Objetivos
Objetivos
Objetivos
Grupo: Título del recurso
Priorización 2023-2025: Aprendizajes Basales
LE04 OA 17
Escribir, revisar y editar sus textos para satisfacer un propósito y transmitir sus ideas con claridad. Durante este proceso:
- organizan las ideas en párrafos separados con punto aparte
- utilizan conectores apropiados
- emplean un vocabulario preciso y variado
- adecuan el registro al propósito del texto y al destinatario
- mejoran la redacción del texto a partir de sugerencias de los pares y el docente
- corrigen la ortografía y la presentación.
Clasificaciones
Curso: 4° básico
Asignatura: Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura
Textos Escolares oficiales 2023

Leo Primero 4° Básico, Mineduc, Guía Didáctica Docente Tomo 1

Leo Primero 4° Básico, Mineduc, Guía Didáctica Docente Tomo 2

Lenguaje y Comunicación 4° Básico, Universidad San Sebastián, Texto del estudiante

Lenguaje y Comunicación 4° Básico, Universidad San Sebastián, Cuaderno de actividades

Lenguaje y Comunicación 4° básico, U. San Sebastián, Guía didáctica del docente Tomo 1

Lenguaje y Comunicación 4° básico, U. San Sebastián, Guía didáctica del docente Tomo 2
Actividades de apoyo pedagógico

Evaluación formativa: ¿Cómo hacer una presentación oral clara y cautivadora?

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 4° básico - Período 1

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 4° básico - Período 2

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 4° básico - Período 3

Programa de apoyo compartido: Lenguaje y Comunicación 4° básico - Período 4
Material didáctico
Actividades de evaluación formativa

Evaluación formativa: ¿Cómo hacer una presentación oral clara y cautivadora?
Lecturas
Lecturas sugeridas y bibliografía
Indicadores
Indicadores Unidad 1
- Escriben hechos que se relacionan unos con otros y siguen un orden lógico.
- Separan las ideas en párrafos.
- Utilizan conectores para ordenar el relato.
- Utilizan un vocabulario expresivo y variado, evitando repeticiones.
- Mejoran los textos:
- agregando datos, adjetivos, descripciones o ejemplos para profundizar las ideas
- reescribiendo oraciones que no se comprenden
- Aclaran sus dudas de ortografía a medida que redactan el texto.
- Reescriben sus textos corrigiendo la ortografía literal, acentual y puntual.
- Agregan ilustraciones y dan un formato atractivo para sus lectores
Indicadores Unidad 2
- Desarrollan ideas que tienen relación con el tema.
- Separan las ideas en párrafos.
- Utilizan conectores para relacionar las ideas del texto, como primero, luego, después, entonces, por eso, pero, así, porque, entre otros.
- Utilizan un vocabulario expresivo y variado, evitando repeticiones.
- Mejoran los textos:
- agregando datos, adjetivos, descripciones o ejemplos para profundizar las ideas
- reescribiendo oraciones que no se comprenden
- Aclaran sus dudas de ortografía a medida que redactan el texto.
- Reescriben sus textos corrigiendo la ortografía literal, acentual y puntual.
- Adecuan el formato al propósito del texto para publicarlo.
Indicadores Unidad 3
- Incluyen la información registrada en la organización previa.
- Separan las ideas en párrafos.
- Utilizan conectores para relacionar las ideas del texto, como primero, luego, después, entonces, por eso, pero, así, porque, entre otros.
- Incorporan adecuadamente palabras que aparecen en las fuentes consultadas.
- Mejoran los textos:
- agregando datos, adjetivos, descripciones o ejemplos para profundizar las ideas
- reescribiendo oraciones que no se comprenden
- Aclaran sus dudas de ortografía a medida que redactan el texto.
- Reescriben sus textos, corrigiendo la ortografía literal, acentual y puntual.
- Adecuan el formato al propósito del texto para publicarlo
Incorpora a tu evaluación las preguntas que te interesen pinchando "Agregar pregunta".
A la derecha aparecerá un número que indica la cantidad de preguntas seleccionadas. Pínchalo y podrás visualizarla accede al buscador del Banco de Preguntas
Preguntas
Conectores
Enunciado
La Zarina muerta y los siete guerreros
El Zar se despidió de la Zarina. Emprendía un largo viaje. La Zarina se sentó junto a la ventana a esperar el regreso de su amado esposo. Así pasaban todos los días.
Se cansaron sus ojos de tanto mirar. Sólo veía caer la nieve sobre la blanca llanura. Transcurrieron nueve meses. La víspera de navidad Dios le concedió una hija. Por fin, en la mañana del mismo día llegó el Zar, el viajero tan esperado día y noche. Le miró la Zarina y fue tanta su emoción que, dando un suspiro, murió.
Durante mucho tiempo el Zar estuvo inconsolable.
¿Qué iba a hacer? Después de todo, sólo era un hombre. Transcurrió un año tan rápido como un sueño pasajero. Entonces el Rey volvió a casarse. A decir verdad, la novia se parecía muchísimo a la Zarina. Era alta y delgada, muy blanca, muy inteligente, y poseía valiosas cualidades. Por desgracia, sin embargo, era vana, caprichosa y envidiosa.
Como regalo de boda recibió un espejito que poseía el don de la palabra. La Zarina sólo cuando hablaba con el espejo estaba amable y alegre. Bromeaba con él, y se sentía de buen humor. Solía decirle:
-Luz de mis ojos, dime toda la verdad. ¿No soy, acaso, la más bella, la más gentil y la más encantadora del mundo?
-Por supuesto, Zarina -contestaba el espejo-. Eres la más bella, la más gentil y la más encantadora del mundo.
La Zarina se echaba a reír, empezaba a mover los hombros, a contonearse y chasqueaba los dedos. Luego, con las manos puestas en las caderas daba vueltas en torno del espejo, admirando su propia imagen.
Mientras tanto la hija del Zar crecía y florecía. Era blanca como la nieve. Sus cejas eran negras. Era encantadora. El Príncipe Elissei envió un mensajero para pedir su mano. El Zar dio su consentimiento y se preparó la dote: siete ciudades comerciales y ciento cuarenta palacios.
El día antes de la boda, la Zarina, mientras se vestía, se miró en el espejo y le preguntó:
-¿No soy, acaso, la más bella, la más gentil y la más encantadora del mundo?
-Por supuesto que eres bella -repuso el espejo-, pero la más bella, la más gentil y la más encantadora del mundo es la Princesa.
Alexander Pushkin (fragmento)
¿Qué palabra puede reemplazar la que está marcada en la oración: "El Zar dio su consentimiento y se preparó la dote: siete ciudades comerciales Y ciento cuarenta palacios" sin alterar el sentido del texto?
Alternativas
A) O
B) Más
C) Pero
D) Por supuesto
Respuesta
B
En este caso, lo que debes hacer es leer con cuidado la oración que se presenta, analizarla y comprenderla, para luego, reemplazar el conector "y" por otro que sea igual de adecuado. En este caso, se nos dice que el zar preparó la dote para su hija: siete ciudades comerciales a lo que le debe sumar ciento cuarenta palacios. Por ende, el conector que debe ser utilizado es B) "más", ya que indica que los elementos se van sumando uno tras otro.
Los ratones patas arriba
Enunciado
LOS RATONES PATAS ARRIBA
Roald Dahl
Érase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Ramón. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz.
Cuando Ramón descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron multiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más.
-Esto es demasiado -, dijo. -Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento.
Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó las carnadas de queso cuidadosamente y las dejó preparadas para que se activaran.
Esa noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dándose codazos cariñosos los unos a los otros y señalando hacia arriba con sus patas delanteras riéndose a carcajadas. Después de todo, era bastante tonto ratoneras en el techo.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente y vio que no había ningún ratón atrapado en las ratoneras sonrió pero no dijo nada.
Tomó una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la pegó patas arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisión y la lámpara. Cogió todo lo que había en el suelo y lo pegó patas arriba en el techo. Incluso puso una pequeña alfombra ahí arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todavía estaban bromeando y riéndose de lo que habían visto la noche anterior. Pero esta vez, cuando miraron hacia el techo dejaron de reírse de repente.
-¡Por el amor de Dios! -, gritó uno. -¡Mira ahí arriba! ¡Ahí está el suelo!
-¡Santo cielo! -, gritó otro. -¡Debemos de estar parados en el techo!
-Estoy empezando a sentirme un poco mareado -, dijo otro.
-Toda la sangre se me está subiendo a la cabeza -, dijo otro.
-¡Esto es terrible! -, dijo un ratón anciano de bigotes largos. -¡Esto es realmente terrible! ¡Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
-¡Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo más tiempo! -, gritó un ratón joven.
-¡Yo también!
-¡No lo puedo soportar!
-¡Socorro! ¡Que alguien haga algo, rápido!
Ahora se estaban poniendo histéricos.
-Ya sé lo que vamos a hacer -, dijo el ratón anciano. - Nos pondremos todos cabeza abajo, y así estaremos en la posición adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y después de un largo periodo de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subió al cerebro.
Cuando Ramón bajó a la mañana siguiente, el suelo estaba cubierto de ratones. Rápidamente, los recogió y los metió en un canasto.
Así que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que el mundo está completamente patas arriba, asegúrate de mantener los pies firmes en el suelo.

Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
Conoces a Ramón gracias al cuento leído. Por lo tanto, describe cómo es él y escribe dos frases sacadas del texto que ejemplifiquen su manera de ser.
¿Cómo es Ramón? |
___________________________________________________ ___________________________________________________ ___________________________________________________ |
Frase 1 |
__________________________________________________ ___________________________________________________ ___________________________________________________ |
Frase 2 |
__________________________________________________ ___________________________________________________ ___________________________________________________ |
Respuesta
- Comprensión amplia (3 puntos).
La respuesta muestra comprensión amplia si integra ideas del texto y hace una interpretación de la personalidad de Ramón, describiendo uno o más rasgos de personalidad plausibles. Además, da al menos dos ejemplos de las acciones que lleva a cabo Ramón y que evidencian uno o varios rasgos de su personalidad.
Ejemplo:
− Es listo porque dejó que los ratones se quedaran hasta que hubo demasiados y, entonces, encontró una manera de confundirlos: No dio a los ratones una muerte horrible. Eso significa que piensa en los demás.
- Comprensión satisfactoria (2 puntos).
La respuesta muestra comprensión satisfactoria si interpreta la personalidad de Ramón con apoyo de información del texto, describiendo un rasgo de personalidad plausible. La respuesta proporciona un ejemplo de las acciones de Ramón como prueba.
Ejemplo:
− Ramón no es una persona corriente porque buscó una manera inteligente de atrapar a los ratones.
- Comprensión mínima (1 punto).
La respuesta muestra comprensión limitada de la personalidad de Ramón, describiendo un rasgo admisible que se deduce a través de los sucesos de la historia, pero sin dar ejemplos de las acciones de Ramón como prueba de su personalidad.
Ejemplo:
− Ramón es inteligente.
O bien describe un rasgo de personalidad mencionado en el texto, pero sin dar un ejemplo de las acciones como prueba: feliz pacífico callado. "Pobre" no es aceptable.
Ejemplo:
− Siempre había sido una persona callada y pacífica.
O bien la respuesta menciona una actitud o deseo de Ramón deducida de sus acciones, pero sin citar un rasgo específico de su personalidad.
Ejemplo:
− Le gusta engañar a los ratones de una manera realmente extraña.
Delfín al rescate
Enunciado
DELFIN AL RESCATE
Wayne Grover
Hoy Marcos y yo estuvimos a punto de no ir a bucear para buscar tesoros. Parecía que iba a haber mal tiempo, aunque se veían rayos de sol entre las nubes. Marcos conoce el tiempo de la costa mejor que nadie y no le gustaba lo que veía mientras navegaba el barco mar adentro.

