternativas
A) Porque él ve gigantes en los molinos de viento y tras batallar con ellos podrán quedarse con sus riquezas.
B) Porque él cree que los molinos de viento son gigantes y observa que son muchos con los que deberá combatir.
C) Porque los molinos de viento se convierten en gigantes los cuales se consideran criaturas peligrosas y fuertes.
D) Porque para seguir sumando aventuras a su historia convierte los molinos de viento en gigantes para poder combatir.
Respuesta
A
Para descubrir la respuesta correcta de esta pregunta es importante comprender que don Quijote veía la realidad de una manera diferente. Cuando Sancho observa las cosas tal y como son don Quijote las distorciona alejándolas de la realidad. Es decir donde Shancho ve molinos de vientos don Quijote ve "gigantes desaforados" y frente a ello afirma que una guerra ante ellos puede resultar enriquecedora debido a que podrán quedarse con todas sus riquezas. Por esta razón la alterantiva correcta es la A).
Episodio de los molinos de viento
Enunciado
Episodio de los molinos de viento
En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y así como don Quijote los vio dijo a su escudero:
- La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear porque ves allí amigo Sancho Panza donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
- ¿Qué gigantes? - dijo Sancho Panza.
- Aquellos que allí ves - respondió su amo - de los brazos largos que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
- Mire vuestra merced - respondió Sancho - que aquellos que allí se parecen no son gigantes sino molinos de viento y lo que en ellos parecen brazos son las aspas que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino.
- Bien parece - respondió don Quijote - que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y diciendo esto dio de espuelas a su caballo Rocinante sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento y no gigantes aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver aunque estaba ya bien cerca lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:
- Non fuyades cobardes y viles criaturas que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse lo cual visto por don Quijote dijo:
- Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo me lo habéis de pagar.
Y en diciendo esto y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea pidiéndole que en tal trance le socorriese bien cubierto de su rodela con la lanza en el ristre arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos llevándose tras sí al caballo y al caballero que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle a todo el correr de su asno y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.
El Quijote de la Mancha capítulo VIII Miguel de Cervantes
¿Por qué don Quijote no le cree a Sancho cuando este le dice que aquellos "gigantes desaforados" en realidad son molinos de viento?
Alternativas
A) Porque Sancho siempre le hace creer otras cosas.
B) Porque él vio con sus propios ojos a los gigantes.
C) Porque cree que Sancho tiene miedo de enfrentarlos.
D) Porque Sancho no quiere entrar en una batalla.
Respuesta
C
Dentro del fragmento expuesto es posible apreciar que Sancho y don Quijote establecen un diálogo donde el primero busca hacer entrar en razón a don Quijote explicándole que lo que está viendo son molinos de viento y no gigantes como él cree. Sin embargo don Quijote sumido en su mundo de fantasía alejado de la realidad no le cree y piensa que Sancho tiene miedo de enfrentarlos. Por esta razón la alternativa correcta es la C).
Banco de Preguntas [Banco de preguntas-LE5 OA04-1036504] Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura 5
Enunciado
Episodio de los molinos de viento
(Fragmento)
En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
-La aventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí́, amigo Sancho Panza, donde se descubrieron treinta, o poco más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
-¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza.
-Aquellos que allí́ ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:
-Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
-Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le soco- rriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí a caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo.
Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.
El Quijote de la Mancha capítulo VIII Miguel de Cervantes
¿Qué tipo de relación tienen Don Quijote y Sancho Panza?
Alternativas
A) Don Quijote es escudero y Sancho Panza es caballero.
B) Los dos son caballeros.
C) Los dos son escuderos.
D) Don Quijote es caballero y Sancho Panza su escudero.
Respuesta
D
Del texto se infiere que Don Quijote es caballero y Sancho Panza es su escudero.
Las dos ranas
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Las dos ranas
Había una vez una rana que siempre se sentía feliz porque, por fortuna, sus padres la habían traído al mundo muy cerca del mar ¿Acaso había un lugar mejor para vivir?
Una maravillosa mañana de primavera, como cada día se despertó y se acercó a la orilla para disfrutar del bello espectáculo que ofrecían las olas. Podía pasarse horas mirando la espuma y dejando que la brisa y las pequeñas gotitas saladas salpicaran sus mejillas.
Después de un buen rato, la juguetona ranita pensó que era hora de dar una vuelta por los alrededores.
- Seguro que mis amigos los sapos están jugando al escondite junto al estanque. ¡Iré hasta allí a echar un vistazo!
Se alejó del agua y se adentró en el campo dando saltitos entre las flores. En uno de esos brincos, calculó mal la distancia, y sin querer cayó en un pozo oscuro y profundo.
- Pero… ¿Dónde estoy? ¡Qué sitio tan oscuro! ¿Hay alguien por aquí?
De repente oyó una voz. Entre la penumbra distinguió una rana. Era verde como ella y calculó que más o menos tendría su misma edad, a pesar de que estaba más sucia y se veía más avejentada. La desconocida le habló con personalidad.
- ¡Hola amiga! ¡Qué bien que hayas venido! ¡Me hace mucha ilusión recibir visitas!
- Bueno… En realidad, he caído sin querer, pero gracias por tu cálida acogida.
- Dime… ¿De dónde vienes? ¿Vives por aquí cerca?
- No, vivo demasiado lejos… Si sales del pozo y tomas el primer sendero a la izquierda, hay una arboleda donde suelo echar la siesta. Al fondo, unos doscientos saltos más allá está la playa. ¡Ahí vivo yo!
- Entonces… ¿Tu casa está cerca del mar?
- ¡Sí claro, justo al lado!
La rana del pozo nunca había visto el mar. En realidad, la pobre jamás había salido de ese agujero donde había nacido y le entró una curiosidad tremenda.
- Dime… ¿Es grande el mar?
La rana saltarina abrió los ojos como platos y puso una cara que reflejaba extrañeza y sorpresa a la vez.
- ¿Bromeas?… ¡Decir que es grande es quedarse corto! El mar es enorme… ¡Qué digo enorme!… ¡Es inmenso!
La rana del pozo se quedó callada, tratando de imaginarse cuán grande era. Tras unos segundos en silencio, sumida en sus pensamientos, volvió a preguntar:
- Pero… ¿El mar es tan grande como mi pozo?
