Objetivos
Objetivos
Objetivos
Objetivos
Grupo: Título del recurso
Priorización 2023-2025: Aprendizajes Basales
LE04 OA 04
Profundizar su comprensión de las narraciones leídas:
- extrayendo información explícita e implícita
- determinando las consecuencias de hechos o acciones
- describiendo y comparando a los personajes
- describiendo los diferentes ambientes que aparecen en un texto
- reconociendo el problema y la solución en una narración
- expresando opiniones fundamentadas sobre actitudes y acciones de los personajes
- comparando diferentes textos escritos por un mismo autor.
Clasificaciones
Curso: 4° básico
Asignatura: Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura
Textos Escolares oficiales 2023

Leo Primero 4° Básico, Mineduc, Guía Didáctica Docente Tomo 1

Leo Primero 4° Básico, Mineduc, Guía Didáctica Docente Tomo 2

Lenguaje y Comunicación 4° Básico, Universidad San Sebastián, Texto del estudiante

Lenguaje y Comunicación 4° Básico, Universidad San Sebastián, Cuaderno de actividades

Lenguaje y Comunicación 4° básico, U. San Sebastián, Guía didáctica del docente Tomo 1

Lenguaje y Comunicación 4° básico, U. San Sebastián, Guía didáctica del docente Tomo 2
Actividades de apoyo pedagógico

Educación ambiental y prevención de incendios forestales - 4° básico

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 4° básico - Período 1

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 4° básico - Período 2

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 4° básico - Período 3

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 4° básico - Período 4
Material didáctico
Evaluaciones del programa