Yo observaba el agua en todas direcciones buscando a mi amigo el delfín. Le había salvado la vida al sacarle un anzuelo grande que se le había clavado en la cola cuando era una cría. Le puse el nombre de Lolo y desde entonces ha sido mi compañero submarino.
Hace tiempo, cuando descubrí los restos de un viejo barco español que había naufragado, Lolo estaba nadando a mi lado. Estaba a unos cinco kilómetros de la costa y a veinte metros de profundidad. Lolo también estaba vigilando cada uno de mis movimientos cuando, por primera vez, encontré una moneda de oro. Dejé escapar un grito de alegría:
-¡Yupi!
Y Lolo añadió su clic-clic, ese sonido típico de los delfines. Hasta hoy solo hemos encontrado unas cuantas monedas de oro, pero ¡es toda una aventura!
-Se acerca mucha lluvia y también bastante viento -, dijo Marcos mientras se asomaba desde la proa del barco, el cual subía y bajaba. Yo me preguntaba si mi delfín vendría en un día tan tormentoso como este, pero en el mar agitado no se veía ninguna aleta. Entonces sentí la primera inquietud.
-Hemos llegado. Lanza el ancla -, gritó Marcos. Me puse el traje de buceo y la botella de oxígeno, que tenía aire para cuarenta y cinco minutos, y me lancé al mar. Bajé y bajé, hasta que divisé el fondo del océano. Habían pasado casi treinta minutos y solo había conseguido ver rocas y más rocas. Echaba de menos los curiosos ojos de Lolo, observándome. Justo cuando el indicador de reserva de aire señalaba que era el momento de salir a la superficie, vi un brillo de metal. ¡Eran varias argollas de una cadena de oro! Tiré de ella con suavidad y, centímetro a centímetro, medio metro de cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces se quedó enganchada.

Mi reserva de aire se estaba agotando. Tenía que salir a la superficie inmediatamente. Intenté una vez más tirar de la cadena para soltarla, pero estaba agarrada muy fuerte.
Cuando salí a la superficie Marcos agitaba los brazos con desesperación. Antes de que pudiera contarle lo que había encontrado, me dijo: -¡Tenemos que subir el ancla! Avisaron de fuertes ráfagas de lluvia y viento. ¡Hay que irse!
-Marcos, espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilos, pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar, dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él, tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto, había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
-Tienes razón, Marcos, ¿pero qué pasa con nuestro tesoro?, respondí yo, enfadado. Me pondré otra botella de oxígeno y volveré a sumergirme para soltar la cadena.
El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento rugía y la lluvia nos golpeaba en la cara.
-De acuerdo -, aceptó Marcos-, las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos, pero ni uno más.
Salté al agua y me sumergí hasta el fondo. Allí estaba. La cadena parecía una serpiente de oro enrollada en su cama marina. Me puse a excavar, cada vez más. Parecía que no se acababa nunca. Era una carrera contra el tiempo. Tenía que soltar la cadena y regresar. Miré mi reloj. Habían pasado cuatro minutos. Quizá las inmensas olas ya hubieran arrastrado el barco.
En aquel momento, mis dedos tocaron algo diferente: del extremo de la cadena colgaba un medallón con rubíes incrustados. La cadena entera medía algo más de un metro y tenía diamantes cada cinco argollas; era increíblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazo izquierdo, el corazón me golpeaba en el pecho a causa de la emoción. Probablemente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro, pero el tiempo se me había acabado. Tenía que salir a la superficie.
Cuando salí, las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. ¡El barco había desaparecido! Me encontraba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tormenta. Las nubes eran tan negras que parecía de noche. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Llovía tanto que no conseguía saber en qué dirección estaba la costa.
Durante horas luché por mantenerme a flote, esforzándome por respirar mientras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo, agotado y congelado de frío me di cuenta de que aquel podía ser mi último día en el mundo. Y eso, ¿por qué?
Por un ancla de oro que me arrastraría hasta el fondo.
Estaba tan cansado que apenas podía moverme. La angustia me invadía. Con la mano derecha toqué la cadena, que seguía enrollada en mi brazo izquierdo. La desenrollé, abrí la mano y dejé que la joya se deslizara lentamente hacia el fondo, de vuelta a su cama marina, donde había permanecido durante casi trescientos años.
-¡Auxilio! -, grité en la oscuridad. -¡Que alguien me ayude! -, grité, aun sabiendo que nadie me oiría
¡Plof! ¡Plof! De repente, el agua reventó a mí alrededor produciendo un fuerte ¡Bum! Entonces, oí el sonido más placentero que jamás podré escuchar. Era el sonido de un delfín.
-¿Eres tú, Lolo? -susurré. Me sentía tan cansado que apenas podía mover los brazos, pero conseguí agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejó escapar un animado canturreo y empezó a nadar despacio, arrastrándome por el agua durante horas.
Yo pensaba: "¿Quién se va a creer esto?" Ni yo mismo me creía lo que estaba sucediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude oír cómo rompían las olas. Lolo me llevó hasta la playa y dejé caer las piernas. Toqué el suelo con los pies. Estaba a salvo.
Lolo flotaba cerca de mí y susurraba su alegre canto de delfín. Le debía la vida, que de una manera absurda yo había arriesgado por una cadena de oro. Se dio la vuelta y nadó mar adentro, sumergiéndose hasta que lo perdí de vista. -Gracias, Lolo. Gracias por salvarme le vida -, grité.

Adaptado de Dolphin Treasure de Waybe Grover e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers Nueva York, 1996. Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
.
¿Crees que el buzo hizo bien en sumergirse por segunda vez?
Marca tu respuesta haciendo un círculo alrededor y luego escribe dos razones que te hacen pensar así.
Alternativas
A) Sí
B) No
Razón 1 |
________________________________________________________ ________________________________________________________ ________________________________________________________ |
Razón 2 |
________________________________________________________ ________________________________________________________ ________________________________________________________ |
Respuesta
- Comprensión total (2 puntos).
La respuesta proporciona una evaluación personal basada en dos fragmentos tomados del texto con información específica, los que son relevantes para la decisión del buzo. Véase la lista de respuestas aceptables que aparece más abajo. Puede que los alumnos hagan una combinación de esas razones. La respuesta puede ser "sí" o "no", siempre que se apoye en información relevante del texto, esta será correcta.
- Comprensión parcial (1 punto).
La respuesta proporciona una razón de la lista que figura más abajo y que apoya la elección del "sí" o el "no". Puede que esté expresada con dos afirmaciones independientes que se refieran a lo mismo.
Ejemplos:
− Sí, era emocionante.
− Sí, quería encontrarse con Lolo.
− Tenía curiosidad por encontrar algo más.
− No, era una tontería.
- Razones aceptables para sumergirse o no una segunda vez:
Ejemplos para la respuesta SÍ:
− La cadena de oro era muy valiosa / el tesoro más grande que habían encontrado / podría encontrar más piezas del tesoro.
− Marcos dijo que estaba de acuerdo.
− Quizá el buzo lograra coger la cadena en cinco minutos.
Ejemplos para la respuesta NO:
− Puede que el barco no se quedara en su sitio/ puede que el buzo se quedara desamparado.
− Puede que se le acabara el aire.
− Marcos estaba asustado/pondría en peligro a Marcos.
− Se acercaba una tormenta (mal tiempo/olas grandes).
− Era peligroso / podría morir (ahogarse)/puede que Lolo no hubiera venido a salvarle.
− Lolo no estaba allí (refiriéndose a las intenciones del buzo de ser salvado por Lolo).
− Sería difícil tomar la cadena.
− Podría haber vuelto en otro momento.
Delfín al rescate
Enunciado
DELFIN AL RESCATE
Wayne Grover
Hoy Marcos y yo estuvimos a punto de no ir a bucear para buscar tesoros. Parecía que iba a haber mal tiempo, aunque se veían rayos de sol entre las nubes. Marcos conoce el tiempo de la costa mejor que nadie y no le gustaba lo que veía mientras navegaba el barco mar adentro.