La otra no daba crédito a lo que estaba escuchando.
- ¡Qué dices! ¡Pues claro que es más grande que tu pozo, muchísimo más! Este lugar es muy pequeño y el mar parece… ¡Parece infinito!
A la rana del pozo se le arrugó la cara y se puso a la defensiva.
- ¡Eres una mentirosa! ¿Cómo te atreves a decir algo así en mi propia casa? ¡No hay nada más grande que mi pozo!
- ¡Yo no soy una mentirosa! ¡Te estoy diciendo la verdad!
La rana del pozo se enfadó y roja de ira gritó a su perpleja invitada.
- ¡Vete no quiero que vengas nunca más por aquí!
La ranita, asustada, dio un salto con doble pirueta y salió del agujero. La repentina luz le deslumbró y enseguida notó el calor de los rayos del sol resbalando por su piel.
Mientras regresaba a su casa, sin ni siquiera mirar atrás, sintió algo de pena en el corazón. Conocer a la rana del pozo le había hecho darse cuenta de que hay quien sólo piensa en lo suyo y no quiere ver más allá de sí mismo y de lo que le rodea. A la ranita saltarina le parecía muy triste esa actitud, pero en cuanto divisó el mar, una sonrisa se dibujó en su rostro y se dijo a sí misma:
- Una pena, pero qué le vamos a hacer… ¡Ella se lo pierde!
Y saltando y saltando llegó hasta la orilla y se sentó a mirar los peces de colores, meciéndose al balanceo de las olas.
Fuente: Las dos ranas (Adaptación de una antigua fábula de la India)
GLOSARIO |
|
Aventajada |
Que sobresale a lo que es común en su clase. |
Perpleja |
Que está confundida sin saber qué pensar hacer o decir. |
Meciéndose |
Mover algo de un lado a otro, sin cambiarlo de lugar. |
¿Cuál es el mensaje que entrega el texto?
Alternativas
A) Que es inútil discutir con quien no conoce el mundo.
B) Que las personas deberían animarse a mirar más allá de lo que les rodea.
C) Que las ranas de mar son más inteligentes que las que viven en pozos.
D) Que la vida en el mar es mejor que la vida en un pozo.
Respuesta
B
El/la estudiante interpreta el texto y extrae un mensaje a partir de su información: "Conocer a la rana del pozo le había hecho darse cuenta de que hay quien sólo piensa en lo suyo y no quiere ver más allá de sí mismo y de lo que le rodea".
Las dos ranas
Enunciado
Las dos ranas
Había una vez una rana que siempre se sentía feliz porque, por fortuna, sus padres la habían traído al mundo muy cerca del mar ¿Acaso había un lugar mejor para vivir?
Una maravillosa mañana de primavera, como cada día se despertó y se acercó a la orilla para disfrutar del bello espectáculo que ofrecían las olas. Podía pasarse horas mirando la espuma y dejando que la brisa y las pequeñas gotitas saladas salpicaran sus mejillas.
Después de un buen rato, la juguetona ranita pensó que era hora de dar una vuelta por los alrededores.
- Seguro que mis amigos los sapos están jugando al escondite junto al estanque. ¡Iré hasta allí a echar un vistazo!
Se alejó del agua y se adentró en el campo dando saltitos entre las flores. En uno de esos brincos, calculó mal la distancia, y sin querer cayó en un pozo oscuro y profundo.
- Pero… ¿Dónde estoy? ¡Qué sitio tan oscuro! ¿Hay alguien por aquí?
De repente oyó una voz. Entre la penumbra distinguió una rana. Era verde como ella y calculó que más o menos tendría su misma edad, a pesar de que estaba más sucia y se veía más avejentada. La desconocida le habló con personalidad.
- ¡Hola amiga! ¡Qué bien que hayas venido! ¡Me hace mucha ilusión recibir visitas!
- Bueno… En realidad, he caído sin querer, pero gracias por tu cálida acogida.
- Dime… ¿De dónde vienes? ¿Vives por aquí cerca?
- No, vivo demasiado lejos… Si sales del pozo y tomas el primer sendero a la izquierda, hay una arboleda donde suelo echar la siesta. Al fondo, unos doscientos saltos más allá está la playa. ¡Ahí vivo yo!
- Entonces… ¿Tu casa está cerca del mar?
- ¡Sí claro, justo al lado!
La rana del pozo nunca había visto el mar. En realidad, la pobre jamás había salido de ese agujero donde había nacido y le entró una curiosidad tremenda.
- Dime… ¿Es grande el mar?
La rana saltarina abrió los ojos como platos y puso una cara que reflejaba extrañeza y sorpresa a la vez.
- ¿Bromeas?… ¡Decir que es grande es quedarse corto! El mar es enorme… ¡Qué digo enorme!… ¡Es inmenso!
La rana del pozo se quedó callada, tratando de imaginarse cuán grande era. Tras unos segundos en silencio, sumida en sus pensamientos, volvió a preguntar:
- Pero… ¿El mar es tan grande como mi pozo?
La otra no daba crédito a lo que estaba escuchando.
- ¡Qué dices! ¡Pues claro que es más grande que tu pozo, muchísimo más! Este lugar es muy pequeño y el mar parece… ¡Parece infinito!
A la rana del pozo se le arrugó la cara y se puso a la defensiva.
- ¡Eres una mentirosa! ¿Cómo te atreves a decir algo así en mi propia casa? ¡No hay nada más grande que mi pozo!
- ¡Yo no soy una mentirosa! ¡Te estoy diciendo la verdad!
La rana del pozo se enfadó y roja de ira gritó a su perpleja invitada.
- ¡Vete no quiero que vengas nunca más por aquí!
La ranita, asustada, dio un salto con doble pirueta y salió del agujero. La repentina luz le deslumbró y enseguida notó el calor de los rayos del sol resbalando por su piel.
Mientras regresaba a su casa, sin ni siquiera mirar atrás, sintió algo de pena en el corazón. Conocer a la rana del pozo le había hecho darse cuenta de que hay quien sólo piensa en lo suyo y no quiere ver más allá de sí mismo y de lo que le rodea. A la ranita saltarina le parecía muy triste esa actitud, pero en cuanto divisó el mar, una sonrisa se dibujó en su rostro y se dijo a sí misma:
- Una pena, pero qué le vamos a hacer… ¡Ella se lo pierde!