Ejemplo Evaluación Programas - OA04 - Piñoncito de cuentos araucanos
Lecturas
Lecturas sugeridas y bibliografía
Indicadores
Indicadores Unidad 1
- Aluden, en sus comentarios orales y escritos, a información explícita de un texto.
- Contestan, oralmente o por escrito, preguntas que aluden a información implícita del texto.
- Explican las consecuencias que tienen las acciones de ciertos personajes.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas que enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Comunican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar de determinado personaje mediante comentarios orales o escritos, dramatizaciones, dibujos u otras manifestaciones artísticas.
- Describen a los personajes usando información explícita e implícita del texto.
- Comparan personajes de diferentes textos en organizadores gráficos, redacciones o comentarios, señalando en qué se parecen y qué diferencias son significativas.
- Subrayan en el texto adjetivos o frases que describen el ambiente.
- Describen, dibujan o recrean el lugar donde ocurre el relato.
- Expresan una postura frente a un hecho, una acción o una actitud de un personaje del texto leído.
- Fundamentan su postura a partir de ejemplos del texto.
- Explican por escrito las similitudes que existen entre al menos dos textos escritos por un mismo autor.
Indicadores Unidad 2
- Aluden, en sus comentarios orales y escritos, a información explícita de un texto.
- Contestan, oralmente o por escrito, preguntas que aluden a información implícita del texto.
- Explican las consecuencias que tienen las acciones de ciertos personajes.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas que enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Comunican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar de determinado personaje por medio de comentarios orales o escritos, dramatizaciones, dibujos u otras manifestaciones artísticas.
- Describen a los personajes usando información explícita e implícita del texto.
- Comparan en organizadores gráficos, redacciones o comentarios, personajes de diferentes textos, señalando en qué se parecen y qué diferencias son significativas.
- Subrayan adjetivos o frases en el texto que describen el ambiente.
- Describen, dibujan o recrean el lugar donde ocurre el relato.
- Expresan una postura frente a un hecho, una acción o una actitud de un personaje del texto leído.
- Fundamentan su postura con ejemplos del texto.
- Explican por escrito las similitudes que existen entre al menos dos textos escritos por un mismo autor.
Indicadores Unidad 3
- Aluden, en sus comentarios orales y escritos, a información explícita de un texto.
- Contestan, oralmente o por escrito, preguntas que aluden a información implícita del texto.
- Explican las consecuencias que tienen las acciones de ciertos personajes.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas que enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Comunican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar de determinado personaje por medio de comentarios orales o escritos, dramatizaciones, dibujos u otras manifestaciones artísticas.
- Comparan en organizadores gráficos, redacciones o comentarios, personajes de diferentes textos, señalando en qué se parecen y qué diferencias son significativas.
- Subrayan adjetivos o frases en el texto que describen el ambiente.
- Describen, dibujan o recrean el lugar donde ocurre el relato.
- Expresan una postura frente a un hecho, una acción o una actitud de un personaje del texto leído.
- Fundamentan su postura con ejemplos del texto.
Indicadores Unidad 4
- Aluden, en sus comentarios orales y escritos, a información explícita de un texto.
- Contestan, oralmente o por escrito, preguntas que aluden a información implícita del texto.
- Explican las consecuencias que tienen las acciones de ciertos personajes.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas que enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Comunican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar de determinado personaje a través de comentarios orales o escritos, dramatizaciones, dibujos u otras manifestaciones artísticas.
- Comparan en organizadores gráficos, redacciones o comentarios, a personajes de diferentes textos, señalando en qué se parecen y qué diferencias son significativas.
- Subrayan adjetivos o frases en el texto que describen el ambiente.
- Describen, dibujan o recrean el lugar donde ocurre el relato.
- Expresan una postura frente a un hecho, acción o actitud de un personaje del texto leído.
- Fundamentan su postura con ejemplos del texto.
- Describen los temas que usa un autor, por ejemplo, "Me gustan las novelas de Eric Wilson, porque tratan sobre crímenes".
- Mencionan los recursos que usualmente emplea un mismo autor, por ejemplo, "Me gustan las ilustraciones que aparecen en Ogú y Mampato, porque muestran situaciones divertidas. Además me gusta la manera como hablan los personajes en esos comics, Ogú habla muy gracioso".
- Explican por escrito las similitudes que existen entre al menos dos textos escritos por un mismo autor.
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Preguntas
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento. Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era
bastante tonto, ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo, dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado, -dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza, -dijo otro.
-¡Esto es terrible!, -dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo!, -gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos. -Ya sé lo que vamos a hacer, dijo el ratón anciano. Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
¿Por qué quería Ramón librarse de los ratones?
Alternativas
A) Siempre había odiado a los ratones.
B) Había demasiados ratones.
C) Se reían demasiado fuerte.
D) Se comieron todo su queso.
Respuesta
B
Se actualizará pronto.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento. Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era
bastante tonto, ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo, dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado, -dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza, -dijo otro.
-¡Esto es terrible!, -dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo!, -gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos. -Ya sé lo que vamos a hacer, dijo el ratón anciano. Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
¿Dónde puso Ramón las ratoneras?
Alternativas
A) En un canasto.
B) Cerca de los agujeros de los ratones.
C) Debajo de las sillas.
D) En el techo.
Respuesta
D
Se actualizará pronto.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento. Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era
bastante tonto, ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo, dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado, -dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza, -dijo otro.
-¡Esto es terrible!, -dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo!, -gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos. -Ya sé lo que vamos a hacer, dijo el ratón anciano. Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
¿Por qué estaban los ratones dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia el techo cuando salieron de sus agujeros la primera noche?
Alternativas
A) Podían ver una silla en el techo.
B) Pensaron que Ramón había hecho algo tonto.
C) Querían el queso de las ratoneras.
D) Tenían miedo de lo que vieron.
Respuesta
B
Se actualizará pronto.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento. Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era
bastante tonto, ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo, dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado, -dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza, -dijo otro.
-¡Esto es terrible!, -dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo!, -gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos. -Ya sé lo que vamos a hacer, dijo el ratón anciano. Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
¿Qué hizo Ramón después de pegar la silla al techo?
Alternativas
A) Sonrió y no dijo nada.
B) Compró algunas ratoneras.
C) Pegó todo al techo.
D) Les dio algo de queso a los ratones.
Respuesta
C
Se actualizará pronto.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento. Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era
bastante tonto, ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo, dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado, -dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza, -dijo otro.
-¡Esto es terrible!, -dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo!, -gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos. -Ya sé lo que vamos a hacer, dijo el ratón anciano. Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
¿Por qué estaba el suelo cubierto de ratones cuando Ramón bajó la última mañana?
Alternativas
A) Los ratones habían estado cabeza abajo durante demasiado tiempo.
B) Ramón había dado demasiado queso a los ratones.
C) Los ratones se habían caído del techo.
D) Ramón había puesto pegamento en el suelo.
Respuesta
A
Se actualizará pronto.
Delfín al rescate
Enunciado
DELFIN AL RESCATE$^7$
Wayne Grover$^8$
Hoy Marcos y yo estuvimos a punto de no ir a bucear para buscar tesoros. Parecía que iba a haber mal tiempo, aunque se veían rayos de sol entre las nubes. Marcos conoce el tiempo de la costa mejor que nadie y no le gustaba lo que veía mientras navegaba el barco mar adentro.
Yo observaba el agua en todas direcciones buscando a mi amigo el delfín. Le había salvado la vida al sacarle un anzuelo grande que se le había clavado en la cola cuando era una cría. Le puse el nombre de Lolo y desde entonces ha sido mi compañero submarino.
Hace tiempo, cuando descubrí los restos de un viejo barco español que había naufragado, Lolo estaba nadando a mi lado. Estaba a unos cinco kilómetros de la costa y a veinte metros de profundidad. Lolo también estaba vigilando cada uno de mis movimientos cuando por primera vez encontré una moneda de oro. Dejé escapar un grito de alegría: -¡Yupi!
Y Lolo añadió su clic-clic, ese sonido típico de los delfines. Hasta hoy, solo hemos encontrado unas cuantas monedas de oro pero ¡Es toda una aventura!
-Se acerca mucha lluvia y también bastante viento -dijo Marcos, mientras se asomaba desde la proa del barco, que subía y bajaba. Yo me preguntaba si mi delfín vendría en un día tan tormentoso como este, pero en el mar agitado no se veía ninguna aleta. Entonces, sentí la primera inquietud.
-Hemos llegado. Lanza el ancla -gritó Marcos. Me puse el traje de buceo y la botella de oxígeno, que tenía aire para cuarenta y cinco minutos, y me lancé al mar. Bajé y bajé, hasta que divisé el fondo del océano. Habían pasado casi treinta minutos y solo había conseguido ver rocas y más rocas. Echaba de menos los curiosos ojos de Lolo, observándome. Justo cuando el indicador de reserva de aire señalaba que era el momento de salir a la superficie, vi un brillo de metal. ¡Eran varias argollas de una cadena de oro! Tiré de ella con suavidad y, centímetro a centímetro, medio metro de cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces, se quedó enganchada.
Mi reserva de aire se estaba agotando. Tenía que salir a la superficie inmediatamente. Intenté una vez más tirar de la cadena para soltarla, pero estaba agarrada muy fuerte.
Cuando salí a la superficie, Marcos agitaba los brazos con desesperación. Antes de que pudiera contarle lo que había encontrado, me dijo: -¡Tenemos que subir el ancla! Avisaron de fuertes ráfagas de lluvia y viento. ¡Hay que irse!
-Marcos, espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilogramos, pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar, dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él, tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto, había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
-Tienes razón, Marcos, ¿pero qué pasa con nuestro tesoro?, respondí yo, enfadado. Me pondré otra botella de oxígeno y volveré a sumergirme para soltar la cadena.
El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento rugía y la lluvia nos golpeaba en la cara.
-De acuerdo -aceptó Marcos-, las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos, pero ni uno más.
Salté al agua y me sumergí hasta el fondo. Allí estaba. La cadena parecía una serpiente de oro enrollada en su cama marina. Me puse a excavar, cada vez más. Parecía que no se acababa nunca. Era una carrera contra el tiempo. Tenía que soltar la cadena y regresar. Miré mi reloj. Habían pasado cuatro minutos. Quizá las inmensas olas ya hubieran arrastrado el barco.
En aquel momento, mis dedos tocaron algo diferente: del extremo de la cadena colgaba un medallón con rubíes incrustados. La cadena entera medía algo más de un metro y tenía diamantes cada cinco argollas; era increíblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazo izquierdo, el corazón me golpeaba en el pecho a causa de la emoción. Probablemente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro, pero el tiempo se me había acabado. Tenía que salir a la superficie.
Cuando salí, las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. ¡El barco había desaparecido! Me encontraba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tormenta. Las nubes eran tan negras que parecía de noche. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Llovía tanto que no conseguía saber en qué dirección estaba la costa.
Durante horas luché por mantenerme a flote, esforzándome por respirar mientras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo, agotado y congelado de frío, me di cuenta de que aquel podía ser mi último día en el mundo. Y eso, ¿por qué?
Por un ancla de oro que me arrastraría hasta el fondo.
Estaba tan cansado que apenas podía moverme. La angustia me invadía. Con la mano derecha toqué la cadena, que seguía enrollada en mi brazo izquierdo. La desenrollé, abrí la mano y dejé que la joya se deslizara lentamente hacia el fondo, de vuelta a su cama marina, donde había permanecido durante casi trescientos años.
-¡Auxilio! -grité en la oscuridad. -¡Que alguien me ayude! -grité, aun sabiendo que nadie me oiría
¡Plof! ¡Plof! De repente, el agua reventó a mí alrededor produciendo un fuerte ¡Bum! Entonces, oí el sonido más placentero que jamás podré escuchar. Era el sonido de un delfín.
-¿Eres tú, Lolo? -susurré. Me sentía tan cansado que apenas podía mover los brazos, pero conseguí agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejó escapar un animado canturreo y empezó a nadar despacio, arrastrándome por el agua durante horas.
Yo pensaba: "¿Quién se va a creer esto?" Ni yo mismo me creía lo que estaba sucediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude oír cómo rompían las olas. Lolo me llevó hasta la playa y dejé caer las piernas. Toqué el suelo con los pies. Estaba a salvo.
Lolo flotaba cerca de mí y susurraba su alegre canto de delfín. Le debía la vida, que de una manera absurda yo había arriesgado por una cadena de oro. Se dio la vuelta y nadó mar adentro, sumergiéndose hasta que lo perdí de vista. -Gracias, Lolo. Gracias por salvarme le vida -grité.
$^7$Este texto y sus preguntas solo fueron utilizados en el estudio piloto y no se publicaron datos sobre niveles de comprensión ni porcentajes de aciertos.
$^8$Adaptado de Dolphin Treasure, de Waybe Grover, e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers, Nueva York 1996. Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
¿Cómo empezó la amistad entre el buzo que narra la historia y Lolo, el delfín?
Alternativas
A) El buzo le sacó un anzuelo de la cola a Lolo.
B) Lolo ayudaba al buzo a buscar tesoros.
C) El buzo daba de comer a Lolo todos los días.
D) Lolo liberó al buzo de una red submarina.
Respuesta
A
Delfín al rescate
Enunciado
DELFIN AL RESCATE$^7$
Wayne Grover$^8$
Hoy Marcos y yo estuvimos a punto de no ir a bucear para buscar tesoros. Parecía que iba a haber mal tiempo, aunque se veían rayos de sol entre las nubes. Marcos conoce el tiempo de la costa mejor que nadie y no le gustaba lo que veía mientras navegaba el barco mar adentro.
Yo observaba el agua en todas direcciones buscando a mi amigo el delfín. Le había salvado la vida al sacarle un anzuelo grande que se le había clavado en la cola cuando era una cría. Le puse el nombre de Lolo y desde entonces ha sido mi compañero submarino.
Hace tiempo, cuando descubrí los restos de un viejo barco español que había naufragado, Lolo estaba nadando a mi lado. Estaba a unos cinco kilómetros de la costa y a veinte metros de profundidad. Lolo también estaba vigilando cada uno de mis movimientos cuando por primera vez encontré una moneda de oro. Dejé escapar un grito de alegría: -¡Yupi!
Y Lolo añadió su clic-clic, ese sonido típico de los delfines. Hasta hoy, solo hemos encontrado unas cuantas monedas de oro pero ¡Es toda una aventura!
-Se acerca mucha lluvia y también bastante viento -dijo Marcos, mientras se asomaba desde la proa del barco, que subía y bajaba. Yo me preguntaba si mi delfín vendría en un día tan tormentoso como este, pero en el mar agitado no se veía ninguna aleta. Entonces, sentí la primera inquietud.
-Hemos llegado. Lanza el ancla -gritó Marcos. Me puse el traje de buceo y la botella de oxígeno, que tenía aire para cuarenta y cinco minutos, y me lancé al mar. Bajé y bajé, hasta que divisé el fondo del océano. Habían pasado casi treinta minutos y solo había conseguido ver rocas y más rocas. Echaba de menos los curiosos ojos de Lolo, observándome. Justo cuando el indicador de reserva de aire señalaba que era el momento de salir a la superficie, vi un brillo de metal. ¡Eran varias argollas de una cadena de oro! Tiré de ella con suavidad y, centímetro a centímetro, medio metro de cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces, se quedó enganchada.
Mi reserva de aire se estaba agotando. Tenía que salir a la superficie inmediatamente. Intenté una vez más tirar de la cadena para soltarla, pero estaba agarrada muy fuerte.
Cuando salí a la superficie, Marcos agitaba los brazos con desesperación. Antes de que pudiera contarle lo que había encontrado, me dijo: -¡Tenemos que subir el ancla! Avisaron de fuertes ráfagas de lluvia y viento. ¡Hay que irse!
-Marcos, espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilogramos, pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar, dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él, tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto, había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
-Tienes razón, Marcos, ¿pero qué pasa con nuestro tesoro?, respondí yo, enfadado. Me pondré otra botella de oxígeno y volveré a sumergirme para soltar la cadena.
El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento rugía y la lluvia nos golpeaba en la cara.
-De acuerdo -aceptó Marcos-, las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos, pero ni uno más.
Salté al agua y me sumergí hasta el fondo. Allí estaba. La cadena parecía una serpiente de oro enrollada en su cama marina. Me puse a excavar, cada vez más. Parecía que no se acababa nunca. Era una carrera contra el tiempo. Tenía que soltar la cadena y regresar. Miré mi reloj. Habían pasado cuatro minutos. Quizá las inmensas olas ya hubieran arrastrado el barco.
En aquel momento, mis dedos tocaron algo diferente: del extremo de la cadena colgaba un medallón con rubíes incrustados. La cadena entera medía algo más de un metro y tenía diamantes cada cinco argollas; era increíblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazo izquierdo, el corazón me golpeaba en el pecho a causa de la emoción. Probablemente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro, pero el tiempo se me había acabado. Tenía que salir a la superficie.
Cuando salí, las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. ¡El barco había desaparecido! Me encontraba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tormenta. Las nubes eran tan negras que parecía de noche. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Llovía tanto que no conseguía saber en qué dirección estaba la costa.
Durante horas luché por mantenerme a flote, esforzándome por respirar mientras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo, agotado y congelado de frío, me di cuenta de que aquel podía ser mi último día en el mundo. Y eso, ¿por qué?
Por un ancla de oro que me arrastraría hasta el fondo.
Estaba tan cansado que apenas podía moverme. La angustia me invadía. Con la mano derecha toqué la cadena, que seguía enrollada en mi brazo izquierdo. La desenrollé, abrí la mano y dejé que la joya se deslizara lentamente hacia el fondo, de vuelta a su cama marina, donde había permanecido durante casi trescientos años.
-¡Auxilio! -grité en la oscuridad. -¡Que alguien me ayude! -grité, aun sabiendo que nadie me oiría
¡Plof! ¡Plof! De repente, el agua reventó a mí alrededor produciendo un fuerte ¡Bum! Entonces, oí el sonido más placentero que jamás podré escuchar. Era el sonido de un delfín.
-¿Eres tú, Lolo? -susurré. Me sentía tan cansado que apenas podía mover los brazos, pero conseguí agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejó escapar un animado canturreo y empezó a nadar despacio, arrastrándome por el agua durante horas.
Yo pensaba: "¿Quién se va a creer esto?" Ni yo mismo me creía lo que estaba sucediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude oír cómo rompían las olas. Lolo me llevó hasta la playa y dejé caer las piernas. Toqué el suelo con los pies. Estaba a salvo.
Lolo flotaba cerca de mí y susurraba su alegre canto de delfín. Le debía la vida, que de una manera absurda yo había arriesgado por una cadena de oro. Se dio la vuelta y nadó mar adentro, sumergiéndose hasta que lo perdí de vista. -Gracias, Lolo. Gracias por salvarme le vida -grité.
$^7$Este texto y sus preguntas solo fueron utilizados en el estudio piloto y no se publicaron datos sobre niveles de comprensión ni porcentajes de aciertos.
$^8$Adaptado de Dolphin Treasure, de Waybe Grover, e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers, Nueva York 1996. Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
Busca la parte de la historia que tiene una nube como esta:
¿Qué le causó al buzo "la primera inquietud"?
Alternativas
A) Que el barco estaba a unos cinco kilómetros de la costa.
B) Que Marcos se asomaba desde la proa.
C) Que no había ni rastro de Lolo.
D) Que no le quedaba más aire en la botella de oxígeno.
Respuesta
C
Delfín al rescate
Enunciado
DELFIN AL RESCATE$^7$
Wayne Grover$^8$
Hoy Marcos y yo estuvimos a punto de no ir a bucear para buscar tesoros. Parecía que iba a haber mal tiempo, aunque se veían rayos de sol entre las nubes. Marcos conoce el tiempo de la costa mejor que nadie y no le gustaba lo que veía mientras navegaba el barco mar adentro.
Yo observaba el agua en todas direcciones buscando a mi amigo el delfín. Le había salvado la vida al sacarle un anzuelo grande que se le había clavado en la cola cuando era una cría. Le puse el nombre de Lolo y desde entonces ha sido mi compañero submarino.
Hace tiempo, cuando descubrí los restos de un viejo barco español que había naufragado, Lolo estaba nadando a mi lado. Estaba a unos cinco kilómetros de la costa y a veinte metros de profundidad. Lolo también estaba vigilando cada uno de mis movimientos cuando por primera vez encontré una moneda de oro. Dejé escapar un grito de alegría: -¡Yupi!
Y Lolo añadió su clic-clic, ese sonido típico de los delfines. Hasta hoy, solo hemos encontrado unas cuantas monedas de oro pero ¡Es toda una aventura!
-Se acerca mucha lluvia y también bastante viento -dijo Marcos, mientras se asomaba desde la proa del barco, que subía y bajaba. Yo me preguntaba si mi delfín vendría en un día tan tormentoso como este, pero en el mar agitado no se veía ninguna aleta. Entonces, sentí la primera inquietud.
-Hemos llegado. Lanza el ancla -gritó Marcos. Me puse el traje de buceo y la botella de oxígeno, que tenía aire para cuarenta y cinco minutos, y me lancé al mar. Bajé y bajé, hasta que divisé el fondo del océano. Habían pasado casi treinta minutos y solo había conseguido ver rocas y más rocas. Echaba de menos los curiosos ojos de Lolo, observándome. Justo cuando el indicador de reserva de aire señalaba que era el momento de salir a la superficie, vi un brillo de metal. ¡Eran varias argollas de una cadena de oro! Tiré de ella con suavidad y, centímetro a centímetro, medio metro de cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces, se quedó enganchada.
Mi reserva de aire se estaba agotando. Tenía que salir a la superficie inmediatamente. Intenté una vez más tirar de la cadena para soltarla, pero estaba agarrada muy fuerte.
Cuando salí a la superficie, Marcos agitaba los brazos con desesperación. Antes de que pudiera contarle lo que había encontrado, me dijo: -¡Tenemos que subir el ancla! Avisaron de fuertes ráfagas de lluvia y viento. ¡Hay que irse!
-Marcos, espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilogramos, pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar, dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él, tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto, había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
-Tienes razón, Marcos, ¿pero qué pasa con nuestro tesoro?, respondí yo, enfadado. Me pondré otra botella de oxígeno y volveré a sumergirme para soltar la cadena.
El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento rugía y la lluvia nos golpeaba en la cara.
-De acuerdo -aceptó Marcos-, las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos, pero ni uno más.
Salté al agua y me sumergí hasta el fondo. Allí estaba. La cadena parecía una serpiente de oro enrollada en su cama marina. Me puse a excavar, cada vez más. Parecía que no se acababa nunca. Era una carrera contra el tiempo. Tenía que soltar la cadena y regresar. Miré mi reloj. Habían pasado cuatro minutos. Quizá las inmensas olas ya hubieran arrastrado el barco.
En aquel momento, mis dedos tocaron algo diferente: del extremo de la cadena colgaba un medallón con rubíes incrustados. La cadena entera medía algo más de un metro y tenía diamantes cada cinco argollas; era increíblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazo izquierdo, el corazón me golpeaba en el pecho a causa de la emoción. Probablemente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro, pero el tiempo se me había acabado. Tenía que salir a la superficie.
Cuando salí, las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. ¡El barco había desaparecido! Me encontraba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tormenta. Las nubes eran tan negras que parecía de noche. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Llovía tanto que no conseguía saber en qué dirección estaba la costa.
Durante horas luché por mantenerme a flote, esforzándome por respirar mientras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo, agotado y congelado de frío, me di cuenta de que aquel podía ser mi último día en el mundo. Y eso, ¿por qué?
Por un ancla de oro que me arrastraría hasta el fondo.
Estaba tan cansado que apenas podía moverme. La angustia me invadía. Con la mano derecha toqué la cadena, que seguía enrollada en mi brazo izquierdo. La desenrollé, abrí la mano y dejé que la joya se deslizara lentamente hacia el fondo, de vuelta a su cama marina, donde había permanecido durante casi trescientos años.
-¡Auxilio! -grité en la oscuridad. -¡Que alguien me ayude! -grité, aun sabiendo que nadie me oiría
¡Plof! ¡Plof! De repente, el agua reventó a mí alrededor produciendo un fuerte ¡Bum! Entonces, oí el sonido más placentero que jamás podré escuchar. Era el sonido de un delfín.
-¿Eres tú, Lolo? -susurré. Me sentía tan cansado que apenas podía mover los brazos, pero conseguí agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejó escapar un animado canturreo y empezó a nadar despacio, arrastrándome por el agua durante horas.
Yo pensaba: "¿Quién se va a creer esto?" Ni yo mismo me creía lo que estaba sucediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude oír cómo rompían las olas. Lolo me llevó hasta la playa y dejé caer las piernas. Toqué el suelo con los pies. Estaba a salvo.
Lolo flotaba cerca de mí y susurraba su alegre canto de delfín. Le debía la vida, que de una manera absurda yo había arriesgado por una cadena de oro. Se dio la vuelta y nadó mar adentro, sumergiéndose hasta que lo perdí de vista. -Gracias, Lolo. Gracias por salvarme le vida -grité.
$^7$Este texto y sus preguntas solo fueron utilizados en el estudio piloto y no se publicaron datos sobre niveles de comprensión ni porcentajes de aciertos.
$^8$Adaptado de Dolphin Treasure, de Waybe Grover, e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers, Nueva York 1996. Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
¿Qué vio el buzo cuando su reserva de aire se estaba agotando?
Alternativas
A) Un barco hundido.
B) Una moneda de oro.
C) Un cañón oxidado.
D) Una cadena de oro.
Respuesta
D
El león en la biblioteca
Enunciado
El león en la biblioteca
Un día apareció un león en la biblioteca. El Señor Mosquera corrió a avisar a la bibliotecaria, la Señora Plácida, pero ella, sin alterarse lo más mínimo y siempre dentro de su estricta apariencia, le dijo que si el león no había quebrantado ninguna de las reglas de la biblioteca, no había motivo para echarle de allí.
El león, después de pasearse por todas las salas, decidió quedarse en el rincón de los cuentos y allí se durmió. Cuando llegó la hora del cuento, la cuentacuentos, muy nerviosa, comenzó a contar los cuentos que tenía preparados para ese día. El león escuchó los cuentos uno tras otro con mucha atención; pero, cuando el último cuento terminó, el león no se conformó como el resto de los niños. Él quería seguir escuchando cuentos, y como no había más, rugió. Entonces la bibliotecaria apareció y le dijo que rugir no estaba permitido en la biblioteca. Si quería seguir allí, debería estar en silencio. Los niños, que ya le habían tomado cariño al león, le preguntaron a la señora Plácida si el león podía quedarse si prometía guardar silencio. La bibliotecaria no vio problema en que el león, calladito, volviera para la hora del cuento. Y así fue. Con el pasar de los días, el león llegaba cada día más temprano, por lo que la señora Plácida decidió que el león podía ayudarle con algunas tareas de la biblioteca.
Knudsen M. Hawkes K. and Dearden C. 2015. León De Biblioteca. 5th ed. Ekaré. Fragmento adaptado.
Al inicio del cuento, ¿por qué la señora Plácida no sacó al león de la biblioteca?
Alternativas
A) Porque no había quebrantado ninguna de las reglas de la biblioteca.
B) Porque se durmió en el rincón de los cuentos.
C) Porque le ayudaba con algunas tareas.
Respuesta
A
El cuento hace referencia a: "si el león no había quebrantado ninguna de las reglas de la biblioteca no había motivo para echarle de allí.". Esto aparece en el primer párrafo del relato, por tanto, la alternativa correcta es A. La opción B es una información que si bien está en el cuento, no constituye la razón por la cual el león no fue expulsado de la biblioteca, y la opción C es algo que ocurre al final del relato, no al comienzo, y tampoco es la razón por la que se pregunta.
El león en la biblioteca
Enunciado
El león en la biblioteca
Un día apareció un león en la biblioteca. El Señor Mosquera corrió a avisar a la bibliotecaria, la Señora Plácida, pero ella, sin alterarse lo más mínimo y siempre dentro de su estricta apariencia, le dijo que si el león no había quebrantado ninguna de las reglas de la biblioteca, no había motivo para echarle de allí.
El león, después de pasearse por todas las salas, decidió quedarse en el rincón de los cuentos y allí se durmió. Cuando llegó la hora del cuento, la cuentacuentos, muy nerviosa, comenzó a contar los cuentos que tenía preparados para ese día. El león escuchó los cuentos uno tras otro con mucha atención; pero, cuando el último cuento terminó, el león no se conformó como el resto de los niños. Él quería seguir escuchando cuentos, y como no había más, rugió. Entonces la bibliotecaria apareció y le dijo que rugir no estaba permitido en la biblioteca. Si quería seguir allí, debería estar en silencio. Los niños, que ya le habían tomado cariño al león, le preguntaron a la señora Plácida si el león podía quedarse si prometía guardar silencio. La bibliotecaria no vio problema en que el león, calladito, volviera para la hora del cuento. Y así fue. Con el pasar de los días, el león llegaba cada día más temprano, por lo que la señora Plácida decidió que el león podía ayudarle con algunas tareas de la biblioteca.
Knudsen M. Hawkes K. and Dearden C. 2015. León De Biblioteca. 5th ed. Ekaré. Fragmento adaptado.
¿Por qué rugió el león?
Alternativas
A) Porque quería asustar a los niños.
B) Porque quería seguir escuchando cuentos.
C) Porque la cuentacuentos lo despertó con su lectura.
Respuesta
B
Según se indica en el inicio del segundo párrafo, el león "quería seguir escuchando cuentos, y como no había más, rugió.". De esta forma, podemos comprobar que la respuesta correcta es la alternativa B.
El león en la biblioteca
Enunciado
El león en la biblioteca
Un día apareció un león en la biblioteca. El Señor Mosquera corrió a avisar a la bibliotecaria, la Señora Plácida, pero ella, sin alterarse lo más mínimo y siempre dentro de su estricta apariencia, le dijo que si el león no había quebrantado ninguna de las reglas de la biblioteca, no había motivo para echarle de allí.
El león, después de pasearse por todas las salas, decidió quedarse en el rincón de los cuentos y allí se durmió. Cuando llegó la hora del cuento, la cuentacuentos, muy nerviosa, comenzó a contar los cuentos que tenía preparados para ese día. El león escuchó los cuentos uno tras otro con mucha atención; pero, cuando el último cuento terminó, el león no se conformó como el resto de los niños. Él quería seguir escuchando cuentos, y como no había más, rugió. Entonces la bibliotecaria apareció y le dijo que rugir no estaba permitido en la biblioteca. Si quería seguir allí, debería estar en silencio. Los niños, que ya le habían tomado cariño al león, le preguntaron a la señora Plácida si el león podía quedarse si prometía guardar silencio. La bibliotecaria no vio problema en que el león, calladito, volviera para la hora del cuento. Y así fue. Con el pasar de los días, el león llegaba cada día más temprano, por lo que la señora Plácida decidió que el león podía ayudarle con algunas tareas de la biblioteca.
Knudsen M. Hawkes K. and Dearden C. 2015. León De Biblioteca. 5th ed. Ekaré. Fragmento adaptado.
¿Qué debía hacer el león para permanecer en la biblioteca?
Alternativas
A) Ayudar en algunas tareas.
B) Pasearse por todas las salas.
C) Escuchar los cuentos en silencio.
Respuesta
C
El cuento señala en la mitad del segundo párrafo lo siguiente: "Si quería seguir allí, debería estar en silencio". Así, la respuesta correcta es C.
El Dragón de las Palabras
Enunciado
El dragón de las palabras
Hace mucho, mucho tiempo, a fines de la era de los dragones y los castillos, circulaba una leyenda en torno a una bruja tremendamente malvada.
En muchos lugares se había oído y asegurado su existencia y, aunque nadie la había visto jamás, todos parecían saber cosas de ella. Habitaba en un castillo lejano en Europa, pero se decía que era tan poderosa que a todas partes del mundo podía hacer llegar su maldad.
Aquella malvada bruja no quería que el pueblo conociese la lectura, y hacia que su dragón quemara todos y cada uno de los libros que se escribían en el mundo. La bruja tenía miedo de que la gente leyera y aprendiera a pensar.
Así fueron pasando los años, y los hombres, poco a poco, se olvidaron de leer y de pensar. Los niños, por su parte, crecieron comunicándose por señas, balbuceando palabras aisladas que jamás veían escritas en ningún lugar, y cuyo significado no llegaban a comprender y nadie les sabía enseñar ya.
El dragón de la horrible bruja, que observaba con tristeza lo que había hecho y hasta donde había llegado la maldad de su dueña, decidió luchar contra ella. Frente a la bruja, el dragón abrió su boca para expulsar una gran bola de fuego, como aquella con la que había hecho arder todos y cada uno de los libros, obligado por la bruja. Pero de la boca del dragón no salía fuego, solo expulsaba palabras, de tantos libros que había quemado.
Impresionado, el dragón sopló y sopló hasta sacar de su interior la última letra. Y estas, poco a poco, fueron dando forma a las palabras, las palabras a las frases, y las oraciones a todos y cada uno de los libros perdidos. ¡Qué espectáculo de formas y colores, que creaban un hermoso arcoiris! Las vocales danzaban y giraban dando vueltas como locas, y los personajes de cuento más famosos buscaban ansiosos su hogar, revoloteando por ahí y por allá.
De esta forma, el esfuerzo del dragón fue debilitando el poder de la bruja, quien quedó finalmente sepultada bajo las toneladas de libros que el dragón consiguió devolver al mundo tras sus grandes bocanadas de aliento.
Todos, muy felices, fueron recogiendo cada uno de los libros, dispuestos a colocarlos en las bibliotecas, en las escuelas y en las estanterías de sus casas. Tras ello, se dirigieron al dragón para agradecerle el haberlos liberado de la terrible maldición de la bruja, pero no pudieron darle las gracias, ya que había dado en su lucha hasta la última gota de su feroz aliento.
Almudena Orellana, adaptación. En https://laisladeloscuentos.com.mx/el-dragon-de-las-palabras/
¿Qué intentaba lograr la bruja al hacer que su dragón quemara los libros?
Alternativas
A) Que el dragón se debilitara.
B) Que la gente no aprendiera a pensar.
C) Que los niños se comunicaran por señas.
Respuesta
B
En el texto se señala que la bruja hacía que el dragón quemara los libros porque tenía miedo de que la gente leyera y aprendiera a pensar, de lo cual se puede establecer la inferencia directa de que el objetivo de la bruja con sus acciones era impedir aquello.
Una extraña presa
Enunciado
Una extraña presa
Érase una vez dos amigos que salieron a cazar nutrias. Cuando llegaron al recodo del rio, se pusieron a buscar madrigueras. De repente, uno de ellos creyó ver algo rojizo que se movia a toda velocidad, corría por la orilla como una flecha y se ocultaba en un agujero que había cerca de un árbol.
Un amigo le preguntó al otro:
-¿Qué ha sido eso? Era demasiado grande para ser una ardilla y demasiado pequeño para ser un zorro. ¿Has visto alguna vez una nutria con el pelo rojo?
Ninguno de los dos había visto jamás una nutria como aquella, pero pensaron que tenía que serlo por fuerza, así que decidieron cazarla. Se acercaron cautelosos a la madriguera y vieron que tenía dos entradas, una a cada lado del árbol.
-Necesitaremos un saco -, dijo uno de ellos que fue a pedirlo prestado en una granja cercana.
Cuando regresó, puso el saco en una de las bocas de la madriguera mientras su amigo vigilaba por el otro lado, haciendo ruido para que el animal se asustara y saliera disparado. Al poco rato, notaron que el animal había caído en la trampa y ya estaba dentro del saco. Después de cerrarlo, los dos amigos regresaron a casa muy contentos con su botín.
Caminaban tranquilamente cuando, de repente, escucharon una vocecita que salía del saco.
-Mi madre me está llamando, mi madre me está llamando.
Asustados, soltaron el saco de un impulso y vieron algo que salía corriendo. Iba vestido de rojo de la cabeza a los pies: gorrito, pantalones, chaqueta y zapatos. Mientras corría a resguardarse bajo unos arbustos, los dos hombres se dieron cuenta de su gran confusión: no era una nutria, ¡sino un duende!
Muertos de miedo, los cazadores echaron a correr y no pararon hasta llegar a casa. Desde aquel día, jamás volvieron a cazar en aquel recodo del río.
Recodo | Curva cerrada que forma una cosa alargada que cambia brusca y considerablemente de dirección, como una calle, un camino, un río, etc. |
Cautela | Cuidado y reserva de una persona al hablar o actuar para prevenir un daño o un peligro o para evitar que su presencia sea advertida. |
Madriguera | Cueva o cavidad pequeña estrecha y generalmente profunda que excavan el conejo, el topo y otros animales salvajes de pequeño tamaño para refugiarse y tener sus crías. |
Botín | "Recompensa" que se obtiene tras una situación. |
Anónimo. (2016). 365 Cuentos y rimas . New York: Parragon.
¿Qué buscaban los amigos en el recodo del río?
Alternativas
A) Nidos de aves
B) Madrigueras.
C) Insectos.
D) Cuevas.
Respuesta
B
En el primer párrafo cuenta que los amigos, al llegar al recodo del río, comenzaron a buscar madrigueras, esto para poder atrapar a las nutrias que habían ido a cazar . Así, la respuesta corrrecta es B.
El tren que quería volar
Enunciado
El tren que quería volar
Había un tren, muy grande y pesado, que pasaba todo el tiempo pensando en volar. Los otros trenes le decían que era imposible, que solo los pájaros y los aviones volaban. Entonces el tren decía: ¡Quiero ser un pájaro! ¡Quiero ser un avión!, pero seguía siendo un pesado tren de carga que quería volar.
Hasta que un día, hubo una gran tormenta, que destruyó un puente que unía dos cerros, justo cuando se acercaba el tren que quería volar. Frente a él, se encontraba el vacío. En ese momento, el tren que quería volar vio su oportunidad. Desconectó los frenos y aceleró. Y entonces voló, voló, voló... Y era tan fuerte su deseo de volar que se mantuvo en el aire a pesar de su cuerpo de hierro. Y sintió que era un pájaro. Y sintió que era un avión.
Se mantuvo en el aire mientras las nubes pasaban sonriendo a su lado. Llegó volando al otro lado y las ruedas tomaron su camino de metal. Desde ese día, el tren que quería volar fue completamente feliz y se olvidó de la idea de ser un pájaro o un avión. Entendió que lo suyo era ser un tren de carga y sonreía cuando alguien decía que para un tren era imposible volar.
Anónimo. Wattpad. Recuperado de: https://www.wattpad.com/711491589-cuentos-infantiles-cortos-el-tren-que-queria-volar
¿Qué le ocurrió al tren que quería volar?
Alternativas
A) Logró volar gracias a la tormenta.
B) No pudo volar por culpa de las nubes.
C) Logró volar con ayuda de sus compañeros.
D) No pudo volar porque su carga era muy pesada.
Respuesta
A)
En el texto leído se está contando la historia de un tren que deseaba volar y, a pesar de que le decían que era imposible, logró hacerlo gracias a una tormenta que rompió el puente por donde debía pasar y le dio impulso para llegar al otro extremo "volando".
El dragón de las palabras
Enunciado
El dragón de las palabras
Hace mucho, mucho tiempo, a fines de la era de los dragones y los castillos, circulaba una leyenda en torno a una bruja tremendamente malvada.
En muchos lugares se había oído y asegurado su existencia y, aunque nadie la había visto jamás, todos parecían saber cosas de ella. Habitaba en un castillo lejano en Europa, pero se decía que era tan poderosa que a todas partes del mundo podía hacer llegar su maldad.
Aquella malvada bruja no quería que el pueblo conociese la lectura, y hacia que su dragón quemara todos y cada uno de los libros que se escribían en el mundo. La bruja tenía miedo de que la gente leyera y aprendiera a pensar.
Así fueron pasando los años, y los hombres, poco a poco, se olvidaron de leer y de pensar. Los niños, por su parte, crecieron comunicándose por señas, balbuceando palabras aisladas que jamás veían escritas en ningún lugar, y cuyo significado no llegaban a comprender y nadie les sabía enseñar ya.
El dragón de la horrible bruja, que observaba con tristeza lo que había hecho y hasta donde había llegado la maldad de su dueña, decidió luchar contra ella. Frente a la bruja, el dragón abrió su boca para expulsar una gran bola de fuego, como aquella con la que había hecho arder todos y cada uno de los libros, obligado por la bruja. Pero de la boca del dragón no salía fuego, solo expulsaba palabras, de tantos libros que había quemado.
Impresionado, el dragón sopló y sopló hasta sacar de su interior la última letra. Y estas, poco a poco, fueron dando forma a las palabras, las palabras a las frases, y las oraciones a todos y cada uno de los libros perdidos. ¡Qué espectáculo de formas y colores, que creaban un hermoso arcoiris! Las vocales danzaban y giraban dando vueltas como locas, y los personajes de cuento más famosos buscaban ansiosos su hogar, revoloteando por ahí y por allá.
De esta forma, el esfuerzo del dragón fue debilitando el poder de la bruja, quien quedó finalmente sepultada bajo las toneladas de libros que el dragón consiguió devolver al mundo tras sus grandes bocanadas de aliento.
Todos, muy felices, fueron recogiendo cada uno de los libros, dispuestos a colocarlos en las bibliotecas, en las escuelas y en las estanterías de sus casas. Tras ello, se dirigieron al dragón para agradecerle el haberlos liberado de la terrible maldición de la bruja, pero no pudieron darle las gracias, ya que había dado en su lucha hasta la última gota de su feroz aliento.
Almudena Orellana, adaptación. En https://laisladeloscuentos.com.mx/el-dragon-de-las-palabras/
Según el relato, ¿cómo era la bruja?
Alternativas
A) Débil.
B) Malvada.
C) Tenebrosa.
Respuesta
C
En el relato se describe a la bruja como mala. Esto aparece textualmente en el primer párrafo del texto, lo cual se ve reforzado con el pasar del escrito (al quitarle la lectura a las personas). Así, la alternativa correcta es A. No hay ninguna pista en el texto para inferir que es tenebrosa, con lo cual la opción B no es correcta, y al final del texto se dice que "el esfuerzo del dragón fue debilitando el poder de la bruja", lo que no quiere decir que ella fuera débil, por lo cual la opción C tampoco es correcta.
El dragón de las palabras
Enunciado
El dragón de las palabras
Hace mucho, mucho tiempo, a fines de la era de los dragones y los castillos, circulaba una leyenda en torno a una bruja tremendamente malvada.
En muchos lugares se había oído y asegurado su existencia y, aunque nadie aseguraba haberla visto jamás, todos parecían saber cosas de ella. Habitaba en un castillo lejano en Europa, pero se decía que era tan poderosa que a todas partes del mundo podía hacer llegar su maldad.
Aquella malvada bruja no quería que el pueblo conociese la lectura, y hacia que su dragón quemara todos y cada uno de los libros que se escribían en el mundo. La bruja tenía miedo de que la gente leyera y aprendiera a pensar.
Así fueron pasando los años, y los hombres, poco a poco, se olvidaron de leer y de pensar. Los niños, por su parte, crecieron comunicándose por señas, balbuceando palabras aisladas que jamás veían escritas en ningún lugar, y cuyo significado no llegaban a comprender y nadie les sabía enseñar ya.
El dragón de la horrible bruja, que observaba con tristeza lo que había hecho y hasta donde había llegado la maldad de su dueña, decidió luchar contra ella. Frente a la bruja, el dragón abrió su boca para expulsar una gran bola de fuego, como aquella con la que había hecho arder todos y cada uno de los libros, obligado por la bruja. Pero de la boca del dragón no salía fuego, solo expulsaba palabras, de tantos libros que había quemado.
Impresionado, el dragón sopló y sopló hasta sacar de su interior la última letra. Y estas, poco a poco, fueron dando forma a las palabras, las palabras a las frases, y las oraciones a todos y cada uno de los libros perdidos. ¡Qué espectáculo de formas y colores, que creaban un hermoso arcoiris! Las vocales danzaban y giraban dando vueltas como locas, y los personajes de cuento más famosos buscaban ansiosos su hogar, revoloteando por ahí y por allá.
De esta forma, el esfuerzo del dragón fue debilitando el poder de la bruja, quien quedó finalmente sepultada bajo las toneladas de libros que el dragón consiguió devolver al mundo tras sus grandes bocanadas de aliento.
Todos, muy felices, fueron recogiendo cada uno de los libros, dispuestos a colocarlos en las bibliotecas, en las escuelas y en las estanterías de sus casas. Tras ello, se dirigieron al dragón para agradecerle el haberlos liberado de la terrible maldición de la bruja, pero no pudieron darle las gracias, ya que había dado en su lucha hasta la última gota de su feroz aliento.
Almudena Orellana, adaptación. En https://laisladeloscuentos.com.mx/el-dragon-de-las-palabras/
Según el relato, ¿cómo era el espectáculo producido por el dragón frente al castillo?
Alternativas
A) Los personajes más famosos de los cuentos huían del fuego del dragón.
B) Las personas recogían los libros y los ponían en la biblbioteca.
C) Las formas y colores creaban un hermoso arcoiris.
Respuesta
C
En el sexto párrafo del texto, se relata lo siguiente: "(...) ¡Qué espectáculo de formas y colores, los cuales creaban un hermoso arcoíris!". De esta forma, la respuesta correcta es C.
La liebre y la tortuga
Enunciado
La liebre y la tortuga
Una vez, una liebre se burlaba de las patas tan cortas y de la lentitud al caminar de una tortuga, sin embargo, esta no se quedó callada y se defendió lanzando una risa y diciéndole a la liebre:
- Puede que seas muy veloz, amiga liebre, pero estoy más que segura de que podré ganarte una carrera.
La liebre sorprendida por lo que le dijo la tortuga, aceptó el reto sin pensarlo dos veces, ya que ella estaba muy segura de que ganaría a la tortuga a ojos cerrados. Entonces, ambos propusieron a la zorra que fuese ella quien señalase el camino y la meta.
Días después, llegó el esperado momento de la carrera y, a la cuenta de tres, se inició la carrera. La tortuga no dejaba de caminar y caminar, pero, a su lento paso, avanzaba tranquilamente hacia la meta.
En cambio, la liebre corrió tan rápido que dejó muy atrás a la tortuga. Al darse la vuelta y ya no verla, la liebre vio seguro su éxito sobre la carrera y decidió echarse una siesta.
Poco después, la liebre despertó y vio si por atrás seguía sin llegar la tortuga, pero al mirar hacia la meta, vio a la tortuga muy cerca de la final, y a pesar de su intento desesperado por correr lo más rápido posible para llegar primero, no lo logró y ganó la tortuga.
Moraleja: Con seguridad constancia y paciencia, aunque parezcamos lentos, siempre lograremos el éxito. Recuerden: poco a poco se llega muy lejos.
Esopo. (2004). Cuento Contigo. Santiago de Chile: CEP.
¿De qué se burlaba la liebre?
Alternativas
A) De la risa de la tortuga y de su forma de hablar.
B) De las patas cortas de la tortuga y de su lentitud al caminar.
C) De las palabras de la tortuga cuando dijo que ganaría la carrera.
Respuesta
B
La respuesta correcta a esta pregunta aparece textual en la fábula. En el comienzo se señala que la liebre se burlaba de las patas tan cortas y la lentitud de la tortuga. Así, la alternativa correcta es B.
El duende travieso
Enunciado
El duende travieso
Érase una vez un recolector de aulagas, también conocidas como ramas espinosas. Un día, el recolector estaba entretenido en su tarea, cuando vio un duende que dormía sobre un arbusto. El hombre se quitó el manguito que llevaba para trabajar, se acercó sigilosamente al duende y lo metió dentro. Lo llevó a su casa con mucho cuidado y lo puso junto a una chimenea.
Cuando el duende despertó, se sintió como en casa y, enseguida, se puso a jugar con los niños. Agradecido, le prometió al hombre que le enseñaría un lugar en las colinas, lleno de vasijas de oro.
Varios días después, todos los vecinos se juntaron para recolectar las ultimas aulagas y, después, lo celebraron con una suculenta comida en casa del hombre. Para que nadie descubriera su secreto, el dueño de la casa encerró al duende con los niños en el granero.
Pero el duende y sus compañeros de juego eran muy astutos y no tardaron en escaparse. Horas antes habían estado bailando y jugando al escondite alrededor del gran montón de aulagas del patio.
Estaban entretenidos cuando él y los niños vieron a un hada y a otro duende buscando algo, notoriamente desesperados.
-Pobre hijito -, dijo el hada- ¿Dónde se habrá metido? ¿Y si no vuelvo a verle nunca más?
-Vuelvan adentro -, pidió el duende a los niños-. Mis padres me están buscando, tengo que volver con ellos. ¡Estoy aquí, mamá!
Y antes de que los niños se dieran cuenta, su compañero de juegos había desaparecido con sus padres.
Cuando le contaron a su padre lo que había pasado, este se puso hecho una fiera y les dio un gran regaño por haberse escapado del granero. Después de esto, el recolector de aulagas volvió de vez en cuando a las colinas para ver si encontraba algún duende o alguna vasija de oro. Sin embargo, jamás volvió a ver al duende ni pudo encontrar el tesoro.
Anónimo. (2016). 365 Cuentos y Rimas. New York: Parragon
Aulagas | Ramas espinosas. |
Suculento | Que es sabroso y sustancioso. |
Regaño | Reto o llamada de atención realizada con enojo |
.
¿Por qué el dueño de la casa encerró en el granero al duende con los niños?
Alternativas
A) Para que el hada no lo encontrara.
B) Para proteger al duende de los vecinos.
C) Para que los niños pudieran bailar y jugar con él.
D) Para que nadie supiera que tenía un duende en su casa.
Respuesta
D
El texto dice "Para que nadie descubriera su secreto, el dueño de la casa encerró al duende con los niños en el granero". De esta manera, se puede inferir que "el secreto" era la esstadía del duende en su casa.
Las moscas
Enunciado
Las moscas
A un panal de rica miel
dos mil moscas acudieron,
que por golosas murieron
presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que los domina.
Félix María de Samaniego.
Según el poema, ¿dónde se enterró la golosina?
Alternativas
A) En los humanos corazones.
B) En un panal de rica miel.
C) Dentro de un pastel.
Respuesta
C
Según el poema, específicamente en la primera estrofa, se indica que una de las moscas enterró la golosina dentro del pastel. Así, la respuesta correcta es C.
Pablo conoce el mercado
Enunciado
Lee el siguiente texto y marca con una X las alternativas que responden a las preguntas.
Pablo conoce el mercado Ayer mi mamá me mandó a comprar pan. Dice que ya puedo ir solo, porque la panadería está en el mercado y el mercado está cerca de la casa. Nunca había estado ahí dentro. Había muchos puestos y los vendedores eran muy simpáticos, se reían y conversaban entre ellos, y también con los compradores. M. de los Ángeles González, M. José Sáenz, Adaptaclón |
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1. ¿Por qué la mamá envió a Pablo solo al mercado?
A) Porque queda cerca.
B) Porque no lo conocía.
C) Porque es entretenido.
2. A partir del texto, ¿quién es Pililo?
A) Un gato.
B) Un perro.
C) Un pescado.
D) Un vendedor.
3. ¿Qué compró Pablo en el mercado?
A) Almendras.
B) Huesillos.
C) Fruta.
D) Pan.
4. ¿Cuál es el propósito de este texto?
A) Enseñar cómo son los mercados.
B) Informar sobre lo que ocurre en los mercados.
C) Entretener con una historia de un niño que conoce un mercado.
D) Convencer de lo entretenido que son los mercados, para que los visiten.
5. Después de su visita al mercado, Pablo decidió que:
A) realizará él todas las futuras compras.
B) acompañará a sus papás cuando ellos vayan.
C) llevará a su mascota con la correa bien puesta.
D) conversará, se reirá y se hará amigo de los tenderos.
6. La palabra "tendero", usada en el texto para nombrar al que regaló frutos secos, se refiere a la persona que:
A) toca música.
B) tiende la ropa.
C) vende productos.
D) está tendida descansando.
7. ¿Cuáles el orden del recorrido de Pablo por el mercado?
A) Primero observa la carnicería, luego la pescadería, después la frutería, continúa con la panadería y, por último, va a la fiambrería.
B) Primero observa la pescadería, luego la frutería, después la carnicería, continúa con la panadería y, por último, va a la fiambrería.
C) Primero observa la carnicería, luego la pescadería, después la frutería, continúa con la fiambrería y, por último, va a la panadería.
D) Primero observa la pescadería, luego la carnlcería, después la frutería, continúa con la fiambrería y, por último, va a la panadería.
Alternativas
Respuesta