Yo observaba el agua en todas direcciones buscando a mi amigo el delfín. Le había salvado la vida al sacarle un anzuelo grande que se le había clavado en la cola cuando era una cría. Le puse el nombre de Lolo y desde entonces ha sido mi compañero submarino.
Hace tiempo, cuando descubrí los restos de un viejo barco español que había naufragado, Lolo estaba nadando a mi lado. Estaba a unos cinco kilómetros de la costa y a veinte metros de profundidad. Lolo también estaba vigilando cada uno de mis movimientos cuando, por primera vez, encontré una moneda de oro. Dejé escapar un grito de alegría:
-¡Yupi!
Y Lolo añadió su clic-clic, ese sonido típico de los delfines. Hasta hoy solo hemos encontrado unas cuantas monedas de oro, pero ¡es toda una aventura!
-Se acerca mucha lluvia y también bastante viento -, dijo Marcos mientras se asomaba desde la proa del barco, el cual subía y bajaba. Yo me preguntaba si mi delfín vendría en un día tan tormentoso como este, pero en el mar agitado no se veía ninguna aleta. Entonces sentí la primera inquietud.
-Hemos llegado. Lanza el ancla -, gritó Marcos. Me puse el traje de buceo y la botella de oxígeno, que tenía aire para cuarenta y cinco minutos, y me lancé al mar. Bajé y bajé, hasta que divisé el fondo del océano. Habían pasado casi treinta minutos y solo había conseguido ver rocas y más rocas. Echaba de menos los curiosos ojos de Lolo, observándome. Justo cuando el indicador de reserva de aire señalaba que era el momento de salir a la superficie, vi un brillo de metal. ¡Eran varias argollas de una cadena de oro! Tiré de ella con suavidad y, centímetro a centímetro, medio metro de cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces se quedó enganchada.

Mi reserva de aire se estaba agotando. Tenía que salir a la superficie inmediatamente. Intenté una vez más tirar de la cadena para soltarla, pero estaba agarrada muy fuerte.
Cuando salí a la superficie Marcos agitaba los brazos con desesperación. Antes de que pudiera contarle lo que había encontrado, me dijo: -¡Tenemos que subir el ancla! Avisaron de fuertes ráfagas de lluvia y viento. ¡Hay que irse!
-Marcos, espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilos, pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar, dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él, tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto, había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
-Tienes razón, Marcos, ¿pero qué pasa con nuestro tesoro?, respondí yo, enfadado. Me pondré otra botella de oxígeno y volveré a sumergirme para soltar la cadena.
El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento rugía y la lluvia nos golpeaba en la cara.
-De acuerdo -, aceptó Marcos-, las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos, pero ni uno más.
Salté al agua y me sumergí hasta el fondo. Allí estaba. La cadena parecía una serpiente de oro enrollada en su cama marina. Me puse a excavar, cada vez más. Parecía que no se acababa nunca. Era una carrera contra el tiempo. Tenía que soltar la cadena y regresar. Miré mi reloj. Habían pasado cuatro minutos. Quizá las inmensas olas ya hubieran arrastrado el barco.
En aquel momento, mis dedos tocaron algo diferente: del extremo de la cadena colgaba un medallón con rubíes incrustados. La cadena entera medía algo más de un metro y tenía diamantes cada cinco argollas; era increíblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazo izquierdo, el corazón me golpeaba en el pecho a causa de la emoción. Probablemente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro, pero el tiempo se me había acabado. Tenía que salir a la superficie.
Cuando salí, las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. ¡El barco había desaparecido! Me encontraba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tormenta. Las nubes eran tan negras que parecía de noche. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Llovía tanto que no conseguía saber en qué dirección estaba la costa.
Durante horas luché por mantenerme a flote, esforzándome por respirar mientras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo, agotado y congelado de frío me di cuenta de que aquel podía ser mi último día en el mundo. Y eso, ¿por qué?
Por un ancla de oro que me arrastraría hasta el fondo.
Estaba tan cansado que apenas podía moverme. La angustia me invadía. Con la mano derecha toqué la cadena, que seguía enrollada en mi brazo izquierdo. La desenrollé, abrí la mano y dejé que la joya se deslizara lentamente hacia el fondo, de vuelta a su cama marina, donde había permanecido durante casi trescientos años.
-¡Auxilio! -, grité en la oscuridad. -¡Que alguien me ayude! -, grité, aun sabiendo que nadie me oiría
¡Plof! ¡Plof! De repente, el agua reventó a mí alrededor produciendo un fuerte ¡Bum! Entonces, oí el sonido más placentero que jamás podré escuchar. Era el sonido de un delfín.
-¿Eres tú, Lolo? -susurré. Me sentía tan cansado que apenas podía mover los brazos, pero conseguí agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejó escapar un animado canturreo y empezó a nadar despacio, arrastrándome por el agua durante horas.
Yo pensaba: "¿Quién se va a creer esto?" Ni yo mismo me creía lo que estaba sucediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude oír cómo rompían las olas. Lolo me llevó hasta la playa y dejé caer las piernas. Toqué el suelo con los pies. Estaba a salvo.
Lolo flotaba cerca de mí y susurraba su alegre canto de delfín. Le debía la vida, que de una manera absurda yo había arriesgado por una cadena de oro. Se dio la vuelta y nadó mar adentro, sumergiéndose hasta que lo perdí de vista. -Gracias, Lolo. Gracias por salvarme le vida -, grité.