Y saltando y saltando llegó hasta la orilla y se sentó a mirar los peces de colores, meciéndose al balanceo de las olas.
Fuente: Las dos ranas (Adaptación de una antigua fábula de la India)
GLOSARIO |
|
Aventajada |
Que sobresale a lo que es común en su clase. |
Perpleja |
Que está confundida, sin saber qué pensar hacer o decir. |
Meciéndose |
Mover algo de un lado a otro, sin cambiarlo de lugar. |
¿En qué lugar ocurre la mayor parte del relato?
Alternativas
A) En un sendero.
B) En una arboleda.
C) En el mar.
D) En un pozo.
Respuesta
D
La mayor parte del relato ocurre dentro de un pozo oscuro pequeño y profundo donde la ranita de mar cayó sin querer.
Las dos ranas
Enunciado
Las dos ranas
Había una vez una rana que siempre se sentía feliz porque, por fortuna, sus padres la habían traído al mundo muy cerca del mar ¿Acaso había un lugar mejor para vivir?
Una maravillosa mañana de primavera, como cada día se despertó y se acercó a la orilla para disfrutar del bello espectáculo que ofrecían las olas. Podía pasarse horas mirando la espuma y dejando que la brisa y las pequeñas gotitas saladas salpicaran sus mejillas.
Después de un buen rato, la juguetona ranita pensó que era hora de dar una vuelta por los alrededores.
- Seguro que mis amigos los sapos están jugando al escondite junto al estanque. ¡Iré hasta allí a echar un vistazo!
Se alejó del agua y se adentró en el campo dando saltitos entre las flores. En uno de esos brincos, calculó mal la distancia, y sin querer cayó en un pozo oscuro y profundo.
- Pero… ¿Dónde estoy? ¡Qué sitio tan oscuro! ¿Hay alguien por aquí?
De repente oyó una voz. Entre la penumbra distinguió una rana. Era verde como ella y calculó que más o menos tendría su misma edad, a pesar de que estaba más sucia y se veía más avejentada. La desconocida le habló con personalidad.
- ¡Hola amiga! ¡Qué bien que hayas venido! ¡Me hace mucha ilusión recibir visitas!
- Bueno… En realidad, he caído sin querer, pero gracias por tu cálida acogida.
- Dime… ¿De dónde vienes? ¿Vives por aquí cerca?
- No, vivo demasiado lejos… Si sales del pozo y tomas el primer sendero a la izquierda, hay una arboleda donde suelo echar la siesta. Al fondo, unos doscientos saltos más allá está la playa. ¡Ahí vivo yo!
- Entonces… ¿Tu casa está cerca del mar?
- ¡Sí claro, justo al lado!
La rana del pozo nunca había visto el mar. En realidad, la pobre jamás había salido de ese agujero donde había nacido y le entró una curiosidad tremenda.
- Dime… ¿Es grande el mar?
La rana saltarina abrió los ojos como platos y puso una cara que reflejaba extrañeza y sorpresa a la vez.
- ¿Bromeas?… ¡Decir que es grande es quedarse corto! El mar es enorme… ¡Qué digo enorme!… ¡Es inmenso!
La rana del pozo se quedó callada, tratando de imaginarse cuán grande era. Tras unos segundos en silencio, sumida en sus pensamientos, volvió a preguntar:
- Pero… ¿El mar es tan grande como mi pozo?
La otra no daba crédito a lo que estaba escuchando.
- ¡Qué dices! ¡Pues claro que es más grande que tu pozo, muchísimo más! Este lugar es muy pequeño y el mar parece… ¡Parece infinito!
A la rana del pozo se le arrugó la cara y se puso a la defensiva.
- ¡Eres una mentirosa! ¿Cómo te atreves a decir algo así en mi propia casa? ¡No hay nada más grande que mi pozo!
- ¡Yo no soy una mentirosa! ¡Te estoy diciendo la verdad!
La rana del pozo se enfadó y roja de ira gritó a su perpleja invitada.
- ¡Vete no quiero que vengas nunca más por aquí!
La ranita, asustada, dio un salto con doble pirueta y salió del agujero. La repentina luz le deslumbró y enseguida notó el calor de los rayos del sol resbalando por su piel.
Mientras regresaba a su casa, sin ni siquiera mirar atrás, sintió algo de pena en el corazón. Conocer a la rana del pozo le había hecho darse cuenta de que hay quien sólo piensa en lo suyo y no quiere ver más allá de sí mismo y de lo que le rodea. A la ranita saltarina le parecía muy triste esa actitud, pero en cuanto divisó el mar, una sonrisa se dibujó en su rostro y se dijo a sí misma:
- Una pena, pero qué le vamos a hacer… ¡Ella se lo pierde!
Y saltando y saltando llegó hasta la orilla y se sentó a mirar los peces de colores, meciéndose al balanceo de las olas.
Fuente: Las dos ranas (Adaptación de una antigua fábula de la India)
GLOSARIO |
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Aventajada |
Que sobresale a lo que es común en su clase. |
Perpleja |
Que está confundida, sin saber qué pensar hacer o decir. |
Meciéndose |
Mover algo de un lado a otro, sin cambiarlo de lugar. |
¿Cómo describe el mar la protagonista de la historia?
Alternativas
A) Luminoso.
B) Inmenso.
C) Oscuro.
D) Bello.
Respuesta
B
El/la estudiante extrae información explícita del texo.
Las dos ranas
Enunciado
Las dos ranas
Había una vez una rana que siempre se sentía feliz porque, por fortuna, sus padres la habían traído al mundo muy cerca del mar ¿Acaso había un lugar mejor para vivir?
Una maravillosa mañana de primavera, como cada día se despertó y se acercó a la orilla para disfrutar del bello espectáculo que ofrecían las olas. Podía pasarse horas mirando la espuma y dejando que la brisa y las pequeñas gotitas saladas salpicaran sus mejillas.
Después de un buen rato, la juguetona ranita pensó que era hora de dar una vuelta por los alrededores.
- Seguro que mis amigos los sapos están jugando al escondite junto al estanque. ¡Iré hasta allí a echar un vistazo!
Se alejó del agua y se adentró en el campo dando saltitos entre las flores. En uno de esos brincos, calculó mal la distancia, y sin querer cayó en un pozo oscuro y profundo.