Descripción oral o escrita
Enunciado
El Niño y los Clavos
Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, clavase un clavo en la cerca del patio de la casa.
El primer día, el niño clavó 37 clavos. Al día siguiente, menos, y así el resto de los días. El pequeño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y su mal carácter, que tener que clavar los clavos en la cerca.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y fue alegre a contárselo a su padre. ¡Había conseguido finalmente controlar su mal temperamento! Su padre, muy contento y satisfecho, le sugirió entonces que por cada día que controlase su carácter, sacase un clavo de la cerca. Los días pasaron y cuando el niño terminó de sacar todos los clavos, fue a decírselo a su padre.
Entonces el padre llevó a su hijo de la mano hasta la cerca y le dijo:
- "Has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron. Jamás será la misma. Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa que pidas perdón. La herida siempre estará allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.
Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte".
Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter.
Bustamante Pérez Alicia Elina and Elizabeth Altamirano Paico. Institución Educativa Nº 17245 del caserío de Coca Enrique del distrito de Cajaruro provincia de Utcubamba región de Amazonas. (2019).
De acuerdo al cuento, ¿qué es lo que hay que valorar?
Alternativas
A) Las grandes historias vividas en familia.
B) Las enseñanzas de los padres.
C) Los amigos, los padres y la familia.
D) Los aprendizajes que dejan las experiencias.
Respuesta
C
En la última parte del texto, se indica que "Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar". Por lo tanto, podemos afirmar que la respuesta correcta es C.
Descripción oral o escrita
Enunciado
¿Por qué no hay árboles?
En la mitología inuit, ningún chamán es tan conocido como Kiviok, quien ofrecía a los espíritus su luz y calor, por lo cual fue dotado con poderes especiales. Con estos dones, se convirtió en el chamán más poderoso y vivió muchas aventuras a medida que viajaba por la Tierra.
Cierto día, en uno de sus viajes, Kiviok encontró un lago por casualidad y, como la noche se acercaba, decidió levantar su campamento ahí. Viendo como el hielo se formaría sobre el agua, Kiviok decidió hacer un gran fuego para lo cual sacó su gran hacha y comenzó a cortar árboles como combustible. Mientras Kiviok cortaba árbol tras árbol, una viruta de madera cayó al agua y un pez nació. El pescado, mirando a Kiviok, se burló de él, pero Kiviok no le prestó mucha atención.
Kiviok intentaba no hacer caso al pez, pero a medida que las virutas de madera caían en el agua, estas se convertían en pescados, y más y más peces se burlaban de él.
Finalmente, los peces acabaron con la paciencia de Kiviok y, este poderoso chamán, enfureció y comenzó a cortar todo. Tal cantidad de virutas y trozos saltaban por los aires que parecía de noche aun siendo de día; cada viruta que caía en el lago se convertía en un pez. Cada árbol diferente cortado por Kiviok produjo un tipo de pez diferente, desde la trucha al salmón. Kiviok siguió cortando y cortando hasta que, finalmente, disminuyó su rabia y alzó la vista. Al mirar a su alrededor, Kiviok se dio cuenta de que ya no quedaba ningún árbol. Por otra parte, los lagos y los mares estaban repletos de peces.
Mito Inuit, fragmento sacado de http://www.cervantesvirtual.com
Según el texto, ¿por qué el chamán Kiviok era el más poderoso?
Alternativas
A) Porque ofrecía su luz y calor a los espíritus.
B) Porque los espíritus le tenía mucho aprecio.
C) Porque era el hijo único de un espíritu.
D) Porque vivió varias aventuras viajando por la Tierra.
Respuesta
A
En el primer parrafo del texto se puede encontrar que el chamán Kiviok tambien conocido como "Kivok" era el más poderoso, esto debido a que ofrecía a los espiritus su luz y calor, por lo cual fue dotado con poderes especiales. De esta manera, la alternativa correcta es A.
Alución oral o escrita
Enunciado
El Niño y los Clavos
Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, clavase un clavo en la cerca del patio de la casa.
El primer día, el niño clavó 37 clavos. Al día siguiente, menos, y así el resto de los días. El pequeño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y su mal carácter, que tener que clavar los clavos en la cerca.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y fue alegre a contárselo a su padre. ¡Había conseguido finalmente controlar su mal temperamento! Su padre, muy contento y satisfecho, le sugirió entonces que por cada día que controlase su carácter, sacase un clavo de la cerca. Los días pasaron y cuando el niño terminó de sacar todos los clavos, fue a decírselo a su padre.
Entonces el padre llevó a su hijo de la mano hasta la cerca y le dijo:
- "Has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron. Jamás será la misma. Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa que pidas perdón. La herida siempre estará allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.
Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte".
Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter.
Bustamante Pérez Alicia Elina and Elizabeth Altamirano Paico. Institución Educativa Nº 17245 del caserío de Coca Enrique del distrito de Cajaruro provincia de Utcubamba región de Amazonas. (2019).
.
Según el relato, ¿por qué el niño clavaba los clavos en la cerca?
Alternativas
A) Porque su padre lo había castigado.
B) Para intentar controlar su temperamento.
C) Porque debía arreglar la cerca que rompió.
D) Para darse cuenta de lo difícil que es trabajar.
Respuesta
B
El niño clavaba los clavos en la cerca como una manera de intentar controlar su temperamento, esto gracias al consejo dado por su padre. De esta forma, a medida que se diera cuenta que era más fácil controlarse que clavar el clavo, disminuirian sus rabias. Por lo tanto, la respuesta correcta es B. Se descarta A, ya que en ningún momento se indica que el padre había castigado al hijo, más bien buscaba aconsejarlo y dejarle una enseñanza mediante dicha actividad.
Pandemia COVID-19
Enunciado
Lee el texto en voz alta y luego responde las preguntas:

Imagina que hay una nueva pandemia mundial. Usando la información que leíste en el texto, responde las siguientes preguntas:

Respuesta

¿Por qué no hay arboles?
Enunciado
¿Por qué no hay árboles?
En la mitología inuit, ningún chamán es tan conocido como Kiviok, quien ofrecía a los espíritus su luz y calor, por lo cual fue dotado con poderes especiales. Con estos dones, se convirtió en el chamán más poderoso y vivió muchas aventuras a medida que viajaba por la Tierra.
Cierto día, en uno de sus viajes, Kiviok encontró un lago por casualidad y, como la noche se acercaba, decidió levantar su campamento ahí. Viendo como el hielo se formaría sobre el agua, Kiviok decidió hacer un gran fuego para lo cual sacó su gran hacha y comenzó a cortar árboles como combustible. Mientras Kiviok cortaba árbol tras árbol, una viruta de madera cayó al agua y un pez nació. El pescado, mirando a Kiviok, se burló de él, pero Kiviok no le prestó mucha atención.
Kiviok intentaba no hacer caso al pez, pero a medida que las virutas de madera caían en el agua, estas se convertían en pescados, y más y más peces se burlaban de él.
Finalmente, los peces acabaron con la paciencia de Kiviok y, este poderoso chamán, enfureció y comenzó a cortar todo. Tal cantidad de virutas y trozos saltaban por los aires que parecía de noche aun siendo de día; cada viruta que caía en el lago se convertía en un pez. Cada árbol diferente cortado por Kiviok produjo un tipo de pez diferente, desde la trucha al salmón. Kiviok siguió cortando y cortando hasta que, finalmente, disminuyó su rabia y alzó la vista. Al mirar a su alrededor, Kiviok se dio cuenta de que ya no quedaba ningún árbol. Por otra parte, los lagos y los mares estaban repletos de peces.
Mito Inuit, fragmento sacado de http://www.cervantesvirtual.com
¿Qué situación se describe en el tercer párrafo?
Alternativas
A) Se describe la apariencia de Kiviok, el espiritista del lago.
B) Se describe la forma en la que el chamán demuestra su ira.
C) Se describe la personalidad del chamán del lago encantado.
D) Se describe la magia que ocurre al interior del lago.
Respuesta
D
Cada párrafo del texto describe situaciones distintas. En el tercer párrafo, por ejemplo, se señala que las maderas que caían al agua del lago se convertían en pez. Es decir, se describe cómo actúa la magía que poseía el chamán, esto al convertir mágicamente los trozos de madera en seres vivientes. Por ello, la respuesta correcta es D: "se describe la magia que ocurre al interior del lago".
Pajaritos en la cabeza
Enunciado
Pajaritos en la cabeza
Roberto no era un niño muy limpio que digamos. Y, la verdad, es que sus padres siempre estaban muy ocupados en cosas importantes. Cada día su mamá, al salir apurada a su trabajo, le recordaba:
-¡Roberto! Báñate tú solito, ya eres grande y puedes hacerlo. ¡Ah! Y no te olvides de lavarte muy bien la cabeza.
-Sí, mamá -, respondía el niño.
Entonces entraba al baño y echaba a correr el agua de la ducha, mojando el piso y la toalla para que pareciera que se había bañado.
Su papá, mientras tanto, tomaba el desayuno leyendo su periódico preferido. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, la mamá de Roberto le preguntaba al papá:
-¿Se bañó el niño?
El papá asentía con un movimiento de cabeza, pues estaba muy ocupado mirando las importantes noticias en la televisión.
Y la mamá se quedaba tranquila.
Otras veces era el papá quien al salir a su trabajo le decía:
-Roberto, báñate y acuérdate de lavarte muy bien la cabeza.
Su mamá, entre tanto, terminaba de arreglarse. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, el papá le preguntaba a mamá:
-¿Se bañó el niño?
La mamá asentía con un movimiento de cabeza pensando en... ¡vaya a saber qué problema de su oficina!
Entonces el papá se quedaba tranquilo.
Y como nadie se aseguraba de que Roberto se hubiera bañado verdaderamente, ¿para qué hacerlo? De esta manera, las cosas cada día se iba acumulando, más polvo sobre su cabeza; pelusas, semillas, basuritas y cualquier cosa que cayera sobre su negro pelo enrulado, ya no volvía a salir de allí nunca más.
En verdad, a Roberto le pesaba un poco la cabeza, pero no era como para preocuparse.
Un día, sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse, pues esa mañana, cuando abrió el agua de la ducha, algunas gotas mojaron el polvo que había sobre su cabeza y una de las semillas empezó a germinar. Echó raíces, un tallo, hojas… Y, poco a poco, un arbolito empezó a crecer sobre la cabeza del niño.
Por supuesto que ni la mamá ni el papá de Roberto se dieron cuenta de aquello. Y menos de los dos pajaritos que llegaron allí en busca de un lugar donde hacer su nido.
Adaptación de Schkolnik Saúl. Pajaritos en la cabeza (fragmento). Recuperado de: https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-140106_recurso_1.pdf
¿De qué se habla en el primer párrafo?
Alternativas
A) De lo importante que es el trabajo de la mamá de Roberto.
B) De los pájaros que tenía el papá de Roberto como mascotas.
C) De las tareas de Roberto y de que sus padres no le ayudaban a hacerlas.
D) De que Roberto no era una niño limpio y sus padres no se preocupaban de eso.
Respuesta
D
La idea principal de un texto engloba de qué trata. Para eso vamos a responder preguntas tales como "de qué trata" o "de qué tema habla" el fragmento. En este caso, el primer párrafo habla acerca de la rutina de un niño que no se baña y sus padres se despreocupan de ello. Por lo tanto, la alternativa correcta es D.
El emotivo reencuentro que un niño de 8 años recibió en su cumpleaños
Enunciado
04 de mayo 2018 10:31 a.m.
El emotivo reencuentro que un niño de 8 años recibió en su cumpleaños
El sargento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Mark Coffelt llegó a suelo norteamericano justo a tiempo para realizar la misión por la que pudo salir de Qatar donde se encuentra prestando servicio: asistir al cumpleaños de su hijo a quien no veía hace 8 meses.
"Hubo algunos problemas aquí y parece que no voy a poder volver a casa para tu cumpleaños este año. Lo siento mucho. Espero que entiendas hubiera hecho cualquier cosa para estar contigo" lee el pequeño con profunda tristeza.
"Pero pude hacer una sorpresa especial así que espero que con esto me puedas perdonar por no volver a casa. Te amo con todo mi corazón y te extraño mucho Papá" termina de leer el niño ya llorando.
Su madre lo insta a abrir un segundo paquete. Dentro de ella sólo hay un papel que dice "sorpresa". Desconcertado y sin entender lo que sucedía el pequeño comienza a mirar hacia los lados y se da cuenta que hay alguien más en la habitación: su padre.
Extraído de: eltiempo.com con información de El Mercurio (Chile) / GDA.
¿Cuál era la sorpresa especial que el padre le anuncia al cumpleañero?
Alternativas
A) Que harán una misión especial en Qatar.
B) Quedarse juntos como familia por 8 meses.
C) Estar presente en la celebración de su cumpleaños.
D) Dos paquetes con mensajes de feliz cumpleaños.
Respuesta
C
Dentro del texto leído se puede reconocer que le sorpresa que el padre le brindrá a su hijo es estar con él después de ocho meses de ausencia y poder celebrar su cumpleaños.
Alución oral o escrita
Enunciado
¿Por qué no hay árboles?
En la mitología inuit, ningún chamán es tan conocido como Kiviok, quien ofrecía a los espíritus su luz y calor, por lo cual fue dotado con poderes especiales. Con estos dones, se convirtió en el chamán más poderoso y vivió muchas aventuras a medida que viajaba por la Tierra.
Cierto día, en uno de sus viajes, Kiviok encontró un lago por casualidad y, como la noche se acercaba, decidió levantar su campamento ahí. Viendo como el hielo se formaría sobre el agua, Kiviok decidió hacer un gran fuego para lo cual sacó su gran hacha y comenzó a cortar árboles como combustible. Mientras Kiviok cortaba árbol tras árbol, una viruta de madera cayó al agua y un pez nació. El pescado, mirando a Kiviok, se burló de él, pero Kiviok no le prestó mucha atención.
Kiviok intentaba no hacer caso al pez, pero a medida que las virutas de madera caían en el agua, estas se convertían en pescados, y más y más peces se burlaban de él.
Finalmente, los peces acabaron con la paciencia de Kiviok y, este poderoso chamán, enfureció y comenzó a cortar todo. Tal cantidad de virutas y trozos saltaban por los aires que parecía de noche aun siendo de día; cada viruta que caía en el lago se convertía en un pez. Cada árbol diferente cortado por Kiviok produjo un tipo de pez diferente, desde la trucha al salmón. Kiviok siguió cortando y cortando hasta que, finalmente, disminuyó su rabia y alzó la vista. Al mirar a su alrededor, Kiviok se dio cuenta de que ya no quedaba ningún árbol. Por otra parte, los lagos y los mares estaban repletos de peces.
Mito Inuit, fragmento sacado de http://www.cervantesvirtual.com
Según el texto, ¿cuándo comenzaron a aparecer los peces?
Alternativas
A) Cuando el Chamán comenzó a hacer fuego.
B) Cuando el Chamán sacó su hacha y comenzó a cortar árboles.
C) Cuando una viruta de madera cayó en el agua.
D) Cuando el Chamán terminó de cortar todo lo que encontró.
Respuesta
C
Según el texto, los peces comenzaron a aparecer una vez que el chamán comenzó a cortar los árboles y una viruta de madera cayó en el agua. Esto se puede apreciar en el siguiente fragmento perteneciente al segundo párrafo del escrito: "Mientras Kiviok cortaba árbol tras árbol, una viruta de madera cayó al agua y un pez nació.". De esta manera, podemos afirmar que los peces aparecieron únicamente cuando las virutas tocaban el agua, por lo tanto, la alternativa correcta es C.
Relatos
Enunciado
¿Por qué no hay árboles?
En la mitología inuit, ningún chamán es tan conocido como Kiviok, quien ofrecía a los espíritus su luz y calor, por lo cual fue dotado con poderes especiales. Con estos dones, se convirtió en el chamán más poderoso y vivió muchas aventuras a medida que viajaba por la Tierra.
Cierto día, en uno de sus viajes, Kiviok encontró un lago por casualidad y, como la noche se acercaba, decidió levantar su campamento ahí. Viendo como el hielo se formaría sobre el agua, Kiviok decidió hacer un gran fuego para lo cual sacó su gran hacha y comenzó a cortar árboles como combustible. Mientras Kiviok cortaba árbol tras árbol, una viruta de madera cayó al agua y un pez nació. El pescado, mirando a Kiviok, se burló de él, pero Kiviok no le prestó mucha atención.
Kiviok intentaba no hacer caso al pez, pero a medida que las virutas de madera caían en el agua, estas se convertían en pescados, y más y más peces se burlaban de él.
Finalmente, los peces acabaron con la paciencia de Kiviok y, este poderoso chamán, enfureció y comenzó a cortar todo. Tal cantidad de virutas y trozos saltaban por los aires que parecía de noche aun siendo de día; cada viruta que caía en el lago se convertía en un pez. Cada árbol diferente cortado por Kiviok produjo un tipo de pez diferente, desde la trucha al salmón. Kiviok siguió cortando y cortando hasta que, finalmente, disminuyó su rabia y alzó la vista. Al mirar a su alrededor, Kiviok se dio cuenta de que ya no quedaba ningún árbol. Por otra parte, los lagos y los mares estaban repletos de peces.
Mito Inuit, fragmento sacado de http://www.cervantesvirtual.com
¿Dónde ocurre el relato?
Alternativas
A) Cerca de la montaña, al lado de una cascada.
B) Al lado de un lago de frías aguas.
C) En un campo verde y lleno de flores.
D) Frente a una planicie carente de árboles.
Respuesta
B
Como se puede observar en el segundo párrafo del relato, el protagonista se detiene junto a un lago, el cual, al llegar la noche, sería cubierto por el hielo. Esto último motiva al protagonista a cortar leña para derretir este hielo. De esta manera, podemos afirmar que los acontecimientos ocurren junto a un lago de frías aguas, es decir, la alternativa correcta es B.
Banco de Preguntas [Banco de preguntas-LE4 OA04-1029777] Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura 4
Enunciado
¿Por qué no hay árboles?
En la mitología inuit, ningún chamán es tan conocido como Kiviok, quien ofrecía a los espíritus su luz y calor, por lo cual fue dotado con poderes especiales. Con estos dones, se convirtió en el chamán más poderoso y vivió muchas aventuras a medida que viajaba por la Tierra.
Cierto día, en uno de sus viajes, Kiviok encontró un lago por casualidad y, como la noche se acercaba, decidió levantar su campamento ahí. Viendo como el hielo se formaría sobre el agua, Kiviok decidió hacer un gran fuego para lo cual sacó su gran hacha y comenzó a cortar árboles como combustible. Mientras Kiviok cortaba árbol tras árbol, una viruta de madera cayó al agua y un pez nació. El pescado, mirando a Kiviok, se burló de él, pero Kiviok no le prestó mucha atención.
Kiviok intentaba no hacer caso al pez, pero a medida que las virutas de madera caían en el agua, estas se convertían en pescados, y más y más peces se burlaban de él.
Finalmente, los peces acabaron con la paciencia de Kiviok y, este poderoso chamán, enfureció y comenzó a cortar todo. Tal cantidad de virutas y trozos saltaban por los aires que parecía de noche aun siendo de día; cada viruta que caía en el lago se convertía en un pez. Cada árbol diferente cortado por Kiviok produjo un tipo de pez diferente, desde la trucha al salmón. Kiviok siguió cortando y cortando hasta que, finalmente, disminuyó su rabia y alzó la vista. Al mirar a su alrededor, Kiviok se dio cuenta de que ya no quedaba ningún árbol. Por otra parte, los lagos y los mares estaban repletos de peces.
Mito Inuit, fragmento sacado de http://www.cervantesvirtual.com
¿Cómo se sentía el chamán Kiviok al inicio del cuarto párrafo?
Alternativas
A) Sorprendido.
B) Enamorado.
C) Encantado.
D) Enfurecido.
Respuesta
D
En este mito, el chamán fue descrito como lleno de rabia puesto que las burlas de los peces lo habían "enfurecido", emoción que lo motivó a cortar todos los árboles que se encontraban alrededor del lago. De esta manera, la alternativa correcta es D.
Interpretación de episodios
Enunciado
¿Por qué no hay árboles?
En la mitología inuit, ningún chamán es tan conocido como Kiviok, quien ofrecía a los espíritus su luz y calor, por lo cual fue dotado con poderes especiales. Con estos dones, se convirtió en el chamán más poderoso y vivió muchas aventuras a medida que viajaba por la Tierra.
Cierto día, en uno de sus viajes, Kiviok encontró un lago por casualidad y, como la noche se acercaba, decidió levantar su campamento ahí. Viendo como el hielo se formaría sobre el agua, Kiviok decidió hacer un gran fuego para lo cual sacó su gran hacha y comenzó a cortar árboles como combustible. Mientras Kiviok cortaba árbol tras árbol, una viruta de madera cayó al agua y un pez nació. El pescado, mirando a Kiviok, se burló de él, pero Kiviok no le prestó mucha atención.
Kiviok intentaba no hacer caso al pez, pero a medida que las virutas de madera caían en el agua, estas se convertían en pescados, y más y más peces se burlaban de él.
Finalmente, los peces acabaron con la paciencia de Kiviok y, este poderoso chamán, enfureció y comenzó a cortar todo. Tal cantidad de virutas y trozos saltaban por los aires que parecía de noche aun siendo de día; cada viruta que caía en el lago se convertía en un pez. Cada árbol diferente cortado por Kiviok produjo un tipo de pez diferente, desde la trucha al salmón. Kiviok siguió cortando y cortando hasta que, finalmente, disminuyó su rabia y alzó la vista. Al mirar a su alrededor, Kiviok se dio cuenta de que ya no quedaba ningún árbol. Por otra parte, los lagos y los mares estaban repletos de peces.
Mito Inuit, fragmento sacado de http://www.cervantesvirtual.com
¿Cuál es la consecuencia del comportamiento del chamán?
Alternativas
A) Convirtió a todos los árboles en brillantes estrellas.
B) No logró encender el fuego porque se quedó sin madera.
C) Llenó el lago y el mar de distintos tipos de peces.
D) Pudo convertirse en un chamán aún más poderoso.
Respuesta
C
El chamán no logró medir sus actos y, sin darse cuenta, lleno el lago y al mar de muchos y distintos tipos de peces. Lo anterior se comprueba al leer el siguiente fragmento: "Cada árbol diferente cortado por Kiviok produjo un tipo de pez diferente, desde la trucha al salmón. Kiviok siguió cortando y cortando hasta que, finalmente, disminuyó su rabia y alzó la vista. Al mirar a su alrededor, Kiviok se dio cuenta de que ya no quedaba ningún árbol. Por otra parte, los lagos y los mares estaban repletos de peces.". Por lo anterior, podemos afirmar que la respuesta correcta es C.
¿Quién es el más hermoso?
Enunciado
¿Quién es el más hermoso?
Hace cientos de años, vivía en China un caballero llamado Zou Ji. Este hombre sabía que era muy guapo y se pasaba el día contemplándose en el espejo para disfrutar de su propia belleza.
- ¡Ay qué suerte tengo! Tengo un rostro delicado un cuerpo esbelto y una gracia natural que llama la atención ¡La naturaleza ha sido muy generosa conmigo!
Su estilo y elegancia eran famosos en todo el reino, pero corrían rumores de que había otro hombre que podía competir con él en hermosura: un tal señor Xu, quien vivía en otra ciudad al norte del país.
Una mañana, una de las sirvientas llamó a la habitación de Zou Ji.
- Señor, le recuerdo, dentro de una hora tiene una cita en su despacho con un importante hombre de negocios.
- ¡Es cierto! Me arreglo y bajo a recibirlo.
Zou Ji se aseó, se vistió con sus mejores ropas y, como siempre, se encontró guapísimo.
Mientras se repasaba de arriba abajo frente al espejo preguntó a su mujer:
- Querida esposa yo no conozco a ese señor Xu del que tanto hablan, pero tú sí. Dime, ¿quién es más hermoso de los dos?
Su esposa le contestó inmediatamente:
- Tú, querido, por supuesto ¡El señor Xu es guapo, pero ni en broma se acerca a tu belleza!
A Zou Ji le agradó mucho la respuesta, pero no se quedó conforme y decidió pedir una segunda opinión. Salió de su alcoba, bajó la escalinata de mármol que llevaba al despacho y se cruzó con el ama de llaves, una mujer de confianza que llevaba más de veinte años trabajando en el hogar familiar.
El ama le deseó los buenos días con un movimiento de cabeza sin detenerse.
- ¡Buenos días señor!
- ¡Un momento espera! Quiero hacerte una pregunta y por favor sé sincera conmigo.
- Usted dirá.
- Sé que tú también conoces al famoso señor Xu y necesito que me digas si él es más hermoso que yo.
La respuesta fue rotunda:
- Señor no tenga dudas de ningún tipo ¡Usted es muchísimo más bello y atractivo que él!
Zou Ji agradeció el cumplido, pero la duda siguió rondando por su cabeza mientras se dirigía a su despacho personal.
Al poco rato llamaron a la puerta. De nuevo era la sirvienta.
- Señor, su invitado acaba de llegar.
- ¡Gracias, dígale que pase!
Zou Ji recibió al hombre de negocios con sonrisa afable y le invitó a sentarse en un cómodo sillón.
- Si no le importa antes de meternos en temas profesionales quiero hacerle una pregunta muy personal.
- ¡Claro que no me importa! ¿Qué quiere saber?
- Sé que usted vive al norte del país, como el señor Xu, y que son amigos de la infancia.
- No se equivoca, así es.
- ¿Y, según su opinión, él es más hermoso que yo?
El caballero puso cara de sorpresa ante la estrambótica pregunta, pero contestó con seguridad.
- Por favor no se preocupe por eso ¡Usted es muy hermoso, mucho más hermoso que él, sin punto de comparación!
- Muchas gracias, me deja usted tranquilo. Ahora, si quiere, cuénteme qué le trae por aquí.
Pasaron tres días y la casualidad quiso que el señor Xu visitara la ciudad. La noticia corrió como la pólvora. Zou Ji se enteró y rápidamente corrió a contárselo a su esposa.
- ¡Querida, el señor Xu estará una temporada en la ciudad y quiero conocerlo! Le mandé un aviso para que viniera hoy a comer a nuestra casa y ha aceptado gustoso la invitación.
- ¡Qué buena noticia, amor mío! Avisaré al servicio para que todo esté listo a la una en punto.
- ¡Estupendo! Me voy arriba a emperifollarme un poco. Tengo que pensar bien lo que me voy a poner… ¡Al fin voy a comprobar con mis propios ojos si yo soy más guapo que él!
El señor Xu se presentó muy puntual y el matrimonio salió a recibirlo. En cuanto Zou Ji lo vio ¡se quedó de piedra!
Se trataba de un muchacho guapísimo, que derrochaba una elegancia innata, imposible de superar. Sus dientes eran perfectos, tenía los ojos grandes de color verde esmeralda, y su piel parecía más suave que la mismísima seda ¡Por no hablar de que se movía de manera exquisita como si sus pies flotaran sobre el suelo!
Zou Ji se sintió hundido en la miseria ¡Era evidente que el señor Xu era un tipo mucho más guapo y seductor que él!
Esa noche la decepción y la tristeza no le dejaron dormir. Lo peor para él no fue comprobar que no era tan guapo como el señor Xu sino darse cuenta de algo mucho más importante y en lo que nunca había pensado.
- Mi mujer me dijo que yo era más hermoso que el señor Xu porque me quiere y se desvive por agradarme; mi ama de llaves me dijo lo mismo porque tiene miedo de que la despida de su trabajo; el hombre de negocios que me visitó también me aseguró que yo era más bello porque me necesita para ganar dinero…
Zou Ji entristecido suspiró:
- ¡Qué difícil es conocer lo que realmente piensan los demás!
GLOSARIO |
|
Estrambótico |
Que es extraño o poco común y hecho por capricho. |
Emperifollar |
Adornar o arreglar en exceso a una persona o una cosa. |
Cristina Rodríguez adaptación de una antigua fábula de China.
En el texto leído se centra en lo que le sucede a uno de los personajes, ¿quéin es ese personaje=
Alternativas
A) Xu.
B) Zou Ji.
C) El hombre de negocios.
D) El ama de llaves.
Respuesta
B
El/la estudiante, reconoce en quién se centra la historia, ya que identifica las acciones principales del relato, el hilo conductor, y también considera cómo la voz del narrador focaliza el relato.
¿Quién es el más hermoso?
Enunciado
¿Quién es el más hermoso?
Hace cientos de años, vivía en China un caballero llamado Zou Ji. Este hombre sabía que era muy guapo y se pasaba el día contemplándose en el espejo para disfrutar de su propia belleza.
- ¡Ay qué suerte tengo! Tengo un rostro delicado un cuerpo esbelto y una gracia natural que llama la atención ¡La naturaleza ha sido muy generosa conmigo!
Su estilo y elegancia eran famosos en todo el reino, pero corrían rumores de que había otro hombre que podía competir con él en hermosura: un tal señor Xu, quien vivía en otra ciudad al norte del país.
Una mañana, una de las sirvientas llamó a la habitación de Zou Ji.
- Señor, le recuerdo, dentro de una hora tiene una cita en su despacho con un importante hombre de negocios.
- ¡Es cierto! Me arreglo y bajo a recibirlo.
Zou Ji se aseó, se vistió con sus mejores ropas y, como siempre, se encontró guapísimo.
Mientras se repasaba de arriba abajo frente al espejo preguntó a su mujer:
- Querida esposa yo no conozco a ese señor Xu del que tanto hablan, pero tú sí. Dime, ¿quién es más hermoso de los dos?
Su esposa le contestó inmediatamente:
- Tú, querido, por supuesto ¡El señor Xu es guapo, pero ni en broma se acerca a tu belleza!
A Zou Ji le agradó mucho la respuesta, pero no se quedó conforme y decidió pedir una segunda opinión. Salió de su alcoba, bajó la escalinata de mármol que llevaba al despacho y se cruzó con el ama de llaves, una mujer de confianza que llevaba más de veinte años trabajando en el hogar familiar.
El ama le deseó los buenos días con un movimiento de cabeza sin detenerse.
- ¡Buenos días señor!
- ¡Un momento espera! Quiero hacerte una pregunta y por favor sé sincera conmigo.
- Usted dirá.
- Sé que tú también conoces al famoso señor Xu y necesito que me digas si él es más hermoso que yo.
La respuesta fue rotunda:
- Señor no tenga dudas de ningún tipo ¡Usted es muchísimo más bello y atractivo que él!
Zou Ji agradeció el cumplido, pero la duda siguió rondando por su cabeza mientras se dirigía a su despacho personal.
Al poco rato llamaron a la puerta. De nuevo era la sirvienta.
- Señor, su invitado acaba de llegar.
- ¡Gracias, dígale que pase!
Zou Ji recibió al hombre de negocios con sonrisa afable y le invitó a sentarse en un cómodo sillón.
- Si no le importa antes de meternos en temas profesionales quiero hacerle una pregunta muy personal.
- ¡Claro que no me importa! ¿Qué quiere saber?
- Sé que usted vive al norte del país, como el señor Xu, y que son amigos de la infancia.
- No se equivoca, así es.
- ¿Y, según su opinión, él es más hermoso que yo?
El caballero puso cara de sorpresa ante la estrambótica pregunta, pero contestó con seguridad.
- Por favor no se preocupe por eso ¡Usted es muy hermoso, mucho más hermoso que él, sin punto de comparación!
- Muchas gracias, me deja usted tranquilo. Ahora, si quiere, cuénteme qué le trae por aquí.
Pasaron tres días y la casualidad quiso que el señor Xu visitara la ciudad. La noticia corrió como la pólvora. Zou Ji se enteró y rápidamente corrió a contárselo a su esposa.
- ¡Querida, el señor Xu estará una temporada en la ciudad y quiero conocerlo! Le mandé un aviso para que viniera hoy a comer a nuestra casa y ha aceptado gustoso la invitación.
- ¡Qué buena noticia, amor mío! Avisaré al servicio para que todo esté listo a la una en punto.
- ¡Estupendo! Me voy arriba a emperifollarme un poco. Tengo que pensar bien lo que me voy a poner… ¡Al fin voy a comprobar con mis propios ojos si yo soy más guapo que él!
El señor Xu se presentó muy puntual y el matrimonio salió a recibirlo. En cuanto Zou Ji lo vio ¡se quedó de piedra!
Se trataba de un muchacho guapísimo, que derrochaba una elegancia innata, imposible de superar. Sus dientes eran perfectos, tenía los ojos grandes de color verde esmeralda, y su piel parecía más suave que la mismísima seda ¡Por no hablar de que se movía de manera exquisita como si sus pies flotaran sobre el suelo!
Zou Ji se sintió hundido en la miseria ¡Era evidente que el señor Xu era un tipo mucho más guapo y seductor que él!
Esa noche la decepción y la tristeza no le dejaron dormir. Lo peor para él no fue comprobar que no era tan guapo como el señor Xu sino darse cuenta de algo mucho más importante y en lo que nunca había pensado.
- Mi mujer me dijo que yo era más hermoso que el señor Xu porque me quiere y se desvive por agradarme; mi ama de llaves me dijo lo mismo porque tiene miedo de que la despida de su trabajo; el hombre de negocios que me visitó también me aseguró que yo era más bello porque me necesita para ganar dinero…
Zou Ji entristecido suspiró:
- ¡Qué difícil es conocer lo que realmente piensan los demás!
GLOSARIO |
|
Estrambótico |
Que es extraño o poco común y hecho por capricho. |
Emperifollar |
Adornar o arreglar en exceso a una persona o una cosa. |
Cristina Rodríguez adaptación de una antigua fábula de China.
La señora de Zou Ji le dice a él que es el más bello. Zou Ji cree que su esposa dijo esto porque:
Alternativas
A) le tiene miedo.
B) quería obtener su confianza.
C) lo quiere mucho.
D) quería hacerle una broma.
Respuesta
C
El/la estudiante identifica información explícita para establecer una relación de causa-efecto presente en el texto. "…Mi mujer me dijo que yo era más hermoso que el señor Xu porque me quiere y se desvive por agradarme".
¿Quién es el más hermoso?
Enunciado
¿Quién es el más hermoso?
Hace cientos de años, vivía en China un caballero llamado Zou Ji. Este hombre sabía que era muy guapo y se pasaba el día contemplándose en el espejo para disfrutar de su propia belleza.
- ¡Ay qué suerte tengo! Tengo un rostro delicado un cuerpo esbelto y una gracia natural que llama la atención ¡La naturaleza ha sido muy generosa conmigo!
Su estilo y elegancia eran famosos en todo el reino, pero corrían rumores de que había otro hombre que podía competir con él en hermosura: un tal señor Xu, quien vivía en otra ciudad al norte del país.
Una mañana, una de las sirvientas llamó a la habitación de Zou Ji.
- Señor, le recuerdo, dentro de una hora tiene una cita en su despacho con un importante hombre de negocios.
- ¡Es cierto! Me arreglo y bajo a recibirlo.
Zou Ji se aseó, se vistió con sus mejores ropas y, como siempre, se encontró guapísimo.
Mientras se repasaba de arriba abajo frente al espejo preguntó a su mujer:
- Querida esposa yo no conozco a ese señor Xu del que tanto hablan, pero tú sí. Dime, ¿quién es más hermoso de los dos?
Su esposa le contestó inmediatamente:
- Tú, querido, por supuesto ¡El señor Xu es guapo, pero ni en broma se acerca a tu belleza!
A Zou Ji le agradó mucho la respuesta, pero no se quedó conforme y decidió pedir una segunda opinión. Salió de su alcoba, bajó la escalinata de mármol que llevaba al despacho y se cruzó con el ama de llaves, una mujer de confianza que llevaba más de veinte años trabajando en el hogar familiar.
El ama le deseó los buenos días con un movimiento de cabeza sin detenerse.
- ¡Buenos días señor!
- ¡Un momento espera! Quiero hacerte una pregunta y por favor sé sincera conmigo.
- Usted dirá.
- Sé que tú también conoces al famoso señor Xu y necesito que me digas si él es más hermoso que yo.
La respuesta fue rotunda:
- Señor no tenga dudas de ningún tipo ¡Usted es muchísimo más bello y atractivo que él!
Zou Ji agradeció el cumplido, pero la duda siguió rondando por su cabeza mientras se dirigía a su despacho personal.
Al poco rato llamaron a la puerta. De nuevo era la sirvienta.
- Señor, su invitado acaba de llegar.
- ¡Gracias, dígale que pase!
Zou Ji recibió al hombre de negocios con sonrisa afable y le invitó a sentarse en un cómodo sillón.
- Si no le importa antes de meternos en temas profesionales quiero hacerle una pregunta muy personal.
- ¡Claro que no me importa! ¿Qué quiere saber?
- Sé que usted vive al norte del país, como el señor Xu, y que son amigos de la infancia.