Adaptado de Dolphin Treasure de Waybe Grover e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers Nueva York, 1996. Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
.
La historia te da pistas para pensar que el barco pudo haberse ido al mientras el buzo permanecía bajo el agua por segunda vez. Explica cómo te das cuenta de esto utilizando dos fragmentos sacados de la historia.
Alternativas
Primera explicación |
________________________________________________________ ________________________________________________________ ________________________________________________________ |
Segunda explicación |
________________________________________________________ ________________________________________________________ ________________________________________________________ |
Respuesta
- Comprensión total (2 puntos).
La respuesta muestra comprensión de los aspectos que presagian lo que va a pasar hasta el momento de la historia en el que el buzo sube a la superficie por segunda vez, momento en el que descubre que el barco ya no está. Para explicar esto, se mencionan dos aspectos de la lista indicada más abajo. - Comprensión parcial (1 punto).
La respuesta solo menciona una razón de la lista que se indica más abajo, la cual permite explicar por qué se puede presagiar lo que va a pasar hasta el momento de la historia en el que el buzo sube a la superficie por segunda vez, momento en el que descubre que el barco ya no está.
Ejemplo:
− El barco no estaba.
O puede que la respuesta cite datos de la historia, los cuales resultan inconexos o imprecisos.
Ejemplos:
− Se estaba quedando sin aire.
− Marcos gobernaba el barco.
- Datos que presagian la desaparición del barco:
Ejemplos:
− Hay una tormenta/fuertes ráfagas de viento/olas hasta de cuatro metros.
− El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla.
− Las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos, pero ni uno más.
− Puede que las enormes olas ya hayan arrastrado el barco.
− Las cuerdas no sujetarían el barco durante más de cinco minutos.
− Hay una tormenta con fuertes ráfagas de viento.
− Lo dice Marcos. [Nótese que esta es una respuesta aceptable relacionada con la advertencia de Marcos de que las cuerdas no sujetarían el barco más de cinco minutos.]
Delfín al rescate
Enunciado
DELFIN AL RESCATE
Wayne Grover
Hoy Marcos y yo estuvimos a punto de no ir a bucear para buscar tesoros. Parecía que iba a haber mal tiempo, aunque se veían rayos de sol entre las nubes. Marcos conoce el tiempo de la costa mejor que nadie y no le gustaba lo que veía mientras navegaba el barco mar adentro.

Yo observaba el agua en todas direcciones buscando a mi amigo el delfín. Le había salvado la vida al sacarle un anzuelo grande que se le había clavado en la cola cuando era una cría. Le puse el nombre de Lolo y desde entonces ha sido mi compañero submarino.
Hace tiempo, cuando descubrí los restos de un viejo barco español que había naufragado, Lolo estaba nadando a mi lado. Estaba a unos cinco kilómetros de la costa y a veinte metros de profundidad. Lolo también estaba vigilando cada uno de mis movimientos cuando, por primera vez, encontré una moneda de oro. Dejé escapar un grito de alegría:
-¡Yupi!
Y Lolo añadió su clic-clic, ese sonido típico de los delfines. Hasta hoy solo hemos encontrado unas cuantas monedas de oro, pero ¡es toda una aventura!
-Se acerca mucha lluvia y también bastante viento -, dijo Marcos mientras se asomaba desde la proa del barco, el cual subía y bajaba. Yo me preguntaba si mi delfín vendría en un día tan tormentoso como este, pero en el mar agitado no se veía ninguna aleta. Entonces sentí la primera inquietud.
-Hemos llegado. Lanza el ancla -, gritó Marcos. Me puse el traje de buceo y la botella de oxígeno, que tenía aire para cuarenta y cinco minutos, y me lancé al mar. Bajé y bajé, hasta que divisé el fondo del océano. Habían pasado casi treinta minutos y solo había conseguido ver rocas y más rocas. Echaba de menos los curiosos ojos de Lolo, observándome. Justo cuando el indicador de reserva de aire señalaba que era el momento de salir a la superficie, vi un brillo de metal. ¡Eran varias argollas de una cadena de oro! Tiré de ella con suavidad y, centímetro a centímetro, medio metro de cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces se quedó enganchada.