- Pero… ¿Dónde estoy? ¡Qué sitio tan oscuro! ¿Hay alguien por aquí?
De repente oyó una voz. Entre la penumbra distinguió una rana. Era verde como ella y calculó que más o menos tendría su misma edad, a pesar de que estaba más sucia y se veía más avejentada. La desconocida le habló con personalidad.
- ¡Hola amiga! ¡Qué bien que hayas venido! ¡Me hace mucha ilusión recibir visitas!
- Bueno… En realidad, he caído sin querer, pero gracias por tu cálida acogida.
- Dime… ¿De dónde vienes? ¿Vives por aquí cerca?
- No, vivo demasiado lejos… Si sales del pozo y tomas el primer sendero a la izquierda, hay una arboleda donde suelo echar la siesta. Al fondo, unos doscientos saltos más allá está la playa. ¡Ahí vivo yo!
- Entonces… ¿Tu casa está cerca del mar?
- ¡Sí claro, justo al lado!
La rana del pozo nunca había visto el mar. En realidad, la pobre jamás había salido de ese agujero donde había nacido y le entró una curiosidad tremenda.
- Dime… ¿Es grande el mar?
La rana saltarina abrió los ojos como platos y puso una cara que reflejaba extrañeza y sorpresa a la vez.
- ¿Bromeas?… ¡Decir que es grande es quedarse corto! El mar es enorme… ¡Qué digo enorme!… ¡Es inmenso!
La rana del pozo se quedó callada, tratando de imaginarse cuán grande era. Tras unos segundos en silencio, sumida en sus pensamientos, volvió a preguntar:
- Pero… ¿El mar es tan grande como mi pozo?
La otra no daba crédito a lo que estaba escuchando.
- ¡Qué dices! ¡Pues claro que es más grande que tu pozo, muchísimo más! Este lugar es muy pequeño y el mar parece… ¡Parece infinito!
A la rana del pozo se le arrugó la cara y se puso a la defensiva.
- ¡Eres una mentirosa! ¿Cómo te atreves a decir algo así en mi propia casa? ¡No hay nada más grande que mi pozo!
- ¡Yo no soy una mentirosa! ¡Te estoy diciendo la verdad!
La rana del pozo se enfadó y roja de ira gritó a su perpleja invitada.
- ¡Vete no quiero que vengas nunca más por aquí!
La ranita, asustada, dio un salto con doble pirueta y salió del agujero. La repentina luz le deslumbró y enseguida notó el calor de los rayos del sol resbalando por su piel.
Mientras regresaba a su casa, sin ni siquiera mirar atrás, sintió algo de pena en el corazón. Conocer a la rana del pozo le había hecho darse cuenta de que hay quien sólo piensa en lo suyo y no quiere ver más allá de sí mismo y de lo que le rodea. A la ranita saltarina le parecía muy triste esa actitud, pero en cuanto divisó el mar, una sonrisa se dibujó en su rostro y se dijo a sí misma:
- Una pena, pero qué le vamos a hacer… ¡Ella se lo pierde!
Y saltando y saltando llegó hasta la orilla y se sentó a mirar los peces de colores, meciéndose al balanceo de las olas.
Fuente: Las dos ranas (Adaptación de una antigua fábula de la India)
GLOSARIO |
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Aventajada |
Que sobresale a lo que es común en su clase. |
Perpleja |
Que está confundida sin saber qué pensar hacer o decir. |
Meciéndose |
Mover algo de un lado a otro, sin cambiarlo de lugar. |
¿Qué caracteriza a la rana de mar y a la del pozo, respectivamente?
Alternativas
A) Feliz - vieja.
B) Rabiosa - joven.
C) Callada - saltarina.
D) Gritona - sonriente.
Respuesta
A
Las características descritas de ambas ranas, a lo largo del texto son verde, feliz y juguetona para la ranita saltarina y verde, sucia y avejentada para la rana de pozo.
Doña Francisquita
Enunciado
Doña Francisquita
Fernando: Señorita…
Francisquita: Caballero…
Fernando: Que os detenga perdonad.
Madre de Francisquita: ¿Qué es Francisca?
Francisquita: Nada madre. El pañuelo que me da. Esperad no sé si es mío.
Fernando: De que es vuestro yo doy fe.
Francisquita: ¿Está un poco descosido?
Fernando: En efecto.
Francisquita: Por ventura ¿es de encaje?
Fernando: Sí yo os lo fío.
Francisquita: Es el mío.
Fernando: Y un efe.
Francisquita: Francisca quiere decir.
Fernando: ¡Es muy hermosa!
Francisquita: Aunque las señas coinciden con mi pañuelo bordado si alguna dama pregunta que si lo habéis encontrado decidle vos que aquí vive la viuda de Coronado y que su hija lo tiene para su dueña guarda.
Fernando: Perded señora cuidado.
Francisquita: ¡Adiós!
Fernando: ¡Adiós!
Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw. Doña Francisquita (Comedia lírica en tres actos).
Efe | Letra F |
Según la obra ¿de qué da fe Fernando?
Alternativas
A) Que Francisquita es encantadora.
B) Que es el pañuelo de Francisquita
C) Que el pañuelo de Francisquita tiene encaje.
D) Que el pañuelo tiene las letras bordadas de Francisquita.
Respuesta
B
De la obra se desprende lo siguiente Francisquita: Nada madre. El pañuelo que me da. Esperad no sé si es mío. Fernando: De que es vuestro yo doy fe.
El conejito soñador
Enunciado
El conejito soñador
Había una vez un conejito soñador que vivía en una casita en medio del bosque rodeado de libros y fantasía pero no tenía amigos. Todos le habían dado de lado porque se pasaba el día contando historias imaginarias sobre hazañas caballerescas aventuras submarinas y expediciones extraterrestres. Siempre estaba inventando aventuras como si las hubiera vivido de verdad hasta que sus amigos se cansaron de escucharle y acabó quedándose solo.
Al principio el conejito se sintió muy triste y empezó a pensar que sus historias eran muy aburridas y por eso nadie las quería escuchar. Pero pese a eso continuó escribiendo.
Las historias del conejito eran increíbles y le permitían vivir todo tipo de aventuras. Se imaginaba vestido de caballero salvando a inocentes princesas o sintiendo el frío del mar sobre su traje de buzo mientras exploraba las profundidades del océano.