- No se equivoca, así es.
- ¿Y, según su opinión, él es más hermoso que yo?
El caballero puso cara de sorpresa ante la estrambótica pregunta, pero contestó con seguridad.
- Por favor no se preocupe por eso ¡Usted es muy hermoso, mucho más hermoso que él, sin punto de comparación!
- Muchas gracias, me deja usted tranquilo. Ahora, si quiere, cuénteme qué le trae por aquí.
Pasaron tres días y la casualidad quiso que el señor Xu visitara la ciudad. La noticia corrió como la pólvora. Zou Ji se enteró y rápidamente corrió a contárselo a su esposa.
- ¡Querida, el señor Xu estará una temporada en la ciudad y quiero conocerlo! Le mandé un aviso para que viniera hoy a comer a nuestra casa y ha aceptado gustoso la invitación.
- ¡Qué buena noticia, amor mío! Avisaré al servicio para que todo esté listo a la una en punto.
- ¡Estupendo! Me voy arriba a emperifollarme un poco. Tengo que pensar bien lo que me voy a poner… ¡Al fin voy a comprobar con mis propios ojos si yo soy más guapo que él!
El señor Xu se presentó muy puntual y el matrimonio salió a recibirlo. En cuanto Zou Ji lo vio ¡se quedó de piedra!
Se trataba de un muchacho guapísimo, que derrochaba una elegancia innata, imposible de superar. Sus dientes eran perfectos, tenía los ojos grandes de color verde esmeralda, y su piel parecía más suave que la mismísima seda ¡Por no hablar de que se movía de manera exquisita como si sus pies flotaran sobre el suelo!
Zou Ji se sintió hundido en la miseria ¡Era evidente que el señor Xu era un tipo mucho más guapo y seductor que él!
Esa noche la decepción y la tristeza no le dejaron dormir. Lo peor para él no fue comprobar que no era tan guapo como el señor Xu sino darse cuenta de algo mucho más importante y en lo que nunca había pensado.
- Mi mujer me dijo que yo era más hermoso que el señor Xu porque me quiere y se desvive por agradarme; mi ama de llaves me dijo lo mismo porque tiene miedo de que la despida de su trabajo; el hombre de negocios que me visitó también me aseguró que yo era más bello porque me necesita para ganar dinero…
Zou Ji entristecido suspiró:
- ¡Qué difícil es conocer lo que realmente piensan los demás!
GLOSARIO |
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Estrambótico |
Que es extraño o poco común y hecho por capricho. |
Emperifollar |
Adornar o arreglar en exceso a una persona o una cosa. |
Cristina Rodríguez adaptación de una antigua fábula de China.
¿Por qué el hombre de negocios aseguraba que ZOU JI era el más bello?
Alternativas
A) Porque quería complacerlo.
B) Porque quería engañarlo.
C) Porque necesitaba conservar su empleo.
D) Porque necesitaba ganar dinero.
Respuesta
D
El relato expresa: "…el hombre de negocios que me visitó también me aseguró que yo era más bello porque me necesita para ganar dinero…" por lo que se aprecia que le aseguró a Zou Ji ser bella para ganar más dinero.
La zorra y las uvas
Enunciado
La zorra y las uvas
Esopo
Una zorra hambrienta, después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito, pasó casualmente por un huerto. Y claro está, las suculentas uvas, grandes, lustrosas y jugosas sobresaltaron su ya desfallecido estómago.
Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra, quiso cogerlos con su hocico. Pero por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos, no pudo coger siquiera uno de ellos. Luego de varios intentos vanos se alejó diciendo:
- ¡No me agradan! ¡Qué verdes están!
Algunas personas desdeñan y menosprecian lo que no pueden tener
Suculentas | Que es sabroso y sustancioso. |
Lustrosas | Que tiene lustre o brillo. |
Desfallecidos | Disminución o decaimiento del vigor y la fuerza física. |
Fuente: Esopo. (s.f.). La zorra y las uvas. Disponible en Recursos Docentes: http://recursosdocentes.cl/wp-content/uploads/2015/03/leng_comprensionlectota_3y4B_N1.pdf
Antes de pasar por el huerto, ¿cómo estaba la zorra?
Alternativas
A) Cansada.
B) Resignada.
C) Hambrienta.
D) Enojada.
Respuesta
C
El/la estudiante extrae información explícita que le permite identificar el estado de la zorra al inicio del relato.
La zorra y las uvas
Enunciado
La zorra y las uvas
Esopo
Una zorra hambrienta después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito pasó casualmente por un huerto. Y claro está las suculentas uvas grandes lustrosas y jugosas sobresaltaron su ya desfallecido estómago.
Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra quiso cogerlos con su hocico. Pero por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos no pudo coger siquiera uno de ellos. Luego de varios intentos vanos se alejó diciendo:
- ¡No me agradan! ¡Qué verdes están!
Algunas personas desdeñan y menosprecian lo que no pueden tener
Suculentas | Que es sabroso y sustancioso. |
Lustrosas | Que tiene lustre o brillo. |
Desfallecidos | Disminución o decaimiento del vigor y la fuerza física. |
Fuente: Esopo. (s.f.). La zorra y las uvas. Disponible en Recursos Docentes: http://recursosdocentes.cl/wp-content/uploads/2015/03/leng_comprensionlectota_3y4B_N1.pdf
¿Por qué la zorra no cogió las uvas del huerto?
Alternativas
A) Porque estaban verdes.
B) Porque le desagradaban.
C) Porque estaban muy altas.
D) Porque había un cerco.
Respuesta
C
El/la estudiante realiza una inferencia a partir de información del texto que le permite estableces una relación de causa-efecto.
La zorra y las uvas
Enunciado
La zorra y las uvas
Esopo
Una zorra hambrienta después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito pasó casualmente por un huerto. Y claro está las suculentas uvas grandes lustrosas y jugosas sobresaltaron su ya desfallecido estómago.
Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra quiso cogerlos con su hocico. Pero por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos no pudo coger siquiera uno de ellos. Luego de varios intentos vanos se alejó diciendo:
- ¡No me agradan! ¡Qué verdes están!
Algunas personas desdeñan y menosprecian lo que no pueden tener
Suculentas | Que es sabroso y sustancioso. |
Lustrosas | Que tiene lustre o brillo. |
Desfallecidos | Disminución o decaimiento del vigor y la fuerza física. |
Fuente: Esopo. (s.f.). La zorra y las uvas. Disponible en Recursos Docentes: http://recursosdocentes.cl/wp-content/uploads/2015/03/leng_comprensionlectota_3y4B_N1.pdf
¿Qué tipo de texto es La zorra y las uvas?
Alternativas
A) Mito
B) Fábula
C) Cuento
D) Leyenda
Respuesta
B
El texto leído corresponde a una fábula porque posee dos características propias de este tipo de texto.
La primera, es que su personaje principal es un animal personificado, es decir, es una zorra con características humanas como lo es el hecho de que hable.
La segunda característica es que posee una moraleja o enseñanza al final del texto.
¿Por qué el cocodrilo tiene la piel áspera y rugosa?
Enunciado
¿Por qué el cocodrilo tiene la piel áspera y rugosa?
En algunas aldeas de Namibia cuentan que hace mucho mucho tiempo el cocodrilo tenía la piel lisa y dorada como si fuera de oro. Dicen que pasaba todo el día debajo del agua en las aguas embarradas y que solo salía de ellas durante la noche y que la luna se reflejaba en su brillante y lisa piel. Todos los otros animales iban a esas horas a beber agua y se quedaban admirados contemplando la hermosa piel dorada del cocodrilo.
El animal orgulloso de la admiración que causaba su piel empezó a salir del agua durante el día para presumir de ella. Entonces los demás no solo iban por la noche a beber agua sino que se acercaban también cuando brillaba el sol para contemplar la piel dorada del cocodrilo.
Pero sucedió que el sol brillante poco a poco le fue secando la piel cubierta de una capa de reluciente barro y cada día se iba poniendo más fea. Al ver este cambio en la piel los otros animales iban perdiendo su admiración. Cada día la piel del cocodrilo se cuarteaba hasta que se le quedó como ahora la tiene cubierta de grandes y duras escamas parduscas.
Finalmente ante esta transformación los otros animales no volvieron a beber durante el día ni a contemplar la antigua hermosa piel dorada del cocodrilo.
Este antes tan orgulloso de su piel dorada nunca se recuperó de la vergüenza y la humillación y desde entonces cuando otros se le acercan se sumerge rápidamente en el agua con solo sus ojos y orificios nasales sobre la superficie del agua.
Fuente: Rayneri J. (2004). Cuentos africanos (pp. 15-17). Ciudad de La Habana Cuba.
La piel del cocodrilo antes era:
Alternativas
A) lisa y dorada.
B) aspera y rugosa.
C) dura y escamosa
D) cálida y húmeda.
Respuesta
A
El el primer párrafo se señala que el cocodrilo hace mucho tiempo atrás solía tener su piel lisa y brillante de un color dorado.
La madre loca
Enunciado
La madre loca
Hace mucho mucho tiempo vivían en una aldea dos mujeres jóvenes que no han tenido la suerte de tener hijos. Había un dicho según el cual «una mujer sin hijos era una fuente de desgracias para la aldea».
Un día una señora vieja golpeó a su puerta para pedir comida. Las mujeres jóvenes la recibieron con mucha amabilidad y le dieron de comer y ropa para vestirse. Después de comer y extrañada por el silencio y la ausencia de voces infantiles la anciana les preguntó:
- ¿Dónde están sus hijos?
-Nosotras no tenemos hijos y por eso para no causar desgracias a la aldea nos pasamos el día fuera del pueblo.
Entonces la señora les dijo:
-Yo tengo una medicina para tener hijos pero después de haber dado a luz la madre se vuelve loca. Una de las mujeres le contestó que aunque ella enfermase sería feliz por haber dejado un niño o una niña en la tierra. En cambio la segunda le dijo que no quería enloquecer por un hijo.
La señora vieja dio la medicina solo a la que se lo pidió.
Algunos años más tarde la señora vieja regresó al pueblo y se encontró a las dos mujeres jóvenes. La que no había querido la medicina le dijo: «Tú nos dijiste que quien tomara la medicina se volvería loca pero mi hermana la tomó tuvo una hija y no enfermó». Y la anciana le respondió: «Volverse loca no quería decir que se convertiría en una persona que anduviera rasgándose las ropas o que se pasara todo el día mirando las nubes como si paseara por el aire; lo que yo quise decir es que una mujer que da a luz un niño o una niña estará obligada a gritar todo el tiempo para a continuación no parar de reir llorará por la criatura le amará… Éso es él ser madre y volverse loca.».
Fuente: Rayneri J. (2004). Cuentos africanos (págs. 3-5). Ciudad de La Habana Cuba. (adaptación)
En el pueblo era una desgracia que las mujeres:
Alternativas
A) fuesen locas.
B) no tuviesen hijos.
C) fuesen madres muy viejas.
D) tuviesen hijos a temprana edad.
Respuesta
B
En el primer párrafo se menciona que en la aldea tienen un dicho el cual dice que: «una mujer sin hijos era una fuente de desgracias para la aldea». Por lo tanto para la gente de la aldea es una desgracia que una mujer no tenga hijos.
La madre loca
Enunciado
La madre loca
Hace mucho mucho tiempo vivían en una aldea dos mujeres jóvenes que no han tenido la suerte de tener hijos. Había un dicho según el cual «una mujer sin hijos era una fuente de desgracias para la aldea».
Un día una señora vieja golpeó a su puerta para pedir comida. Las mujeres jóvenes la recibieron con mucha amabilidad y le dieron de comer y ropa para vestirse. Después de comer y extrañada por el silencio y la ausencia de voces infantiles la anciana les preguntó:
- ¿Dónde están sus hijos?
-Nosotras no tenemos hijos y por eso para no causar desgracias a la aldea nos pasamos el día fuera del pueblo.
Entonces la señora les dijo:
-Yo tengo una medicina para tener hijos pero después de haber dado a luz la madre se vuelve loca. Una de las mujeres le contestó que aunque ella enfermase sería feliz por haber dejado un niño o una niña en la tierra. En cambio la segunda le dijo que no quería enloquecer por un hijo.
La señora vieja dio la medicina solo a la que se lo pidió.
Algunos años más tarde la señora vieja regresó al pueblo y se encontró a las dos mujeres jóvenes. La que no había querido la medicina le dijo: «Tú nos dijiste que quien tomara la medicina se volvería loca pero mi hermana la tomó tuvo una hija y no enfermó». Y la anciana le respondió: «Volverse loca no quería decir que se convertiría en una persona que anduviera rasgándose las ropas o que se pasara todo el día mirando las nubes como si paseara por el aire; lo que yo quise decir es que una mujer que da a luz un niño o una niña estará obligada a gritar todo el tiempo para a continuación no parar de reir llorará por la criatura le amará… Éso es él ser madre y volverse loca.».
Fuente: Rayneri J. (2004). Cuentos africanos (págs. 3-5). Ciudad de La Habana Cuba. (adaptación)
¿Cuál era el problema de las dos hermanas?
Alternativas
A) no tenían hijos.
B) eran muy jóvenes.
C) podían volverse locas.
D) su casa era muy silenciosa.
Respuesta
A
Al comienzo del primer párrafo se menciona que ambas hermanas no han tenido la suerte de tener hijos. Esto se considera un problema debido a la concepción que tiene la aldea respecto al hecho de ser madres. Por lo tanto el problema de estas hermanas en esas aldeas es que no tienen hijos.
El león y los tres bueyes
Enunciado
El león y los tres bueyes
Pastaban siempre juntos tres bueyes porque eran muy buenos amigos.
Un león quería devorarlos pero los tres bueyes al estar juntos le impedían hacerlo pues el luchar contra los tres a la vez lo ponía en desventaja.
Entonces con astucia recurrió a enojarlos entre sí con desleales patrañas separándolos a unos de los otros.
Y así al no estar ya unidos los devoró tranquilamente uno a uno.
Esopo (s.f.). El león y los tres bueyes. Editado. Disponible en: http://recursosdocentes.cl/wp-content/uploads/2015/04/simce_leng_4basico.pdf
El león demostró ser muy
Alternativas
A) astuto.
B) desleal.
C) cobarde.
D) impaciente.
Respuesta
A
En el tercer párrafo se menciona que el león con astucia encontró la forma de separar a los bueyes para así devorarlos. Por lo tanto si actuó con astucia se puede decir que el león demostró ser astuto.
El león y los tres bueyes
Enunciado
El león y los tres bueyes
Pastaban siempre juntos tres bueyes porque eran muy buenos amigos.
Un león quería devorarlos pero los tres bueyes al estar juntos le impedían hacerlo pues el luchar contra los tres a la vez lo ponía en desventaja.
Entonces con astucia recurrió a enojarlos entre sí con desleales patrañas separándolos a unos de los otros.
Y así al no estar ya unidos los devoró tranquilamente uno a uno.
Esopo (s.f.). El león y los tres bueyes. Editado. Disponible en: http://recursosdocentes.cl/wp-content/uploads/2015/04/simce_leng_4basico.pdf
¿Qué refrán se relaciona con la enseñanza o moraleja que transmite esta fábula?
Alternativas
A) "La unión hace la fuerza"
B) "A palabras necias oídos sordos"
C) "A lo que no puedas no te atrevas"
D) "En las malas se conoce a los amigos"
Respuesta
A
En el último párrafo de la fábula se menciona "Y así al no estar ya unidos los devoró tranquilamente uno a uno" por lo que se sabe que la moraleja tiene relación con la unión. Es decir cuando los bueyes estaban unidos no podrían contra ellos pero una vez separados es fácil derrotarlos uno por uno por lo que el refrán "La unión hace la fuerza" apunta directamente a esta enseñanza. La mayor fuerza que tenían los bueyes era la unión entre ellos.
El dinero llovido del cielo
Enunciado
El dinero llovido del cielo
Había una vez una niña que era huérfana y vivía en tan extremada pobreza que no tenía ni cuarto ni cama donde dormir. No poseía más que el vestido que cubría su cuerpo y un pedacito de pan que le había dado un alma caritativa pero era muy buena y piadosa.
Como se veía abandonada por todos se puso en camino confiando en Dios. A los pocos pasos encontró un pobre que le dijo.
- ¡Si me pudieras dar algo de comer porque tengo tanta hambre!…
Ella le dio todo su pan y le dijo:
- Dios te ayude.
Y continuando andando.
Poco después encontró un niño que lloraba diciendo:
- Tengo frío en la cabeza dame algo para cubrirme.
Se quitó su gorro y se lo dio. Un poco más allá vio otro que estaba medio helado porque no tenía jubón y le dio el suyo; otro por último la pidió su saya y se la dio también.
Siendo ya de noche llegó a un bosque donde halló otro niño que la pidió la camisa.
La caritativa niña pensó para sí:
- La noche es muy oscura nadie me ve bien puedo darle mi camisa.
Y se la dio también.
Ya no la quedaba nada que dar. Pero en el mismo instante comenzó a caer las estrellas del cielo y al llegar a la tierra se volvían hermosas monedas de oro y plata y aunque se había quitado la camisa se encontró con otra enteramente nueva y de tela mucho más fina. Reunió todo el dinero y quedó rica para toda su vida.
Jubón: Prenda de vestir ajustada con o sin mangas que cubre el tronco del cuerpo hasta la cintura; es una prenda que forma parte de algunos trajes populares de diversos países y regiones.
Saya: Prenda de vestir de hechura simple y amplia que originalmente fue llevada por hombres y mujeres a modo de túnica; era una prenda que derivó en la falda femenina.
Fuente: Hermanos Grimm (sf). El dinero llueve del cielo . Disponible en: http://ciudadseva.com/texto/el-dinero-llovido-del-cielo
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¿A cuántas personas ayudó la niña huérfana?
Alternativas
A) 2
B) 3
C) 4
D) 5
Respuesta
D
La niña ayuda a cinco personas las cuales son:
1. el pobre al que le da un pan.
2. el niño al que le dio su gorro.
3. el niño al que le dio su jubón.
4. el niño al que le dio su saya.
5. el niño al que le dio su camisa.
El caballo y el asno
Enunciado
El caballo y el asno
Esopo
Un hombre tenía un caballo y un asno.
Un día que ambos iban camino a la ciudad el asno sintiéndose cansado le dijo al caballo:
- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo incluso la piel del asno. Y el caballo suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo y hasta con la piel del asno encima!
Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide sin que lo notes en ese momento en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
Fuente: Esopo (s.f.). El caballo y el asno. Disponible en: https://www.guiainfantil.com/1379/fabulas-para-ninos-el-caballo-y-el-asno.html
El caballo no ayudó al asno porque:
Alternativas
A) estaba muy cansado.
B) es sordo y no lo escuchó.
C) no quería tomar carga extra.
D) no era lo suficientemente fuerte como para llevar más carga.
Respuesta
C
En el relato se menciona que el caballo se hizo el sordo y que por esta razón no dijo nada por lo que el asno muere al no recibir ayuda. Luego el caballo señala que: "por no haber querido cargar con un ligero fardo tengo quer cargar con todo". Por lo tanto el caballo no ayudó al asno porque no quería cargar una parte de la carga de este.
El caballo y el asno
Enunciado
El caballo y el asno
Esopo
Un hombre tenía un caballo y un asno.
Un día que ambos iban camino a la ciudad el asno sintiéndose cansado le dijo al caballo:
- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo incluso la piel del asno. Y el caballo suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo y hasta con la piel del asno encima!
Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide sin que lo notes en ese momento en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
Fuente: Esopo (s.f.). El caballo y el asno. Disponible en: https://www.guiainfantil.com/1379/fabulas-para-ninos-el-caballo-y-el-asno.html
¿Cuál es la consecuencia de que el asno haya muerto?
Alternativas
A) El caballo debe dejar la carga.
B) El asno se fatiga por el cansancio.
C) El caballo debe llevar toda la carga.
D) El asno es más débil que el caballo.
Respuesta
C
Debido a que el asno murió el dueño de ambos animales hizo que el caballo llevase toda la carga que antes cargaba el asno y el cuero de este. Por lo tanto la consecuencia de que el asno muriera fue que el caballo llevase toda la carga.
Amor por el fútbol
Enunciado
Amor por el fútbol
Desde que tenía poca edad (apenas cuando comenzó a caminar), Santiago mostró amor por el fútbol. Se divertía tanto pateando la pelota e improvisando una gran cantidad de movimientos y tácticas, que en su mente podía ser un jugador profesional de fútbol. En las largas tardes luego del colegio, solo pensaba en jugar y divertirse con sus amigos, la felicidad se podía definir como la sensación que le generaba solamente improvisar un juego de fútbol con ellos.
Los problemas comenzaron cuando su familia lo presionó para no enfocarse tanto en el fútbol, si no que se convirtiera en un profesional con una carrera. Santi nunca dejó de lado sus estudios, pero siempre buscaba un espacio para continuar practicando ya que era el deporte que le generaba tanta felicidad. Era tan bueno, que al terminar sus estudios y cuando iba a empezar la universidad le ofrecieron una beca, por lo que pudo continuar sus estudios sin abandonar lo que amaba. Nunca desistió de sus metas y siempre brilló por luz propia, el camino no fue fácil, pero logró ser futbolista profesional.
Fuente : https://brainly.lat/tarea/6256389.
¿Qué se imaginaba Santiago cuando era pequeño?
Alternativas
A) Que era el mejor de todos sus amigos.
B) Que lograría entrar a la universidad.
C) Que era un jugador profesional.
D) Que se dedicaría sólo a divertirse.
Respuesta
C
El/la estudiante extrae información explícita del cuerpo del texto para construir su significado.
Amor por el fútbol
Enunciado
Amor por el fútbol
Desde que tenía poca edad (apenas cuando comenzó a caminar) Santiago mostró amor por el fútbol se divertía tanto pateando la pelota e improvisando una gran cantidad de movimientos y tácticas que en su mente podía ser un jugador profesional de fútbol. En las largas tardes luego del colegio solo pensaba en jugar y divertirse con sus amigos la felicidad se podía definir como la sensación que le generaba solamente improvisar un juego de fútbol con ellos.
Los problemas comenzaron cuando su familia lo presionó para no enfocarse tanto en el fútbol si no que se convirtiera en una profesional con una carrera. Santi nunca dejó de lado sus estudios pero siempre buscaba un espacio para continuar practicando ya que era el deporte que le generaba tanta felicidad. Era tan bueno que al terminar sus estudios y ya iba a empezar la universidad le ofrecieron una beca por lo que pudo continuar sus estudios sin abandonar lo que amaba. Nunca desistió de sus metas y siempre brillo por luz propia el camino no fue fácil pero logro ser futbolista profesional.
Fuente : https://brainly.lat/tarea/6256389.
¿Cuál fue la problemática a la que se vio enfrentado Santiago en el relato?
I. La resistencia de su familia a que se enfocara tanto en el fútbol.
II. La exigencia de su familia para que se convirtiera en un profesional con una carrera.
III. Su deseo de dejar el fútbol para dedicarse a otras cosas.
Alternativas
A) Solo III
B) Solo I y II
C) Solo I y III
D) Solo II y III
Respuesta
B
Según el relato los problemas de Santiago comenzaron cuando su familia lo presiono para no enfocarse tanto en el fútbol si no que se convirtiera en un profesional con una carrera.
Amor por el fútbol
Enunciado
Amor por el fútbol
Desde que tenía poca edad (apenas cuando comenzó a caminar), Santiago mostró amor por el fútbol. Se divertía tanto pateando la pelota e improvisando una gran cantidad de movimientos y tácticas, que en su mente podía ser un jugador profesional de fútbol. En las largas tardes luego del colegio, solo pensaba en jugar y divertirse con sus amigos, la felicidad se podía definir como la sensación que le generaba solamente improvisar un juego de fútbol con ellos.
Los problemas comenzaron cuando su familia lo presionó para no enfocarse tanto en el fútbol, si no que se convirtiera en un profesional con una carrera. Santi nunca dejó de lado sus estudios, pero siempre buscaba un espacio para continuar practicando ya que era el deporte que le generaba tanta felicidad. Era tan bueno, que al terminar sus estudios y cuando iba a empezar la universidad le ofrecieron una beca, por lo que pudo continuar sus estudios sin abandonar lo que amaba. Nunca desistió de sus metas y siempre brilló por luz propia, el camino no fue fácil, pero logró ser futbolista profesional.
Fuente : https://brainly.lat/tarea/6256389.
Según el texto, ¿qué era lo que Santiago definía como felicidad?
Alternativas
A) Legar a la universidad.
B) Combinar deporte con sus estudios
C) Improvisar un juego de fútbol con los amigos.
D) Llegar a ser un futbolista profesional.
Respuesta
C
Según el texto, Santiago podía definir la felicidad como la sensación que le generaba solamente improvisar un juego de fútbol con ellos, sus amigos.
Amor por el fútbol
Enunciado
Amor por el fútbol
Desde que tenía poca edad (apenas cuando comenzó a caminar), Santiago mostró amor por el fútbol. Se divertía tanto pateando la pelota e improvisando una gran cantidad de movimientos y tácticas, que en su mente podía ser un jugador profesional de fútbol. En las largas tardes luego del colegio, solo pensaba en jugar y divertirse con sus amigos, la felicidad se podía definir como la sensación que le generaba solamente improvisar un juego de fútbol con ellos.
Los problemas comenzaron cuando su familia lo presionó para no enfocarse tanto en el fútbol, si no que se convirtiera en un profesional con una carrera. Santi nunca dejó de lado sus estudios, pero siempre buscaba un espacio para continuar practicando ya que era el deporte que le generaba tanta felicidad. Era tan bueno, que al terminar sus estudios y cuando iba a empezar la universidad le ofrecieron una beca, por lo que pudo continuar sus estudios sin abandonar lo que amaba. Nunca desistió de sus metas y siempre brilló por luz propia, el camino no fue fácil, pero logró ser futbolista profesional.
Fuente : https://brainly.lat/tarea/6256389.
¿Cómo logró Santiago cumplir su meta de ser futbolista profesional?
I. Nunca desistió de sus metas.
II. Siempre brilló por su luz propia.
III. Nunca dejó su pasión por el fútbol.
Alternativas
A) Solo II
B) Solo III
C) Solo I y II
D) Solo I y III
Respuesta
C
Según el texto Santiago siempre brillo con su luz propia y nunca desistió de sus metas.
Nana de mar
Enunciado
Nana de mar
Lleva mi cuna hasta el mar
Y que la mezan las olas.
Me cantarán una nana
medusa y caracolas.
Luego bájame la Luna
para que vele mi sueño.
Ella hará que las estrellas
dancen en el firmamento.
Regálame un sonajero
hecho de fino coral.
Luego diles a las sirenas
que me vengan a arrullar.
Dame sábanas de espuma
y paredes de suave viento
abrazos de mar azul
y por el techo... solo el cielo.
Mecer | Mover de un lado a otro una cosa. |
Sonajero | Juguete de bebés que está constituido por un mango con cascabeles o sonajas que suenan al ser agitados. |
Arrullar | Adormecer a un niño con canto suave tranquilo y monótono. |
Díaz I. (2006). En Lecturas amigas 5.
¿Qué lugar describe el hablante lírico en el poema anterior?
Alternativas
A) Una habitación con una cuna.
B) El cielo lleno de estrellas.
C) Un lago de suave viento.
D) El mar tranquilo.
Respuesta
D
El poema comienza diciendo que quiere llevar su cuna al mar por lo que el resto del texto se ubica en ese lugar.
De como decidí convertirme en hermano mayor
Enunciado
De como decidí convertirme en hermano mayor
"… A partir de ese día todas las mañanas a la hora del desayuno pregunté lo mismo:
- ¿Cuándo vamos a tener otro bebé? ¡Me gustaría tanto tener un hermano o hermanita!
Mamá y papá sólo se reían. Pero eso ya era una buena señal.
Por eso me atreví a insistir:
- Sé buena mamá y dime cuando llegará nuestro querido bebé. Papá ¿por qué no entiendes que tengo ganas de tener una hermanita o un hermanito?
- Pero entonces tendrías que compartir tu alcoba con el bebé - dijo papá.
- No importa ¡eso me encantaría! - dije yo
- Y ¿cuándo el bebé llore toda la noche? - dijo el papá.
- Lo tranquilizaré meciendo la cuna - contesté.
- Un bebé no es un juguete.
- Yo sé.
- Además cuando llega un bebé se queda para siempre con uno - dijo papá muy serio.
- ¡Eso es lo que yo quiero! ¿Ustedes creen que yo quiero un hermanito para un día o una semana? ¡Lo quiero para toda la vida! "
Inkiow Dimiter (1991). De cómo decidí convertirme en hermano mayor (fragmento).
La idea principal del texto es:
Alternativas
A) La risa de los padres tras la petición de su hijo.
B) La habitación que deben compartir los hermanos.
C) Las ganas del niño de tener un hermano.
D) La cuna que el hermano no quiere mecer.
Respuesta
C
La idea principal es una oración que dice de qué trata principalmente un cuento o de un párrafo. Cuando respondas preguntas sobre la idea principal pregúntate ¿De qué trata principalmente el cuento o el párrafo? ¿De qué habla? Alternativa correcta C.
Pajaritos en la cabeza
Enunciado
Pajaritos en la cabeza
Roberto no era un niño muy limpio que digamos. Y, la verdad, es que sus padres siempre estaban muy ocupados en cosas importantes. Cada día su mamá, al salir apurada a su trabajo, le recordaba:
-¡Roberto! Báñate tú solito, ya eres grande y puedes hacerlo. ¡Ah! Y no te olvides de lavarte muy bien la cabeza.
-Sí, mamá -, respondía el niño.
Entonces entraba al baño y echaba a correr el agua de la ducha, mojando el piso y la toalla para que pareciera que se había bañado.
Su papá, mientras tanto, tomaba el desayuno leyendo su periódico preferido. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, la mamá de Roberto le preguntaba al papá:
-¿Se bañó el niño?
El papá asentía con un movimiento de cabeza, pues estaba muy ocupado mirando las importantes noticias en la televisión.
Y la mamá se quedaba tranquila.
Otras veces era el papá quien al salir a su trabajo le decía:
-Roberto, báñate y acuérdate de lavarte muy bien la cabeza.
Su mamá, entre tanto, terminaba de arreglarse. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, el papá le preguntaba a mamá:
-¿Se bañó el niño?
La mamá asentía con un movimiento de cabeza pensando en... ¡vaya a saber qué problema de su oficina!
Entonces el papá se quedaba tranquilo.
Y como nadie se aseguraba de que Roberto se hubiera bañado verdaderamente, ¿para qué hacerlo? De esta manera, las cosas cada día se iba acumulando, más polvo sobre su cabeza; pelusas, semillas, basuritas y cualquier cosa que cayera sobre su negro pelo enrulado, ya no volvía a salir de allí nunca más.
En verdad, a Roberto le pesaba un poco la cabeza, pero no era como para preocuparse.
Un día, sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse, pues esa mañana, cuando abrió el agua de la ducha, algunas gotas mojaron el polvo que había sobre su cabeza y una de las semillas empezó a germinar. Echó raíces, un tallo, hojas… Y, poco a poco, un arbolito empezó a crecer sobre la cabeza del niño.
Por supuesto que ni la mamá ni el papá de Roberto se dieron cuenta de aquello. Y menos de los dos pajaritos que llegaron allí en busca de un lugar donde hacer su nido.
Adaptación de Schkolnik Saúl. Pajaritos en la cabeza (fragmento). Recuperado de: https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-140106_recurso_1.pdf
¿Cuál de los siguientes enunciados es una opinión sobre Roberto?
Alternativas
A) "Su mamá, entre tanto, terminaba de arreglarse."
B) "Roberto no era un niño muy limpio que digamos".
C) "Su papá, mientras tanto, tomaba el desayuno leyendo su periódico preferido"
D) "Cada día su mamá, al salir apurada a su trabajo, le recordaba"
Respuesta
B
La respuesta a esta pregunta está dada por el juicio que hace el narrador hacia la actitud de los padres de Roberto o hacia el mismo niño. En este caso, al decir "Roberto no era un niño muy limpio que digamos", se observa precisamente la frase "que digamos", la que convierte al enunciado en una opinión, ya que el narrador está, de una manera u otra, juzgando el aseo personal del niño. Por ello, la opción correcta es B.
La Zarina muerta y los siete guerreros
Enunciado
La Zarina muerta y los siete guerreros
El Zar se despidió de la Zarina. Emprendía un largo viaje. La Zarina se sentó junto a la ventana a esperar el regreso de su amado esposo. Así pasaban todos los días.
Se cansaron sus ojos de tanto mirar. Solo veía caer la nieve sobre la blanca extensión de tierra. Después de nueve meses en la víspera de navidad tuvieron una hija. Por fin en la mañana del mismo día llegó el Zar el viajero tan esperado día y noche. Le miró la Zarina y fue tanta su emoción que dando un suspiro murió.
Durante mucho tiempo el Zar estuvo inconsolable.
¿Qué iba a hacer? Después de todo sólo era un hombre. Transcurrió un año tan rápido como un sueño pasajero. Entonces el Rey volvió a casarse. A decir verdad la novia se parecía muchísimo a la Zarina. Era alta y delgada muy blanca muy inteligente y poseía valiosas cualidades. Por desgracia sin embargo era caprichosa y envidiosa.
Como regalo de boda recibió un espejito que poseía el don de la palabra. La Zarina sólo cuando hablaba con el espejo estaba amable y alegre. Bromeaba con él y se sentía de buen humor. Solía decirle:
-Luz de mis ojos dime toda la verdad. ¿No soy acaso la más bella la más gentil y la más encantadora del mundo?
-Por supuesto Zarina -contestaba el espejo-. Eres la más bella la más gentil y la más encantadora del mundo.
La Zarina se echaba a reír empezaba a mover los hombros las caderas y chasqueaba los dedos. Luego con las manos puestas en las caderas daba vueltas en torno del espejo admirando su propia imagen.
Mientras tanto la hija del Zar crecía y florecía. Era blanca como la nieve. Sus cejas eran negras. Era encantadora. El Príncipe Elissei envió un mensajero para pedir su mano. El Zar dio su aprobación y se preparó la dote: siete ciudades para realizar negocios y ciento cuarenta palacios.
El día antes de la boda la Zarina mientras se vestía se miró en el espejo y le preguntó:
-¿No soy acaso la más bella la más gentil y la más encantadora del mundo?
-Por supuesto que eres bella -repuso el espejo- pero la más bella la más gentil y la más encantadora del mundo es la Princesa.
Adaptación de Pushkin Alexander. La zarevna muerta y los siete guerreros (fragmento).
¿Como describe el zar a su nueva esposa?
Alternativas
A) Alta delgada y muy blanca.
B) Enojona caprichosa y triste.
C) Mañosa llorona y poco amable.
D) Paciente solidaria y buena niña.
Respuesta
A
En este caso debes buscar las características ya sean físicas o psicológicas. Según el texto "la novia se parecía muchísimo a la Zarina. Era alta y delgada muy blanca muy inteligente y poseía valiosas cualidades." Alternativa correcta A.
Delfín al rescate
Enunciado
DELFIN AL RESCATE$^7$
Wayne Grover$^8$
Hoy Marcos y yo estuvimos a punto de no ir a bucear para buscar tesoros. Parecía que iba a haber mal
tiempo aunque se veían rayos de sol entre las nubes. Marcos conoce el tiempo de la costa mejor que nadie y no le gustaba lo que veía mientras navegaba el barco mar adentro.
Yo observaba el agua en todas direcciones buscando a mi amigo el delfín. Le había salvado la vida al sacarle un anzuelo grande que se le había clavado en la cola cuando era una cría. Le puse el nombre de Lolo y desde entonces ha sido mi compañero submarino.
Hace tiempo cuando descubrí los restos de un viejo barco español que había naufragado Lolo estaba nadando a mi lado. Estaba a unos cinco kilómetros de la costa y a veinte metros de profundidad. Lolo también estaba vigilando cada uno de mis movimientos cuando por primera vez encontré una moneda de oro. Dejé escapar un grito de alegría: -¡Yupi!
Y Lolo añadió su clic-clic ese sonido típico de los delfines. Hasta hoy solo hemos encontrado unas cuantas monedas de oro pero ¡Es toda una aventura!
-Se acerca mucha lluvia y también bastante viento -dijo Marcos mientras se asomaba desde la proa
del barco que subía y bajaba. Yo me preguntaba si mi delfín vendría en un día tan tormentoso como este pero en el mar agitado no se veía ninguna aleta. Entonces sentí la primera inquietud.
-Hemos llegado. Lanza el ancla -gritó Marcos. Me puse el traje de buceo y la botella de oxígeno que tenía aire para cuarenta y cinco minutos y me lancé al mar. Bajé y bajé hasta que divisé el fondo del océano. Habían pasado casi treinta minutos y solo había conseguido ver rocas y más rocas. Echaba de menos los curiosos ojos de Lolo observándome. Justo cuando el indicador de reserva de aire señalaba que
era el momento de salir a la superficie vi un brillo de metal. ¡Eran varias argollas de una cadena de oro! Tiré de ella con suavidad y centímetro a centímetro medio metro de cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces se quedó enganchada.
Mi reserva de aire se estaba agotando. Tenía que salir a la superficie inmediatamente. Intenté una vez más tirar de la cadena para soltarla pero estaba agarrada muy fuerte.
Cuando salí a la superficie Marcos agitaba los brazos con desesperación. Antes de que pudiera contarle lo que había
encontrado me dijo: -¡Tenemos que subir el ancla! Avisaron de fuertes ráfagas de lluvia y viento. ¡Hay que irse!
-Marcos espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilogramos pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
-Tienes razón Marcos ¿pero qué pasa con nuestro tesoro? respondí yo enfadado. Me pondré otra botella de oxígeno y volveré a sumergirme para soltar la cadena.
El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento rugía y la lluvia nos golpeaba en la cara.
-De acuerdo -aceptó Marcos- las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos pero ni uno más.
Salté al agua y me sumergí hasta el fondo. Allí estaba. La cadena parecía una serpiente de oro enrollada en su cama marina. Me puse a excavar cada vez más. Parecía que no se acababa nunca. Era una carrera contra el tiempo. Tenía que soltar la cadena y regresar. Miré mi reloj. Habían pasado cuatro minutos. Quizá las inmensas olas ya hubieran arrastrado el barco.
En aquel momento mis dedos tocaron algo diferente: del extremo de la cadena colgaba un medallón con rubíes incrustados. La cadena entera medía algo más de un metro y tenía diamantes cada cinco argollas; era increíblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazo izquierdo el corazón me golpeaba en el pecho a causa de la emoción. Probablemente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro pero el tiempo se me había acabado. Tenía que salir a la superficie.
Cuando salí las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. ¡El barco había desaparecido! Me encontraba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tormenta. Las nubes eran tan negras que parecía de noche. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Llovía tanto que no conseguía saber en qué dirección estaba la costa.
Durante horas luché por mantenerme a flote esforzándome por respirar mientras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo agotado y congelado de frío me di cuenta de que aquel podía ser mi último día en el mundo. Y eso ¿por qué?
Por un ancla de oro que me arrastraría hasta el fondo.
Estaba tan cansado que apenas podía moverme. La angustia me invadía. Con la mano derecha toqué la cadena que seguía enrollada en mi brazo izquierdo. La desenrollé abrí la mano y dejé que la joya se deslizara lentamente hacia el fondo de vuelta a su cama marina donde había permanecido durante casi trescientos años.
-¡Auxilio! -grité en la oscuridad. -¡Que alguien me ayude! -grité aun sabiendo que nadie me oiría
¡Plof! ¡Plof! De repente el agua reventó a mí alrededor produciendo un fuerte ¡Bum! Entonces oí el sonido más placentero que jamás podré escuchar. Era el sonido de un delfín.
-¿Eres tú Lolo? -susurré. Me sentía tan cansado que apenas podía mover los brazos pero conseguí agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejó escapar un animado canturreo y empezó a nadar despacio arrastrándome por el agua durante horas.
Yo pensaba: "¿Quién se va a creer esto?" Ni yo mismo me creía lo que estaba sucediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude oír cómo rompían las olas. Lolo me llevó hasta la playa y dejé caer las piernas. Toqué el suelo con los pies. Estaba a salvo.
Lolo flotaba cerca de mí y susurraba su alegre canto de delfín. Le debía la vida que de una manera
absurda yo había arriesgado por una cadena de oro. Se dio la vuelta y nadó mar adentro sumergiéndose hasta que lo perdí de vista. -Gracias Lolo. Gracias por salvarme le vida -grité.
$^7$Este texto y sus preguntas solo fueron utilizados en el estudio piloto y no se publicaron datos sobre niveles de comprensión ni porcentajes de aciertos.
$^8$Adaptado de Dolphin Treasure de Waybe Grover e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers Nueva York 1996. Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Por qué dice Marcos "tenemos que subir el ancla y marcharnos"?
Alternativas
A) Porque se acercaba una gran tormenta.
B) Porque quería buscar a Lolo.
C) Porque la cadena pesaba demasiado.
D) Porque el aire duraría solo $45$ minutos.
Respuesta
A
Se actualizará pronto.
Delfín al rescate
Enunciado
DELFIN AL RESCATE$^7$
Wayne Grover$^8$
Hoy Marcos y yo estuvimos a punto de no ir a bucear para buscar tesoros. Parecía que iba a haber mal
tiempo aunque se veían rayos de sol entre las nubes. Marcos conoce el tiempo de la costa mejor que nadie y no le gustaba lo que veía mientras navegaba el barco mar adentro.
Yo observaba el agua en todas direcciones buscando a mi amigo el delfín. Le había salvado la vida al sacarle un anzuelo grande que se le había clavado en la cola cuando era una cría. Le puse el nombre de Lolo y desde entonces ha sido mi compañero submarino.
Hace tiempo cuando descubrí los restos de un viejo barco español que había naufragado Lolo estaba nadando a mi lado. Estaba a unos cinco kilómetros de la costa y a veinte metros de profundidad. Lolo también estaba vigilando cada uno de mis movimientos cuando por primera vez encontré una moneda de oro. Dejé escapar un grito de alegría: -¡Yupi!
Y Lolo añadió su clic-clic ese sonido típico de los delfines. Hasta hoy solo hemos encontrado unas cuantas monedas de oro pero ¡Es toda una aventura!
-Se acerca mucha lluvia y también bastante viento -dijo Marcos mientras se asomaba desde la proa
del barco que subía y bajaba. Yo me preguntaba si mi delfín vendría en un día tan tormentoso como este pero en el mar agitado no se veía ninguna aleta. Entonces sentí la primera inquietud.
-Hemos llegado. Lanza el ancla -gritó Marcos. Me puse el traje de buceo y la botella de oxígeno que tenía aire para cuarenta y cinco minutos y me lancé al mar. Bajé y bajé hasta que divisé el fondo del océano. Habían pasado casi treinta minutos y solo había conseguido ver rocas y más rocas. Echaba de menos los curiosos ojos de Lolo observándome. Justo cuando el indicador de reserva de aire señalaba que
era el momento de salir a la superficie vi un brillo de metal. ¡Eran varias argollas de una cadena de oro! Tiré de ella con suavidad y centímetro a centímetro medio metro de cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces se quedó enganchada.
Mi reserva de aire se estaba agotando. Tenía que salir a la superficie inmediatamente. Intenté una vez más tirar de la cadena para soltarla pero estaba agarrada muy fuerte.
Cuando salí a la superficie Marcos agitaba los brazos con desesperación. Antes de que pudiera contarle lo que había
encontrado me dijo: -¡Tenemos que subir el ancla! Avisaron de fuertes ráfagas de lluvia y viento. ¡Hay que irse!
-Marcos espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilogramos pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
-Tienes razón Marcos ¿pero qué pasa con nuestro tesoro? respondí yo enfadado. Me pondré otra botella de oxígeno y volveré a sumergirme para soltar la cadena.
El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento rugía y la lluvia nos golpeaba en la cara.
-De acuerdo -aceptó Marcos- las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos pero ni uno más.
Salté al agua y me sumergí hasta el fondo. Allí estaba. La cadena parecía una serpiente de oro enrollada en su cama marina. Me puse a excavar cada vez más. Parecía que no se acababa nunca. Era una carrera contra el tiempo. Tenía que soltar la cadena y regresar. Miré mi reloj. Habían pasado cuatro minutos. Quizá las inmensas olas ya hubieran arrastrado el barco.
En aquel momento mis dedos tocaron algo diferente: del extremo de la cadena colgaba un medallón con rubíes incrustados. La cadena entera medía algo más de un metro y tenía diamantes cada cinco argollas; era increíblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazo izquierdo el corazón me golpeaba en el pecho a causa de la emoción. Probablemente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro pero el tiempo se me había acabado. Tenía que salir a la superficie.
Cuando salí las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. ¡El barco había desaparecido! Me encontraba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tormenta. Las nubes eran tan negras que parecía de noche. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Llovía tanto que no conseguía saber en qué dirección estaba la costa.
Durante horas luché por mantenerme a flote esforzándome por respirar mientras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo agotado y congelado de frío me di cuenta de que aquel podía ser mi último día en el mundo. Y eso ¿por qué?
Por un ancla de oro que me arrastraría hasta el fondo.
Estaba tan cansado que apenas podía moverme. La angustia me invadía. Con la mano derecha toqué la cadena que seguía enrollada en mi brazo izquierdo. La desenrollé abrí la mano y dejé que la joya se deslizara lentamente hacia el fondo de vuelta a su cama marina donde había permanecido durante casi trescientos años.
-¡Auxilio! -grité en la oscuridad. -¡Que alguien me ayude! -grité aun sabiendo que nadie me oiría
¡Plof! ¡Plof! De repente el agua reventó a mí alrededor produciendo un fuerte ¡Bum! Entonces oí el sonido más placentero que jamás podré escuchar. Era el sonido de un delfín.
-¿Eres tú Lolo? -susurré. Me sentía tan cansado que apenas podía mover los brazos pero conseguí agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejó escapar un animado canturreo y empezó a nadar despacio arrastrándome por el agua durante horas.
Yo pensaba: "¿Quién se va a creer esto?" Ni yo mismo me creía lo que estaba sucediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude oír cómo rompían las olas. Lolo me llevó hasta la playa y dejé caer las piernas. Toqué el suelo con los pies. Estaba a salvo.
Lolo flotaba cerca de mí y susurraba su alegre canto de delfín. Le debía la vida que de una manera
absurda yo había arriesgado por una cadena de oro. Se dio la vuelta y nadó mar adentro sumergiéndose hasta que lo perdí de vista. -Gracias Lolo. Gracias por salvarme le vida -grité.
$^7$Este texto y sus preguntas solo fueron utilizados en el estudio piloto y no se publicaron datos sobre niveles de comprensión ni porcentajes de aciertos.
$^8$Adaptado de Dolphin Treasure de Waybe Grover e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers Nueva York 1996. Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
Al final de la historia ¿cómo llegó el buzo a la playa?
Alternativas
A) Nadó hasta la orilla él solo.
B) Lolo lo arrastró hasta allí.
C) Marcos lo llevó en su barco.
D) Las olas lo llevaron hasta la orilla.
Respuesta
B
Se actualizará pronto.
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
.
Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Por qué sacaron el pedazo de greda del baúl finalmente?
Alternativas
A) Todos los demás terrones de greda se habían sacado del baúl.
B) Se encontraba muy por encima de otros pedazos de greda.
C) El niño eligió ese pedazo porque le gustó más que ninguno.
D) La profesora le ordenó al niño que utilizara ese pedazo.
Respuesta
A
La clave para responder esta pregunta se encuentra en el siguiente fragmento, ubicado dentro de los primeros párrafos del texto: "Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!". Como puede observarse, los niños ya habían sacado todos los trozos de greda que habían, siendo nuestro protagonista la última en salir. Por lo tanto, podemos afirmar que logró salir del baúl debido a que ya no quedaban más trozos de greda, es decir, habían sacado todos los demás terrones. Por lo tanto, la alternativa correcta es A.
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
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Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
Según el cuento leído, ¿qué descuido hizo el niño?
Alternativas
A) Dejó greda sobre la máquina giratoria del alfarero.
B) Hizo girar la rueda a toda velocidad.
C) Dejó la greda junto a la ventana.
D) Amasó y presionó la greda.
Respuesta
C
La clave para responder esta pregunta se encuentra en el siguiente fragmento, ubicado dentro de los párrafos intermedios del texto: "El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro". Como puede observarse, el niño dejó el trozo de greda junto a la ventana, lo que hizo que le llegara viento, facilitando su secado, lo que ponía en peligro a la greda. Así, se puede considerar a este acto como un descuido, ya que lo debía hacer era volver a ubicarlo dentro del baúl. Por lo tanto, la alternativa correcta es C.
El pequeño pedazo de greda
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EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
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Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Cómo se sintió el pedazo de greda justo después de que el niño se marchara del taller?
Alternativas
A) Satisfecho.
B) Asustado.
C) Enfadado.
D) Orgulloso.
Respuesta
B
La clave para responder esta pregunta se encuentra en el siguiente fragmento, ubicado dentro de los párrafos intermedios del texto: "El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado". Por lo tanto, podemos afirmar que el pedazo de greda se sintió asustado por el peligro en el que se encontraba, dejando de lado las emociones positivas que tenía tras haber sido escogido y utilizado por el niño. Por lo tanto, la respuesta correcta es B.
El pequeño pedazo de greda
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EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
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Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Qué palabras de la historia demuestran que la niña sabía lo que quería hacer?
Alternativas
A) "Los dedos de la niña eran como una bendición".
B) "La niña vio el pedazo de greda".
C) "La niña toma con delicadeza el antiguo pedazo de greda".
D) "Sus manos se movían con una idea determinada".
Respuesta
D
La clave para responder esta pregunta se encuentra en el siguiente fragmento, ubicado dentro de los últimos párrafos del texto: "La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.". Por lo tanto, podemos afirmar que la niña ya sabía qué haría con el pedazo de greda, dándole, incluso, forma y mango. De esta manera, la respuesta correcta es D.
El pequeño pedazo de greda
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EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
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Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
La autora del cuento escribe sobre el pedazo de greda como si este fuera una persona. ¿Qué imaginas que intenta la autora?
Alternativas
A) Mostrar lo que se siente al estar bajo la lluvia.
B) Mostrar lo que podría sentir un pedazo de greda.
C) Mostrar lo que se siente al trabajar la greda.
D) Mostrar lo que se siente al crear algo con tus propias manos.
Respuesta
B
A lo largo del cuento, la autora, a través del narrador omnisciente, nos cuenta lo que piensa y siente el pedazo de greda, lo que nos permite conocer tanto sus sueños como sus temores. Este recurso permite, además, que el lector pueda sentirse identificado con el personaje del relato, haciendo que el vínculo sea más estrecho. Por lo tanto, la alternativa que logra transmitir esta intencionalidad de la autora es la opción B: Mostrar lo que podría sentir un pedazo de greda. El resto de las alternativas se descartan pues el foco está en otras personas (Ejemplo, los niños: alternativa C y D).
El pequeño pedazo de greda
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EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
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Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Cuál es el mensaje principal de esta historia?
Alternativas
A) Es tan fácil modelar a las personas como a la greda.
B) En el mundo existe mucha infelicidad y miedo.
C) Todo resulta mejor cuando se tiene un propósito determinado.
D) La alfarería es la mejor manera de hacer el bien en el mundo.
Respuesta
C
Como puede apreciarse tanto en el trozo de greda como en la niña, todo mejora cuando se tiene un propósito determinado. Por ejemplo, la vida del trozo de greda mejoró cuando encontró un propósito, una función que cumplir (ser una taza). De igual forma, el trabajo de la niña mejoró cuando tenía claro la finalidad de sus acciones (crear una taza con la greda), haciendo que su trabajo fuese bastante bueno. Diferente es el caso del niño quien, sin un propósito claro ni aparente, simplemente jugó con la greda y se fue, haciendo que esta última sufriera de miedo y tristeza. Por ello, la alternativa correcta es C: Todo resulta mejor cuando se tiene un propósito determinado.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
¿Por qué pensó Tomás que, después de todo, podía ser un verano genial?
Alternativas
A) Le gustaba jugar en la calle.
B) Estaba entusiasmado con el plan de su padre.
C) Había hecho un nuevo amigo.
D) Quería probar la torta para enemigos.
Respuesta
B
Como puede observarse en uno de los párrafos intermedios del relato, Tomás había recuperado el ánimo, pues sabía que su padre lo estaba ayudando a vencer a su nuevo enemigo. Lo anterior se desprende del siguiente fragmento: "Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.". En otras palabras, estaba contento porque su padre se encontraba haciendo la torta con la que alejaría a su nuevo vecino y enemigo: Jaime. Por tanto, la respuesta correcta es B.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
¿Por qué fue Tomás a la casa de Jaime?
Alternativas
A) Para invitar a Jaime a desayunar.
B) Para pedir a Jaime que dejara en paz a Esteban.
C) Para invitar a Jaime a jugar.
D) Para pedir a Jaime que fuera su amigo.
Respuesta
C
Como puede observarse en los párrafos intermedios del relato, Tomás va a la casa de Jaime con la intención de invitarlo a jugar y, así, hacerlo caer en la futura trampa, la cual implica que Jaime coma la torta para enemigos. Lo anterior se desprende del siguiente fragmento: "-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo. Por supuesto que lo estaba.". De esta manera, comprendemos que el padre convenció a Tomás para que fuera a jugar con él y, luego, invitarlo a comer. Por lo tanto, la respuesta correcta es C.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
Durante la cena, ¿por qué Tomás empezó a pensar que él y su padre debían olvidarse de la torta para enemigos?
Alternativas
A) Tomás no quería compartir el postre con Jaime.
B) Tomás no creía que la torta para enemigos fuera a funcionar.
C) A Tomás le empezaba a caer bien Jaime.
D) Tomás quería que la torta para enemigos fuera un secreto.
Respuesta
C
Como puede observarse en los párrafos finales del relasto, Tomás había empezado a llevarse bien con Jaime, esto tras jugar toda la tarde y, luego, compartir la cena juntos en casa. Lo anterior puede desprenderse del siguiente fragmento: "Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.". Es más, luego de comer, Tomás trató de decirle a su padre que ya no era necesaria la torta para enemigos, pero este último la sirvió igual, haciendo pensar a Tomás que no había entendido el mensaje. Por todo lo anterior, podemos afirmar que la respuesta correcta es C.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
¿Cómo se sintió Tomás cuando su padre le sirvió a Jaime un pedazo de torta para enemigos?
Alternativas
A) Asustado.
B) Satisfecho.
C) Sorprendido.
D) Molesto.
Respuesta
A
Como se puede observar en los últimos párrafos del relato, Tomás se sentía muy asustado al momento de ver llegar la torta para enemigos, esto porque se había dado cuenta que Jaime era un buen niño, se llevaban bien e, incluso, podía considerarlo su amigo. Lo anterior se desprende del siguiente fragmento: "Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!". Por lo tanto, la respuesta correcta es A.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
¿Cuál era el secreto final que mantuvo el padre sobre la torta para enemigos?
Alternativas
A) Que era una torta normal.
B) Que era una torta comprada.
C) Que era su plato favorito.
D) Que era una torta envenenada.
Respuesta
A
Como podemos interpretar del relato, el padre, desde siempre, tenía la intención de preparar una torta normal. Para mantener el secreto hasta el final, no le dijo a su hijo cuáles eran los ingredientes, esto para que pensara que era una torta especial. Incluso, el padre rechazó los ingredientes que Tomás le llevó (piedras y gusanos), ya que el padre quería que la torta quedara sabrosa para que su hijo pudiese disfrutarla junto a Jaime. En definitiva, todo fue un plan del padre para que su hijo pudiese conocer mejor a su nuevo vecino y, así, romper el prejuicio que lo hacía pensar que este era su enemigo. Por lo tanto, la alternativa correcta es A.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
Lee la siguiente frase del cuento y responde la pregunta correspondiente.
"Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana." |
¿Qué sugiere esta frase sobre los niños?
Alternativas
A) Aún son grandes enemigos.
B) No les gusta jugar en casa de Tomás.
C) Querían comer más torta para enemigos.
D) Podrían ser amigos en el futuro.
Respuesta
D
Como puede desprenderse tanto de la frase como del relato completo, Jaime dejó de ser considerado un enemigo por Tomás, esto tras jugar toda la tarde juntos y darse cuenta que tienen más cosas en común de lo que pensaba. Además, en el relato, se indica que Tomás ya consideraba a Jaime su amigo, razón por la que no quería que probara la torta para enemigos. De esta manera, es posible sugerir que tanto Jaime como Tomás podrían ser amigos en el futuro, incluso, inmediato. Así, la respuesta correcta es D.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -, dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento.
Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era bastante tonto ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -, gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -, gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado -, dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza -, dijo otro.
-¡Esto es terrible! -, dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo! -, gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos.
-Ya sé lo que vamos a hacer -, dijo el ratón anciano. - Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente, el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente, los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.

Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Por qué sonrió Ramón cuando vio que no había ratones en las ratoneras?
Alternativas
A) Decidió reír para ocultar su enojo frente a los ratones.
B) Tenía un plan a largo plazo para atraparlos.
C) Estaba muy confundido y nervioso.
D) Entendió que había puesto incorrectamente las trampas.
Respuesta
B
Para encontrar la respuesta, se requiere realizar una interpretación apropiada de la reacción de Ramón, esto dentro del contexto global de la historia. De esta manera, podemos afirmar que Ramón no estaba sorprendido por las ratoneras vacías, esto porque Ramón tenía la intención de llevar a cabo un plan más elaborado para atrapar a los ratones. En este caso, el plan consistía en confundirlos día a día, logrando, al final, que los ratones se desmayaran por estar tanto tiempo patas arriba. Lo anterior se justifica con citas tales como "Tenía un plan para engañar a los ratones y librarse de ellos." o "Sabía que no irían por el queso la primera noche". Así, la respuesta correcta es B.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -, dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento.
Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era bastante tonto ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -, gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -, gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado -, dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza -, dijo otro.
-¡Esto es terrible! -, dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo! -, gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos.
-Ya sé lo que vamos a hacer -, dijo el ratón anciano. - Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente, el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente, los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.

Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
Durante la segunda noche, ¿dónde pensaban los ratones que estaban parados y qué decidieron hacer alrespecto?
Alternativas
A) Imaginaban estar en el suelo y decidieron estar boca abajo.
B) Creían estar fuera de la casa y decidieron ingresar a ella retrocediendo.
C) Sospechaban que estaban en una trampa y decidieron regresar a sus agujeros.
D) Pensaban que estaban en el techo y decidieron ponerse patas arriba.
Respuesta
D.
Para encontrar la respuesta correcta, es necesario conectar la información procedente de diferentes partes del texto, esto para demostrar una comprensión completa acerca de la reacción de los ratones. En primer lugar, se menciona en los párrafos finales del texto que "Los ratones pensaban que estaban parados en el techo." y que luego, gracias a la idea del ratón más anciano, todos se pusieran boca abajo (patas arriba), esto para acomodarse a su nueva posición. Por lo tanto, la respuesta correcta debe ser D.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -, dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento.
Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era bastante tonto ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -, gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -, gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado -, dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza -, dijo otro.
-¡Esto es terrible! -, dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo! -, gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos.
-Ya sé lo que vamos a hacer -, dijo el ratón anciano. - Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente, el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente, los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.

Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Cuál de las siguientes alternativas corresponde a una frase que demuestra el pánico que sintieron los ratones?
Alternativas
A) "¡Que alguien haga algo, rápido!"
B) "¡Mira ahí arriba!"
C) "Esto realmente está llegando demasiado lejos."
D) "Ya sé lo que vamos a hacer."
Respuesta
A
Para encontrar la respuesta correcta, es necesario identificar la frase apropiada de la historia a través de la cual se deduce el pánico que sintieron los ratones. Dentro de las opciones, la frase que mejor da cuenta del miedo de los roedores es la alternativa A: "¡Que alguien haga algo, rápido!", esto porque se logra comprender que se necesita actuar con velocidad ante un hecho que les está provocando incomodidad y, en este caso, miedo. Se descarta la alternativa C, ya que esta frase corresponde a algo dicho por Ramón.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -, dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento.
Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era bastante tonto ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -, gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -, gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado -, dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza -, dijo otro.
-¡Esto es terrible! -, dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo! -, gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos.
-Ya sé lo que vamos a hacer -, dijo el ratón anciano. - Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente, el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente, los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.

Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Dónde puso Ramón los ratones cuando los recogió del suelo?
Alternativas
A) En una trampa de ratones.
B) En un canasto.
C) En una silla.
D) En un enorme trozo de queso.
Respuesta
B
Para encontrar la respuesta correcta, es necesario identificar con precisión la acción llevada a cabo por Ramón al momento de recoger a los ratones que se encontraban desmayados. En este caso, particularmente en los párrafos finales del texto, se indica explícitamente que Ramón puso los ratones en un canasto: "Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente, el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente, los recogió y los metió en un canasto." Por lo tanto, la alternativa correcta es B.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -, dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento.
Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era bastante tonto ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -, gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -, gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado -, dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza -, dijo otro.
-¡Esto es terrible! -, dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo! -, gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos.
-Ya sé lo que vamos a hacer -, dijo el ratón anciano. - Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente, el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente, los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.

Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Por qué fue fácil engañar a los ratones?
Alternativas
A) Ramón sabía que los ratones confiaban ciegamente en el más anciano de ellos.
B) Los ratones confiaban en ser capaces de vencer a Ramón porque eran más que él.
C) Los ratones pensaban que Ramón no sabía lo que estaba haciendo.
D) Ramón siguió las instrucciones que le dio el exterminador de ratones.
Respuesta
C
Para encontrar la respuesta correcta, es necesario hacer una interpretación acerca del comportamiento de los ratones frente a las acciones realizadas por Ramón. Particularmente, durante la primera noche, se puede observar lo siguiente en el relato: "Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda." Lo que viene acompañado de la siguiente afirmación "Después de todo, era bastante tonto ratoneras en el techo.". Por lo tanto, podemos afirmar que los ratones pensaban que Ramón no sabía lo que estaba haciendo, pues cometía errores tales como poner las trampas en el techo. Gracias a esto, durante la segunda noche, los ratones quedaron confundidos, facilitando que estos cometieran el error de ponerse patas arriba. Así, con suma facilidad, Ramón solo tardó dos noches en atraparlos, confirmando que la alternativa correcta es C.
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
.
Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Por qué permaneció el pedazo de greda en el interior del baúl durante tanto tiempo?
Alternativas
A) Tenía miedo de salir del baúl.
B) Usaban la greda que estaba afuera del baúl.
C) Estaba ubicado en un rincón del baúl.
D) Sufría de burlas por las otras gredas del baúl.
Respuesta
C
Para lograr la respuesta, se realiza una inferencia adecuada sobre la difícil situación inicial del pedazo de greda, demostrando comprensión acerca de que no estaba tan accesible como el resto de la greda. Puede centrarse en el hecho de que estaba en el fondo o en un rincón del baúl.
Ejemplo:
− Porque estaba en el fondo.
O bien puede centrarse en que siempre se utilizaba antes la otra greda.
Ejemplo:
− Porque la gente usaba la otra greda.
Por ello, la alternativa correcta es C.
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
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Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
Al comienzo de la historia, ¿qué deseaba el pedazo de greda?
Alternativas
A) Evitar quedarse seco por falta de humedad.
B) Permanecer la mayor cantidad de tiempo en el bául.
C) Salir al patio a jugar con todos los niños y niñas.
D) Ser escogido por alguien para transformarse en un objeto.
Respuesta
D
Para lograr la respuesta, se hace una inferencia adecuada de los sentimientos del pedazo de greda al comienzo del cuento, demostrando que el pedazo de greda deseaba ser utilizado igual que el resto de la greda del baúl (deseo a corto plazo).
Ejemplo:
− Que lo eligieran.
O bien puede centrarse en las consecuencias de ser utilizado igual que el resto de la greda (deseo a largo plazo) y tener un uso o una meta o sentirse realizado.
Ejemplo:
− Que lo convirtieran en un objeto y lo usaran mucho.
Por lo tanto, la respuesta correcta es D.
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
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Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
El niño puso al pedazo de greda en peligro. ¿Cuál era ese peligro?
Alternativas
A) Ser manipulado por un niño agresivo.
B) Perder humedad y endurecerse
C) Olvidar cómo regresar al baúl por su cuenta.
D) Convertirse en un objeto feo y frágil.
Respuesta
B
La respuesta correcta integra ideas del cuento para interpretar la naturaleza del peligro para el pedazo de greda, mostrando que el peligro estaba en el riesgo que la greda tenía de secarse o endurecerse. (También se acepta que el alumno interprete que la greda estaba en peligro de muerte).
Ejemplo:
− El peligro para el pedazo era que pudiera secarse.
Por ello, la respuesta correcta es B.
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
EL PEQUEÑO PEDAZO DE GREDA
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-Ha llegado mi oportunidad-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.

El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol le golpearon con fuerza y el viento de la noche le azotó hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Enormes gotas de lluvia se colaron con fuerza por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y para cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de toallas-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Es una pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con los nudillos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos agarrones y ya tenía un mango.

-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora reside en un estante de la cocina junto a otras tazas platillos y tazones. Cada pieza es diferente y algunas de ellas son preciosas.
-¡A desayunar! -, llama la madre mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
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Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
¿Qué hecho maravilloso ocurrió después de que el pedazo de greda hubiera permanecido mucho tiempo junto a la ventana?
Alternativas
A) Recuperó su humedad gracias a la lluvia.
B) Se convirtió en una pequeña taza.
C) Se transformó en una bella roca.
D) Perdió el equilibrio y rodó hacia el baúl.
Respuesta
A.
La respuesta demuestra comprensión total de los acontecimientos del cuento, esto en relación a la recuperación del pedazo de greda, especificando que la lluvia que entró por la ventana fue el hecho maravilloso. Además, la respuesta explica que la lluvia humedeció de nuevo a la greda, o bien, evitó que se endureciera.
Ejemplo:
− El suceso maravilloso fue la lluvia porque humedeció la greda.
El cuervo y la jarra
Enunciado
El cuervo y la jarra
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Lee y responde:
¿Crees que el cuervo actuó con inteligencia? ¿Por qué?________________________________________________________________________________
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Describe un problema que te haya costado resolver. ¿Qué hiciste? ¿Cómo te sentiste antes de encontrar la solución? ¿Y cómo te sentiste después que lo resolviste?
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¿Cuál crees tú que es la enseñanza o moraleja de esta fábula?
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Alternativas
Respuesta

Autor: Recursos Docentes
El cuervo y la jarra
Enunciado
El cuervo y la jarra
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Lee y responde:
¿Qué problema tuvo el cuervo?
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¿Cómo lo resolvió?
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¿Cuál es la enseñanza o moraleja de esta fábula?
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Alternativas
Respuesta

Autor: Recursos Docentes
El mosquito
Enunciado
La historia del mosquito
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Responde:
1. ¿Qué animales se despertaron por culpa del mosquito? Escríbelos en orden de aparición, desde el primero al último.
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2. Señala dos acciones que hizo el hombre en la carretera.
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3. ¿Cómo espantó el niño a los jabalíes?________________________________________________________________________________
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4. Completa el siguiente cuadro utilizando la información presente en el texto:
¿Qué hizo cada animal después que el niño espantó a los jabalíes? | |
La comadreja | |
La liebre | |
Los grajos | |
Los jabalíes | |
El mosquito |
5. ¿Por qué crees que todos huían del mosquito?
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6. ¿Te han picado alguna vez los mosquitos? ¿Cuándo? ¿Dónde? Cuenta tu experiencia.
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Alternativas
Respuesta

El precio del humo
Enunciado
El precio del humo Un día, un campesino fue a la ciudad a vender los productos de su cosecha. De regreso a casa, entró en una posada a descansar un rato. Como era día de mercado, la posada se encontraba llena de gente. |
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Mientras el posadero se alejaba, el campesino fijó sus ojos en una pieza que estaba asándose en la chimenea y que desprendía un olor delicioso. ¡Cuánto le gustaría comer un poco de aquella carne! Pero... ¡quién sabe cuánto costaba!
Al cabo de un rato, el posadero regresó con el pan y con el jarrillo de vino. El campesino empezó a comer sin apartar los ojos del asado ... ¡olía tan bien! De pronto, tuvo una idea. Se levantó con el pan en la mano y se acercó al fuego. Colocó el pan sobre el humo que desprendía el asado y esperó unos minutos. Cuando el pan se impregnó bien de aquel olor suculento, lo retiró del fuego y se dispuso a comer. Pero al ir a morderlo oyó una voz que gritaba:
-Te crees muy listo, ¿verdad? Intentabas engañarme, pero tendrás que pagar lo que me has robado.
Los gritos del posadero despertaron la curiosidad de la gente. Las conversaciones se interrumpieron y todo el mundo miró hacia los dos hombres.
-Yo ... yo no te he quitado nada. Te pagaré el pan y el vino-dijo el campesino.
-Sí, claro... ¿y el humo, qué? ¿Acaso no piensas pagarlo?
El campesino, sin salir de su asombro, intentaba defenderse.
-El humo no vale nada, pensé que no te importaría...
-¿Cómo que el humo no vale nada? Todo lo que hay en esta posada es mío, Y quien lo quiera, debe pagar por ello.
En ese momento, un noble que se encontraba comiendo en la posada, con otros ilustres caballeros, intervino en la discusión:
-¡Cálmate posadero! ¿Cuánto pides por el humo?
-Me conformo con cuatro monedas -respondió satisfecho el posadero.
El pobre campesino exclamó preocupado:
-¡Cuatro monedas! Es todo lo que he ganado hoy.
Entonces, el noble se acercó al campesino y le dijo algo en voz baja. El campesino abrió su bolsa y le dio sus cuatro monedas al caballero.
-Escucha, posadero - dijo el noble haciendo sonar en su mano las cuatro monedas. -Ya estás pagado.
-¿Cómo que ya estoy pagado? ¡Dadme las monedas!
¡Clin, clin! sonaban las monedas en la mano del noble.
-¿Las monedas? -preguntó el noble. -¿Acaso se comió la carne el campesino? Él sólo cogió el humo.
Pues para pagar el humo del asado bastará con el ruido de las monedas. Y ante las risas de todos, el posadero no tuvo más remedio que volver a su trabajo y dejar marchartranquilamente al campesino.
1. Completa el siguiente cuadro con la información que te proporciona el texto leído

2. ¿Por qué entró el campesino a la posada?
_______________________________________________________________________________
3. ¿Qué idea se le ocurrió al campesino para probar la carne?
_______________________________________________________________________________
4. ¿Quién pretendía engañar a quién? ¿Para qué?
_______________________________________________________________________________
5. ¿Qué pidió el posadero por el humo?
_______________________________________________________________________________
6. ¿Por qué crees tú que la gente se rió del posadero?
_______________________________________________________________________________
7. Finalmente, ¿cómo se solucionó el conflicto?
_______________________________________________________________________________
8. ¿Estás de acuerdo con la forma en que se resolvió el conflicto? ¿Por qué?
_______________________________________________________________________________
9. Si tú fueras el campesino, ¿qué le habrías dicho al posadero?
_______________________________________________________________________________
10. ¿Has sentido alguna vez que te quieren engañar? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo?
_______________________________________________________________________________
Alternativas
Respuesta
Autor: Recursos Docentes
El rey mocho
Enunciado
Lee el texto y contesta las preguntas 1 a 11, marcando una X en la alternativa correcta.
El rey mocho

En un pequeño pueblo había un rey a quien le faltaba una oreja. Pero casi nadie lo sabía. Siempre tenía puesta su larga peluca de rizos negros. La única persona que conocía su secreto era su amigo, el viejo peluquero del palacio, quien debía cortarle el cabello una vez al mes. Entonces, se encerraba con el rey en la torre más alta del castillo.
Un día el viejo barbero se enfermó; dos semanas después, murió.
El rey no tenía quién le cortara el cabello. Pasaron dos y tres días; dos y tres semanasy ya su cabello comenzaba a asomar por debajo de la peluca.
El rey comprendió entonces que debía buscar un nuevo peluquero. Bajó a la plaza en día de mercado y pegó un cartel frente a un lugar en donde se vendían las manzanas más sabrosas:
"EL REY BUSCA PELUQUERO joven, hábil y discreto." |
Esa noche llegó al palacio un joven peluquero y cuando empezó a cortarle el pelo, descubrió que el rey era mocho de una oreja.
"Si lo cuentas", le dijo el rey con mucha seriedad, "te mando matar".
El nuevo peluquero salió del palacio con este gran secreto. "El rey es mocho", pensaba, "y no puedo decirselo a nadie; es un secreto entre el rey y yo''. Pero no podía dejar de pensaren el secreto y tenía ganas de contárselo a todos sus amigos.
Cuando sintió que el secreto ya iba a estallarle por dentro, corrió a la montaña y abrió un hoyo en la tierra. Metió la cabeza en el agujero y gritó: iEL REY ES MOCHO! Tapó el hueco con tierra y así enterró el secreto. Por fin se sintió tranquilo y bajó al pueblo.
Pasó el tiempo y en ese lugar creció una linda planta de caña. Un muchacho que cuidaba cabras pasó por allí y cortó una caña para hacerse una flauta.
Cuando estuvo lista la sopló y la flauta cantó: "El rey es mocho, no tiene oreja, por eso usa, peluca vieja".
El muchacho estaba feliz con esta flauta que cantaba con sólo soplarla. Cortó varias cañas, preparó otras flautas y bajó al pueblo a venderlas.
Cada flauta, al soplarla, cantaba: "El rey es mocho, no tiene oreja, por eso usa, peluca vieja". Y todo el pueblo se enteró de que al rey le faltaba una oreja.
El rey se puso muy rojo y muy bravo, subió a la torre y se encerró un largo rato. Pensó, pensó, pensó..., luego bajó, se quitó la peluca y dijo: "la verdad es que las pelucas dan mucho calor". Y sólo se la volvió a poner en época de carnaval.
Anónimo
1. ¿Cada cuánto tiempo el rey se cortaba el pelo?
A) Cada tres días.
B) Una vez al mes.
C) Cada dos semanas.
D) Cada tres semanas.
2. El muchacho que hizo las flautas:
A) Sabía peluquería.
B) Sabía cantar.
C) Era pastor.
D) Era poeta.
3. En el texto se dice que "el rey se puso muy bravo". ¿Qué significa "bravo" en esta situación?
A) Que se avergonzó.
B) Que se encerró.
C) Que se asustó.
D) Que se enojó.
4. ¿Cómo era el viejo peluquero?
A) Enfermizo.
B) Discreto.
C) Amistoso.
D) Confiado.
5. ¿Qué le sucedió al nuevo peluquero cuando enterró el secreto?
A) Se sintió más tranquilo.
B) Se alegró de que la tierra lo supiese.
C) Estaba feliz pues ahi crecería una planta de caña.
D) Quedó preocupado pues se le podría olvidar el secreto.
6. ¿En qué orden ocurren los siguientes hechos?
A) Un joven peluquero descubre que al rey le falta una oreja. / Nadie lo sabe. / Una flauta canta este secreto. / Al rey no le Importa mostrarse sin una oreja.
B) Nadie sabe que al rey le falta una oreja. / Un joven peluquero lo descubre. / Una flauta canta este secreto. / Al rey no le importa mostrarse sin una oreja.
C) Una flauta canta que al rey le falta una oreja / Un joven peluquero lo descubre / Nadle sabe este secreto / Al rey no le Importa mostrarse sin una oreja.
D) Un joven peluquero descubre que al rey le falta una oreja. / Nadie lo sabe./ Al rey no le importa mostrarse sin una oreja./ Una flauta canta este secreto.
7. Este texto se escribió principalmente para:
A) contar un hecho interesante.
B) enseñar cómo hacer flautas.
C) informar al lector sobre los reyes.
D) entretener al lector con una historia.
8. ¿Con qué frase empieza el segundo párrafo de este texto?
A) En un pequeño...
B) Un día el viejo...
C) El rey comprendió ...
D) Siempre tenía puesta...
9. ¿Dónde le cortaban el pelo al rey?
A) En el dormitorio del palacio.
B) En el comedor del castillo.
C) En la torre más alta.
D) En la peluquería.
10. El joven peluquero entierra el secreto para:
A) convencerse de que es capaz de esconderlo bajo tierra.
B) demostrar que es capaz de guardar un secreto.
C) aliviarse al gritar el secreto dentro del hoyo.
D) imaginar que el secreto se convertirá en planta.
11. ¿Qué quiso decir el rey con la frase "la verdad es que las pelucas dan mucho calor"?
A) Que ya no le importaba que todos conocieran su secreto y lo vieran mocho.
B) Que las pelucas son graciosas y por eso las usaría tan solo como disfraz.
C) Que de ahora en adelante, aceptaría la opinión de los demás.
D) Que se sofocaba de calor los días de verano.
Alternativas
Respuesta

Autor: Recursos Docentes
La mesa de la abuela
Enunciado
Érase una vez una débil anciana cuyo esposo había fallecido dejándola sola, así que vivía con su hijo, su nuera y su nieta. Día tras día la vista de la anciana se enturbiaba y su oído empeoraba, y a veces, durante las comidas, las manos le temblaban tanto que se le caían los alimentos de la cuchara y la sopa del tazón. El hijo y su esposa se molestaban al verle botar la comida en la mesa, y un día, cuando la anciana dio vuelta un vaso, decidieron terminar con esa situación. |
![]() Adaptación de un texto |
En tu cuaderno, responde, según el texto:
¿Con quién vivía la anciana del texto? ¿Por qué?
¿Qué problemas de salud tenía ella?
¿Por qué se molestaban su hijo y su esposa?
¿Cómo solucionaron ellos esta situación? ¿Estás de acuerdo con la solución? ¿Por qué?
¿Cómo se sintió la anciana? ¿Cómo te habrías sentido tú en una situación parecida?
¿Quién ayudó a resolver la situación de la anciana? ¿Cómo?
¿Cómo reaccionó el padre al oír lo que construía su hija? ¿Por qué?
¿Qué idea nos transmite el texto?
¿Qué habrías hecho tú si ves que hacen esto con tu abuela?
Alternativas
Respuesta

La princesa y el guisante
Enunciado
La princesa y el guisante Érase una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero tenía que ser con una princesa de verdad. Una noche se desencadenó una terrible tempestad: relámpagos, truenos y una lluvia torrencial. ¡Era espantoso! Alguien llamó a la puerta de palacio y el anciano rey fue a abrir. |
![]() |
Era una princesa quien aguardaba ante la puerta. Pero, ¡Dios mío!, ¡Qué aspecto ofrecía con la lluvia y el mal tiempo! El agua chorreaba por sus cabellos y caía sobre sus ropas, le entraba por la punta de los zapatos y le salía por los talones. Y sin embargo, ¡pretendía ser una princesa verdadera!
"Bien, ya lo veremos", pensó la vieja reina, y sin decir palabra se dirigió a la alcoba, apartó toda la ropa de la cama y colocó un guisante en su fondo; puso después veinte colchones sobre él y añadió todavía otros veinte edredones de plumas.
Allí dormiría la princesa aquella noche.
A la mañana siguiente, le preguntaron qué tal había descansado.
- ¡Oh, terriblemente mal!- respondió la princesa-. Casi no he pegado ojo en toda la noche. ¡Dios sabe qué habría en esa cama! He dormido sobre algo tan duro que tengo el cuerpo lleno de cardenales.
¡Ha sido horrible!
Así se pudo comprobar que se trataba de una princesa de verdad, porque a pesar de los veinte colchones y los veinte edredones de pluma, había sentido la molestia de un guisante. Sólo una verdadera princesa podía tener la piel tan delicada.
El príncipe, sabiendo ya que se trataba de una princesa de verdad, la tomó por esposa. El guisante fue trasladado al Museo del Palacio, donde todavía puede contemplarse, a no ser que alguien se lo haya llevado.
¡Como veréis, ésta sí que es una historia verdadera!
Minidiccionario: guisante: semilla de legumbre que se cría en vainas. alcoba: habitación, dormitorio. edredón: plumón, relleno de plumas. cardenal: mancha amoratada, negruzca o amarillenta de la piel a consecuencia de un golpe u otra causa. |
I. Responde, según el texto leído:
1. ¿Qué clase de princesa buscaba el príncipe? ¿Qué quería decir con eso?
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2. ¿Por qué el príncipe volvió muy triste a su país?
_______________________________________________________________________________
3. ¿Qué pasó en mitad de la tormenta?
_______________________________________________________________________________
4. ¿Para qué fue la princesa al palacio?
_______________________________________________________________________________
5. ¿Parecía el tipo de princesa que estaba buscando el príncipe? ¿Por qué?
_______________________________________________________________________________
6. ¿Cómo fue la prueba que le hicieron a la princesa y cuál era su objetivo?
_______________________________________________________________________________
7. ¿Crees que tú hubieras pasado la prueba? ¿Por qué?
_______________________________________________________________________________
8. ¿Cómo piensas tú que es la vida de las princesas?
_______________________________________________________________________________
9. ¿Te gustaría ser príncipe o princesa? ¿Por qué?
_______________________________________________________________________________
II. Haz una cruz en el personaje que realiza cada una de las siguientes acciones:
Príncipe | Princesa | Reina | Rey | |
Durmió muy mal toda la noche. | ||||
Abrió la puerta. | ||||
Subió al dormitorio sin decírselo a nadie. | ||||
Recorrió el mundo entero. | ||||
Llamó a la puerta de palacio. | ||||
Colocó un guisante en el fondo de la cama. |
III. Une cada parte del cuento con el dibujo que le corresponde:

Alternativas
Respuesta
Autor: Recursos Docentes
El león en la Biblioteca
Enunciado
El león en la biblioteca
Un día apareció un león en la biblioteca. El Señor Mosquera corrió a avisar a la bibliotecaria, la Señora Plácida, pero ella, sin alterarse lo más mínimo y siempre dentro de su estricta apariencia, le dijo que si el león no había quebrantado ninguna de las reglas de la biblioteca, no había motivo para echarle de allí.
El león, después de pasearse por todas las salas, decidió quedarse en el rincón de los cuentos y allí se durmió. Cuando llegó la hora del cuento, la cuentacuentos, muy nerviosa, comenzó a contar los cuentos que tenía preparados para ese día. El león escuchó los cuentos uno tras otro con mucha atención; pero, cuando el último cuento terminó, el león no se conformó como el resto de los niños. Él quería seguir escuchando cuentos, y como no había más, rugió. Entonces la bibliotecaria apareció y le dijo que rugir no estaba permitido en la biblioteca. Si quería seguir allí, debería estar en silencio. Los niños, que ya le habían tomado cariño al león, le preguntaron a la señora Plácida si el león podía quedarse si prometía guardar silencio. La bibliotecaria no vio problema en que el león, calladito, volviera para la hora del cuento. Y así fue. Con el pasar de los días, el león llegaba cada día más temprano, por lo que la señora Plácida decidió que el león podía ayudarle con algunas tareas de la biblioteca.
Knudsen M. Hawkes K. and Dearden C. 2015. León De Biblioteca. 5th ed. Ekaré. Fragmento adaptado
¿Qué decisión tomó la bibliotecaria al ver que el león volvía cada día a la biblioteca?
Alternativas
A) Que el león le ayudara con algunas tareas de la biblioteca.
B) Que el león durmiera solo cuando la biblioteca estuviese vacía.
C) Que el león se quedara unas pocas horas en la biblioteca.
D) Que el león se paseara por la biblioteca libremente.
Respuesta
B
En el último párrafo del cuento se dice: "la bibliotecaria decidió que el león le ayudara con algunas tareas de la biblioteca", esto al ver que volvía cada día al lugar. De esta manera, la alternativa correcta es B.