Mi reserva de aire se estaba agotando. Tenía que salir a la superficie inmediatamente. Intenté una vez más tirar de la cadena para soltarla, pero estaba agarrada muy fuerte.
Cuando salí a la superficie Marcos agitaba los brazos con desesperación. Antes de que pudiera contarle lo que había encontrado, me dijo: -¡Tenemos que subir el ancla! Avisaron de fuertes ráfagas de lluvia y viento. ¡Hay que irse!
-Marcos, espera. ¡He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras preciosas que debe pesar más de dos kilos, pero está enganchada. Quiero volver a bajar para cogerla. ¡Debe valer una fortuna!
-Ni hablar, dijo Marcos. -Las olas llegarán a alcanzar más de cuatro metros. Con oro o sin él, tenemos que subir el ancla e irnos.
El cielo tenía muy mal aspecto, había relámpagos y los truenos sonaban entre las olas.
-Tienes razón, Marcos, ¿pero qué pasa con nuestro tesoro?, respondí yo, enfadado. Me pondré otra botella de oxígeno y volveré a sumergirme para soltar la cadena.
El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento rugía y la lluvia nos golpeaba en la cara.
-De acuerdo -, aceptó Marcos-, las cuerdas pueden sujetar el barco otros cinco minutos, pero ni uno más.
Salté al agua y me sumergí hasta el fondo. Allí estaba. La cadena parecía una serpiente de oro enrollada en su cama marina. Me puse a excavar, cada vez más. Parecía que no se acababa nunca. Era una carrera contra el tiempo. Tenía que soltar la cadena y regresar. Miré mi reloj. Habían pasado cuatro minutos. Quizá las inmensas olas ya hubieran arrastrado el barco.
En aquel momento, mis dedos tocaron algo diferente: del extremo de la cadena colgaba un medallón con rubíes incrustados. La cadena entera medía algo más de un metro y tenía diamantes cada cinco argollas; era increíblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazo izquierdo, el corazón me golpeaba en el pecho a causa de la emoción. Probablemente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro, pero el tiempo se me había acabado. Tenía que salir a la superficie.
Cuando salí, las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. ¡El barco había desaparecido! Me encontraba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tormenta. Las nubes eran tan negras que parecía de noche. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Llovía tanto que no conseguía saber en qué dirección estaba la costa.
Durante horas luché por mantenerme a flote, esforzándome por respirar mientras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo, agotado y congelado de frío me di cuenta de que aquel podía ser mi último día en el mundo. Y eso, ¿por qué?
Por un ancla de oro que me arrastraría hasta el fondo.
Estaba tan cansado que apenas podía moverme. La angustia me invadía. Con la mano derecha toqué la cadena, que seguía enrollada en mi brazo izquierdo. La desenrollé, abrí la mano y dejé que la joya se deslizara lentamente hacia el fondo, de vuelta a su cama marina, donde había permanecido durante casi trescientos años.
-¡Auxilio! -, grité en la oscuridad. -¡Que alguien me ayude! -, grité, aun sabiendo que nadie me oiría
¡Plof! ¡Plof! De repente, el agua reventó a mí alrededor produciendo un fuerte ¡Bum! Entonces, oí el sonido más placentero que jamás podré escuchar. Era el sonido de un delfín.
-¿Eres tú, Lolo? -susurré. Me sentía tan cansado que apenas podía mover los brazos, pero conseguí agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejó escapar un animado canturreo y empezó a nadar despacio, arrastrándome por el agua durante horas.
Yo pensaba: "¿Quién se va a creer esto?" Ni yo mismo me creía lo que estaba sucediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude oír cómo rompían las olas. Lolo me llevó hasta la playa y dejé caer las piernas. Toqué el suelo con los pies. Estaba a salvo.
Lolo flotaba cerca de mí y susurraba su alegre canto de delfín. Le debía la vida, que de una manera absurda yo había arriesgado por una cadena de oro. Se dio la vuelta y nadó mar adentro, sumergiéndose hasta que lo perdí de vista. -Gracias, Lolo. Gracias por salvarme le vida -, grité.