Se pasaba el día escribiendo historias y dibujando los lugares que imaginaba. De vez en cuando salía al bosque a leer en voz alta por si alguien estaba interesado en compartir sus relatos.
Un día mientras el conejito soñador leía entusiasmado su último relato apareció por allí una hermosa conejita que parecía perdida. Pero nuestro amigo estaba tan entregado a la interpretación de sus propios cuentos que ni se enteró de que alguien lo escuchaba. Cuando acabó la conejita le aplaudió con entusiasmo.
-Vaya no sabía que tenía público- dijo el conejito soñador a la recién llegada -. ¿Te ha gustado mi historia?
-Ha sido muy emocionante -respondió ella-. ¿Sabes más historias?
-¡Claro!- dijo emocionado el conejito -. Yo mismo las escribo.
- ¿De verdad? ¿Y son todas tan apasionantes?
- ¿Tú crees que son apasionantes? Todo el mundo dice que son aburridísimas…
- Pues eso no es cierto a mí me ha gustado mucho. Ojalá yo supiera saber escribir historias como la tuya pero no sé...
El conejito se dio cuenta de que la conejita se había puesto de repente muy triste así que se acercó y pasándole la patita por encima del hombro le dijo con dulzura:
- Yo puedo enseñarte si quieres a escribirlas. Seguro que aprendes muy rápido
- ¿Sí? ¿Me lo dices en serio?
- ¡Claro que sí! ¡Hasta podríamos escribirlas juntos!
- ¡Genial! Estoy deseando explorar esos lugares viajar a esos mundos y conocer a todos esos villanos y malandrines -dijo la conejita-
Los conejitos se hicieron muy amigos y compartieron juegos y escribieron cientos de libros que leyeron a niños de todo el mundo.
Eva María Rodríguez El conejito soñador.
De acuerdo al texto ¿cuál de las siguientes características representa a la conejita?
Alternativas
A) Aventurera
B) Enamorada
C) Entusiasta
D) Lectora
Respuesta
C
La respuesta correcta a esta pregunta se puede obtener tras observar las reacciones de la conejita frente a los cuentos del conejo soñador. Gracias a esto es posible indicar que la característica que mejor la representa es entusiasta.
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle donde compró algunas ratoneras un pedazo de queso y algo de pegamento. Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo era
bastante tonto ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente cuando los ratones salieron de sus agujeros todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez cuando miraron hacia el techo dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado -dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza -dijo otro.
-¡Esto es terrible! -dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo! -gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos. -Ya sé lo que vamos a hacer dijo el ratón anciano. Nos pondremos todos cabeza abajo y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente todos se pusieron cabeza abajo y después de un largo periodo de tiempo uno a uno se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.

Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Qué palabras describen mejor esta historia?
Alternativas
A) Seria y triste.
B) Da miedo y es excitante.
C) Divertida e ingeniosa.
D) Emocionante y misteriosa.
Respuesta
C
Delfin al rescate
Enunciado
DELFIN AL RESCATE$^7$
Wayne Grover$^8$
Hoy Marcos y yo estuvimos a punto de no ir a bucear para buscar tesoros. Parecía que iba a haber mal
tiempo aunque se veían rayos de sol entre las nubes. Marcos conoce el tiempo de la costa mejor que nadie y no le gustaba lo que veía mientras navegaba el barco mar adentro.
Yo observaba el agua en todas direcciones buscando a mi amigo el delfín. Le había salvado la vida al sacarle un anzuelo grande que se le había clavado en la cola cuando era una cría. Le puse el nombre de Lolo y desde entonces ha sido mi compañero submarino.
Hace tiempo cuando descubrí los restos de un viejo barco español que había naufragado Lolo estaba nadando a mi lado. Estaba a unos cinco kilómetros de la costa y a veinte metros de profundidad. Lolo también estaba vigilando cada uno de mis movimientos cuando por primera vez encontré una moneda de oro. Dejé escapar un grito de alegría: -¡Yupi!
Y Lolo añadió su clic-clic ese sonido típico de los delfines. Hasta hoy solo hemos encontrado unas cuantas monedas de oro pero ¡Es toda una aventura!
-Se acerca mucha lluvia y también bastante viento -dijo Marcos mientras se asomaba desde la proa
del barco que subía y bajaba. Yo me preguntaba si mi delfín vendría en un día tan tormentoso como este pero en el mar agitado no se veía ninguna aleta. Entonces sentí la primera inquietud.
-Hemos llegado. Lanza el ancla -gritó Marcos. Me puse el traje de buceo y la botella de oxígeno que tenía aire para cuarenta y cinco minutos y me lancé al mar. Bajé y bajé hasta que divisé el fondo del océano. Habían pasado casi treinta minutos y solo había conseguido ver rocas y más rocas. Echaba de menos los curiosos ojos de Lolo observándome. Justo cuando el indicador de reserva de aire señalaba que
era el momento de salir a la superficie vi un brillo de metal. ¡Eran varias argollas de una cadena de oro! Tiré de ella con suavidad y centímetro a centímetro medio metro de cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces se quedó enganchada.
Mi reserva de aire se estaba agotando. Tenía que salir a la superficie inmediatamente. Intenté una vez más tirar de la cadena para soltarla pero estaba agarrada muy fuerte.
Cuando salí a la superficie Marcos agitaba los brazos con desesperación. Antes de que pudiera contarle lo que había
encontrado me dijo: -¡Tenemos que subir el ancla! Avisaron de fuertes ráfagas de lluvia y viento. ¡Hay que irse!
-Marcos espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilos pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
-Tienes razón Marcos ¿pero qué pasa con nuestro tesoro? respondí yo enfadado. Me pondré otra botella de oxígeno y volveré a sumergirme para soltar la cadena.
El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento rugía y la lluvia nos golpeaba en la cara.
-De acuerdo -aceptó Marcos- las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos pero ni uno más.
Salté al agua y me sumergí hasta el fondo. Allí estaba. La cadena parecía una serpiente de oro enrollada en su cama marina. Me puse a excavar cada vez más. Parecía que no se acababa nunca. Era una carrera contra el tiempo. Tenía que soltar la cadena y regresar. Miré mi reloj. Habían pasado cuatro minutos. Quizá las inmensas olas ya hubieran arrastrado el barco.