Adaptado de Dolphin Treasure de Waybe Grover e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers Nueva York, 1996. Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación de España 2009.
.
¿Qué lecciones importantes pudo haber aprendido el buzo en esta historia?
Usa la información del texto para explicar al menos dos aprendizajes que este tuvo gracias a su aventura.
Alternativas
Primera lección |
________________________________________________________ ________________________________________________________ ________________________________________________________ |
Segunda lección |
________________________________________________________ ________________________________________________________ ________________________________________________________ |
Respuesta
- Comprensión amplia (3 puntos).
La respuesta proporciona una lección más abstracta y otra más literal a partir de la historia. Las primeras se refieren a los conceptos de avaricia, amistad, el valor de la vida y la recompensa por las buenas acciones. Las más literales se centran en las lecciones concretas que se pueden aprender de la historia (véase la lista que aparece más abajo).
- Comprensión satisfactoria (2 puntos).
La respuesta puede que proporcione una lección de tipo abstracto extraída de la historia o bien dos con sentido literal. Véase la lista de lecciones aceptables que aparece más abajo.
- Comprensión mínima (1 punto).
La respuesta proporciona solo una lección literal de la lista que aparece más abajo.
Lecciones de tipo abstracto que son aceptables:
− No hay oro que valga lo que vale tu vida./No ambiciones el oro o las cosas materiales.
− Ser bueno tiene sus recompensas al final.
− No pongas en peligro tu vida o las vidas de los demás (ten a los demás en cuenta).
− No subestimes el poder de la naturaleza.
− No merece la pena arriesgar la vida por oro.
− La amistad te puede salvar la vida.
− Los amigos son más importantes que las cosas materiales.
− Una buena acción es recompensada con otra buena acción.
Lecciones más literales o vinculadas a la historia:
− Siempre deberías escuchar a alguien que sabe cosas.
− Sé amigo de un delfín para que te pueda ayudar cuando haya problemas.
− No deberías bucear cuando hace mal tiempo.
− Escucha cuando alguien te advierte de algo.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
Al principio del cuento, ¿por qué Tomás pensaba que Jaime era su enemigo?
Escribe tu respuesta en el siguiente cuadro
Alternativas
________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ |
Respuesta
La respuesta demuestra comprensión de que Tomás consideraba a Jaime su enemigo porque Jaime no lo había invitado a su fiesta o porque Jaime había invitado al mejor amigo de Tomás, Esteban, y a él no.
Ejemplos de respuesta:
− No había invitado a Tomás a la fiesta de Jaime.
− Jaime había invitado al amigo de Tomás a su fiesta pero no a Tomás.
O bien la respuesta demuestra comprensión de que Tomás temía que Jaime ocupara su lugar como el mejor amigo de Esteban.
Ejemplos de respuesta:
− Tomás estaba celoso de que se hubiera cambiado de casa al lado de Esteban.
− Jaime le había quitado a su mejor amigo.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
Escribe en el siguiente cuadro uno de los ingredientes que Tomás pensó que llevaría la "torta para enemigos".
Alternativas
________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ |
Respuesta
La respuesta identifica como ingrediente gusanos o piedras.
Nota para los correctores: no deben admitirse respuestas que incluyan ALGUNA información incorrecta junto con respuestas correctas.
Respuestas:
− Lombrices.
− Gusanos.
− Piedras(s).
- Roca(s)
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
¿Cómo se sintió Tomás cuando olió por primera vez la torta para enemigos?
Explica por qué se sintió así en el siguiente cuadro.
Alternativas
________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________
|
Respuesta
- Comprensión total (2 puntos).
La respuesta demuestra que Tomás estaba confundido porque suponía que la torta para enemigos debía oler mal, también pude demostar que Tomás estaba sorprendido porque la torta que había hecho su padre olía bien (de hecho).
Nota para los correctores: los alumnos pueden expresar los sentimientos de confusión o sorpresa de Tomás de diversas formas.
Ejemplos:
− Confundido porque creía que estaba hecha con cosas repugnantes.
− No comprendía. Debería tener mal sabor.
− Se sintió inseguro. La torta para enemigos debería oler mal.
− Sorprendido porque olía realmente bien.
- Comprensión parcial (1 punto).
La respuesta demuestra el estado de confusión o sorpresa de Tomás cuando olió la torta para enemigos por primera vez, pero no explica el por qué.
Ejemplos:
− Confundido.
− Se preguntaba qué pasaba.
O bien la respuesta explica que la torta para enemigos no olía como él había pensado que olería, pero no incluye sus sentimientos.
Ejemplos:
− La torta para enemigos no debía oler así de bien.
− Pensó que la torta olería mal.
− Pensó que olería muy mal pero no fue así.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
¿Qué pensó Tomás que podría pasar cuando su Jaime comiera la torta para enemigos?
Alternativas
________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________
|
Respuesta
La respuesta identifica una de las consecuencias de comer la torta para enemigos de la lista siguiente:
Nota para los correctores: deben ignorar pequeñas variaciones al redactar la respuesta a partir del texto, siempre y cuando quede clara la intención.
Consecuencias de comer la torta para enemigos:
− Se le caería el pelo.
− Tendría mal aliento.
− Se iría.
− Sucedería algo malo/Caería enfermo (o moriría).
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
¿Cuáles fueron las dos acciones que debía hacer Tomás para que funcionara la torta para enemigos, según su padre?
Alternativas
Primera acción |
___________________________________________________ ___________________________________________________ |
Segunda acción |
___________________________________________________ ___________________________________________________ |
Respuesta
Comprensión total (2 puntos).
La respuesta identifica las dos acciones que hacen que la torta para enemigos funcione: 1) pasar un día con su enemigo y 2) ser simpático con él.
Nota para los correctores: no deben admitirse aquellas respuestas que no incluyan una referencia concreta a la cantidad de tiempo que debería pasar (un día).
Ejemplos:
− Ser amable con su enemigo durante todo un día.
− Pasar todo el día con Jaime y ser amable.
− Ser simpático y jugar con él durante un día.
− Jugar todo el día con Jaime y ser simpático.
- Comprensión parcial (1 punto).
La respuesta identifica una de las cosas que su padre le dice a Tomás que debe hacer.
Ejemplos:
− Ser amable.
− Pasar el día con él.
− Jugar y ser simpático.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
¿Qué le sorprendió a Tomás del día que pasó con Jaime?
Alternativas
________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ |
Respuesta
La respuesta demuestra comprensión de que Tomás disfrutó del tiempo que pasó con Jaime, de que Jaime no era tan malo como Tomás pensaba o de que ambos se habían convertido en buenos amigos.
Ejemplos:
− Realmente se estaba divirtiendo con Jaime.
− Se llevaban bien.
− Jaime no era tan malo después de todo.
− Se hicieron amigos.
− Fue un buen día.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
Utiliza lo que has entendido del cuento para explicar cuál era el verdadero plan del padre de Tomás al momento de cocinar la torta para enemigos.
Escribe tu respuesta en el siguiente cuadro.
Alternativas
________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ |
Respuesta
La respuesta demuestra comprensión de que el plan del padre de Tomás para la torta para enemigos era conseguir que Tomás y Jaime se hicieran amigos.
Nota para los correctores: la respuesta no necesita decir explícitamente que el padre de Tomás les hizo pasar tiempo juntos para conseguir la puntuación de la pregunta.
Ejemplos:
− Para que los dos se hicieran amigos y no enemigos.
− Quería que se hicieran amigos.
− Para conseguir que jugaran juntos y se hicieran amigos.
− Quería que fueran amigos de modo que hizo que jugaran juntos.
− Para engañar a Tomás y así este comprobara que Jaime era en realidad simpático [Adviértase que esta es una paráfrasis aceptable de que los niños se hicieran amigos].
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
¿Qué clase de persona es el padre de Tomás?
Escribe en el siguiente cuadro un ejemplo de lo que hizo en el cuento para demostrar tu opinión sobre el padre de Tomás.
Alternativas
________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ |
Respuesta
La respuesta describe un rasgo verosímil del carácter del padre de Tomás, el cual es fundamental para su papel en el cuento (p. ej.: atento, afectuoso, inteligente, simpático, tramposo, reservado). Además, la respuesta proporciona un ejemplo de la actuación del padre de Tomás que prueba ese rasgo de su personalidad.
Nota para los correctores: los rasgos de personalidad pueden expresarse con una larga descripción en lugar de una sola palabra.
Ejemplos:
− Era afectuoso porque quería ayudar a su hijo a hacer amigos.
− Era inteligente por cómo encontró la manera en que los niños se lleven bien.
− Era la clase de persona que sabe guardar secretos. Evitó que Tomás descubriera que la torta para enemigos no era más que una torta normal.
− Era amable. Quería que Tomás y Jaime se llevaran bien.
− El padre de Tomás era bueno. Pensó en un plan para que su hijo hiciera amigos.
Torta para enemigos
Enunciado
Torta para enemigos
Derek Munson
Estaba siendo un verano perfecto hasta que Jaime Ross se mudó justo a la casa de al lado de mi mejor amigo, Esteban. Jaime no me gustó. Organizó una fiesta y ni siquiera me invitó. Pero sí invitó a mi mejor amigo Esteban.
Nunca había tenido un enemigo hasta que Jaime vino a vivir al barrio. Mi padre me dijo que cuando tenía mi edad también tuvo enemigos. Pero sabía una forma para deshacerse de ellos.
Mi padre sacó un pedazo de papel viejo de un libro de recetas.