En aquel momento mis dedos tocaron algo diferente: del extremo de la cadena colgaba un medallón con rubíes incrustados. La cadena entera medía algo más de un metro y tenía diamantes cada cinco argollas; era increíblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazo izquierdo el corazón me golpeaba en el pecho a causa de la emoción. Probablemente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro pero el tiempo se me había acabado. Tenía que salir a la superficie.
Cuando salí las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. ¡El barco había desaparecido! Me encontraba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tormenta. Las nubes eran tan negras que parecía de noche. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Llovía tanto que no conseguía saber en qué dirección estaba la costa.
Durante horas luché por mantenerme a flote esforzándome por respirar mientras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo agotado y congelado de frío me di cuenta de que aquel podía ser mi último día en el mundo. Y eso ¿por qué?
Por un ancla de oro que me arrastraría hasta el fondo.
Estaba tan cansado que apenas podía moverme. La angustia me invadía. Con la mano derecha toqué la cadena que seguía enrollada en mi brazo izquierdo. La desenrollé abrí la mano y dejé que la joya se deslizara lentamente hacia el fondo de vuelta a su cama marina donde había permanecido durante casi trescientos años.
-¡Auxilio! -grité en la oscuridad. -¡Que alguien me ayude! -grité aun sabiendo que nadie me oiría
¡Plof! ¡Plof! De repente el agua reventó a mí alrededor produciendo un fuerte ¡Bum! Entonces oí el sonido más placentero que jamás podré escuchar. Era el sonido de un delfín.
-¿Eres tú Lolo? -susurré. Me sentía tan cansado que apenas podía mover los brazos pero conseguí agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejó escapar un animado canturreo y empezó a nadar despacio arrastrándome por el agua durante horas.
Yo pensaba: "¿Quién se va a creer esto?" Ni yo mismo me creía lo que estaba sucediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude oír cómo rompían las olas. Lolo me llevó hasta la playa y dejé caer las piernas. Toqué el suelo con los pies. Estaba a salvo.
Lolo flotaba cerca de mí y susurraba su alegre canto de delfín. Le debía la vida que de una manera
absurda yo había arriesgado por una cadena de oro. Se dio la vuelta y nadó mar adentro sumergiéndose hasta que lo perdí de vista. -Gracias Lolo. Gracias por salvarme le vida -grité.
$^7$Este texto y sus preguntas solo fueron utilizados en el estudio piloto y no se publicaron datos sobre niveles de comprensión ni porcentajes de aciertos.
$^8$Adaptado de Dolphin Treasure de Waybe Grover e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers Nueva York 1996. Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Por qué es importante Marcos en esta historia?
Alternativas
A) Porque era amigo de Lolo.
B) Porque sabía dónde estaba el tesoro.
C) Porque le gustaba bucear.
D) Porque fue él quien avisó que había peligro.
Respuesta
D
En el texto se observa cuando Marcos advierte el peligro:
-Marcos espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilos pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle donde compró algunas ratoneras un pedazo de queso y algo de pegamento. Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo era
bastante tonto ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente cuando los ratones salieron de sus agujeros todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez cuando miraron hacia el techo dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado -dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza -dijo otro.
-¡Esto es terrible! -dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo! -gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos. -Ya sé lo que vamos a hacer dijo el ratón anciano. Nos pondremos todos cabeza abajo y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente todos se pusieron cabeza abajo y después de un largo periodo de tiempo uno a uno se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.

Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
Piensa en lo que Ramón y los ratones hicieron en la historia. Explica qué es lo que hace que sea una historia no creíble.
Respuesta
La respuesta evalúa con precisión la credibilidad de los sucesos o personajes de la historia describiendo uno o más aspectos como se muestra a continuación.
- Elementos no creíbles de la historia:
Hechos:
− Pegar los muebles al techo.
− Complicarse tanto la vida para atrapar a los ratones.
− Los ratones se desmayaron.
− Los ratones fueron engañados.
Personajes:
− Ratones que hablan.
− Ratones que se ponen cabeza abajo.
− Ratones que piensan que están patas arriba.
− Los ratones se pusieron histéricos.
− Ratones que se ríen y bromean.
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA$^9$
Diana Engel
Muy arriba en lo más alto de una vieja torre había un taller. Era un taller de alfarería lleno de recipientes con esmaltes de colores máquina giratoria de alfarero hornos y cómo no greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo aplastado contra una esquina estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado mucho tiempo atrás. Cada día alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que con toda rapidez agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo escuchaba los alegres sonidos de los artesanos ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?- se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad- pensó cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!" pensó el pedazo. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando limpiando lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.
El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tie
mpo el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado- reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo permanecía junto a la ventana abierta incapaz de moverse y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia- pensó.
-Agua- suspiró.
-Por favor- logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!- exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas- le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto justo lo que necesito- comentó.
De inmediato comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.
-¡Mamá mamá!- llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
$^9$Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
Describe los distintos sentimientos que tuvo la greda al comienzo y al final de la historia. Explica por qué cambiaron sus sentimientos.
Respuesta
- Comprensión total (3 puntos).
La respuesta demuestra comprensión total si integra ideas sacadas de diferentes partes del texto que apoyan plenamente una interpretación de por qué cambian los sentimientos de la greda en el curso del cuento. Describe adecuadamente los sentimientos de la greda al comienzo y al final e incluye información sacada del cuento para explicar por qué han cambiado. En el curso de la explicación la respuesta muestra comprensión de uno de los siguientes aspectos sobre el sentimiento de orgullo de la greda al final de la historia: se siente realizada útil o bonita/estética. Lea los ejemplos que se ofrecen más abajo.
Ejemplo:
− Al principio la greda estaba triste. Al final se sentía orgullosa porque se había convertido en taza.
- Comprensión satisfactoria (2 puntos).
La respuesta demuestra compresión satisfactoria si integra ideas sacadas de diferentes partes del texto que apoyan una interpretación de por qué cambian los sentimientos de la greda en el curso del cuento. Describe adecuadamente los sentimientos de la greda al comienzo y al final incluyendo información del cuento para explicar por qué han cambiado. Sin embargo la explicación no demuestra comprensión de uno de los siguientes aspectos: sentirse realizada útil o bonita/estética.
Ejemplo:
− Estaba triste al principio. Pero estaba contenta al final por lo que la niña había hecho.
O bien ofrece una explicación adecuada del sentimiento al comienzo o al final (pero no en ambos) y en la explicación de dicho sentimiento muestra comprensión de uno de los siguientes aspectos sobre el orgullo de la greda al final: sentirse realizada útil o bonita/estética (lea los ejemplos más abajo).
Ejemplo:
− Está contenta porque la han convertido en algo contenta con su forma y contenta de verse en la repisa junto al resto de las tazas.
- Comprensión mínima (1 punto).
La respuesta demuestra comprensión limitada de cómo cambian los sentimientos de la greda en el curso del cuento. Hace una descripción adecuada de los sentimientos al principio o al final o en ambos pero no incluye información adecuada sacada de la historia para explicar por qué han cambiado.
Ejemplo:
− Estaba triste al principio. Pero contenta al final.
O bien ofrece una explicación del cambio que incluye sentimientos de realización utilidad o estética pero no describe los sentimientos al principio o al final.
Ejemplo:
− Se convirtió en algo útil.
- Explicaciones que apoyan el sentimiento de orgullo de la greda al final del cuento:
Los ejemplos que siguen representan algunas de las distintas formas con que los estudiantes pueden justificar el orgullo de la greda al final del cuento. Sentimiento de realización:
− La niña la convirtió en algo.
− Había llegado a ser algo.
− Sentimiento de utilidad:
− Tenía una tarea que cumplir.
− Se convirtió en taza.
− La gente podía utilizarla.
− Sentimiento de belleza/estético:
− La niña la hizo bonita.
− Le gustaba su nueva forma.
Color de los pájaros
Enunciado
El color de los pájaros |
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El Periquito fue el siguiente en elegir:
-Yo quiero manchas blancas, azules y amarillas por todo el cuerpo.
Todos estuvieron de acuerdo en que esos colores le favorecían mucho. El Pavo Real se acercó contoneándose y con su voz chillona pidió:
-Para mi hermosa cola quiero colores que se vean desde muy lejos: azules, verdes, amarillos, rojos y dorados.
Los demás pájaros sonrieron ya que conocían lo presumido que era el Pavo Real. El Canario se acercó veloz:
-Como me gusta mucho la luz, quiero parecerme a un rayo de sol. Píntame de amarillo.
El Loro llegó chillando:
-Para que todos los animales me puedan ver, quiero que me pongas los colores más llamativos de tu paleta. Todos pensaron que era muy atrevido al elegir esos colores, pero el Loro se alejó muy contento.
Poco a poco, el resto de los pájaros fue pasando por las manos de la Madre Naturaleza.
Cuando los colores de la paleta se habían acabado y los pájaros lucían orgullosos sus nuevos vestidos, ella recogió sus utensilios de pintura y se dispuso a volver a su hogar. Pero de re- pente, una voz le hizo volver la cabeza. Por el camino venía corriendo un pequeño Gorrión:
-Espera, espera, por favor -gritaba-, todavía falto yo. Estaba muy lejos y he tardado mucho tiempo en llegar volando. Yo también quiero cambiar de color.
La Madre Naturaleza lo miró apenada:
-Ya no quedan colores en mi paleta.
-Bueno, no pasa nada -dijo el Gorrión tristemente mientras se alejaba cabizbajo por el camino-, de todas formas el color marrón tampoco está tan mal.
-Espera -gritó la Madre Naturaleza-, he encontrado una pequeña gota de color amarillo en mi paleta.
El Gorrión se acercó corriendo muy contento. La Madre Naturaleza mojó su pincel en la gota y agachándose tiernamente le pintó una pequeñísima mancha en la comisura del pico. Por eso, si os fijáis detenidamente en los gorriones, podréis descubrir el último color que la Madre Naturaleza utilizó para colorear a todas las aves del mundo.
I. Lee y responde:
1. ¿Cuál es la finalidad del texto que acabas de leer?
________________________________________________________________________________
2. ¿Qué hubieras hecho tú en el lugar del gorrión?
________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________
II. Lee y selecciona la respuesta correcta:
1.Los pájaros sintieron envidia de las flores porque:
A) Ellas tenían néctar.
B) Tenían un delicioso aroma.
C) Tenían distintos colores.
D) No tenían que moverse.
2.¿Qué condición les puso la Madre Naturaleza a los pájaros para cambiarles de color?
A) Todos tenían que estar juntos cuando ella fuera a hacer el cambio de color.
B) Tendrían que pensar muy bien el color porque sólo podrían cambiar una vez.
C) Tenían que ponerse de acuerdo porque cada uno tenía que elegir un color distinto.
D) Podían elegir cualquier color, excepto el negro.
3.Del siguiente fragmento: "-Bueno, no pasa nada -dijo el Gorrión tristemente mientras se alejaba cabizbajo por el camino-, de todas formas el color marrón tampoco está tan mal", se puede inferir que el gorrión era:
A) Infeliz; siempre estaba triste y lamentándose.
B) Cínico; hacía como que las cosas no le importaban.
C) Obediente; hacía caso de todo lo que le ordenaban.
D) Conformista; se conformaba con lo que le tocaba en la vida.
III. Une cada pájaro con su elección:

Enumera, del 1 al 7, las siguientes acciones de acuerdo al orden en que ocurren en el texto:
___ La madre Naturaleza le informó que ya no quedaban colores en su paleta.
___ El gorrión se alejó cabizbajo por el camino.
___ La Madre Naturaleza recogió sus utensilios y se dispuso a volver a su hogar.
___ El gorrión se acercó corriendo muy contento.
___ La Madre Naturaleza le pintó una pequeña mancha en la comisura del pico.
___ El gorrión estaban muy lejos y tardó mucho en llegar volando.
___ La Madre Naturaleza encontró una pequeña gota de color amarillo en su paleta.
Alternativas
Respuesta

Autor: Recursos Docentes
El lobo harto y la oveja
Enunciado
Esopo
|
Lee y responde en tu cuaderno:
• ¿Qué tipo de texto es este? ¿Cómo lo sabes?
• ¿Por qué la oveja se había desmayado de terror?
• ¿Por qué la oveja hubiera preferido encontrar ciego al lobo?
• ¿Crees que si el lobo hubiera estado hambriento, hubiera dejado marchar a la oveja? Fundamenta tu respuesta.