-Torta para enemigos -, dijo satisfecho.
Puede que te preguntes qué es exactamente una torta para enemigos. Mi padre me dijo que la receta era tan secreta que ni siquiera podía contármela a mí. Le rogué que me contara algo, pero no hubo manera.
-Te diré una cosa, Tomás -, me dijo. -La torta para enemigos es el método más rápido que se conoce para deshacerse de los enemigos.
Esto me hizo pensar ¿qué clase de ingredientes asquerosos pondría yo en la torta para enemigos? Le llevé a mi padre gusanos y piedras, pero me las devolvió en seguida.
Salí a jugar. Durante todo ese rato escuchaba el ruido que hacía mi padre en la cocina. Después de todo, este podía ser un verano genial.
Intenté imaginar el horrible olor de la torta para enemigos. Pero me llegó un olor muy agradable. Por lo que parecía venía de nuestra cocina. Estaba confundido.
Entré para preguntarle a mi padre qué pasaba. La torta para enemigos no tenía que oler tan bien. Pero mi padre era inteligente. -Si huele mal, tu enemigo nunca se la va a comer -, dijo. Se notaba que había hecho esa torta antes.
El reloj del horno sonó. Mi padre se puso unos guantes y sacó la torta. ¡Se veía lo suficientemente rica como para comérsela! Yo empezaba a entender.
Pero aún no estaba seguro de cómo funcionaba esa torta para enemigos. ¿Qué les hacía exactamente a los enemigos? Puede que hiciera que se les cayera el pelo o que su aliento oliera mal. Pregunté a mi padre, pero no fue de ayuda.
Mientras la torta se enfriaba, mi padre me contó lo que yo tenía que hacer.
-Para que funcione, tienes que pasar un día con tu enemigo. Y, además, tienes que ser simpático con él. No es fácil, pero es la única forma de que la torta para enemigos funcione. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -, me dijo.
Por supuesto que lo estaba.
Todo lo que tenía que hacer era pasar un día con Jaime y, después, desaparecería de mi vida. Fui en bici hasta su casa y toqué la puerta.
Cuando Jaime abrió la puerta, parecía sorprendido.
-¿Puedes salir a jugar? -, le pregunté.
Parecía confundido. -Voy a preguntárselo a mi madre -, dijo. Y volvió con los zapatos en la mano.
Anduvimos en bici un rato y luego comimos. Después de comer fuimos a mi casa.
Era extraño, pero me estaba divirtiendo con mi enemigo. No podía contárselo a mi padre, pues había trabajado mucho para hacer la torta.
Jugamos hasta que mi padre nos llamó para la cena.
Mi padre había hecho mi comida favorita. ¡Resultó que también era la favorita de Jaime! Quizás Jaime no era tan malo después de todo. Empecé a pensar que tal vez debíamos olvidarnos de la torta para enemigos.
-Papá -, dije-, es genial tener un amigo nuevo. Intentaba decirle que Jaime ya no era mi enemigo. Pero mi padre se limitó a sonreír y asentir. Creo que pensó que yo estaba disimulando.
Pero después de cenar, mi padre trajo la torta. Sirvió tres platos y nos pasó uno a mí y otro a Jaime.
-¡Vaya! -, exclamó Jaime, mirando la torta.
Me entró el pánico ¡No quería que Jaime comiera la torta para enemigos! ¡Era mi amigo!
-¡No te la comas! -, le grité- ¡Está mala!
El tenedor de Jaime se detuvo antes de llegar a su boca. Me miró con cara extraña. Me sentí aliviado. Acababa de salvarle la vida.
-Si está tan mala, ¿por qué tu padre se ha comido ya la mitad? -, preguntó Jaime.
Era cierto, mi padre se estaba comiendo la torta para enemigos.
-Qué buena -murmuró mi padre. Me quedé sentado viéndolos comer. ¡A ninguno de los dos se le caía el pelo! Parecía no tener problemas, así que probé un pedacito. ¡Estaba deliciosa!
Después del postre, Jaime me invitó a ir a su casa al día siguiente por la mañana.
En cuanto a la torta para enemigos, sigo sin saber cómo hacerla. Aún me pregunto si los enemigos realmente la odian, si se les cae el pelo o si su aliento se vuelve apestoso. Pero no sé si algún día sabré la respuesta, pues precisamente perdí a mi mejor enemigo.
Extraído de la versión española publicada por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España 2013. Ilustrado por Tara Calahan.
Ilustrado por Tara Calahan.
¿Qué enseñanza podemos aprender de este cuento?
Escribe tu respuesta en el siguiente cuadro.
Alternativas
________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ |
Respuesta
La respuesta proporciona una valoración del mensaje o tema principal del cuento, el cual reconoce la importancia de dar a una relación la oportunidad de crecer antes de decidir si alguien es un amigo o no, o bien expresa que es posible cambiar lo que se siente por una persona.
Ejemplos:
− No juzgues a nadie antes de conocerlo.
− Puedes hacer amigos si les das una oportunidad.
− Tu enemigo puede convertirse en tu amigo.
− Intenta gustarle a tu enemigo. Puede que se convierta en tu amigo.
Banco de Preguntas [Banco de preguntas-LE4 OA17-1037622] Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura 4
Enunciado
Lea la siguiente oración y luego escoja la alternativa que tenga ubicada las comas donde corresponden:
"De camino al colegio Pedro llevaba su mochila su lonchera su pelota de fútbol y de básquetbol." |
Alternativas
A) De camino al colegio Pedro llevaba su mochila, su lonchera su pelota de fútbol y de básquetbol.
B) De camino al colegio, Pedro llevaba su mochila, su lonchera, su pelota de fútbol y de básquetbol.
C) De camino al colegio, Pedro llevaba su mochila su lonchera su pelota de fútbol, y de básquetbol.
D) De camino al colegio Pedro llevaba su mochila su lonchera, su pelota de fútbol y de básquetbol.
Respuesta
B
La coma, dentro de una frase u oración, sirve tanto para explicitar un desorden de la estructura gramatical convencional (sujeto, verbo, complementos), como para separar o enumerar ideas, objetos o lugares. En este caso, se utiliza, en primer lugar, una coma que posiciona un complemento al inicio de la oración (De camino al colegio) y, en segundo lugar, se utilizan una serie de comas para explicitar una enumeración (su mochila, su lonchera, su pelota de fútbol y de básquetbol). Por esta razón, la alternativa correcta debe ser B.
Concurso cartas de amor
Enunciado
Para participar del concurso "Cartas de amor" de este año te tocó escribir una carta de amor que te gustaría recibir. Esta puede ser dirigida a ti desde la amistad la familia la naturaleza las mascotas ideales lugares amores platónicos o tu amor propio ya que esta instancia busca visibilizar que existen múltiples formas de amar.

Primero recolectemos información sobre esta carta:

Ahora estás listo/a para escribir tu propia carta de amor y recuerda utilizar la información recopilada anteriormente. ¡Suerte en el concurso!

Respuesta