• ¿Qué es para ti la verdad?
• ¿Qué significa "La verdad te abrirá los caminos del éxito, aún entre adversarios"? ¿Estás de acuerdo con ello? ¿Por qué?
• ¿Con cuál de los siguientes refranes te sientes más identificado y por qué: "Si dices las verdades,
pierdes las amistades"; "La verdad, aunque severa, es amiga verdadera"? Fundamenta tu respuesta.
Alternativas
Respuesta

Autor: Recursos Docentes

Esmeralda encantada
Enunciado
La esmeralda encantada
Anónimo
Hace muchos, muchos años, hubo una vez un niño que solía jugar debajo de un gran pino cercano a su casa. Después de cada lluvia, alrededor del árbol brotaban muchos hongos alineados en forma de círculo, que servían de asiento a un grupo de pequeños gnomos, tan chiquitos como muñequitos, pero capaces de hacer cosas maravillosas. Al poco tiempo de conocerse, el muchacho y los gnomos ya eran grandes amigos. |
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Francisco, que así se llamaba el niño, mantenía en secreto esa amistad, porque la gente no suele creer en los gnomos. Pero llegó el invierno y el padre del muchacho decidió hacer leña ese pino. Francisco le rogó de todas formas que no cortara ese árbol, ya que era la morada de sus extraños amigos. El padre aceptó su pedido a condición de que Francisco se ocupara de conseguir la leña para la casa durante todo el invierno.
El chico pasó ese invierno trabajando muy duro, recorriendo la comarca y juntando leña para cumplir la promesa que salvaría al pino; y el padre cumplió la suya. Llegada la primavera, los gnomos se enteraron del sacrificio realizado por Francisco para salvar su viejo árbol y decidieron recompensarlo regalándole una cadena de oro con una gran esmeralda.
Esta piedra -le dijeron- tiene poderes mágicos que te darán toda la felicidad; mientras la lleves en el cuello serás amado, conseguirás para ti todo lo que quieras y llegarás a ser inmensamente rico. Para el resto de los hombres sólo será una piedra; muy valiosa, pero sin esos poderes. Muy pronto Francisco comprobó la verdad de esas palabras: tenía cuanto deseaba y todo lo que emprendía le salía bien sin ningún esfuerzo, aunque como no ambicionaba riquezas, poco uso le daba a su esmeralda encantada.
Pero ese verano hubo una gran sequía y el hambre se apoderó de hombres y animales, porque se perdieron todas las cosechas. Francisco intentó solucionar esos males con su piedra encantada, pero todo fue en vano; sus poderes sólo actuaban para él, pero no para los demás. Podría salvarse del hambre y la miseria, pero nunca ayudar a sus semejantes.
Rápidamente corrió hasta la ciudad más cercana, vendió la piedra por la cual le dieron una fortuna, y volvió a su comarca con una enorme carreta cargada de alimentos, ropas y hasta grano para los animales. Para que nadie se enterara de que había sido él quien trajera todo eso, lo fue dejando frente a las casas de noche sin que lo vieran. A la mañana siguiente todos encontraron los grandes paquetes frente a sus puertas y fue como un día de navidad. Hubo alegría y alivio, aunque nadie sabía a quién darle las gracias.
Francisco estaba preocupado porque tendría que confesar a sus amigos, los gnomos, que se había desprendido de la maravillosa piedra que le regalaran. Lo hizo con un poco de miedo, pensando que se enojarían. Pero los gnomos comprendieron que Francisco no necesitaba una piedra encantada para ser feliz, le bastaba con su propia bondad. Por eso le hicieron otro obsequio para que llevara en su cuello; esta vez le dieron un humilde pañuelo, ajustado con un pequeño anillo, hecho con un hueso de caracú.
Ese pañuelo le recordaría siempre que de nada valen las riquezas ni la propia felicidad cuando no se las puede compartir, que lo que se consigue sin esfuerzo carece de verdadero valor y que el amor al prójimo es la mayor alegría que alguien puede gozar, porque no hay felicidad más linda que dar felicidad.
I. Lee y responde:
1. ¿Cuál es la finalidad del texto que acabas de leer?
_______________________________________________________________________________
2. ¿Qué opinas de que Francisco haya vendido la piedra que le habían dado los gnomos? ¿Por qué?
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
II. Lee y selecciona la respuesta correcta:
1. Francisco no quería que su padre cortara el pino porque:
A) Le gustaba jugar bajo el árbol.
B) Era la casa de sus amigos, los gnomos.
C) Los gnomos hacían allí sus ritos.
D) Era el árbol más bonito del sector.
2. Del siguiente fragmento "Rápidamente corrió hasta la ciudad más cercana, vendió la piedra por la cual le dieron una fortuna, y volvió a su comarca", se puede inferir que:
A) La ciudad donde fue Francisco era grande y moderna.
B) Francisco vendió la piedra a un millonario.
C) La ciudad a la que fue Francisco estaba cerca.
D) Francisco volvió feliz a su comarca.
3. ¿Qué función cumplen las palabras subrayadas en el texto?
A) Sustantiva, porque están nombrando personajes de la historia.
B) Adjetiva, porque están calificando a los personajes de la historia.
C) Verbal, porque están señalando acciones que realizan los personajes.
D) Adverbial, porque están complementando los verbos del texto.
Completa el siguiente organizador gráfico:

Alternativas
Respuesta

Autor: Recursos Docentes
Instrucciones para la escalera
Enunciado
Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso. |
Lee y responde en tu cuaderno:
• ¿Qué son las instrucciones? ¿Para qué sirven?
• ¿Crees tú que son necesarias unas instrucciones como estas para subir una escalera? Fundamenta tu respuesta.
• ¿Por qué las escaleras se deben subir de frente?
• ¿Cómo deber ser la postura del cuerpo al subir la escalera?
• ¿Cómo describe el autor al pie?
• ¿Cómo podrías tú diferenciar el pie y el pie?
• ¿Por qué crees tú que el autor dice que los primeros peldaños son siempre los más difíciles?
• Enumera todas las acciones que se deben realizar para subir una escalera.
• Escribe, ahora tú, las instrucciones para realizar alguna actividad de la vida cotidiana. Elige una como correr, soñar, preparar el desayuno, darse un baño de tina, u otra.
Respuesta
Autor: Recursos Docentes